Factores que afectan el consumo de leche de vaca en etapa adolescente

Resumen

La leche de vaca es un alimento de primera necesidad. De gran demanda por su alto valor nutricional que se refleja en sus componentes, es considerada un alimento básico en la dieta de niños, ancianos, enfermos, y en general de toda la población. La adolescencia es aquella etapa del desarrollo ubicada entre la infancia y la adultez, en la que ocurre un proceso creciente de maduración física, psicológica y social que lleva al ser humano a transformarse en un adulto.

El presente artículo de revisión se realizó tomando en cuenta los efectos benéficos del consumo de leche en etapa adolescente. Se resaltan datos de importancia sobre la ingesta de leche de vaca y la manera de cómo influye en la salud de adolescentes, lo que permite sugerir mantener como un hábito permanente el consumo de leche por los beneficios que aporta a la salud en etapas posteriores de la vida.


Palabras clave: Leche, Consumo, Adolescencia, Beneficios.

Abstract

Cow's milk is a staple food. Highly demanded for its high nutritional value reflected in its components, it is considered a staple food in the diet of children, the elderly, the sick, and in general of the entire population. Adolescence is that stage of development located between childhood and adulthood, in which there is an increasing process of physical, psychological and social maturation that leads the human being to become an adult.

This review article was made taking into account the beneficial effects of adolescent milk consumption. It highlights important data on the intake of cow's milk and the way it influences the health of adolescents, which allows suggesting to maintain as a permanent habit the consumption of milk for the benefits it brings to health in later stages of the lifetime.


Keywords: Milk, Consumption, Adolescence, Benefits.

Introducción

La leche es un líquido blanco y opaco de sabor dulce (Alais, 2003) secretado por las glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos, considerado un alimento básico en la alimentación humana (Fernández, et al., 2015). Desde el punto de vista de la composición, la leche de vaca es un alimento considerado como completo y equilibrado por su excelente relación entre la calidad nutricional y el aporte energético, por esta razón es un alimento vital en la alimentación en todas las edades.

Composición nutrimental

El 87% de la composición total de la leche es agua, aunque este porcentaje puede variar. Otro componente es la grasa, que es uno de los más importantes ya que da características únicas de sabor, contenido nutrimental y propiedades físicas.

La proteína que contiene la leche es de alto valor biológico presente en un 3.5%, comparado con la proteína establecida por la FAO. La caseína es la proteína más abundante y característica de la leche por no poderse encontrar en otros alimentos, también provee todos los aminoácidos esenciales para la vida humana siendo el más importante la leucina , siendo el que se encuentra en mayor cantidad, compite con la calidad de las proteínas de la carne (Pope, 2005). Los carbohidratos están presentes en un 4% como lactosa.

La leche de vaca entera tiene cantidades significativas de algunas vitaminas hidrosolubles y liposolubles. Una cantidad elevada de los requerimientos de vitaminas B12, riboflavina (vitamina B2), vitamina A, y piridoxina (vitamina B6) se cubren con el consumo de leche recomendado según la edad, como se establece en la tabla 1.


Tabla 1. Contribución de la leche al aporte recomendado de nutrientes del IDR y IDS.

 

 

La ingesta de lácteos es la principal fuente de aporte de calcio (200 a 250 mg/250ml), si estos no se consumen debe haber alternativas para cubrir este requerimiento, como son queso y yogur elaborados a partir de leche de vaca o los derivados de la soya fortificados con calcio como el tofu y jugos de soya, que permitirán cubrir los requerimientos de este mineral. Sin embargo, es necesario considerar que se requiere una mayor cantidad de estas fuentes vegetales de calcio para alcanzar lo aportado por un vaso de leche (Fernández, et al., 2015).

Situación actual del consumo de leche en adolescentes

La adolescencia particularmente, es una etapa de la vida que se caracteriza por ser un periodo de maduración física y mental, donde normalmente este grupo de edad está sometido a horarios escolares rígidos y actividades extraacadémicas. Debido a esta demanda de crecimiento físico por cambios corporales, los requerimientos nutricios en ésta etapa se incrementan variando de acuerdo al sexo, al individuo, ritmo de crecimiento o edad biológica (Castañeda, et al., 2008).  El consumo actual de lácteos en adolescentes de entre 12 y 19 años en México es de 61.1%, siendo en zona rural del 56.6% y en zona urbana del 62.8% (ENSANUT MC, 2016).

En el mundo, más de seis mil millones de personas consumen leche y sus derivados, los habitantes de países en desarrollo son los principales consumidores.

En Estados Unidos y Canadá se considera a la leche un alimento estratégico en la alimentación humana para disminuir problemas relacionados con esta, mientras que en México se le considera a la leche un alimento básico y como tal de gran importancia a nivel nacional, por ser una de las principales fuentes de suministro de proteína animal dentro del país (Valle & Álvarez, 1997). En México, los resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición de (ENN) de 1999 y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT (2006) muestran que la leche entera es una de las bebidas que más contribuye a la ingestión energética, representa 5% de las kilocalorías diarias consumidas por adolescentes y adultos (Rivera et al., 2012).

Debido a lo anterior y considerando los beneficios y riesgos para la salud y nutrición, así como el patrón de consumo de las bebidas en México, el Comité de Expertos de la Secretaría de Salud clasificó las bebidas más comúnmente consumidas en el país en seis categorías de acuerdo con su contenido energético, valor nutricio y riesgos a la salud en una escala que clasifica las bebidas de la más (nivel 1) a la menos (nivel 6) saludable , estando la leche baja en grasa y sin grasa en el nivel 2 y la leche entera en el nivel 5; de esta forma el Comité recomienda el consumo de agua en primer lugar, seguido de bebidas sin o con bajo aporte energético y leche descremada.

Las “Recomendaciones sobre el consumo de bebidas para la población mexicana” se establecieron debido al gran aumento de los patrones de peso no saludable y de diabetes mellitus tipo 2 en los últimos años, ya que el 21% de la ingestión de energía total en adolescentes y adultos mexicanos está proporcionada específicamente por bebidas azucaradas, leche entera, jugos etc. Este análisis vinculó evidentemente el consumo de refrescos con el incremento de la ingestión de energía y peso corporal, con una menor ingestión de leche, calcio y otros nutrientes,  (Rivera, 2008) haciendo de esta problemática una razón más que influye en el bajo consumo de leche de vaca.

El consumo de bebidas azucaradas es en particular un problema que está asociado con los hábitos alimentarios que son poco saludables, que suelen incluir alimentos ricos en grasa, comidas rápidas y una menor ingesta de fibra, lo que lleva al desplazamiento de alimentos y bebidas más saludables. Los nutrientes que aporta la leche son de vital importancia durante la adolescencia en la cual las necesidades de energía, proteínas y micronutrientes están aumentadas respondiendo al patrón de crecimiento (Cúneo & Schaab, 2013).

El comportamiento de consumo aparente de leche fluida en México en el año 1997 tomando en cuenta la disponibilidad total de leche en relación con la población nacional, calificó a México como deficitario por un consumo de 131 litros/ hab (Valle & Álvarez, 1997)., mientras que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) recomienda un consumo de 182.5 litros/hab., es decir, que el consumo per cápita de leche en México en el año 2012 fue de 324 ml. diarios (CANILEC, 2016); lo que significa que la ingesta de leche  fue inferior a los 500 ml diarios recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), destacando a la leche fluida pasteurizada como la de mayor consumo en el país. En 2015 el consumo per cápita de leche en México fue de 370 ml/día (El informador, 2015) y en el año 2016 fue de 340 ml/día, lo equivalente a poco más de un vaso de leche, es decir, aproximadamente un 32% debajo de la ingesta diaria recomendada (RDI) de 500 ml. diarios (BM Editores, 2016).

La población mexicana vive una situación actualmente alarmante respecto al sobrepeso y obesidad. En adolescentes, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en 2016 es de 36.3%, donde el 22.4% fue de sobrepeso y el 13.9% fue de obesidad (ENSANUT MC, 2016). Un estudio realizado en adolescentes de Ciudad Obregón Sonora México en el año 2004 demostró que la leche y productos lácteos no están asociados a sobrepeso y obesidad. Sin embargo la FAO afirma que un mayor consumo a la recomendación de ingesta diaria de leche establecida por esta misma, si se asocia a un incremento de peso, debido a que la leche solo debe ser consumida como parte de una dieta sana y equilibrada (FAO, 2015). En el estudio 8 de cada 10 adolescentes ingieren leche y productos lácteos con una frecuencia diaria del 43.5% (Castañeda et al., 2008).

En consecuencia las actuales tendencias nutricionales promueven una disminución en la ingesta de ácidos grasos saturados, y esto ha provocado que surja un interés tecnológico que permita la manipulación de la grasa y la proteína de la leche de vaca, sin embargo, estas modificaciones en la concentración lipídica y proteica pueden repercutir en el rendimiento de la leche como un producto alimenticio de calidad (García & Montiel, 2014).

Factores que afectan el consumo de leche en adolescentes

La fortificación de la leche con vitamina D ha disminuido el raquitismo en niños, asimismo, se ha descrito que existe una relación inversa entre el consumo de productos lácteos y el riesgo de desarrollar síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular, hipertensión, y diabetes tipo 2 (Rivera et al., 2012).

El descenso del consumo de leche y derivados lácteos en etapas como la infancia y la adolescencia a partir de la influencia de malos hábitos alimentarios repercute en un balance negativo de calcio, con una menor densidad ósea y un mayor riesgo de fracturas en edades posteriores. Por otra parte, una ingesta alta de leche durante la adolescencia se ha asociado a un mayor contenido mineral óseo en la columna lumbar y en el radio durante la etapa del desarrollo en que se logra el pico de crecimiento de huesos (Fernández et al., 2015).

Por otro lado, actualmente en la adolescencia existen otro tipo de factores que tienen influencia en el consumo de leche de vaca y que son de preocupación, como algunos de los  hábitos que tienen los adolescentes, entre ellos: una alimentación inadecuada, inactividad física, consumo de tabaco y bebidas alcohólicas, entre otros.

En particular el consumo de bebidas azucaradas promueven la obesidad porque el consumo de energía obtenida desplaza la energía que proviene de los alimentos sólidos de la dieta, debido a que el contenido de azúcares simples de estas bebidas es más del doble de lo recomendado por la OMS (Cúneo & Schaab, 2013);así mismo, el consumo excesivo de estas bebidas (más de 360 ml/día) se asocia al desplazamiento del consumo de leche, y a un aumento en el consumo de energía y a la ganancia de peso excesiva en niños y adolescentes de 2 a 18 años de edad, representando un riesgo para la salud pública.

La baja frecuencia de actividad física, es muy importante indicando la necesidad de estrategias de salud que tengan principalmente la promoción de actividad física y hábitos alimentarios saludables. 

Según información de la ENSANUT MC (2016), el porcentaje de adolescentes de entre 15 y 19 años que realizan actividad física suficiente (60 min 7 días/semana mínimo de actividad física moderada-vigoroso) aumentó de un 56.7% a un 60.5% del año 2012 a 2016, donde los hombres suelen ser los más activos en comparación con las mujeres.

Los adolescentes adaptados a actividades deportivas regulares presentan mayor ocurrencia de otros comportamientos saludables. Por esta razón la solución está basada en el hecho de que la práctica de deportes requiere la inclusión de hábitos positivos en el estilo de vida del adolescente y esas actitudes incluyen el consumo de alimentos de mejor calidad, como la leche. Por lo que realizar deporte y la ingesta de alimentos de alta calidad en la adolescencia es una forma eficaz de promover la salud (Raphaelli, Doumid & Ferreira, 2016).

Otro factor que disminuye la ingesta de leche es el consumo de tabaco. La prevalencia en la adolescencia se ha mostrado relativamente alta en muchos países. El tabaco es una droga estimulante y su consumo causa que haya una disminución de la sensación  subjetiva de apetito por su contenido de nicotina  (Molina, 2013) lo que conlleva a una menor ingesta de alimentos con importancia nutricional como lo es la leche.

El adolescente en forma frecuente disminuye el consumo de lácteos, por desconocimiento o por considerarse intolerante a la lactosa (real o subjetivamente), lo que puede llevar a un consumo insuficiente de calcio y riesgo de osteopenia en edades posteriores. Aumenta el consumo de bebidas gaseosas, café, té y alcohol, los que reemplazan a la leche y los jugos de fruta.

Las “Recomendaciones sobre el consumo de bebidas para la población mexicana” se establecieron debido al gran aumento de los patrones de peso no saludable y de diabetes mellitus tipo 2 en los últimos años, ya que el 21% de la ingestión de energía total en adolescentes y adultos mexicanos está proporcionada específicamente por bebidas azucaradas, leche entera, jugos etc. Este análisis vinculó evidentemente el consumo de refrescos con el incremento de la ingestión de energía y peso corporal, con una menor ingestión de leche, calcio y otros nutrientes,  (Rivera, 2008) haciendo de esta problemática una razón más que influye en el bajo consumo de leche de vaca.

La intolerancia a la lactosa es el síndrome de malabsorción más frecuente en la infancia y adolescencia. Es el problema más conocido que limita el consumo de leche, se define como la experiencia de síntomas gastrointestinales (dolor, molestias abdominales, diarrea, flatulencia, distensión abdominal, náuseas e incluso vómitos) debido a la ingestión de alimentos que contienen lactosa. La lactosa es un disacárido que para su asimilación necesita de una enzima conocida como lactasa. Existen tres tipos de deficiencia o intolerancia de lactosa congénita, secundaria y primaria o de comienzo tardío, siendo esta última la causa más común de intolerancia a la lactosa por presentarse entre los 2 y 20 años.

La prevalencia de la mala digestión de la lactosa varía ampliamente entre países, razas y poblaciones. Se estima que el 80% de la población mundial sufre intolerancia a la lactosa (Angel, Calvo, & Muñoz, 2011).

Una de las problemáticas que actualmente afectan al consumo de leche en México es la tendencia de la ingesta de diferentes productos lácteos en base al ingreso económico, donde los estratos altos tienen mayor acceso a productos más elaborados como quesos y leches deshidratadas, en comparación con estratos más bajos que tiene sólo acceso a leche pasteurizada, bronca y derivados como la mantequilla (Valle & Álvarez, 1997; Rivera et al., 2012).

Recomendaciones del consumo de leche

Para poder lograr el consumo recomendado se pueden llevar a cabo algunas estrategias como mantener una actitud positiva cuando se distribuya la información acerca de la leche para que de esta forma la población pueda entender los beneficios que conlleva el consumo de leche.

Según la OMS y la  Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT (2012) se recomienda un consumo de 500 ml al día de leche semidescremada (2%) o descremada a partir de los dos años de edad (Rivera et al., 2012), con el propósito de mantener el consumo de lácteos desnatados o de leche entera como parte importante de la alimentación diaria (Fernández et al., 2015).  El Instituto Nacional de Salud Pública a partir de un estudio recomienda el consumo de leche descremada desde los 6 a 16 años de edad, debido al problema existente con el consumo de grasas saturadas y la obesidad y sobrepeso (Lara et al., 2013).

También se debe orientar a los padres de familia y adolescentes en general acerca de los beneficios del consumo de la leche en esta etapa de la vida y en etapas posteriores, por lo que la distribución de la información acerca de la leche puede ser a partir de diferentes medios de comunicación y en los diversos entornos sociales. De esta forma se fomentará de una forma positiva el consumo de leche de vaca desde la niñez, específicamente después de la alimentación complementaria, lo que contribuirá a los beneficios desde etapas tempranas.

Dentro de las estrategias se pueden coordinar actividades con la participación directa de niños, adolescentes, padres, maestros y profesionales de la salud (médicos pediatras y nutriólogos), para que de esta forma se lleve a cabo un trabajo en conjunto. Dentro de las recomendaciones los pediatras aconsejan al niño de cualquier edad, el consumo diario suficiente de leche y de sus derivados, para alcanzar el aporte necesario de calcio y de otros nutrientes fundamentales, completando de manera adecuada su crecimiento y desarrollo. (Fernández, et al., 2015)

Conclusión

De acuerdo a los datos de importancia que fueron encontrados en la presente revisión, se reafirma la importancia que tiene la adopción de un estilo de vida saludable en los adolescentes incluyendo el consumo de alimentos de alta calidad como lo es la leche, ya que es un alimento básico en esta etapa de la vida y que su consumo repercute de forma benéfica en la salud y posteriormente en la edad adulta evitando problemas de salud, debido a que esta etapa se caracteriza por alcanzar un nivel de crecimiento y desarrollo importante en comparación con la etapa adulta y a su vez mucho mayor a la infancia.

Por todo lo anterior es fundamental la creación e implementación de estrategias que incrementar el consumo de leche de vaca antes y durante esta etapa de crecimiento, haciendo a la población consciente por medio de información al alcance con los beneficios que esto conlleva en todas las etapas de la vida, haciendo del consumo de la porción recomendada de leche un hábito saludable para toda la población.

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[a] Área Académica de Nutrición, Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Correo: brendafcas@gmail.com

[b] Área Académica de Nutrición, Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.