Entre palmas y rosas; diatribas y reprobación
Abstract
En 1917, después de la primera etapa de la Revolución Mexicana,
armada y cruenta, México intentaba asenderear su camino
por vías civilizadas. Apenas cuatro años atrás, el cuartelazo de Victoriano
Huerta y el asesinato del presidente Francisco I. Madero
y del vicepresidente José María Pino Suárez habían provocado la
respuesta armada de los revolucionarios. El Plan de Guadalupe fue
enarbolado por Venustiano Carranza, quien organizó a los inconformes
y estableció el Ejército Constitucionalista, que integró en
su seno a los líderes revolucionarios y logró imponerse a Huerta,
?quien tuvo que enfrentar además la invasión de tropas norteamericanas
en el puerto de Veracruz y la oposición del Congreso, cuyas
cámaras disolvió con lujo de violencia?.1