Reflexiones metodológicas en torno al proceder de la ciencia

Resumen

Una característica de nuestro tiempo es aprovechar lo existente para generar nuevos conocimientos, y tomar lo que es útil de todas las disciplinas posibles para cumplir el propósito de la investigación, a esto se le ha llamado un renovado sentido de hacer ciencia en el eclecticismo. El anarquismo de Feyerabend muestra que todas las metodologías tienen limitaciones y la única regla que queda en pie es "todo vale", que es la única posición que ofrece la posibilidad de tener un punto diferente para cada problema. Sin embargo, el eclecticismo y el anarquismo tienen algunos problemas al tratar de unir teorías que por su naturaleza son antagónicas. El "científico" debe conocer las bases teóricas y filosóficas de la ciencia para no sucumbir a estas contradicciones y dominar los procesos de su ciencia, donde probablemente en la innovación de los métodos pueda estar la verdadera fuerza para hacer nuevas contribuciones al conocimiento.

Palabras clave: anarquismo, eclecticismo, ciencia

Abstract

A characteristic of our time is to draw on the existing to generate new knowledge, and take what is useful across disciplines to fulfill the purpose of research; this is a renewed sense of doing science in eclecticism. Feyerabend anarchism shows that all methodologies have limitations and the only rule that remains standing is "anything goes", which is the only position that offers the possibility of having a different point for each problem. However, eclecticism and anarchism have some problems by allowing the inevitable contradiction about unifying theories that are antagonistic by their nature. The "scientist" must know the theoretical and philosophical bases of science against succumbing to these contradictions and dominate their science process, where is more likely that in the methods current context innovation might be the true strength to make new contributions to knowledge.

Keywords: Anarchism, eclecticism, science.



En este ensayo se pretende evidenciar que existe un renovado “eclecticismo” y “anarquismo” renovado para hacer ciencia, lo que brinda la posibilidad de tener un punto de vista diferente para abordar cada problema, y mostrar que en la innovación de los métodos puede estar la verdadera fortaleza para realizar aportaciones nuevas al conocimiento vigente.

La ciencia como constructo contemporáneo

La ciencia como un constructo del pensamiento contemporáneo al igual que otras creaciones del hombre, está condenada eternamente a la crítica de la razón, pero no a la razón como facultad de conocer que cuestionó Kant, sino al proceso reflexivo que es inherente al hombre racional que ubica sus cuestionamientos en un contexto histórico [1]. Una característica de nuestra época precisamente es la irreverencia de lo ecléctico, de echar mano de lo existente para cumplir con el objetivo de indagar y conocer, sin embargo esta posición tiene tres riesgos, primero volverse utilitaria al sólo aprovechar lo que le favorece y desconocer o ignorar todo aquello que le va en contra; segundo, al no circunscribirse a una teoría del pensamiento queda debilitada en conceptos y teorías lo que le puede restar rigurosidad; y tercero, tratar de unir o mezclar teorías que por naturaleza son antagónicas, lo que sin duda es la crítica más severa que desde una posición filosófica se ha hecho. Esta discusión cobra vigencia en el contexto actual donde la búsqueda libre de la verdad en la ciencia es necesaria para generar teorías que sean capaces de explicar la complejidad desde lo individual y social.

Por otra parte, Feyerabend va más allá al plantear que la ciencia es una actividad esencialmente anárquica, escapa a cualquier teoría del conocimiento que pretenda recoger en un modelo único de racionalidad el rico material de su propia historia, dado que las revoluciones científicas acontecen cuando los grandes científicos sostienen teorías y puntos de vista incompatibles con aquellos principios considerados evidentes, violando así los criterios de racionalidad aceptados por la mayor parte de los estudiosos. Feyerabend plantea que todas las metodologías tienen limitaciones y la única regla que queda en pie es la de "que todo vale", al ser la única postura que nos brinda la posibilidad de tener un punto de vista diferente para cada problema, es decir poner todos los puntos de vista y luego aplicar una conclusión.[5]

En el eclecticismo y anarquismo, la ciencia se concibe como anti-reduccionista, posibilita una visión global de los fenómenos y evita la fragmentación del mismo en partes pequeñas, y busca integrar el conocimiento proveniente de varias disciplinas para explicar el mismo fenómeno. El eclecticismo y el anarquismo, como una forma de ver y descubrir, utilizan distintos lentes y combinación de colores para observar los fenómenos de la naturaleza y la sociedad, es decir, utiliza un enfoque multidisciplinario, donde no es válida la posición autoritaria de una sola disciplina. En este sentido actualmente hay varios ejemplos, como la medicina genómica que a partir de la secuenciación del genoma humano encontró que la pequeña diferencia de 0.2% hace único e irrepetible a cada persona, y que los genes son influidos en gran medida por el ambiente natural y social, reconociendo que para hacer predicciones de la salud o la enfermedad y, más aún, generar posibles curas a las enfermedades de nuestro siglo debe no sólo conocer los polimorfismos genéticos del individuo, sino conocer sus antecedentes culturales, su linaje y sobre todo lo que come y lo que hace. Es decir, entre más avanza la ciencia, más nos percatamos de que las cosas no funcionan de forma unidireccional, como causa y efecto, sino que en realidad es resultado de la interacción de distintas fuerzas o variables, donde la multidisciplina cobra razón de ser.

Actuar y reflexionar en ciencia

Desde un punto de vista pragmático es muy común que investigadores de las disciplinas diversas digan hacer ciencia, sin haber leído o reflexionado sobre qué es la ciencia o sin haber realizado un análisis de cómo proceder en la ciencia; en algunos casos se confunde la repetición de experimentos en el laboratorio con hacer ciencia, o bien se piensa que para conocer la realidad social basta con la observación objetiva y tratar de involucrase en la cosmovisión del grupo que se estudia. En ambos casos se tiende a la repetición de los procedimientos y a la verificación de lo que ya se ha establecido, y probablemente a encontrar pequeños destalles que son distintos a lo referido en la literatura, pero que al no ser tan consistentes o contundentes, son olvidados a la hora del análisis y la discusión.

Para ilustrar qué tan cerca o lejos nos encontramos algunos investigadores con la definición conceptual clásica de la ciencia, realicé un ejercicio con mis estudiantes del primer curso de metodología de la investigación, ellos preguntaron a los profesores-investigadores:


¿Cuál es su definición personal de ciencia?


Las respuestas de los profesores fueron comparadas con una “definición modelo”, que se elaboró a partir de tres definiciones de ciencia citadas en la literatura: “Ciencia es el conjunto de conocimientos ordenados y sistematizados que pueden ser probados a través de los métodos de la ciencia de que se trate y bajo circunstancias especificas pueden resultar falibles”.

Los resultados fueron ilustrativos, de 12 profesores entrevistados, 4 tuvieron un concepto similar a la “definición modelo” y en el resto no se encontró ninguna similitud. De acuerdo con los datos presentados y después de la discusión grupal, se concluyó que la mayor parte de los profesores-investigadores no registraron en sus respuestas ninguno de los conceptos incluidos en la “definición modelo” de ciencia. Este pequeño ejercicio, es sólo para ilustrar que hacer ciencia, no precisamente está relacionado con tener nociones teóricas de lo que es la ciencia. Sin embargo, este aparente desconocimiento podría ser una oportunidad de construir conocimiento sin ataduras, guiándose por el desarrollo del campo disciplinar y su propio instinto de investigador. Probablemente en estas circunstancias se daría la forma más pura del anarquismo y eclecticismo del que hemos hablado en el primer apartado.

Para continuar escarbando un poco sobre si el hombre o mujer que hace ciencia debe saber lo que es ciencia, buscamos algunas definiciones de “científico”, en el diccionario de la Lengua Española se señala “Científico: persona que se dedica a una o más ciencias o bien que tiene que ver con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias”. Mientras que Max Weber menciona que “los que sean incapaces de ponerse anteojeras nunca poseerán la experiencia personal de la ciencia y sólo aquellos que opten por el camino de la delimitación del área de sus estudios tendrán una vocación para la ciencia” [4]. En ambas definiciones de “científico” se identifica, por una parte la rigurosidad metodológica y por otra la especialización de la ciencia. Ambos elementos sin duda han sido elementos que han conducido a investigadores a obtener los hallazgos más relevantes de nuestra época. Muestra de ello son los premios Nobel, que reconocen las aportaciones a la ciencia en distintos campos pero en temas muy específicos, en el 2011 por ejemplo en el campo de la medicina fueron reconocidos el francés Jules A. Hoffman y el estadounidense Bruce A. Beutler por sus aportaciones inmunología, quienes descubrieron genes que producen proteínas implicadas en la defensa innata (primera línea de defensa frente a organismos patógenos) y se cree que tienen un origen evolutivo muy antiguo dentro del sistema inmune.

Probablemente la rigurosidad científica y la especialización sean los ingredientes esenciales de un investigador, pero Max Weber agrega un elemento importante, que es la vocación en la ciencia, indicando en su teoría que no sólo se debe poseer entusiasmo, sino que es necesaria la inspiración, queriendo decir el autor que no sólo se deber ver la investigación como un trabajo frío y mecánico en donde los problemas serán resueltos en laboratorios o en sistemas de respuestas estadísticas, sino que se debe de poseer “espíritu y corazón” [4]. La mente generará la idea, y dicha idea jamás podrá surgir si esta es forzada. Indicando que es el factor humano, lo que hace concebir, gestar y producir nuevas ideas, que luego pueden someterse a prueba. En el contexto de nuestro país no se podría entender que exista productividad científica sin una inagotable vocación y pasión en la ciencia, porque esa es la defensa contra la “institucionalidad de la ciencia” y la irracionalidad de la burocracia que permea los sistemas de desarrollo de la ciencia en nuestro país.

¿A cada problema un método o innovar en el método?

Cada vez es más fuerte la premisa de aplicar a cada problema un método. Si bien en algún momento de la historia era posible hablar del método científico como un procedimiento complejo que permite conocer la realidad, predecir los acontecimientos, y en consecuencia, controlar situaciones futuras, donde la teoría y su contraste con la realidad empírica de acuerdo con una serie de requisitos, utilizando una serie de procedimientos y técnicas de índole variada, y siguiendo unos pasos bien establecidos; actualmente ya no es posible identificar un método común a todas las ciencias, por su complejidad y heterogeneidad. Hoy sabemos que no todos los fenómenos naturales son reducibles a expresiones matemáticas; que no todos los hechos que constituyen la realidad son analizables experimentalmente; que no todas las hipótesis válidas pueden confrontarse con la realidad a la que se refieren; y que por tanto el valor predictivo de la ciencia como la conocemos hoy, está en juego.

No existe un método suficientemente poderoso para captar fenómenos complejos, por lo que regularme se trata de fraccionar los problemas en unidades más simples; donde se trata de que cada investigación científica cree un método adecuado, una lógica propia, cuya generalidad o universalidad consiste sólo en ser "conforme al fin". Efectivamente en algunas universidades a nuestros estudiantes se les enseña que el método se adapta de acuerdo al problema de la investigación y se define los objetivos que habrán de guiar la investigación, con lo que implícita o explícitamente se está definiendo con qué métodos y tipo de información se va a trabajar. Por lo tanto, se está estableciendo cuáles son los aspectos del problema a investigar que serán abordados y de qué manera se intentará dar cuenta de los mismos. Sin embargo, rara vez se pone en entre dicho el valor del método o los métodos empleados, de sus limitaciones y menos aún se trata de innovar esos métodos, que finalmente se aplican como pasos preestablecidos.

Una forma de innovar en el método para generar aportaciones nuevas en la ciencia puede ser el camino que señala Feyerabend: “lo científico es aquello que puede someterse a una prueba crucial donde se ponga en riesgo su veracidad, o, lo que es lo mismo, que pueda ser falseada”, y en eso debe concentrarse el hombre de ciencia, en cuestionar los procedimientos lógicos que utiliza para poder dar otra mirada a lo que estudia. La postura de Feyerabend, se centra precisamente en como el científico hace ciencia, en los elementos lógicos y procedimientos que utiliza, y anima a utilizar métodos que pongan en riesgo lo establecido en la ciencia [5].

La postura de Feyerabend es muy actual, y responde a la interrogante ¿Qué hacer cuando todo parece estar ya hecho?, ¿Cómo innovar en la ciencia en un mundo competitivo?, precisamente la respuesta puede estar en re-inventar los métodos aplicados en ciencia, y tal vez de esa forma nos revele descubrimientos nuevos [5].

Conclusiones

El hombre que hace ciencia puede desconocer algunos elementos teórico-filosóficos de la ciencia y su único riesgo será no ubicar el contexto histórico de su campo de estudio, pero no puede desconocer los procedimientos que se aplican en su disciplina para poder innovar en ellos y por ellos. En un mundo cambiante la ciencia ha dejado de tener un valor predictivo único, por tanto sus herramientas no pueden basarse en un solo método y deben innovarse los ya existentes. Precisamente el investigador debe poseer la característica de no sólo dominar los procedimientos de su disciplina sino estar dispuesto a adoptar y adaptar nuevos métodos, que le den una nueva visión de los fenómenos que estudia.

Bibliografía


1. Kant. La paz perpetúa. 1ª ed. Madrid:Tecnos; 1985. <<
2. Rivas M. Filosofía y ciencia: empirismo y teoría del aprendizaje. [citado el 10 de octubre de 2011]. Disponible en URL:
http://www.monografias.com/trabajos/filoycienempi/filoycienempi.shtml <<
3. Ortiz E. El peligro del eclecticismo en las investigaciones psicopedagógicas contemporáneas. El caso de las concepciones de Vigotsky y Piaget. Revista pedagogía universitaria 2000; 5:14-24. <<
4. Weber M. El político y el científico. 2ª ed. Madrid: Alianza; 1981 <<
5. Vásquez A. La epistemología de Feyerabend; esquema de una teoría anarquista del conocimiento. Revista observaciones filosóficas [serial online] [citado el 11 de octubre de 2011]. Abril 2006; Disponible en: http://www.observacionesfilosoficas.net/download/feyerabendabril.pdf <<
6. Bunge M. La filosofía no ha muerto pero está gravemente enferma. [citado el 10 de octubre de 2011]. Disponible en: http://www.tendencias21.net/Mario-Bunge-la-filosofia-no-ha-muerto-pero-esta-gravemente-enferma_a150.html
7. Vázquez A, Acevedo J, Manassero M, Acevedo P. Cuatro paradigmas básicos sobre la naturaleza de la ciencia. Organización de Estados Iberoamericanos. [citado el 10 de octubre de 2011]. Disponible en: http://www.oei.es/salactsi/acevedo20.html
8. Álvarez-Gayou J. Cómo hacer investigación cualitativa. Fundamentos y metodología. México D.F: Paidós; 2003.