Lágrimas en el cielo

Resumen

Este ensayo muestra un breve análisis del duelo vivido por el músico Eric Clapton; trabajo basado en su autobiografía, en donde Clapton describe todo su proceso. La experiencia de Clapton se analiza con el modelo propuesto por la Dra. Elisabeth Kübler-Ross “Las 5 etapas de duelo”.


Palabras clave: Proceso de Duelo, Vínculo, Pérdida, Padre

Abstract

This paper presents a brief analysis of the mourning experienced by musician Eric Clapton: the entire work is based on his autobiography, where Clapton explains how he lived both his grief and mourning. Clapton’s experience is analysed with the help of Dr. Elisabeth Kübler-Ross grief cycle “The 5 Stages of Loss and Grief”.


Keywords: Grief, Mourning, Bond, Loss, Father

 

En lo cotidiano, daríamos inicio con la frase “el presente ensayo tiene como objetivo…” en esta ocasión preferimos mencionar lo que “no” tiene como objetivo; en principio, no esperamos que nuestras conjeturas sean verdaderas o hacer un “psicoanálisis” del proceso de duelo vivido por el artista. Pretendemos otorgar una perspectiva de análisis desde la tanatología moderna de Elisabeth Kübler-Ross con ayuda del texto autobiográfico de Clapton publicado en 2007.

El dolor psíquico en sí es una entidad subjetiva, entonces no podríamos saber a ciencia cierta qué es lo poco doloroso y qué es lo muy doloroso; sin embargo se considera la muerte del hijo una de las más dolorosas, en tanto que es probablemente una de las más difíciles de asimilar, entendiendo por asimilación un proceso de incorporación de la experiencia negativa y la capacidad de adaptarla al presente y aprender a vivir con la falta del ser amado, según Bowlby(1).

Perder un hijo también simboliza perder una posesión, sabemos que moriremos y lo más común es pensar que lo haremos siguiendo un ciclo de vida y que quienes procrearon morirán antes que sus hijos. Esto parecería un hecho biológico simple, por ello un padre rara vez esta emocionalmente preparado para la muerte de un hijo, pues nos parece algo antinatural. No importa a qué edad ocurra, esto representa un golpe duro para los padres, un suceso anticipado que violó el orden y curso normal de las etapas de la vida. La asimilación se hace aún más difícil si tomamos en cuenta los factores anteriores.

Más allá de la ausencia física del hijo analicemos también el plano simbólico de este acontecimiento. Las personas nombramos todo lo que está a nuestro alrededor, lo que comprendemos y lo que pretendemos comprender. La característica principal del hombre es su capacidad de simbolización y la mejor forma para entenderlo es el estudio de los símbolos que crea en su vida en sociedad.

¿Perder a un hijo es necesariamente una alteración del ciclo de vida?, ¿es antinatural?, ¿perder a un hijo tiene una utilidad?, ¿representa una experiencia necesariamente negativa?, ¿qué pasa con las construcciones psíquicas y asimilaciones  de los padres? Es de hacer notar que estas respuestas sólo podrían ser resueltas de acuerdo a la experiencia particular. Para nuestro análisis hemos tener en consideración aspectos sociales, psicológicos para lograr una aproximación a la cosmovisión de esta persona, pues la muerte de un hijo además de ser un hecho complejo, subjetivo e indudablemente interesante, es a la vez complejo y totalmente subjetivo.

Eric Patrick Clapton, guitarrista y cantante inglés, nació el 30 de marzo de 1945 en Ripley Surrey, Inglaterra pocos meses antes del fin de la Segunda Guerra mundial como resultado de una corta relación entre su madre Patricia Molly Clapton y de Edward Walter Fryer un soldado canadiense destinado en Inglaterra. Vivió con su abuela y el segundo marido de ésta creyendo que ambos eran sus padres, y que su madre era su hermana mayor, el padre de Clapton permaneció ausente.       

Tras constantes problemas de conducta y desempeño escolar a lo largo de su infancia y  adolescencia tuvo su primera guitarra en el año 1958, a los trece años. Cursó estudios el Colegio del Arte de Kingston y desempeñó varios oficios antes de dedicarse de lleno a la música.

Con el tiempo fue cultivando su talento y desempeñándose en la escena musical de aquella época. Formó parte de “Cream” en 1966, posteriormente 1967 tocó con Frank Zappa y The Beatles entre otros. Su técnica muy rápida hizo que sus seguidores de los 60’s quienes le dieran el apodo "Slowhand" (“Mano lenta”).

Después de un rotundo éxito y constantes colaboraciones musicales, él mismo afirma haberse recluido en su domicilio durante semanas, incluso meses a consecuencia del abuso del alcohol y las drogas. En 1972, tras un período de desintoxicación de su adicción a la heroína, inició definitivamente su carrera en solitario, y reapareció ante el público en 1974. En 1987 nace su hijo Conor, producto de una relación iniciada con la modelo italiana Lori del Santo. Clapton por compromisos de trabajo como giras y periodos de grabación, veía escasamente a Conor, esto aunado a la separación de la pareja quedando el niño al cuidado principal de Lori. A pesar de la distancia Clapton relata haber tenido una relación relativamente buena con el niño.

El 20 de marzo de 1991 muere Conor al caer de una ventana del piso 53 de un edificio en Manhattan, Nueva York. Eric le dedicó su canción "Tears in Heaven" ("Lágrimas en el cielo"), que aparece en el concierto "Unplugged" del canal  MTV.

Clapton en su autobiografía dedica un espacio a este hecho:

Me levanté temprano para pasar a buscar a Conor y a Lori y llevarlos al zoológico, y después a almorzar a Bice, mi restaurante italiano favorito. A eso de las 11 de la mañana sonó el teléfono. Era Lori. Estaba histérica, gritando que Conor estaba muerto. Pensé: esto es ridículo. ¿Cómo puede estar muerto? Le hice la más tonta de las preguntas: “¿Estás segura?”. Entonces me dijo que se había caído por la ventana. Estaba desencajada. Le dije: “Voy para allá”.

Me acuerdo de ir caminando por Park Av., tratando de convencerme de que estaba todo bien... como si alguien pudiera cometer un error acerca de algo así. Cuando estaba cerca del edificio, vi a la policía y a las ambulancias en la calle y seguí de largo, sin el coraje para entrar. (…)

Cayó cuarenta y nueve pisos antes de aterrizar sobre el techo del edificio vecino de cuatro pisos. Lori no estaba en condiciones de ir a la morgue, así que lo tuve que identificar solo. Cualquiera haya sido el daño físico que sufrió en la caída, para cuando le habían devuelto a su cuerpo cierta normalidad, recuerdo haber mirado su hermoso rostro en reposo y pensar: éste no es mi hijo. Se parece un poco, pero él se fue. Lo fui a ver de nuevo a la funeraria para despedirme y pedirle perdón por no haber sido un mejor padre. Días después, acompañados por amigos y parientes, Lori y yo viajamos a Inglaterra con el ataúd. (Clapton(2), 2007)

El hijo representa para el padre tanto lo mejor como lo peor de sí mismo. Las dificultades y ambivalencias en la vida del padre se manifiestan en el vínculo con el hijo. El niño nace en un mundo de esperanzas y expectativas, un mundo de vínculos psicológicos, un mundo lleno de historia. Desde el día que nace, aquellas esperanzas, expectativas, vínculos e historia forman parte del juego en la relación del padre con el hijo (Castro(3), 1988). El vínculo padre-hijo puede ser también una recapitulación del vínculo entre el padre y el abuelo. Eric fue ausente ara Conor como el padre de Erick lo fue para él.

Kübler-Ross formula un modelo basado en cinco etapas en el cual describe el proceso por el cual se conduce un individuo ligado a situaciones de infortunio o desgracia, muchas veces traducidas en la pérdida de un ser querido y si bien esto no corresponde a una regla general o una ley científica, es importante decir que las etapas del duelo no conforman una línea consecutiva e inamovible. La experiencia de Clapton ejemplifica adecuadamente cómo se conjugan el plano emocional, cognoscitivo incluso espiritual para dar cabida a situaciones aparentemente irrelevantes que definen muy bien cada una de las etapas que describe esta autora.

Pensé: esto es ridículo. ¿Cómo puede estar muerto? Le hice la más tonta de las preguntas: “¿Estás segura?”. Entonces me dijo que se había caído por la ventana. (Clapton(2), 2007)

La negación es sin duda una respuesta muy común ante eventos desfavorables, como en el ejemplo anterior, es natural en muchas ocasiones y representa el inicio de una secuencia a la que prosigue el siguiente pensamiento como una muestra del tipo de ideas que definen la en la segunda etapa del duelo .

Lo fui a ver de nuevo a la funeraria para despedirme y pedirle perdón por no haber sido un mejor padre. (Clapton(2), 2007)

La ira corresponde a una etapa en la cual el dolor de la pérdida se redirige a sí mismo, cabe aclarar que ira no necesariamente se traduce en coraje. En sus memorias Clapton narra haber vivido un periodo de total apatía, en la cual no prestaba interés en las personas a pesar de no haberse sentido solo, son la envidia y la indiferencia los móviles en los cuales se condujo en un inicio, al pensar que él no era merecedor de tal “lástima” de los demás hacia él.

La etapa depresiva en Clapton es bastante característica, pues la depresión (no necesariamente entendida como enfermedad) implica una disminución considerable de la demostración de los estados anímicos, así depresión no necesariamente es tristeza, absoluta.

Miraba el ataúd y no podía hablar. Lo enterramos en una parcela justo al lado de la pared de la iglesia, y cuando el ataúd bajaba su abuela italiana se puso histérica y trató de arrojarse a la tumba. Recuerdo que me impactó, porque no soy dado a expresar emociones. (Clapton(2), 2007)

Ante la dificultad de afrontar la realidad, de notar que el aislamiento y la hostilidad no son actitudes correctas, y ante la posibilidad de ya poder ver esto objetivamente existe una fase de acuerdo espiritual, algunos con su dios, algunos consigo mismos, Clapton ejemplificando ambos casos nos lleva a un capítulo en el cual el mensaje es claro: esto no puede seguir así. Aunado a la tristeza Clapton decide dar el paso final a la adicción al alcohol que había desarrollado años atrás.

Estaba en la posición de decir: si pude atravesar esto y mantenerme sobrio, cualquiera puede. No había una mejor manera de honrar la memoria de mi hijo.” Después de una de esas reuniones, se me acercó una mujer y me dijo: “Usted acaba de quitarme la última excusa que tenía para beber. Siempre me dije que si algo llegara a pasarle a alguno de mis hijos, entonces tendría la justificación para emborracharme. Usted me demostró que eso no es verdad. De repente, me di cuenta de que quizá  había encontrado la forma de convertir esta tragedia en algo positivo. (Clapton(2), 2007)

La aceptación de las pérdidas no necesariamente implica llegar a un estado de felicidad; la melancolía, incluso estados ciclotímicos, son muy comunes en este tipo de situaciones. Clapton entregó a las adicciones gran parte de su vida hasta ese momento.

Con la muerte de Conor tuvo un impulso aparentemente necesario para reordenar su vida. Con ello edificó un duelo de modo sano, recreó así como el pintor que mediante los tonos y contrastes construye su tristeza, de la forma en que el poeta plasma su angustia o en que el atleta vierte su coraje en la pista. Esto no nos indica de ningún modo que la muerte del niño haya sido algo bueno, sin embargo tampoco algo malo, pero todo lo obscuro tiene un lado brillante, lo que demuestra que la muerte no responde a nociones morales, no es buena pero tampoco mala.

Clapton muestra en varias de sus piezas que los procesos creativos se pueden potencializar al máximo en periodos de sensibilidad. La canción aquí retomada Tears in Heaven (1992) la cual abiertamente Clapton ha dicho escribió en memoria de Connor,da muestra de las ideas del padre con respecto a su hijo muerto.

Cuando muere un hijo, la reacción de los padres muchas veces se presenta la culpa. Con frecuencia, los progenitores que han perdido a un hijo sienten la necesidad de culpar a alguien por la muerte. Ésta necesidad es intensa cuando el niño muere en un accidente, o por suicidio u homicidio. Si bien consideramos demasiado extenso abordar cada tipo de culpa propuesta por diversos autores, es importante decir que por la letra de la anterior canción “Ya sé que no pertenezco al cielo” se puede percibir una situación de  subordinación con respecto a los demás. “No pertenezco” o “no merezco” pueden ser ejemplos de culpa de supervivencia, común entre los padres que han perdido a un hijo ¿Por qué ha muerto mi hijo y yo sigo vivo? La culpa de supervivencia se da con más frecuencia con niños que han sufrido accidentes. (Castro(3), 2007)

Si bien no podemos llegar a una idea exacta de lo que fue para Clapton perder a Conor, nos remite a una idea muy constante en el pensamiento de las personas “mi hijo fue al cielo, mi hijo me mira, mi hijo me perdonó, o quizá no me perdonó” y es que esto es una construcción que parece muy efectiva para contrarrestar el dolor de la pérdida. Así decir que “mi hijo realmente no se fue” es de alguna manera continuar en una relativa negación, continuar huyendo de la muerte y declarar inequívocamente que esta misma no es un cese. 

Referencias Bibliográficas

[1]. Bowlby  J. El apego y la pérdida, la pérdida. España: Paidós; 1995.

[2]. Clapton E. Clapton, la autobiografía. 2ª ed. España: GLOBAL RHYTHM PRESS: 2007.

[3]. Castro M.  Tanatología, la familia ante la enfermedad y la muerte.México: Trillas; 2007.

4. Bravo M ¿Qué es la tanatología? Revista Digital Universitaria[Revista en línea]. 2006. [Citado 5 marzo 2014]; Vol. 7 No 8: Disponible en http://www.revista.unam.mx/vol.7/num8/art62/art62.htm. ISSN: 1067-6079.

5. Bucay J. El camino de las lágrimas. México: OCEANO Exprés; 2011.

6. Corless I, Germino B, Pittman M. Agonía, muerte y duelo, un reto para la vida. 2a ed. México: Manual Moderno; 2005

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9. Freud S.  Obras completas, contribución a la historia del movimiento psicoanalítico, trabajos sobre metapsicología y otras obras (1914-1916). Vol 14. 2ª ed. 4a reimp. Argentina: Amorrortu; 1992.

10. Iglesias A, Barranco J. Psicoanálisis y duelo, comprendiendo el dolor frente a la pérdida. México: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo; 2010.

11. Kübler-Ross E. Sobre la muerte y los moribundos. México: Ramdom House Mondadori; 2002.

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13. Medina J. Unidos por el drama de la pérdida de un hijo. El nuevo diario.com.ni[Revista en línea]. 2012. [Citado 24 mayo 2014]; Disponible en http://www.elnuevodiario.com.ni/variedades/257968

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15. Roitman A, Armus M, Swarc, N. El duelo por la muerte de un hijo. Aperturas psicoanalíticas, revista internacional de psicoanálisis. [Revista en línea] 2002. [Citado 24 mayo 2014]; No 12: Disponible en  http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000216&a=El-duelo-por-la-muerte-de-un-hijo

16. Savater F. Las preguntas de la vida. España: Ariel; 1999.

 

 

 

[a]Alumno de la Licenciatura en Psicología del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

[b] Profesora  de la Licenciatura en Psicología del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

 

 

Correspondencia: Claudia Sandoval claudiasan91@hotmail.com