Desarrollo humano y el enfoque centrado en la persona

Resumen

Este ensayo pretende mostrar un modelo terapéutico centrado en el paciente, con un fundamento humanístico y científico que es el desarrollo humano, se presentan las principales habilidades, actitudes, valores y experiencias necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos. Y se centrará principalmente en las cualidades necesarias de un profesional idóneo en este enfoque.


Palabras clave: Desarrollo humano, Enfoque Centrado en la Persona, psicoterapia autodirigida, relación terapeútica.

Abstract

This paper aims to show a therapeutic model focused on the patient with a humanistic and scientific foundation is human development, are the main skills, attitudes, values and experiences necessary to facilitate the development of individuals. And will mainly focus on the necessary qualities of a qualified professional in this approach.


Key words: Human Development, the Person-Centered Approach, self-directed psychotherapy, therapeutic relationship.

Desarrollo humano

El desarrollo humano es un movimiento por medio del cual se puede fomentar el desarrollo de los individuos, no sólo en el ámbito personal e interpersonal, sino también en el campo de las relaciones sociales y productivas más macro.

El fundamento humanista y científico del desarrollo humano, permite desarrollar habilidades, actitudes, valores y experiencias necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos, los grupos y las instituciones en beneficio del desarrollo sociocultural de nuestro país. En este sentido, el Enfoque Centrado en la Persona, vértebra conceptual, metodológica y aplicada fundamental, del movimiento del desarrollo humano, en virtud de sus características de integración, flexibilidad, apertura y cambio, no sólo permite sino que además, facilita y promueve activamente el desarrollo de efectivos agentes catalizadores de proceso de transformación y de cambio que está operando actualmente en el mundo.

Enfoque centrado en la persona

El Enfoque Centrado en la Persona o la psicoterapia autodirigida, se basa en la obra de Carl Rogers (Rogers, 1951) del cual resalta un continuo empeño en el camino de la libertad y de la liberación de las fuerzas del ser humano como motor de la actualización de sus potencialidades a partir de la confianza y el respeto a la persona.

Enmarcada dentro de la llamada “tercera fuerza”, la psicoterapia “rogeriana” es el enfoque que mayor influencia ejerce actualmente sobre los psicoterapeutas y consejeros norteamericanos, aún por encima de la terapia racional emotiva de Albert Ellis y del psicoanálisis freudiano (Rogers, 1972).

La influencia que tuvo Carl Rogers fue de las corrientes existencialistas, la fenomenología y psicología de la Gestalt, de donde adquirió una actitud de confianza en la capacidad del ser humano en actuar libremente y decidir sobre su propio futuro.

En la obra de Rogers nos presenta una teoría sobre la persona o la personalidad, parte de ciertas hipótesis de trabajo. Lafarga (1986) las sintetiza de la siguiente manera.

  1. a) El proceso terapéutico está fundamentalmente motivado por el impulso de la persona hacia el crecimiento, la salud y la adaptación. La psicoterapia consiste en liberar a la persona de los elementos que obstaculizan su desarrollo normal.
  2. b) Este proceso está más vinculado a la expresión y clarificación de los sentimientos que a la comprensión intelectual de la experiencia.
  3. c) La compresión de las circunstancias del presente inmediato de la persona es más importante que su pasado.
  4. d) La experiencia de la relación terapéutica, y no la conceptualización de ésta, es el elemento determinante del crecimiento en el proceso psicoterapéutico.

Sin embargo, la hipótesis central de la propuesta de Rogers, es la de que “el individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia”. (Rogers, 1972).

Para el Enfoque Centrado en la Persona el individuo se ha visto siempre desde su contexto sociocultural e histórico. Por ello, y en contra de algunas opiniones, la consideración dinámica o constructiva de la tendencia actualizante está en correspondencia con la existencia de una condición central de tipo relacional o social: la aceptación de dicho potencial manifestada por la existencia de un espacio de libertad de crecimiento como una comprensión empática, unas condiciones favorables al aprendizaje significativo, un espacio para el encuentro y el intercambio interpersonal libre y creativo.

Se puede decir que este es el planteamiento esencial del enfoque, y a su vez, lo que genera mayores polémicas.

Rogers asume que en todo ser humano hay una tendencia innata a la actualización, esto es, al desarrollo y a la superación constante, si se encuentran presentes las condiciones adecuadas; que es algo similar que propone Maslow al hablar de la autorrealización.

La raíz de este planteamiento es que la persona cambia, y esta persona que cambia es descrita como un ser capaz de comprenderse y de reaccionar libre y responsablemente a lo largo del desarrollo de su existencia y este desarrollo será, como ya se mencionó, positivo si se encuentra en ciertas condiciones ambientales favorables creadas por una relación interpersonal.

Rogers dice que el hombre es positivo por naturaleza, y por ello requiere de respeto absoluto, especialmente en cuanto a sus aspiraciones de superación.

Rogers considera a la persona como un todo –organismo-organizado, dinámico y abierto, en la que existe un deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y orden. Este organismo, dice, está constantemente en movimiento hacia niveles superiores de conciencia y de realización. Para la realización de este desarrollo dispone de un potencial organísmico como una tendencia a la autorrealización y autoperfecionamiento. Una tendencia direccional constructiva.

Todo proceso determina un sistema fluido cambiante, en el que la relación de ayuda va a permitir que el organismo encuentre un clima adecuado para que la persona sea capaz de percibir su experiencia, ser más ella misma, posibilitándose, de esta forma, aquel proceso de crecimiento que Rogers ha encontrado experimentalmente en sus clientes en la relación psicoterapéutica.

Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona se pueda encontrar consigo misma y así pueda desarrollar sus potencialidades inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda por un lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a su desarrollo integral.

Rogers le da verdadera importancia al paciente o cliente, como antes era usado, y la aceptación incondicional y el respeto que se le tiene cobran igual importancia, que se les considera factores que favorecen u obstaculizan la adquisición del enfoque centrado en la persona. Aceptación y respeto deben estar enraizados en la personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su ser, y ello pasa, antes que nada, por aceptarse a sí mismos.

Se puede decir, entonces, que el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas, desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser consciente de lo que experimenta a fin de poder autocontrolarse. “no se puede manejar eficazmente lo que no se percibe conscientemente”, propone Rogers, de ahí la necesidad de ampliar el concepto de sí mismo del paciente, su “self”, y de incluir en él, el todo (o casi todo) lo que vivencia. Pero no se pretende hacerlo actuando sobre él sino, como dice Kinget, “acompañándolo” en la experiencia, brindándole las condiciones requeridas y dándole seguridad (Rogers y Kinget, 1971).

Las tres condiciones para facilitar el desarrollo

Para Rogers, el cambio constructivo de la personalidad en el paciente durante la psicoterapia depende hipotéticamente de tres actitudes esenciales del terapeuta., que son más importantes que las cualidades profesionales, la orientación terapéutica o las técnicas de entrevista del terapeuta.

Su tesis es que existirán cambios en el paciente si existen en el terapeuta tres patrones de actitud y en el paciente una condición especial.

El primero; es cuando el psicoterapeuta es él mismo, cuando en la relación con el paciente él es genuino; se presenta sin “fachada”, o máscara y muestra abiertamente los sentimientos y las actitudes que en ese momento fluyen en él, a esto es a lo que Rogers define con el término de “congruencia”.

El segundo punto consiste en que cuando el terapeuta experimenta una actitud cálida, positiva y aceptante hacia la realidad del paciente, se facilita el cambio. Esto implica la disposición genuina por parte del terapeuta para que el paciente manifieste todos sus sentimientos durante la terapia. A esto es lo que denomina “interés positivo incondicional”.

La tercera condición esencial para el cambio es que el terapeuta experimente una exacta comprensión empática del mundo interno del paciente; es decir, que sienta el mundo de significados privados y personales del paciente como si fuera el propio mundo, pero sin perder jamás la cualidad de “como si”. Esto es, la empatía esencial para el cambio terapéutico.

Para estas tres condiciones siempre tiene que estar presente la relación dialógica, así como determinadas condiciones personales y sociales como el respeto al ser humano, el no ejercer el poder sobre el otro, el compartir el poder dentro un clima de autenticidad en el que uno puede aprender del otro. Y como ya lo dijimos estas condiciones nos deben permitir que consigamos lograr el desarrollo favorable de la persona.

Conclusiones

Se ha presentado aquí un nuevo Enfoque Centrado en la Persona, esbozando algunas de las condiciones necesarias para facilitar el desarrollo integral del individuo y de las instituciones.

Considero que el Enfoque Centrado en la Persona, reconoce el gran valor de cada persona, promoviendo que el acompañamiento sea personal, atendiendo y adecuándose a las necesidades individuales, respetando el tiempo y el proceso de cada uno.

Esta puede ser una experiencia terapéutica que propicie la responsabilidad y madurez y que favorezca el desarrollo de potencialidades creativas, estancadas o maniatadas por los miedos y ansiedades. Permitiendo que sea un verdaderamente un proceso de ayuda.

Referencias Bibliográficas

Lafarga, J. (1986). Contexto histórico del enfoque centrado en la persona. En Desarrollo del potencial humano, (pp. 24-56). México: Trillas

Olivares, R. (2000). Antecedentes históricos del Desarrollo Humano Existencial Humanista. Texto inédito.

Rogers, C. (1965). La relación terapéutica: Investigación y teoría recientes. En Desarrollo del potencial humano, (pp.155-169). México: Trillas

Rogers, C. (1972). Psicoterapia centrada en el cliente. Buenos Aires: Paidós.

Rogers, C. & Kinget, M. (1971). Psicoterapia y relaciones humanas. Madrid: Alfaguara.


[a] Profesor Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo