La participación social en la gestion del agua

Resumen

Por mucho tiempo y después del fortalecimiento de las estructuras gubernamentales en la economía terminada la Revolución Mexicana, el servicio de agua potable funciono como un monopolio natural debido a esto el manejo de éste estuvo a cargo del Estado; sin embargo, en los últimos años la cantidad y la calidad del agua han disminuido provocando una menor disponibilidad del recurso para el uso y consumo humano, enfrentándose un escenario de escasez; dicha situación suscitó que el gobierno no fuera capaz de ofrecer un servicio de calidad a los usuarios, por ello se buscó la participación de empresas privadas en el manejo del servicio, generando descontento en varios sectores de la sociedad, quienes señalan que mediante la participación social en la gestión del agua se puede lograr un mejor manejo del recurso, haciendo frente al problema de carestía que existe con respecto al recurso.


Palabras clave: participación social, gestión del agua, bien común, derecho humano, manejo del agua, calidad de la participación.

Abstract

For a long time, and after strengthening government structures in the economy when ended the Mexican Revolution, the drinking water functioned as a natural monopoly due a this the State managed water; however, in recent years the quantity and quality of water has decreased leading to lower water availability for human use and consumption, generating a scenario of scarcity; such a situation promoted that the State was not able to offer a quality service to users, so the private participation was sought in the management of the service, generating discontent in various sectors of society, who point out that by engaging social in water management is possible better resource management, making face the problem of shortage that exists with respect to the resource.


Keywords: social participation, water management, common good, human right, water management, quality of participation.

Introducción

Por mucho tiempo se había considerado que el agua era un recurso infinito; sin embargo, en las últimas décadas se empezó a tener un problema en relación a su acceso para consumo humano por parte de diferentes grupos de usuarios.

Esto puede atribuirse al mal manejo por parte de los responsables de la administración del agua, es por ello que surge el interés de conocer las posibilidades de la participación social en la gestión de dicho servicio.

En el presente documento se realiza una revisión de las diferentes formas de participación social que pueden existir en la gestión del agua.

Para ello en un primer apartado se hace mención de la situación en la que se encuentra el recurso agua, éste nos permite darnos cuenta de la necesidad de una nueva gestión del agua en la que se incluya a los diferentes actores involucrados, entre los que se encuentran los ciudadanos.

Se habla del agua como un bien común y el derecho al agua, mencionándose a algunos autores a favor y en contra de considerar al agua como un bien común.

Se hace referencia de las diferentes formas de participación social que pueden existir en el manejo del agua, se hace mención de los beneficios que esta puede generar.

Se habla de algunos casos de éxito de participación social en países como Brasil, Venezuela, India, Bolivia y España.

Algunas de las conclusiones a las que se llegó después de la revisión fueron: la necesidad de una mejor gestión del agua debido a la situación de escasez en la que se encuentra, se considera a la participación social como una posible alternativa de mejora en la gestión del agua, haciéndose mención de algunos casos de éxito de este tipo de participación.

Por otro lado es importante tener en cuenta que para que se pueda ejecutar la participación social y ciudadana, se deben diseñar políticas públicas que permitan ésta.

Sin políticas que fomenten estas acciones, resultaría un tanto complicado formalizar la participación.

Panorama general del recurso agua en el mundo y en México

Los recursos hídricos mundiales deben responder a múltiples demandas: agua potable, higiene, producción de alimentos, energía y bienes industriales, y mantenimiento de los ecosistemas naturales; sin embargo la escasez[1] que enfrentan dichos recursos va creciendo desmesuradamente.

La crisis del agua [2] en el mundo, es sin duda, un problema cada vez más severo; como consecuencia, un alto porcentaje de la población mundial en estado de pobreza no tiene acceso a agua potable.

Una de las causas importantes de esta crisis es la falta de una gestión adecuada de los recursos hídricos (UNESCO, 2003 y 2006).

En el 2000 existían 31 países sometidos a escasez [3]de agua y se calcula que para 2025 serán 48 países en esta situación (FNUAP, 2001). Para el 2050 más del 45% de la población mundial (cerca de 4,200 millones de personas) estarán viviendo en países donde no se podrá satisfacer el requisito de contar con 50 litros de agua por persona y por día, para atender las necesidades humanas básicas.

A la fecha, el 65% de las personas que carecen de servicios del agua se encuentran en Asia, el 6% en América Latina y el Caribe, el 2% en Europa y el 27% en África (UNESCO, 2003). La distribución de población sin servicio de agua puede atribuirse a que la cantidad de agua es fija y finita y no se distribuye de la misma manera en todas las regiones del mundo.

La escasez de agua se puede atribuir a un clima árido, o bien a la carencia de infraestructura básica.

La dotación de agua tiene implicaciones importantes en la localización de industrias y de patrones globales de salud, además de que ha sido causa de conflictos en niveles regionales y locales.

El agua contribuye al progreso económico y social, es usada en gran parte de las actividades económicas y representa un servicio de primera necesidad, por lo que disponer de dicho servicio genera el bienestar de la sociedad.

En México, la concentración de población y la actividad económica han creado zonas de alta escasez de agua, tanto en las regiones de baja precipitación pluvial como en zonas donde existía un alto grado de disponibilidad y de captación de agua.

En algunas regiones del país el volumen demandado es mayor que el suministrado debido al crecimiento urbano, al desarrollo industrial y al establecimiento de agricultura de riego (CNA, 2006).

Debido a estos problemas se han empezado a generar políticas enfocadas a la conservación y manejo integral del agua.

En la administración del Presidente Vicente Fox [4] se diseñó el Programa Nacional Hidráulico (PNH) 2001 – 2006 cuyo objetivo fue lograr el desarrollo de acciones necesarias para avanzar hacia el equilibrio hidrológico a nivel nacional; también se han elaborado Programas Hidráulicos Regionales, que plasman las acciones en materia hidráulica de cada región, su objetivo es contribuir a la solución de los diversos problemas que aquejan a cada una de las 13 regiones hidrológico-administrativas que existen en nuestro país.

El agua para abastecer a las ciudades se puede obtener de fuentes superficiales o subterráneas.

En México, el 70% del volumen suministrado a las ciudades proviene del subsuelo [5]; el agua subterránea se ha convertido en un elemento indispensable en el suministro a los diferentes usuarios.

En las zonas áridas [6] ésta constituye la fuente de abastecimiento más importante y en algunos casos la única.

La demanda de agua en las ciudades mexicanas es cada vez más difícil de satisfacer, situación que ha provocado que el problema de la sobreexplotación de los acuíferos [7] sea cada vez más grave; en 1975 eran 32 los acuíferos sobre explotados, número que se elevó a 36 en 1981, a 80 en 1985 y a 96 en el 2000, lo que muestra que el agua enfrenta problemas en el país, debido a que su demanda es más alta que su oferta; así mismo existen problemas como la mala gestión en muchos de los organismos operadores y la falta de una cultura del agua por parte de los usuarios.

La crisis del servicio de agua en las ciudades ha ido en aumento por causas como: el mal manejo por parte de los encargados de proveer este servicio; el aumento de actividades económicas donde se demandan grandes cantidades de agua; el aumento de la población; bajos niveles de recaudación que traen como consecuencia la falta de ingresos en los organismos proveedores para solventar los gastos que implica la provisión del servicio; la sobre explotación de las fuentes abastecedoras, entre otras.

Esto ha llevado a la búsqueda de nuevas alternativas para lograr un manejo más eficiente del agua, entre las que se ha considerado la participación social.

Cuando se considera la participación social se debe de pensar en aspectos relacionados con los derechos que tienen los ciudadanos de opinar con respecto a temas que los afecta de manera directa y este es el caso del agua, debido a que tiene diferentes implicaciones en la vida de la sociedad que van desde las sociales y económicas hasta las ambientales.

El agua como un bien común y el derecho al agua

Al plantearse la interrogante “¿quién es el dueño de agua? se puede decir que “nadie, pertenece a la tierra, a todas las especies y a las generaciones futuras”; por lo tanto, es necesario preservarla en la esfera pública, mantenerla limpia, mantenerla accesible para todos, en otras palabras preservarla como un Bien Común (Barlow, 2007).

Un enfoque de agua como bien común, implica actuar en sentido de protección del agua, las cuencas hidrográficas y las especies, y a todos los seres humanos.

Por otra parte, autores como Hardin (1982) mencionan que es importante tener cuidado al hablar de bienes comunes, debido a que en muchas ocasiones éstos pueden llegar a ser sobreexplotados; en el caso del agua, éste ha sido uno de los problemas a los que se puede enfrentar debido a que la gente lo considera un bien que es de todos y de nadie lo que ha provocado una mala gestión del mismo.

En la búsqueda de abatir esta sobreexplotación del agua se ha analizado la posibilidad de considerarla como una mercancía y con ello dar cabida a la participación privada para eliminar dicha sobreexplotación, situación que ha hecho que se generara la discusión de considerar al agua como un derecho humano y un bien común y no como una mercancía (Bakker, 2007).

De acuerdo a los autores antes mencionados se identifica que disponer de agua potable y saneamiento en condiciones equitativas, representa un componente integral de la realización de todos los derechos humanos.

Asimismo, se reconoce la responsabilidad del Estado de promover y proteger todos los derechos humanos, que son universales, indivisibles, interdependientes y están relacionados entre sí, y que deben de tratarse de forma global y de manera justa y equitativa y en pie de igualdad y recibir la misma atención.

En julio de 2010, durante el Sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, se declaró al agua y el saneamiento como un Derecho Humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.

Exhorta a los Estados y a las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y de la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y el saneamiento (ONU, 2010).

Formas de participación social en el manejo del agua

La participación ciudadana es un tema relativamente nuevo. Uno de los primeros autores en hablar de este tipo de participación fue Arnstein (1971), quien presenta una tipología de la participación ciudadana, la cual se representa mediante una escalera en donde cada peldaño corresponde a la medida de poder de los ciudadanos en la determinación del plan o programa en que estén participando.

La participación social en la gestión del agua es una herramienta que puede incorporar múltiples conocimientos (tradicionales, científicos, técnicos, administrativos, entre otros); lo cual permite tener una visión integral de los problemas y prioridades.

Así mismo, los mecanismos participativos permiten garantizar la conservación y el acceso equitativo al servicio.

Esta participación se puede promover a través de la investigación a múltiples escalas y el aprendizaje social colectivo entre los diferentes actores.

Esta participación puede contribuir a que la gestión de estos servicios sea más eficiente, efectiva y duradera en términos sociales, ambientales y económicos.

Así mismo puede funcionar como una herramienta que contribuya a optimizar el agua y hacer más efectivo su manejo.

La gestión participativa de los servicios públicos puede traer varios beneficios entre los que se pueden destacar los siguientes:

• Reducir la pobreza y mejorar la vida de las personas que vivan en el lugar donde se realice.

• Facilitar una definición coherente de las necesidades de acuerdo con el contexto y la realidad de la zona, donde se lleve a cabo este tipo de gestión.

• Permitir la incorporación de actores como el sector público, privado, comunidades locales, universidades y otros, lo que a su vez fortalece y capacita la estructura de la organización local. Así mismo, al mejorar la comunicación e intercambio de información entre sectores, genera un ambiente de confianza.

• Identificar soluciones más eficientes, efectivas y duraderas en términos económicos, sociales y ambientales, generando beneficios colaterales.

• Incorporar múltiples conocimientos y puntos de vista para facilitar el intercambio entre saberes.

• Por último, y no por eso menos importante, promover espacios de participación en otros ámbitos (Ramsar, 2002).

Es importante tener en cuenta que existen algunos aspectos que se deben considerar en la elaboración y aplicación de estrategias de participación social, entre los que se pueden destacar la capacitación de todos los implicados, el acceso equitativo a la información, la aplicación de participación a través de la identificación de líderes locales y regionales.

Para que la participación social funcione es necesario llevar a cabo estas estrategias; de lo contrario, es muy probable que no se obtengan beneficios, como incrementar la eficiencia en los organismos operadores mediante las aportaciones hechas por los ciudadanos que participan y el reconocimiento de los usuarios hacia los operadores del servicio público, ya sea que éstos sean de capital público o privado.

Entre los mecanismos que podrían quizás usarse para obtener ese involucramiento de la ciudadanía se hallan las encuestas, las audiencias públicas, las audiencias parlamentarias y los congresos de consenso, entre otros.

Las audiencias públicas podrían dar un perfil más fino a las sensibilidades detectadas mediante encuestas.

Por otra parte, las audiencias parlamentarias podrían, además de proporcionar respaldo público al proyecto, ser una fuente de información respecto al modo en que los representantes democráticos de los ciudadanos perciben el tema del bienestar social y del papel en él de las políticas sobre ciencia y tecnología.

En el siguiente cuadro se observan los mecanismos y procedimientos de participación pública; se puede observar que la mayoría de ellos se han utilizado para tratar temas que afectan a la población en general, es por esto que algunos de estos mecanismos pueden ser utilizados para llevar a cabo la participación social.

En el caso del agua algunos de los métodos de participación pueden ser el panel ciudadano, comité de ciudadanos y litigio.

Método de participación Participantes Duración Características Ejemplos
Referéndum Potencialmente todos los miembros adultos de una población; de un modo más realista, una importante proporción de ellos. Votación puntual. La votación suele consistir en elegir entre dos opciones. Todos los participantes tienen la misma influencia. El resultado final es vinculante. Referéndum sobre biotecnología en Suiza. Referéndum sobre energía nuclear en Suecia.
Audiencia pública Ciudadanos interesados, limitados por la capacidad de la convocatoria. Los verdaderos participantes son los expertos y políticos que intervienen. Dado que suelen convocarse para diferentes públicos, pueden durar varias semanas o incluso meses. La administración presenta un plan o un programa en un foro público. Los asistentes pueden dar su opinión, sin un impacto directo en términos de recomendaciones atendidas. Mecanismo muy frecuente en muchos países.
Encuesta de opinión Muestra amplia (de cientos o miles), Normalmente representativa de distintos segmentos poblacionales. Evento singular. Normalmente realizada mediante cuestionario escrito o encuesta telefónica. Puede incluir gran diversidad de preguntas. Usada para recopilar información. Reino Unido: Alimentos transgénicos. España: técnicas de reproducción asistida.
Gestión negociada Reducido número de representantes de grupos de interés. Pueden incluir representantes de organizaciones ciudadanas. Duración muy Variable (días/semanas/meses). Normalmente se fija un plazo estricto. Comisión de trabajo de los representantes de los grupos (y la institución convocante). Las regulaciones son el objeto habitual de trabajo. Normalmente es requerido el consenso. Método utilizado habitualmente por la EPA norteamericana.
Congreso de consenso Suele incluir entre 10 y 16 miembros del público (sin conocimiento del tema) elegidos por el comité organizador como"representantes" del público general El congreso dura tres días normalmente. Son necesarias actividades y conferencias previas para informar a los participantes sobre el tema. Panel de ciudadanos no expertos, con un moderador independiente que interroga a expertos convocados desde los grupos de interés. Reuniones abiertas al público. Elaboración final de un informe con las conclusiones o convocatoria de una conferencia de prensa. Usado ampliamente en Dinamarca y Países Bajos, en temas como la irradiación de alimentos o la polución del aire. Utilizado también en el Reino Unido (biotec. de plantas) y EE.UU. (telecomunic.).
Panel ciudadano Generalmente incluye de 12 a 20 miembros del público seleccionados por el panel de grupos de interés como representativos de la población local. Sin ser necesario, las reuniones normalmente duran varios días. Panel ciudadano elaborado siguiendo el modelo del jurado, con asesoría de peritos convocados. Reuniones normalmente cerradas. Elaboración final de un informe con las conclusiones o convocatoria de una conferencia de prensa. Utilizado en EE.UU., Alemania y Reino Unido.
Comité asesor de ciudadanos (CAC) Pequeño grupo de ciudadanos seleccionados por la institución organizadora para representar las opiniones de varios grupos o comunidades (puede no incluir miembros del público real). Sus actividades tienen normalmente lugar en un extenso periodo temporal. El constituye un grupo de trabajo para examinar alguna cuestión significativa. Tiene lugar la interacción con los representantes de la industria. Usado con frecuencia en EE.UU., por ejemplo para debatir la limpieza de los depósitos de residuos.
Grupo de trabajo (focus group) Pequeño grupo (5-12 miembros) seleccionado para representar al público. Diversos grupos pueden ser usados en un mismo proyecto. Reunión única, normalmente de no más de 2 horas. Discusión libre sobre un tema general, grabada en audio o video, y con una mínima intervención del moderador. Es utilizado para evaluar opiniones o actitudes. Ejemplos en Reino Unido para evaluar riesgos alimentarios.
Litigio Potencialmente todos los miembros adultos de una población; de un modo más realista, una importante proporción de ellos. Acción puntual, aunque el proceso puede prolongarse mucho tiempo. El litigio tiene lugar en el ámbito judicial y requiere información pública y asesoramiento legal. Los participantes tienen, en principio. la misma influencia. El resultado final es vinculante. Muy frecuente en muchos países
Consumo diferencial Potencialmente todos los miembros de una población; de un modo más realista, una importante proporción de ellos en una medida muy variable. Acción puntual / proceso. Los ciudadanos incentivan o desincentivan líneas de innovación mediante el consumo selectivo de productos. Se requiere información pública (etiquetado). En economías de mercado.
Protesta pública Potencialmente abierto a todos los miembros de la población. Muy variable en cuanto a la duración. Puede adoptar una gran variedad de formas, a través de pequeños grupos temporales o en vinculación a grupos de interés consolidados. Acciones también muy diversas, desde declaraciones públicas a manifestaciones o acciones de boicot. En países democráticos.

Adaptado de Rowe y Frewer (2000: 8-9).


Así mismo, Rowe y Frewer (2000) diseñaron algunos criterios de evaluación para estos mecanismos, los cuales incluyen criterios de funcionamiento y criterios de procedimiento, que permiten medir la calidad de la participación.

Criterios de funcionamiento

Relacionados con el diseño y funcionamiento de un mecanismo

1. Criterio de la representatividad. El público participante debería comprender una muestra ampliamente representativa del público afectado o interesado. En principio, cuanto mayor sea el número y diversidad de individuos o grupos involucrados, más democrático puede considerarse el mecanismo participativo en cuestión.

2. Criterio de la independencia / igualdad. El proceso de participación debería ser conducido de un modo independiente y no sesgado, garantizando la igualdad para las distintas partes. Ello implica, entre otras cosas, transmisión de toda la información, disponibilidad de medios, no intimidación e igualdad de trato.

3. Criterio de la implicación activa. El público participante debería implicarse desde las fases iníciales de definición de problemas y el debate de sus parámetros principales, y no sólo considerar reactivamente su opinión en el terreno de las soluciones.

4. Criterio de la efectividad / influencia. El resultado del procedimiento debería tener un impacto genuino en la toma de decisiones. Para ello es necesario que se produzca una delegación de la autoridad o un acceso efectivo a aquellos que la detentan (Rowe y Frewer, 2000).

Criterios de procedimiento

Relacionados con la potencial aceptación pública e institucional.

1. Criterio de la transparencia. El público general debería ser capaz de ver cómo se desarrolla el proceso y se toman las decisiones.

2. Criterio de la accesibilidad de recursos. El público participante debería tener acceso a los recursos apropiados para el satisfactorio desempeño de su tarea.

3. Criterio de la definición de objetivos. La naturaleza y alcance de los objetivos y actividades de la participación deberían ser definidas con claridad.

4. Criterio de la estructuración de la toma de decisiones. El ejercicio de la participación debería hacer uso de los mecanismos apropiados para estructurar con claridad el proceso de toma de decisiones.

5. Criterio de costo/efectividad. El procedimiento debería ser efectivo con relación al costo (Rowe y Frewer, 2000).

Con lo anterior se observa que cuando se pretende realizar un proceso de participación social se debe de tener en cuenta de qué manera será dicha participación, la cual puede ser en el manejo de acuíferos y cuencas hidrológicas y su preservación, o bien dentro de los organismos operadores de agua.

La participación debe ser igual de importante tanto en la cuestión de los acuíferos y cuencas hidrológicas, como en los organismos operadores.

En el manejo de los acuíferos y cuencas hidrológicas es importante que exista presencia ciudadana, los pobladores son quienes viven cerca de aquéllos y suelen ser los que se percatan de los principales cambios que se han dado en las últimas décadas; así mismo, son los ciudadanos los que al tener cercanía con la problemática de la región pueden aportar soluciones.

Los ciudadanos son quienes reciben el servicio ofrecido por los organismos operadores de agua, por lo que se pueden convertir en los observadores del desempeño que tiene el organismo operador.

Otra alternativa de participación social en los organismos operadores se encuentra en la participación de la sociedad mediante la formación de Consejos Ciudadanos, los cuales les permitan contribuir en el proceso de la toma de decisiones en las principales acciones realizadas por los organismos operadores.

La participación social es importante en la administración del agua; sin embargo, se debe de tener en consideración que a pesar de que se han realizado acciones para llevar a cabo la participación aún no se ha concretado.

Se debe reconocer que en la actualidad en la mayoría de los casos existe una limitada cultura organizativa de parte de las comunidades aledañas a las cuencas, empresas privadas e instituciones públicas locales, regionales y nacionales.

Sin embargo, en algunos países existen casos exitosos de participación social, en los cuales la gente ha logrado ponerse de acuerdo para mejorar la gestión del agua, por lo que es resulta importante mencionarlos.

Casos de participación social en la gestión del agua

La participación social con respecto a la toma de decisiones en relación al agua es importante, debido a que es la sociedad quien se ve beneficiada o perjudicada por aquellas decisiones que se tomen.

Sin embargo, la falta de programas y leyes que describan la forma de llevarse a cabo dicha participación, ha provocado que en la mayoría de los casos donde se ha dado la presencia de la sociedad en la toma de decisiones en relación a la gestión del agua no ha resultado como se esperaba.

Sin embargo, existen algunos casos de éxito entre los que se tiene como nexo común: la democratización de los servicios del agua y la participación ciudadana en su gestión.

A través de diversos modelos se ha conseguido mejorar notablemente la eficacia, la calidad del servicio, la receptividad de los ciudadanos y los logros sociales de las empresas públicas del agua (Ortega, 2006).

Dentro de estos casos se encuentra la ciudad brasileña de Porto Alegre, donde la transparencia en el funcionamiento de la empresa, el control democrático de las decisiones económicas y estratégicas, y la participación ciudadana en la fijación de prioridades durante la fase de planificación, a través de reuniones públicas.

Dichos logros se han alcanzado gracias al compromiso político del PT (Partido de los Trabajadores) que dirigía a los gobiernos municipales durante la implantación de estos sistemas participativos.

Otro factor fue el papel jugado por ASSEMAE (Asociación Nacional de Servicios Municipales de Agua y Saneamiento) como difusor de dichos sistemas (Ortega, 2006).

En Venezuela, desde 1999 se está desarrollando un modelo de participación de los usuarios en la gestión del agua.

El elemento clave son los Consejos Comunitarios de Aguas, formados por las comunidades locales, las empresas de agua y los funcionarios.

Los ciudadanos se involucran de manera activa en la toma de decisiones, ejerciendo un control democrático sobre la empresa, responsabilizándola de los planes de trabajo y colaborando a través de cooperativas de trabajadores.

En 2003 el Estado indio de Tamil Nadú inició un programa de transformación institucional de los servicios públicos de agua.

El objetivo era transformar la empresa pública en una organización más centrada en las personas, más receptiva ante la comunidad, más receptiva ante la comunidad, más transparente y con un mejor sistema de rendición de cuentas.

Se creó como un instrumento de participación de un koodam (concepto tradicional en la sociedad india), en que todos los actores incluidos los gerentes de las empresas de agua, interactúan como iguales, sin distinción de rangos o privilegios, con el objetivo común de aprender del otro y con el otro (Ortega, 2006).

En Cochabamba, Bolivia en 2000 la empresa pública SEMAPA fue objeto de profundas reformas para asegurar su control por los ciudadanos y realizar una gestión compartida.

En 2002, los ciudadanos eligieron directamente tres de los siete miembros de la Junta Directiva.

Además, mediante una asociación pública y colectiva, SEMAPA, está trabajando con los comités de agua.

En 1979, en Córdoba, España se establece un modelo participativo en todas las empresas públicas municipales y en particular en la Empresa Municipal de Aguas de Córdoba.

La participación se realiza directamente en el Consejo de Administración, órgano ejecutivo encargado de adoptar las decisiones importantes sobre la gestión de la empresa.

El Consejo se ha convertido en un foro de discusión y de búsqueda de soluciones en las que se han tenido en cuenta los intereses de los ciudadanos (Ortega, 2006).

Conclusiones

En las últimas décadas el tema del agua se ha convertido en un asunto crucial debido a que los niveles de demanda se han incrementado por el aumento de la población mundial, aunado a ello se tiene el problema de una mayor contaminación de ésta debido al aumento de las actividades económicas que la utilizan y no le dan un tratamiento antes de desecharla, provocando con ello problemas de escasez de agua potable.

Durante mucho tiempo la gestión del agua ha estado a cargo de la administración por parte del Estado; sin embargo, este no ha cubierto las necesidades de la ciudadanía con respecto a este servicio, es por ello que se ve como una posibilidad de mejora en la gestión del agua la participación social, la gente mediante sus conocimientos puede contribuir a mejorar la gestión del agua y con ello cubrir una mayor parte de las necesidades que se deben de cubrir con el suministro de agua.

Existen algunos casos en los que se ha dado la participación social en la gestión del agua, en donde se observa que es importante el trabajo conjunto entre la comunidad y el Estado; éste no debe desaparecer ya que es importante que genere políticas, leyes y programas que vayan encaminados a fortalecer la participación social en la gestión del agua.

Referencias

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[1] Desde un punto de vista económico un recurso escaso, es aquel para el que la cantidad demandada a un precio cero excede la oferta disponible. La escasez de los recursos limita a la sociedad y ésta tiene que tomar decisiones sobre cómo asigna estos recursos entre los usos alternativos (Begg, Fischer y Dornbusch, 2002).


[2] La manifestación más obvia de la crisis del agua es la escasez. Esto se ha visto reflejado en la disminución de la cantidad disponible de agua dulce por persona, esta situación obstaculiza la producción de alimentos y el desarrollo económico, además de causar un daño ambiental severo (OECD, 2000).


[3] La escasez del agua puede ser de dos formas: escasez del abastecimiento de agua, y escasez de los servicios de agua (OECD, 2000).


[4] En el PNH el presidente Fox señala: el agua es un tema particularmente delicado. Como fuente de vida, su disponibilidad condiciona el desarrollo de muchas regiones del país; por ello, su manejo y preservación son asuntos estratégicos de seguridad nacional.


[5] De fuentes subterráneas se abastecen aproximadamente 75 millones de personas (55 millones de los mayores centros urbanos y 20 millones del medio rural), (Programa Nacional Hidráulico, 2001-2006).


[6] En las zonas áridas el balance de agua subterránea es negativo y se está minando el almacenamiento subterráneo.


[7] De los 654 acuíferos que hay en México, sólo 200 se han estudiado a detalle y de ellos más de 100 están sobre-explotados (CNA, 2003).

[a] Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en la Escuela Superior Atotonilco de Tula.