Bases discursivas Gerontológicas. Una revisión
Gerontological Discursive Bases. A Review

Resumen

La gerontología como disciplina científica esta entendida como el tratado o estudio del viejo. La construcción discursiva a través de este simple concepto puede complejizarse a través de la aplicación de elementos discursivos que no necesariamente recaen en el estudio concreto de la gerontología. Revisando la construcción y deconstrucción de la formación del conocimiento es factible encontrar que ante la falta de discurso basado en la epistemología se utilicen neologismos para justificar las posibles carencias generadas desde la disciplina.


Palabras clave: Gerontología, discurso, disciplina

Abstract

Gerontology as a scientific discipline is understood as the treatise or study of the old. The discursive construction through this simple concept can be complexed through the application of discursive elements that do not necessarily fall into the concrete study of gerontology. Reviewing the construction and deconstruction of knowledge formation is feasible to find that before the lack of discourse based on epistemology neologisms are used to justify the possible shortcomings generated from the discipline.


Keywords: Gerontology, speech, discipline


La gerontología esta entendida desde la base etimológica como el estudio de la vejez, en tanto la geriatría esta en esa misma línea asentada como la medicina del viejo. En sentido estricto la gerontología se relaciona fuertemente con las ciencias sociales, el trabajo social y la teoría del bienestar, sin embargo tiene un aspecto meramente biológico y psicológico que es irrenunciable en el estudio de la vejez. Este trabajo pretende reflexionar acerca del término adecuado y la utilización de los conceptos derivados de la gerontología, debido a la identificación de varios de estos conceptos utilizados como sinónimos y que no necesariamente corresponden a la utilización adecuada del discurso epistemológico de la disciplina.

Para entender la parte del origen conceptual tomemos en consideración que siendo la gerontología de índole social o de las ciencias de la salud los conceptos nodales son por necesidad multidisciplinarios.

En otro sentido, los conceptos del ámbito social se construyen a partir del sentido del dialogo y la dialéctica que incluye la relación entre conceptos, palabras y actos. Estos que suelen envejecer y caducar retoman la premisa de Bunge al señalar que la ciencia es referencial y que es factible de ser modificable (1). Entre diálogos y debates aparecen intereses comunes e incluso universales, es factible que aparezcan conceptos y lenguajes globales en los complejos sociales y financieros o en la cultura tecnocientífica local o nacional.

González Casanova (2) refiere para este caso que corresponde  al pensamiento científico construir un diálogo y un debate entre fenómenos de persuasión, de impugnación, de comprobación, de refutación, de retórica, de método, de teoría y de aplicación práctica, entre diseños, modelos y esas definiciones no son de ninguna manera ni “la verdad absoluta ni la última palabra”.

Dado lo anterior es factible identificar el proceso: los enunciados diferentes en su forma, dispersos en el tiempo constituyen un conjunto si se refieren a un solo y mismo objeto, Así como Foucault (3) entendía la construcción del concepto diferenciado de locura, en este caso los enunciados que pertenecen a la gerontología parecen referirse todos a ese objeto que se perfila de diferentes maneras en la experiencia individual o social y que puede designarse como vejez. Ahora bien, se entiende que el concepto vejez no permite individualizar un conjunto de enunciados y establecer entre ellos una relación descriptible y constante a la vez por dos motivos; el primero, estaríamos equivocados si a la persona envejecida le preguntamos qué es ser viejo, cómo se construye el concepto vejez y por supuesto cómo se envejece. La vejez ha estado constituida por el concepto mismo, así irreflexivo y más adjetivado además de los discursos que la han conformado, la tratan de explicar, la juzgan, la describen. Podemos ir más allá, en la gerontología se identifican conjuntos de enunciados que lejos de referirse a un solo objeto formado por un corpus común y de conservarlo de manera indefinida.

Además, el concepto vejez ha estado constituido por el conjunto de lo que se ha dicho en el grupo de todos los enunciados que la nombraban, la describían, indicaban su inicio, la caracterizaban, sin embargo ese conjunto de enunciados esta lejos de constituirse a un solo objeto, formado una vez para siempre y de conservarlo de manera indefinida como su horizonte de idealidad inagotable como correlato de la atención social y moral a los viejos desde el siglo XIX que por supuesto no es la misma que en la actualidad, existen discursos de exaltación de cercanía, de consejería de la misma manera que los discursos teóricos y enfoques metodológicos han cambiado, ya que ni son los mismos viejos, ni sus enfermedades ni sus formas de padecer.

Por obvio que parezca, no se terminan de formular a partir de esa multiplicidad de elementos y factores una unidad propia, homogénea que sirva de punto referencial al igual que lo menciona Kuhn con los paradigmas , en los términos elaborados a partir de la historia, buscamos ese nuevo concepto que no surgiría si continuáramos buscando y estudiando los datos históricos con el único fin de responder a las preguntas planteadas por el estereotipo no histórico que procede de libros de texto porque dan con frecuencia la sensación de implicar que el contenido de la ciencia está ejemplificado solamente mediante las observaciones, leyes y teorías que se describen en sus páginas (4).

Por esta serie de estas reflexiones, estimamos que el discurso referente a la vejez, quizá, tendría que conformarse no como único sino como un conjunto que unificado pueda ser aplicable y aplicado en diversas instancias del proceso, de acuerdo a la problemática, a la área de énfasis y por supuesto, a los nuevos paradigmas que surjan a partir de las revoluciones del conocimiento. La relación característica que permitiría individualizar un conjunto de enunciados relacionados con la vejez tendría que emanar de aquellos donde ella se nombra, se describe, se juzga y se alterna con las otras ramas del conocimiento humano. Aunque parece simple, la unidad de los discursos sobre la vejez no está necesariamente construida sobre la existencia del objeto “vejez” o la consideración de un horizonte único de objetividad. Más bien sería el resultado de discursos que señalan pero no participan, juzgan pero no proponen y al final determinan pero no comprenden. Además la unidad de discursos sobre la vejez se representa como los discursos y los que los generan quieren que sea (5).

Para comprender mejor esto propongo una breve reflexión acerca del estudio de la vejez, a partir de la segunda mitad del siglo XX los viejos dejaron de ser sombras para convertirse en actores, personas que podían decidir, o al menos eso intentaron, sin embargo, podemos dejar claro una cosa. Dejaron de ser objetos propios de la medicina, las enfermedades y problemas de salud de las personas envejecidas permearon otras áreas del conocimiento, por ejemplo la gestión social del trabajador social a partir del estado de bienestar o del economista que veía como los jubilados se acrecentaban en número y sus perfiles de retiro no quedaban del todo claro. Se comenzó a transformar las representaciones de un cuerpo decadente por uno envejecido pero autónomo o funcional. Se derivaron nuevas clasificaciones para los biologicistas se habló de senectud, para los psicólogos de senilidad y mientras que para los estudiosos de la sociedad se englobo en vejez como proceso, como fenómeno y como resultado de un cambio paradigmático desde cualquier enfoque teórico (6).

Todas esas alteraciones  que nos dirigen al umbral de una nueva gerontología se han ido depositando lentamente en intentos de un discurso gerontológico. Si se quisiera definir este discurso por un sistema codificado y normativo de enunciación tendríamos que considerar que el discurso se construye a partir de las reglas que han posibilitado las descripciones meramente perceptivas y observaciones mediatizadas por instrumentos, protocolos de experiencia puramente empíricos lo que invita a caracterizar precisamente lo heterogéneo que presentan esos enunciados, la manera en que se implican o se excluyen y por supuesto, la transformación que sufren, el juego de su relevo y su remplazo al paso del tiempo.

En el caso de que se pudieran describir, el número determinado de enunciados implica la presencia de dispersión discursiva, es por eso que cada persona especialista enuncia su definición de gerontología y vejez, lo hace desde la forma empírica o desde el conocimiento enciclopédico que en ocasiones se conforma como “escuela” o “tradición” pero dista mucho de generarlo a partir de una serie enunciativa formal o desde la formación teórica que soporta en si mismo la ciencia o disciplina científica. Se dispersa en la concepción metodológica de la inter, multi y trans disciplina.

Por lo tanto estimo que los tipos de enunciación, los conceptos, las elecciones temáticas, los enfoques o modelos deben concentrarse en una formación discursiva que eviten términos como geriatría gerontólogo o gerontogeriatria y puedan centrarse en la identificación del dominio indicativo de la aplicación sea teórica o pragmática, como en el caso de Millán Calenti que precisa al usuario gerontológico y al paciente geriátrico de acuerdo a las necesidades y contextos propios de la persona (7).

Esto posibilita y abona de manera imperativa que las reglas de formación son condiciones de existencia, de coexistencia, de conservación, de modificación y desaparición en una estructuración real del discurso.

En un sentido más filosófico, propongo que en nuestra conformación discursiva, permitamos guiarnos por el falsacionismo (8) que apoya significativamente el abandono de afirmaciones que impliquen que los discursos pueden establecerse como verdaderas o probablemente verdaderas a la luz de la praxis o la evidencia observacional siendo que lo meramente empírico enrarece la construcción aun de especulaciones o conjetura y que se anclan en el intelecto humano. Una vez que han sido generadas las especulaciones pueden ser sometidas a la convención conceptual, sin embargo se corre el riesgo de producir enunciados locales que evitan la convención como tal.

Insisto en reconocer las características no dogmáticas de la ciencia como la flexibilidad o lo referencial que puede llegar a ser dado que esto facilita que la ciencia progrese a la luz del ensayo y error, a las conjeturas y refutaciones. Con orgullo, los especialistas y generadores de conocimiento pueden llegar a una convención sin preocuparse cuanto tiempo tardara el enunciado o discurso en modificarse.

Tal es el camino a recorrer, tales son las nociones que deben deconstruirse, construirse, reconstruirse, son los pretextos, textos y contextos que deben elucidarse en torno a la vejez. Habrá que poner a prueba los análisis del enunciado y del discurso, enfrentarse a los riesgos, asumir los fracasos y empecinarse hacia los acuerdos y convenciones evitando la sobre interpretación y los presupuestos, nada es seguro mientras no demos los primeros pasos.

Referencias

[1] Bunge M. La ciencia su método y su filosofía. 3er ed. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2005.

[2] González Casanova, Roitman M. La formación de conceptos en ciencias y humanidades. 1ra ed. México: Siglo XXI. 2007.

[3] Foucault,  M. La arqueología del saber. 27a ed. México: Siglo XXI. 2010.

[4] Kuhn, T. La estructura de las revoluciones científicas. Breviarios 231. 1ra ed. México: Fondo de Cultura Económica. 1971.

[5] Foucault, M. El orden del discurso. 1ra ed. Buenos Aires: Editorial Folios. 1983.

[6] López, D. El proceso de envejecimiento. Retos y perspectivas. En: Consejo Estatal de Población Hidalgo. Foro Regional para la elaboración del plan poblacional 2013- 2018; 2013; Pachuca de Soto Hidalgo. Octubre 2013.

[7] Millán Calenti, J. Gerontología y geriatría.Valoración e intervención. 1ra ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana. 2011.

[8] Chalmers, A. ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? 1ra ed. México: Siglo XXI editores. 1982.


[a] Profesor Área Académica de Gerontología, ICSa UAEH

[b] Profesora del Área Académica de Enfermería, ICSa UAEH

[c] Alumna Área Académica de Gerontología, ICSa UAEH

Correo de Correspondencia: david.daloro@gmail.com