Por ti soy: el yo en un mundo social

Resumen

David G. Myers se graduó como licenciado en química,  obtuvo su maestría en psicología social en 1966 y al año siguiente su doctorado en esta misma área. Actualmente es profesor de psicología en la Universidad de la Esperanza en  Michigan, Estados Unidos, y autor de 17 libros entre los que se encuentran: Psicología, Psicología de la vida cotidiana, Exploración de psicología y Psicología social.

En su libro Psicología social, capítulo dos subtitulado “El yo en un mundo social”, Myers nos habla acerca del sentido del yo, de cómo influencias sociales determinan, moldean y especifican su construcción, e incluso plantea que sin ellas sería no sería posible tener una propia percepción de nosotros mismos, un autoconcepto. Es por ello que Myers propone abordar dicho tema dentro de la psicología social.


Palabras clave: Self-concepto, Colectivismo,   Esquemas de sí mismo,  Identidad social,  Individualismo.

Abstract

David G. Myers, Chemistry graduate, obtained his Master degree in social psychology in 1966 and on the following year his Doctorate in the same area. Nowadays he is a professor of psychology at Hope College in Michigan, United States, and author of 17 books including: Psychology, Psychology of the daily life, Exploration of psychology and social Psychology.

In his book social Psychology, subtitled chapter two "I in a social world", Myers tells us about the sense of me, of how the social influences determine, shape and specify her/his construction, and even he raises that without them it would be it would not be possible to have an own perception of ourselves, an self-concept. This is why Myers proposes to work on this topic inside the social psychology.


Keywords: Self-concept, Collectivism, Schemes of yes same, social Identity, Individualism.

“Existen tres cosas extremadamente duras:
El acero, un diamante y conocerse a uno mismo”.

Benjamín Franklin.

 

 

En la presente reseña del capítulo dos del libro de Psicología social, subtitulado“El yo en un mundo social”, Myers afirma que uno de los temas más investigados en la actualidad es sobre el Yo, que tiene una función adaptativa al dirigir nuestras actitudes y acciones ante situaciones sociales; por tanto es valido hablar de un Yo social, de ese sistema que está en constante contacto con la realidad externa y que nos remite a un contexto sociocultural.

Así pues, los seres humanos somos una especie preocupada por la autoimagen, que frecuentemente sobrevaloramos nuestra notoriedad, teniendo la creencia de que los demás ponen mayor atención en nuestra apariencia y comportamiento de lo que en realidad sucede; tendemos a vernos en el centro del escenario creando así el Efecto del centro del universo, sin dar crédito que quizá en muchas ocasiones pasemos desapercibidos o incluso que los demás están tan ensimismados como nosotros mismos. Análogamente acontece con las emociones, tenemos la sensación de que nuestro estado de ánimo se revela fácilmente y puede ser leído por los otros sin necesidad de expresarlo verbalmente, a lo cual se le conoce como Ilusión de trasparencia. Estos dos fenómenos se presentan debido a la importancia que tiene la interacción humana, ya que los pensamientos y sentimientos acerca de la propia persona afectan en cómo se interpreta, se procesa y se responde a los acontecimientos sociales y que estos a su vez nos ayudan a moldear el sentido del yo.

Para hablar acerca del Yo social es necesario aclarar que las relaciones sociales, y lo que conllevan, comienzan a estructurarse desde la propia percepción, desde la imagen que se tiene de uno mismo, ya que es la propia persona el punto de referencia que se posee para iniciar una interrelación; siendo así se analizará el Autoconcepto. Myers plantea que está constituido por tres elementos, en primer lugar se encuentran los Esquemas de sí mismo que se refieren a las creencias específicas con las que nos definimos, son patrones mentales por los que organizamos y procesamos la información relevante para la persona, entendiéndolos como los adjetivos con los cuales nos calificamos; en segundo lugar está el Efecto de Autorreferencia siendo la tendencia de procesar de manera eficiente y recordar fácilmente la información relacionada con uno mismo, a saber, todo comentario o situación que tenga que ver con la propia persona; y por último los Posibles yos, en los cuales se incluyen tanto la imagen del YO que anhelamos ser como la imagen que tememos ser en el futuro, sirviéndonos como estímulos motivantes para crear una noción de la vida que deseamos.

Ahora bien, es cierto que el autoconcepto establece las bases para la interacción social Myers va más allá que una escueta génesis de ésta, proponiéndonos dos subtemas que atañen específicamente a la construcción del yo social.

  1. Desarrollo del YO social.

    Además de los tres componentes antes expuestos, el autor declara que existen cinco determinantes sociales que influyen en la formación del autoconcepto, que a continuación se detallan:

    Por lo tanto, es gracias a la influencia social, a las experiencias que se tienen con los demás que el autoconcepto se construye y reconstruye a lo largo de la vida, aun cuando se trata de la propia percepción puede crearse sólo a través del contacto e interacción con los otros, de ahí que se proclama la existencia de un Yo social.
    Ahora bien, estos “otros” a los que hago referencia son parte de un grupo social sin importar que se traten de endogrupos o exogrupos que los contiene un grupo más grande llamado sociedad, que se encuentra matizada por una Cultura, entendiéndola como formas de comportamiento, ideas, actitudes y tradiciones duraderas, compartidas y transmitidas de una generación a otra, por lo cual es preciso tratar el siguiente subtema.

  2. El yo y la cultura.

    Myers presenta dos grandes tendencias culturales que inciden en los determinantes sociales y por ende en el autoconcepto, una de ellas es el Individualismo fomentado principalmente en las culturas occidentales industrializadas, y dan prioridad a las metas propias por encima de las del grupo, dando como resultado una mayor confianza en sí mismo y definiendo un yo independiente y personal. Por otro lado, las culturas originarias de Asia, África, América Central y Sudamérica dan mayor valor al Colectivismo, dando prioridad a las metas de los propios grupos y definiendo la identidad propia de acuerdo a ellas.

    Sin embargo, el autor advierte sobre el reduccionismo de encasillar a las culturas en individualistas o colectivistas, ya que dichas tendencias varían de una persona a otra, como también de acuerdo a la región y las preferencias políticas de un país, por consiguiente habrá que tomar al individualismo y al colectivismo justo como lo que son, meras tendencias o una influencia social más.

    En conclusión, lo individual está supeditado a lo social, lo que creíamos tan propio y único como es la identidad personal se encuentra moldeada por influencias contextuales en tiempo y espacio; quién y cómo somos ahora no es más que el producto de esas interacciones que concretamos, en ocasiones premeditadamente y en otras tantas involuntaria. Habrá entonces que reflexionar quiénes fueron, son y serán parte de nuestra estructuración psíquica, y nosotros de que tantas personas ya somos parte de la suya. Así pues el ser humano es una creación social.

Referencias bibliográficas

Myers, D. Psicología social (8ª.ed.). Michigan, EE.UU.: Mc Graw Hill Interamericana.



[a]Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo