Volver a la práctica de Pierre Bourdieu y retroceder a la modernidad de Anthony Guiddens

Resumen

El texto que a continuación se presenta discute los principales conceptos propuestos por dos grandes sociólogos Pierre Bourdieu (habitus, campo y prácticas culturales) y Anthony Guiddens (tiempo/espacio, desanclaje y conocimiento reflexivo), con el fin de que los estudiantes de la licenciatura en Psicología puedan comprender sus propuestas.


Palabras clave: Sociología, psicología, teoría sociológica

Abstract

The text presented below discusses the main concepts proposed by two sociologists Pierre Bourdieu (habitus, field and cultural practices) and Anthony Guiddens (time / space, disembedding and reflective knowledge), so that students of the Bachelor Psychology can understand their proposals.


Keywords: Psychology, Sociology, Sociological Theory

Introducción

El objetivo de este escrito es distinguir los ejes ideales de las categorías de análisis de habitus, campo y prácticas culturales propuestos por Pierre Bourdieu y los conceptos de tiempo/espacio, desanclaje y conocimiento reflexivo planteados por Anthony Guiddens. Conceptos que han sido determinantes para explicar diversos fenómenos sociales, así como para entender las estructuras simbólicas que le dan sentido a la existencia de los sujetos.

Para alcanzar el objetivo antes planteado hemos dividido el escrito en dos secciones. En el primer apartado planteamos los conceptos de los autores y en la segunda sección discutimos de manera crítica las categorías analíticas sobre un caso en específico.

Los conceptos

Ahora bien, para comenzar, consideramos que para entender los planteamientos teóricos de Pierre Bourdieu es necesario tomar en cuenta aspectos como el contexto histórico en que formuló su teoría. Recordemos que la propuesta teórica de Bourdieu sale a la luz entre las décadas de los años setentas y ochentas, cuando la discusión en las ciencias sociales giraba en torno en comprender cómo se renuevan y se reproducen las estructuras sociales. Esta situación derivó en dos posiciones que contrapunteaban su posición. La perspectiva fenomenológica y la posición estructuralista.

Bourdieu, es crítico de las dos puntos de vista que rivalizaban entre sí, aunque trata de mediar entre ambos, pues considera que la fenomenología se empeña en explorar las intencionalidades sin considerar su enraizamiento social. Mientras que en el estructuralismo el sujeto está totalmente ausente. De modo que, en la obra de Bourdieu, los conceptos de habitus, campo y prácticas culturales se deben de entender como conceptos abiertos y entrelazados entre sí. Es decir, deben concebirse como conceptos laxos y co-relacionados “Para ser más precisos, es un modo permanente de recordar que los conceptos sólo pueden tener una definición sistemática y son creados para emplearse en una forma sistemáticamente empírica. Nociones como la de habitus, campo y capital pueden ser definidas, pero sólo dentro del sistema teórico que ellas constituyen; jamás de forma aislada” (Bourdieu, 1995, 63)

De esta manera, Bourdieu propone la noción de habitus para abordar el problema del mecanicismo estructuralista, negándose a considerar a los agentes sociales como simples reflejos de estructuras objetivas tal como lo habían propuesto Saussure y Levi Strauss en sus respectivas obras. Así pues, define al habitus como: “Un sistema de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas, predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que puedan estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consiente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente <<reguladas>> y <<regulares>> sin ser productos de la obediencia a las reglas a la vez que todo esto colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción organizadora de un director de orquesta” (Bourdieu, 1991, 92).

Esta metáfora de la orquesta sin director de orquesta utilizada por Bourdieu nos sugiere como el agente social va construyendo su entorno social, pero a su vez el entorno social lo va moldeando al agente social. (Estructuras estructurantes, que se encuentran en movimiento alineándose continuamente una a la otra). En otras palabras, Bourdieu con la noción de habitus nos señala la relación dialéctica, entre el agente social que construye la realidad de su mundo cotidiano y el habitus que lo acuña en un mundo ya construido. Por lo tanto, el habitus es simultáneamente un productor de prácticas y una mediación entre las relaciones objetivas y los comportamientos individuales.

Así pues, la noción de campo, la cual supone lo que encontramos en el mundo social son relaciones objetivas que existen independientemente de la conciencia individual. En efecto, para Bourdieu el “cosmos social” está constituido por “microcosmos sociales”, es decir, espacios de relaciones objetivas. Así pues, Bourdieu define la noción de campo como: “… como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes. Ya sea agentes o instituciones, por su situación (situs) actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (o de capital) cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominación, subordinación, homología, etc.)” (Bourdieu & Wacquant, 1995, 64). De esta forma, encontramos diferentes campos como: el campo de la ciencia, el campo de las ciencias sociales, el campo de las ciencias exactas, e campo religioso, el campo político, el campo económico, etc.

Es así que, el campo se manifiesta a través del capital que le permite a su poseedor ejercer el poder sobre él. No es fácil establecer las fronteras de un campo, estas solo se pueden establecer mediante una investigación empírica. De modo que, los límites del campo se establecen donde terminan los efectos del campo. Sin embargo, en este punto habría que tener mucho cuidado en razón de que se confunde las prácticas culturales con los límites del campo. “Los participantes de un campo, por ejemplo, las empresas económicas, los grandes modistas o los novelistas –procuran que en todo momento diferenciarse de sus rivales más cercanos, a fin de reducir su competencia y establecer un subsector del campo (habría que corregir esta frase la cual incurre en la parcialidad teleológica que con, frecuencia se me atribuye al comprender que para mí, la búsqueda de la distinción es el principio de las prácticas culturales” (Bourdieu & Wacquant, 1995, 66). Entonces, no es la distinción lo que revela las prácticas culturales, sino que son las interrelaciones y las prácticas que mantienen los agentes de otros campos entre sí.

Por otra parte, encontramos el trabajo de Anthony Giddens Consecuencias de la Modernidad, en el que plantea la necesidad de un análisis de la modernidad pero poniendo énfasis en las alusiones culturales y epistemológicas para poder diagnosticar cuáles son sus consecuencias. Apunta que en vez de estar entrando a un periodo de postmodernidad, nos estamos trasladando a un período en que las consecuencias de la modernidad se están radicalizando y universalizando como nunca. Esta situación lo lleva a plantear que “más allá de la modernidad, podemos percibir los contornos de un orden nuevo y diferente que es postmoderno pero esto es muy distinto de lo que en este momento algunos han dado en llamar postmodernidad” (Guiddens, 1997, 17).

Para lograr su objetivo se basa en lo que llama una interpretación discontinua del desarrollo social moderno. En esta interpretaciónle interesa captar la naturaleza de las discontinuidades en la historia para analizar lo que verdaderamente es la modernidad y para diagnosticar cuáles son sus consecuencias para nosotros en la actualidad. Los conceptos tiempo/espacio, desanclaje y conocimiento reflexivo los utiliza para darle forma a la interpretación discontinua. Estos conceptos tienen la característica de que se encuentran interrelacionados entre si, además de que, uno articula al otro y se constituyen como categorías analíticas.

Ahora bien, los conceptos de tiempos/espacio se instituyen como nociones fundamentales en su análisis discontinuista, debido a que nos proporciona los medios para alcanzar una precisa regionalización espacio temporal. “La separación tiempo/espacio no debería de verse como un desarrollo unilineal en el que no se presentan cambios de dirección o que abarque a la totalidad; al contrario, como todas las tendencias de desarrollo, también tienen rasgos dialécticos que provocan características contrapuestas. Aún más, la separación del tiempo y el espacio proporcionan una base para su recombinación en lo que respecta a la actividad social” (Guiddens, 1997, 32). De esta manera, logra determinar que el dinamismo de la modernidad se deriva de la separación del tiempo y el espacio.

Otro de los conceptos fundamentales en la obra de Guiddens es el de desanclaje, el cual lo entiende en los siguientes términos. “Por desanclaje entiendo el <<despegar>> las relaciones de sus contextos locales de interacción y reestructurarlas en indefinidos intervalos espacio temporales” (Guiddens, 1997, 32). Así pues, el desanclaje se puede percibir en dos variantes, como señales simbólicas o como sistemas expertos. Mientras que la noción de conocimiento reflexivo, lo utiliza para articular los conceptos anteriores.   Es decir, los significados que le dan sentido a la vida de los sujetos en sus contextos locales se ven cuestionados, reestructurados y reinterpretados  por medio de un conocimiento reflexivo. Por ejemplo, algunos sujetos en alguna etapa de su vida se atreven a cuestionar a la religión con la que nacieron y fueron educados. Sin embargo, por un conocimiento reflexivo debaten a la religión de origen, cuestionan sus estructuras y las reestructuran. Posteriormente, viene el proceso de desanclaje.

Análisis

En esta ocasión hemos reflexionado en torno a la sexualidad femenina sumergida en una sociedad conservadora como  la hidalguense en la época moderna, para ilustrar algunas de las conceptualizaciones más interesantes de los planteamientos de P. Bourdieu y A. Giddens. En este contexto, el habitus sexual de las mujeres se está convenido por un conjunto de conocimientos en torno al propio cuerpo, la reproducción así como de las permisiones y sanciones preescritas en la vida cotidiana. Este habitus sexual femenino de las mujeres hidalguenses, es una pauta, una jerarquización de valores asociados a diferentes campos e instituciones que regulan la conducta sexual en las mujeres en una sociedad conservadora ubicada en el tiempo posmoderno.

En efecto, si reflexionamos en torno a la sexualidad femenina en una sociedad conservadora como la hidalguense podemos ver que estas prácticas están reguladas por los campos religiosos, familiares, educativos, socioeconómicos, lúdicos, etc. Todos estos campos conllevan a una serie de significaciones unidireccionales que apuntalan a los agentes femeninos a controlar fuertemente sus intercambios sexuales. En efecto, en una sociedad altamente conservadora, católica y doble moralista como la hidalguense, la noción de virginidad, sumisión, mujer abnegada, etc., son interiorizadas como un elementos que dan forma a la honra familiar y que contribuyen al sostenimiento de la familia, además que proporciona prestigio social entre las mujeres, cuya especificidades confluyen de los campos religioso, familiar, educativo, político-estatal, social y económico.

A partir de este simple bosquejo es posible percibir no sólo la interrelación más o menos coherente (o bien contradictoria) de los campos alrededor de un habitus particular, sino también su independencia estructural en un tipo de orden dado. Enteste sentido, las prácticas culturales las podemos vislumbrar en el conjunto de normas que rigen la conducta sexual de las mujeres en una sociedad conservadora como la sociedad  hidalguense. En este punto valdría la pena preguntarse quién o quiénes y desde cuando construyeron ese conjunto de reglas  que actualmente norman la conducta sexual de las mujeres en el Estado de Hidalgo. La respuesta a este cuestionamiento es compleja, sin embargo, consideramos que es tarea de la mujer hidalguense conocer  las estructuras simbólicas que les marcan la pauta en su conducta sexual, cuestionarlas desde sus raíces y reinterpretarlas de acuerdo al contexto postmoderno en el que vivimos, y por medio de un conocimiento reflexivo puedan iniciar un proceso de desanclaje que las conduzca a vivir una sexualidad libre de ataduras morales y de prejuicios familiares y religiosos.

Referencias

Bourdieu, Pierre, (2000), La dominación masculina, Anagrama, Buenos Aires, Argentina.

Bourdieu, Pierre, & Wacquant, L. (1995), Respuesta a una antropología reflexiva, Grijalvo, México, D. F.

Bourdieu, Pierre, (1991), El sentido práctico, Taurus, Madrid, España

García Canclini, Nestor, (1984), “La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu” en Bourdieu, Pierre, Sociología y Cultura, Conaculta, México, Pp. 9-53

Giddens, Anthony, (1997), Consecuencias de la modernidad, Alianza, Madrid, España.


[a] Profesor Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.