Elementos de un Modelo Integral en la Educación

Resumen

El denominado paradigma emergente, holista o ecológico ha surgido como un intento de subsanar las maldades derivadas de la modernidad. Si bien podemos reconocer –y disfrutar- de las bondades del desarrollo tecnológico moderno, también es innegable que se requiere de nuevos modelos de acción. Dicho paradigma permea a diversos ámbitos y, de entre ellos, este ensayo aborda los planteamientos de Ken Wilber respecto al modelo de los 4 cuadrantes y a partir de ahí se van derivando generalizaciones para la actuación en la esfera de la educación. Básicamente el modelo integral de Wilber comprende 4 facetas: objetivo individual, subjetivo individual, objetivo colectivo (Social) e Intersubjetivo colectivo (Cultural). A través de los 4 cuadrantes propuestos se proponen parámetros para construir una educación realmente integral.

Palabras clave: educación, paradigma integral, cuadrante.

Abstract

The so-called emerging paradigm, holistic or ecological has emerged as an attempt to remedy the evils arising from modernity. While we recognize - and enjoy - the benefits of modern technological development is also undeniable that it requires new models of action. This paradigm permeates various areas and, among them, this paper discusses the approaches of Ken Wilber on the model of the 4 quadrants and from there are deriving generalizations for action in the field of education. Wilber’s integral model includes basically four dimensions: individual objective, individual subjective, collective objective (social) and collective intersubjetive (cultural). Through the Wilber’s 4 quadrants it is proposed parameters to build a truly integral education.

Keywords: education, integral paradigm, quadrant.

Introducción

El desarrollo humano, en su vertiente pedagógica, ha implicado la construcción de diversos modelos de abordaje para la enseñanza. Octavi Fullat (1) ofrece una clasificación de las pedagogías: de la esencia (tradicional, marxista y personalista) y de la existencia (libertaria, freudiana, activa, tecnológica, existencialista y posmoderna). Por su parte, los modelos pedagógicos postmodernos (Toffler, Ellen Key, el ecologismo), así como los de otras épocas, están en vinculación con los aspectos económicos, sociales y políticos vigentes mientras que algunos autores consideran que la posmodernidad es un supersistema que no ha alcanzado el paraíso prometido (2). De acuerdo a Ken Wilber (3), las desventajas de la modernidad (muerte de Dios y de la Diosa, frivolización de la vida, abolición de las diferencias cualitativas, atrocidades del capitalismo, reemplazo de la calidad por la cantidad, pérdida de los valores y de los significados, fragmentación de la vida, angustia existencial, contaminación industrial, difusión del materialismo) tuvieron su contraparte (democracias liberales, ideales de igualdad, libertad y justicia, la física, la biología y la química modernas, la abolición de la esclavitud, el surgimiento del feminismo, la declaración universal de los derechos humanos). El paradigma humanista está tratando de paliar en diversos campos (educativos, empresariales) dichos efectos perniciosos. También ha intervenido en este asunto esa tendencia “productiva” en donde sólo se piden resultados empíricos, mensurables, y útiles para empresa (privada o pública) o nación soslayando el aspecto interno-emocional de las personas y comunidades.

La emersión de la visión integral ha sido, en gran medida, originada por las consecuencias sociales, políticas, económicas, etcétera, derivadas de la aplicación de un modelo positivista, el cual ha privilegiado los métodos de las ciencias “duras”. Mientras que la posmodernidad intentó subsanar las heridas, nos encontramos nuevamente con logros y limitaciones de las nuevas propuestas. Una de las reacciones para subsanar las características negativas de la posmodernidad ha sido la aparición de algunos modelos que se definen como integrales.
El panorama es complejo entonces: grandes núcleos poblacionales de corte educativo no cuentan con los servicios pedagógicos básicos en tanto que en otras esferas surgen los paradigmas “emergentes”; existencia de escuelas particulares que intentan incorporar las mejores propuestas pedagógicas al currículo.

Este esbozo plantea cuestiones fundamentales sobre los modelos integrales –hoy tan en boga- en la educación. Múltiples servicios (pedagógicos, psicológicos, médicos, financieros, etc.) ofrecen una atención integral. ¿Qué entender por integral? ¿Qué características deberá tener un modelo completo, íntegro? ¿Cómo se logra la integralidad en la educación?

Desarrollo

Las bondades esperadas de los modelos educativos integrales han surgido de las desventajas propias de modelos de corte parcial que han privilegiado un sólo polo de las facetas educativas del ser humano (privilegiando, por ende, un reducido número de opciones: autoridad, tecnología, libertad, competencia, arte, etcétera). En ese sentido, el abordaje de las características pedagógicas de un modelo integral en el ámbito universitario -y su necesaria exégesis-, representa una acción analítica que puede ir (de)construyendo los cimientos de un modelo verdaderamente integral, eliminando las piezas que se han agregado como una mera suma. Desde otra óptica, el análisis de dichos modelos intenta arribar a la concepción educativa que se posee del sujeto educativo integral. En el ámbito pedagógico, podrá ofrecer una visión sobre la vinculación entre sujeto integral y los métodos específicos con que se pretende educar, es decir que la relación del instrumento técnico (método pedagógico) con la concepción filosófico-antropológica del educando integral debería brindar congruencia y pertinencia.

En un intento por ofrecer un modelo realmente integral Ken Wilber (4-6) propone un modelo de 4 facetas:

Conclusión

Las categorías presentadas por Ken Wilber nos muestran un campo multiparadigmático que pueden ser armonizadas en aras de una educación verdaderamente completa. Por ende, la verdadera educación que se precie de ser integral requiere de realizar prácticas que consideren los cuatro cuadrantes del modelo de Wilber. Los énfasis en la educación en los últimos años se han venido orientado hacia el modelo de las competencias, los instrumentos técnicos al servicio de la enseñanza (es decir, las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación) y a las redes sociopedagógicas derivadas de los anteriores campos. Tales elementos, propios de las facetas objetivas y empíricas) son necesarios aunque parciales pues se requiere hacer emerger e incorporar los elementos propios de los cuadrantes subjetivos individual y colectivo y ello sería instrumentalizado por los modelos pedagógicos de corte social y cultural así como del constructivismo (7).

Otra seria amenaza para la educación es el avance a pasos agigantados de la pseudopedagogía del copia-pega en diversos campos que van desde la construcción de productos diseñados por los alumnos hasta la simulación de prácticas de enseñanza por parte del profesorado; como ejemplo de este último caso podemos considerar el plan de clase que puede ser perfecto técnicamente hablando (definición, distribución, evaluación de actividades) más si carece de la doble condición Freinet (fundamento en la vida y elección personal), no es un plan de trabajo verdadero. Puede manifestar el pseudo plan una “distribución del tiempo aparentemente beneficiosa, podrá haber reglamentación, racionalización. Pero nunca habrá un plan de trabajo” (8). Desde la óptica de la tecnología educativa (paradigma cognitivo-conductual) podrá establecer hasta el más mínimo detalle “lo que tiene qué hacer el alumno, lo que tiene qué observar, lo que debe pensar, lo que tiene qué responder cuando le pregunten… (sin embargo, el tipo de aprendizaje logrado a través de esta) servidumbre mecánica a unas órdenes exteriores” (8) es la instrucción, cuyas características son la realización de gestos y actos. Es decir, unas actividades comportamentales y cognitivas de simulación que abonan de manera paupérrima a la verdadera enseñanza.

Por lo tanto, podemos concluir que la enseñanza integral precisa de incorporar en los diversos niveles los cuatro cuadrantes propuestos por Ken Wilber. Tales niveles comprenden el modelo educativo, la misión y visión institucional, las formas de evaluación, la organización financiera, la comunicación, las relaciones laborales, los planes de clase, la enseñanza en el aula, los Programas de estudio, los informes de los funcionarios educativos, la labor de los empleados administrativos y manuales, etcétera, etcétera. En suma, todas las prácticas educativas y todos los rincones de la escuela deben verse beneficiados con un modelo verdaderamente integral.

Bibliografía


1. Fullat O. Filosofías de la educación. Barcelona: CEAC; 2000.
2. Vattimo G. La sociedad transparente. Barcelona: Paidós; 1990.
3. Wilber K.Una Visión integral de la Psicología. México: Alamah; 2000.
4. Wilber K. Sexo, Ecología, Espiritualidad. El alma de la evolución. Vol. 1. Libro Dos. Barcelona: Kairós; 1997.
5. Wilber K. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós; 2003.
6. Wilber K. Espiritualidad integral. Barcelona: Kairós; 2007.
7. Escobar J. Un paradigma integral para la calidad en la educación. México: CEAPAC; 2007.
8. Freinet C. Los planes de trabajo. México: Fontamara; 1983.