Intervención psicoeducativa sobre prácticas de crianza y comportamiento alimentario en mujeres con hijos(as) en edad escolar

Resumen

Desde un enfoque preventivo uno de los principales factores que se ha relacionado con un Índice de Masa Corporal saludable y no saludable en las primeras etapas de vida, son las prácticas de crianza alimentaria de las madres. Este estudio tuvo como objetivo evaluar la eficacia de una intervención psicoeducativa sobre las prácticas de crianza y comportamiento alimentario de mujeres con hijos(as) en edad escolar de una primaria pública, en Pachuca, Hidalgo.  Participaron N=50 diadas madre- hijo (a), quienes fueron asignados aleatoriamente a una de dos condiciones: programa psicoeducativo (n = 25 diadas) y grupo control en lista de espera (n = 25 diadas). Las madres completaron las siguientes pruebas: Cuestionario de Actitudes, Creencias y Prácticas de los Padres Hacia la Alimentación de los Hijos (CFQ), Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para madres) y Cuestionario de Comportamiento Alimentario Infantil (CEBQ). Los escolares contestaron el Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para niños). Se realizaron tres momentos de evaluación: pre, post y seguimento (después de tres meses de finalizada la intervención). El programa psicoeducativo consistió en 10 sesiones, (una por semana) de una hora (cada una). A continuación se presentan los resultados preliminares  de este estudio que presentan evidencias a favor del uso de programas de prevención con madres y niños promoviendo conductas alimentarias saludables en el hogar. Se encontraron cambios significativos en las prácticas de crianza alimentarias y el comportamiento alimentario en la post evaluación sin embargo algunos de estos cambios no permanecieron después del seguimiento por lo que se debe de reforzar el programa de intervención y seguir haciendo un análisis de estos resultados.

Palabras clave: Prácticas de crianza, comportamiento alimentario, programa psicoeducativo, diadas madre-hijo(a).

Abstract

In a preventive approach, one of the main factors that have been linked to a Body Mass Index (BMI) healthy and unhealthy in the early stages of life, they are mothers feeding practices. This study aims to assess the effectiveness of a psychoeducational intervention on parenting practices and feeding behavior of women with school-age children in a elementary public school in Pachuca, Hidalgo. Participating 50 mother-child dyads, those who were randomly assigned to one of two conditions: psychoeducational program (n = dyads 25) and waiting list control group (n = 25 dyads). Mothers completed the following tests: Child Feeding Questionnaire, (CFQ), Brief questionnaire on Parental Practices (version for mothers), and Child Eating Behaviour Questionnaire (CEBQ). The students answered the following instrument: Brief Questionnaire of Parental Practices (version for children). These instruments were answered before, after and three months of completed the intervention. The psychoeducational program consisted of 10 sessions (one per week) one-hour (each). The preliminary results provide evidence for the use of prevention programs with mothers and children, promoting healthy dietary behaviors at home. Significant changes in parental feeding practices and eating behaviors were found in the post evaluation however some of these changes did not remain after the follow up 3 months, so want to reinforce the intervention program and continue to make an analysis of these results.

Keywords: Parenting practices, eating behavior, psychoeducational program, mother-child dyads

MARCO TEÓRICO

En México, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en edad adulta es del 73% para las mujeres y 69.4% para los hombres; en edad escolar aproximadamente el 34.4% de los niños (ambos sexos) presentan una prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad. Por su parte la prevalencia nacional de desnutrición en niños en edad escolar es de 10%, sin diferencias por sexo [1].

En el Estado de Hidalgo, del total de la población escolar de educación primaria la prevalencia de sobrepeso y obesidad es de 28% para ambos sexos, siendo los hombres con un 30.5% quienes más la presentan a comparación de las mujeres que alcanzan un 26.5%. Sin embargo, a pesar de los datos antes mencionados la desnutrición sigue presente, tanto que el 7.9% de los estudiantes de primaria del estado la padece [2].

Es importante mencionar que ambos problemas son el resultado directo de diferentes aspectos biopsicosociales, como lo son una dieta inadecuada, en cantidad o calidad, del efecto acumulativo de episodios repetidos de enfermedades infecciosas o de otros padecimientos, de servicios de salud deficientes, saneamiento ambiental inadecuado y prácticas inapropiadas de cuidado en el hogar [3].

Ahora bien, la familia juega un rol preponderante en la forma en que los niños se alimentan, en sus preferencias y rechazos hacia determinados alimentos. La manera en que las madres deciden cómo alimentar a sus hijos depende en gran medida de sus actitudes hacia el propio  cuerpo, el peso corporal y la alimentación, y de ello también depende el tipo de control alimentario que ejercen sobre sus hijos [4][5][6][7]. Además, la influencia de  la madre, en la alimentación de los niños  es crucial debido a la transmisión de creencias familiares y culturales,  hábitos de consumo  y estilos de  crianza durante los primeros años de vida, para el desarrollo de las referencias alimentarias por ciertos sabores y la capacidad de autorregular la  ingesta [8][9].

Por lo tanto, en el problema de la obesidad y la desnutrición infantil las prácticas de crianza cumplen un papel importante. Si bien es cierto que es complicado anteponer juicios con respecto a la efectividad de cada estilo de crianza, no se puede dejar de señalar la posibilidad de que algunos patrones de cuidado sean poco adecuados como condición de desarrollo, por lo que a través de prácticas de crianza sensibles y de calidad, podría asegurarse la correcta alimentación  del niño para prevenir problemas de alimentación [10].

En este sentido, existen diversos estudios que indican que es fundamental que los padres y especialmente la madre, accedan a información relevante sobre una alimentación equilibrada o saludable a través de programas de promoción de salud,  ya que ella juega un papel esencial en el tipo de cuidados [11] que el niño recibirá, esto se traduce en mejores prácticas alimentarias en el hogar [12][13] . Así que es necesario desarrollar programas  preventivos psicoeducativos y nutricionales efectivos para contribuir a la salud  de los escolares y las madres y por lo tanto en beneficio de un mejor estilo de vida [14].

MÉTODO

El objetivo del presente estudio es evaluar la eficacia de una intervención psicoeducativa sobre las prácticas de crianza y comportamiento alimentario de mujeres con hijos(as) en edad escolar.

Participantes

Mediante un muestreo no probabilístico por cuota se seleccionaron N=75, de los cuales se eliminaron las encuestas de las diadas  participantes que no contestaron completamente las baterías psicológicas y que no asistieron a más de dos sesiones, quedando N= 50, de los cuales n=16 (32%) son hombres y n=34 (68%) son mujeres con un rango de edad entre 8 y 10 años (M = 9.12 años), los cuales tanto las madres como los escolares decidieron participar de manera voluntaria.En cuanto a las madres de los escolares, las edades oscilaron entre 24 y 51 años,   (M=34.94 años;  DE= 6.20). De manera aleatoria se formaron el grupo control y experimental, quedando el primero en fase de espera mientras que el segundo inició su intervención posterior a la primera evaluación.

Instrumentos y medidas

En este estudio se utilizaron tres instrumentos: 1) Cuestionario de Actitudes, Creencias y Práctica de los Padres Hacia la Alimentación de los Hijos [15];  2) Cuestionario Breve de Prácticas Parentales (versión para madres y versión para niños) [16].,  3) Cuestionario de Comportamiento Alimentario Infantil (CEBQ) [17]

Para la medición del peso se usó  una báscula marca TANITA Modelo UM 2204 y un estadímetro marca SECA 214 para la talla de madres y escolares.

Procedimiento

Una vez que las madres aceptaron que ellas y sus hijos participaran en la intervención, se les pidió que firmaran el consentimiento informado. Cuando leyeron el consentimiento, se aclararon dudas y se solicitó la firma de las madres. Posteriormente se  procedió con la primera evaluación, se pesó y midió a los niños en su salón de clases y a las madres en la biblioteca y se aplicaron los cuestionarios de manera colectiva. El grupo experimental inició su intervención después de la primera evaluación, mientras que el grupo control permaneció en fase de espera y recibió su tratamiento una vez concluido el grupo experimental. Se realizó una segunda evaluación tanto para el grupo experimental como para el grupo control. Tres meses después se hizo el seguimiento para ambos grupos. En la intervención se  abordaron contenidos como alimentación saludable, alimentación emocional, lonchera saludable,  estrategias parentales relacionadas con la alimentación entre otros.

RESULTADOS

Se presentan los resultados de acuerdo con los objetivos establecidos previamente. El total de los participantes del estudio fueron N=75 diadas madre-hijo (a). Se eliminaron las encuestas de los  participantes que no contestaron completamente las baterías psicológicas y que no asistieron a más de dos sesiones, quedando N= 50.

Descripción del IMC del Grupo Experimental

El grupo experimental quedó conformado por N=25 diadas madre-hijo (a), de los cuales n= 16 (32%) son mujeres y n= 9 (18%)  son hombres. En la distribución del IMC de las mujeres el mínimo fue de 13.17 y el máximo fue de 29.42 (MIMC=18.04; DE= 3.80); en el caso de los hombres el valor mínimo fue de 14.76 el máximo de 17.96 (MIMC= 15.91; DE= 1.07). En cuanto a los resultados del IMC de las madres, se encontró que en las madres de mujeres el mínimo fue de 17.67 y el máximo fue de 43.79 (MIMC=26.03; DE=6.66). En las madres de hombres se encontró que el mínimo fue de 19.39 y el máximo fue de 45.79 (MIMC=27.23 ; DE=8.27).

Descripción del IMC del Grupo en Fase de Espera

El Grupo en Fase de Espera quedó conformado por N=25 diadas madre-hijo (a), de los cuales n= 18 (36%) son mujeres y n= 7 (14%)  son hombres. En la distribución del IMC de las mujeres el valor mínimo fue de 13.77 y el valor máximo fue de 22.26 (MIMC=17.50; DE=2.59), en el caso de los hombres el mínimo fue de 15.64 y el máximo de 24.42, (MIMC=19.80; DE=3.06). Los resultados del IMC de las madres, se encontró que en las madres de mujeres el mínimo fue de 18.37 y el máximo fue de 38.46 (MIMC=24.96; DE=6.30). En las madres de hombres se encontró que el mínimo fue de 21.14 y el máximo fue de 29.25 (MIMC=26.14; DE=3.31).

Resultados de la Primera Evaluación

A continuación se describen los resultados de la preevaluación. Los resultados se dividieron de acuerdo al sexo de los participantes (madres de hombres y madres de mujeres).

Prácticas de Crianza

Primeramente, en la Percepción de las Prácticas de Crianza se puede observar que tanto las madres de hombres como de mujeres se perciben democráticas con sus hijos es decir, perciben una relación de amistad, participación conjunta y armoniosa pero también con reglas. En cuanto a la Percepción que tienen los niños de la Crianza se observó que tanto los hombres como mujeres perciben a sus madres como democráticas es decir, también perciben una relación de participación, amistosa y de cooperación en la que existen reglas y acuerdos (Tabla 1).

La mayoría de las madres  tienden a la media teórica (correspondiente a un valor de 3), lo que implica que las madres de familia manifiestan prácticas dentro de los parámetros de normalidad; sin embargo en el Indicador 2 (Manipulación) tanto las madres de hombres como de mujeres obtuvieron puntajes por arriba de la media teórica, lo que implica que ellas ofrecen a los hijos (as) su comida favorita a cambio de que se “porten bien”, y ofrecen golosinas (dulces, helados, pastelitos, galletas) como premio por su “gran conducta”.

El puntaje más alto tanto en madres de hombres como en madres de mujeres lo obtuvo el factor Responsabilidad percibida lo que implica que estas madres se perciben con mucha responsabilidad respecto a decidir si su hijo (a) no come el tipo de comida adecuado, así como la cantidad que ingiere. Por otro lado,  el puntaje más bajo tanto  en madres de hombres como en mujeres  fue el Indicador Control lo que implica que restringen poco el acceso a alimentos como comida chatarra o golosinas, haciéndose notar la poca preocupación hacia que su hijo (a) tenga que hacer dieta para mantener el peso adecuado y/o que coma demasiado, vigilan poco la alimentación de sus hijos (as).

Tabla 1. Distribución de medias y desviación estándar de toda la muestra por sexo de las prácticas de crianza alimentaria  y percepción de la crianza

Madres de Hombres Madres de Mujeres
Media DE Media DE
Prácticas de Crianza Alimentarias
Peso percibido de la madre 3.30 .70 3.13 .38
Preocupación y Control del peso del hijo 3.57 .93 3.50 .85
Monitoreo 3.71 .69 3.70 .90
Restricción 3.50 .89 3.63 .57
Presión para comer 3.33 .66 3.35 .39
Responsabilidad percibida 4.65 .49 4.56 .55
Peso percibido del Hijo 2.87 .36 3.06 .47
Indicador Control 2.59 .97 2.65 .98
Indicador Manipulación 3.69 1.01 3.87 .68
Percepción de las Prácticas  de Crianza (madres)
Estilo Democrático 4.25 .74 4.44 .67
Estilo Autoritario 3.90 .53 3.97 .45
 

Comportamiento Alimentario infantil (reportado por las madres)

En estos factores también la mayoría de las madres tiende a la media teórica (corresponde a tres) sin embargo se observa que los valores más altos tanto en madres de hombres como de mujeres es la sobrealimentación emocional es decir, las madres reportan que sus hijos comen más alimentos cuando se sienten estresados, ansiosos o tristes. También se puede observar que los puntajes más bajos en el caso de las madres de mujeres fueron Deseo de beber y la Respuesta de Saciedad es decir, las madres reportaron que en sus hijas es menor la necesidad de beber bebidas azucaradas como refrescos o jugos y que no se satisfacen fácilmente con la comida o es difícil que se terminen todo lo que está en su plato (ver tabla 2).

Tabla 2. Distribución de medias y desviación estándar de toda la muestra por sexo del comportamiento alimentario infantil.

  Madres de Hombres Madres de Mujeres
  Media DE Media DE
Disfrute de los alimentos 3.55 .95 3.23 .99
Respuesta frente a los alimentos 3.94 1.37 4.44 .52
Sobrealimentación emocional 4.27 .78 4.57 .50
Deseo de beber 3.06 1.43 2.70 1.08
Respuesta de saciedad 3.19 .46 2.97 .50
Lentitud para comer 3.16 1.12 3.04 .76
Subalimentación emocional 4.14 .89 4.10 .72
Exigencia frente a los alimentos 3.21 .58 3.36 .43

Resultados de la post evaluación

En cuanto a los resultados de Percepción de las Prácticas de  Crianza para madres y niños éstos indicaron  que después de la intervención la percepción del Estilo Democrático  en las madres tuvieron un cambio estadísticamente significativo F(48)=2.64 p<.011 es decir las madres se percibieron con una actitud más realista en cuestión a la relación que mantienen con sus hijos, expresando mayor comprensión y entendimiento, por ejemplo, explicando las reglas, hablando con ellos, ayudándolos y teniendo una relación amistosa y de razonamiento.

Por otro lado,  en cuanto a la percepción de Estilos de Crianza de los niños existió un cambio estadísticamente significativo en el Estilo autoritario  F(48)=1.57, p<.023, esto quiere decir que de percibir a sus madres como castigadoras, con quien no se puede razonar, con cierta directividad, se redujo este puntaje y se fortaleció la comprensión y la relación amistosa y de participación en la diada madre-hijo.

En cuanto a los resultados de Prácticas de Crianza Alimentaria éstos indicaron,  que después de la intervención las siguientes variables cambiaron significativamente en comparación con el Grupo en Espera: Peso percibido de la madre F(48)=1.92, p<.01, Presión para comer F (48)=1.15, p<.01., Peso percibido del hijo F(48)= 0.88, p<.05 y Restricción F(48)=.12, p<.03.

Los resultados para la conducta alimentaria infantil señalaron, que después de la intervención únicamente las siguientes variables cambiaron significativamente en comparación con el Grupo en Espera: Deseo de beber F(48)=2.698, p<.010., Subalimentación emocional F (48)=32.73, p<.001.  Esto implica que se redujo las actitudes y el deseo de la ingesta de bebidas azucaradas en los niños, esto  según lo reportado por las madres además de que se redujo la tendencia a comer menos en contextos emocionales negativos, es decir, cuando los niños se sienten tristes o enojados.

Seguimiento a tres meses

Para evaluar el cambio estadísticamente significativo se compararon  las puntuaciones obtenidas en los instrumentos en ambos grupos (grupo experimental y grupo en fase de espera) para garantizar la equivalencia inicial en la pre evaluación, mediante el ANOVA de una vía.

Prácticas de Crianza  

En las Prácticas de Crianza Alimentarias únicamente se mantuvieron los cambios en el Peso percibido de la madre F(48)=1.456, p<.007, Presión para comer F(48)=1.107, p<.050 y control en la alimentación F(48)=.917, p<.040 del grupo experimental. Los cambios en las variables de Responsabilidad Percibida F(48)=7.73, p<.008 fueron notorios únicamente hasta el seguimiento. En cuanto a la Percepción de Prácticas de Crianza Generales no hubo cambios estadísticamente significativos tanto en las madres como en los niños en el seguimiento.

Comportamiento Alimentario Infantil

En los resultados en los valores en las medias en la tabla 8 para las comparaciones entre los grupos (Experimental y Fase de Espera) en las Conductas Alimentarias Infantiles  se mantuvieron los cambios únicamente en la Subalimentación Emocional F(48)=64.92, p<.001.

CONCLUSIÓN Y DISCUSIÓN

El objetivo del presente estudio fue evaluar la efectividad de una intervención psicoeducativa que consideró factores biológicos, psicológicos y sociales sobre las prácticas de crianza y comportamiento alimentario de mujeres con hijos(as) en edad escolar de cuarto grado de dos primarias públicas de Pachuca, Hidalgo, México.

En el análisis del IMC en los escolares se esperaba encontrar un mayor número de niños y niñas con sobrepeso u obesidad, esto de acuerdo a los resultados de la ENSANUT 2012 [1] en sus resultados para el estado de Hidalgo en el que las prevalencias de sobrepeso y obesidad fueron 18.4 y 12%, respectivamente además de que el  PENUTEH 2010 [2] también, mostró que la prevalencia de sobrepeso u obesidad en los escolares de Hidalgo fue de 28%, asimismo, el sobrepeso u obesidad afectó en mayor proporción a los hombres que a las mujeres, 30.5% contra 26.5%, respectivamente. Estos resultados contrastaron con los nuestros, ya que la prevalencia de sobrepeso u obesidad fue mayor en las mujeres que en los hombres. Sin embargo en la mayoría de los  participantes prevaleció el peso normal.

Por otro lado, en cuanto al análisis del IMC en las madres también se esperaba encontrar un mayor número de madres con obesidad sin embargo la mayoría de las madres tanto de niñas como de niños se encontró dentro de un peso normal y un mínimo porcentaje presentó algún grado de obesidad esto contrastó con los resultados  reportados en la ENSANUT[1] ya que en ellos se muestra que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en mujeres mayores de 20 años para en estado de Hidalgo fue de 72.9%. La prevalencia de obesidad fue 53.6% más alta en mujeres (33.8%) que en hombres (22.0%), por lo que se reitera una vez más que se esperaba tener más población de madres con sobrepeso u obesidad.

Ahora bien, en cuanto al cuestionario de percepción de prácticas parentales en niños y niñas de  ambos grupos (Experimental y en Fase de Espera) predominó el Estilo Democrático sobre el Estilo Autoritario esto pudo deberse a la edad en la que se encuentran y también a que tanto en la niñez como en la adolescencia, los hijos perciben a la madre más positivamente que al padre en lo que respecta a los aspectos emocionales y a los aspectos democráticos de la crianza [19]. Nuestros resultados coinciden con diferentes estudios en los que a pesar de estudiar las diferencias percibidas entre la madre y el padre, los hijos, en este caso independientemente del sexo, coinciden en valorar a sus madres con mayores niveles de comunicación, afecto, control y permisividad que a sus padres [20][21][22].

Estos datos vienen a respaldar, aún en la actualidad, la mayor implicación y presencia de la mujer en la crianza de los hijos frente a los varones,  esto explicaría la elevada aparición de interacciones positivas entre hijos y madres [19][20][21][22][23]. Por otro lado, las madres también se percibieron a ellas mismas como más democráticas, comprensivas, cariñosas y más implicadas en las tareas escolares y de la casa sin embargo en el grupo control aumentó la tendencia autoritaria tanto en los niños como en las madres esto pudiera deberse que a pesar de que las madres se perciben democráticas también ejercen límites y reglas en el hogar y son más estrictas que las madres del grupo experimental.

Por otro lado, en las prácticas de crianza relacionadas con la alimentación de los hijos e hijas, las madres de los participantes mostraron, cierta tendencia en el indicador Manipulación, lo que implica que las madres ofrecen a sus hijos su comida favorita a cambio de que se “porten bien”, además de golosinas como “premio”; de manera significativa, al respecto Navarro [15] reporta que las madres mexicanas, en primer lugar se preocupan por el peso de sus hijos y tratan de controlar que éstos coman, después, sigue el monitoreo que va de la mano con el control, para que, al final, aparezcan los factores de restricción y presión para comer, los cuales se dan en muy pequeña escala. Nuestros resultados son similares al modelo de Navarro [15] ya que en las madres de ambos grupos (Experimental y en Fase de Espera) se presenta la preocupación por el peso de sus hijos  y la  responsabilidad percibida sin embargo también se presenta la manipulación y la restricción lo que puede ser un factor de riesgo para desarrollar sobrepeso u obesidad.

Se pudo observar que en la post evaluación hubo un cambio significativo en la presión para comer, en el peso percibido del hijo, y en control de la alimentación sin embargo el cambio de estos factores en el seguimiento sólo se mantuvo en la presión, responsabilidad percibida y control en la alimentación. Esto pudo deberse a que las técnicas implementadas para incidir en las prácticas alimentarias de las madres no fueron las adecuadas para que dieran continuidad a los cambios y que estos trascendieran durante el tiempo.

Ahora bien, en el comportamiento alimentaria infantil, en la post evaluación hubo cambios en el  deseo de beber y  subalimentación emocional.   Esto implica que se redujo las actitudes y el deseo de la ingesta de bebidas azucaradas en los niños, esto  según lo reportado por las madres además de que se redujo la tendencia a comer menos en contextos emocionales negativos, es decir, cuando los niños se sienten tristes o enojados, esto coincide con otros estudios en los que se trató de incidir en la tendencia de beber bebidas azucaras de los niños y las prácticas de crianza de las madres [24], además de otros estudios en donde también se utilizó el instrumento [25][26][27]. Sin embargo solamente los cambios en la subalimentación emocional persistieron después del seguimiento.

Finalmente se pretende hacer una revisión general de la intervención y realizar modificaciones para comprender las posibles limitaciones del programa, mejorarlo y en un futuro poder replicarlo en otras poblaciones. 

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[a] Alumna de la Maestría en Ciencias Biomédicas y de la Salud ICSa, UAEH.

[b] Profesora Investigador del Área Académica de Psicología del ICSa UAEH.

[c] Profesora Investigador del Área Académica de Nutrición del ICSa UAEH.

[d] Profesora Investigadora del Campus Zumpango de la UAEM.

Correo de correspondencia: psicmarianav@gmail.com