La construcción sociocultural del cuerpo humano y el bienestar subjetivo.

Resumen

El presente documento es una reflexión sobre el bienestar subjetivo como una construcción cognoscitiva mediada por el lenguaje de los individuos que viven en contextos histórico-sociales determinados y que afectan no sólo su desarrollo psicológico, sino la afectación corporal a través de su propia praxis.
Se acotan varias aproximaciones al conocimiento del bienestar subjetivo junto a varios sistemas espacio –temporales como la cultura, la familia, la nutrición. Se concluye que más que tratar de estudiar estilos de vida, se deberían abordar en primera instancia los estilos de pensamiento y los estilos del habla.


Palabras clave: Bienestar subjetivo, corporalidad, contexto histórico-social, pensamiento y lenguaje.

Abstract

This paper is a reflection about the subjective well-being as a cognitive construction mediated by language of individuals living in certain historical-social contexts and affect them not only their psychological development, but the body involvement through its own praxis.
It points several approaches to the knowledge of the subjective well-being along with several space - temporal systems as culture, family, and nutrition. It concluded that rather than trying to study life styles at first, they should be addressed to review thinking styles and talk styles.


Keywords: Subjective well-being, bodily, socio-historical context, thought and language.

Posturas epistemológicas del concepto de hombre.

Las posturas médicas y psicológicas tienen serios problemas de fragmentación en su visión del cuerpo humano, como resultado de un paradigma cartesiano de explicación del sujeto y su realidad.

La medicina no trata a la persona, trata con enfermedades, y esto acarrea confusión en el paciente y desidia en el equipo de salud al apoyarse exclusivamente en el uso de fármacos y técnicas demasiado estandarizadas como para considerar el papel del enfermo como un sistema dinámico y abierto en relación con otros sistemas – como la que guarda con el propio equipo de salud, por ejemplo –

La psicología, por su parte, se encuentra en vías de consolidar un punto de vista propio de la posmodernidad en que vivimos en la actualidad: el holista. Sin embargo, la práctica profesional en esta área se ve muchas veces comprometida con escuelas, sistemas y teorías particulares. En el trabajo clínico, la terapia está, en la mayoría de los casos, sujeta a la formación epistemológica del propio psicólogo. Así es que, si éste ha sido formado académicamente en la tradición conductista, seguramente tratará de encontrar los eventos que dan lugar y mantienen a la conducta, empleando el manejo de contingencias u otros procedimientos; si el paciente no obtiene solución, en el mejor de los casos acudirá a otro profesional a fin de encontrar la cura.

La postura holista aborda las formas de relación que existen en la vida de un ser humano, considerándolo como integral en el sentido más amplio del término y tratando de entender cómo y por qué se construye como sujeto, cuáles y de qué índole son las cuestiones que entrecruzan lo corporal en lo psicológico y viceversa y cómo aprehende su realidad a partir del lenguaje. Lo relevante para el equipo de salud es reconsiderar al hombre y su construcción bio-físico-psico-socio-cultural, en el proceso de salud-enfermedad, pero no en un proceso de adaptación a la manera darwiniana, sino más bien en la construcción de su propia identidad contextualizada en una época histórica determinada y mediada por el lenguaje.

La existencia corpórea

Dice Sergio López Ramos en 1995: “las formas de vivir y sentir lo corporal en cualquier cultura, son aprendidas y reproducidas por las explicaciones que dan los brujos, los guías religiosos, los médicos, los científicos, los comerciantes y los políticos. A pesar de lo anterior, las maneras de concretarlo, de vivirlo cotidianamente en el cuerpo, son un acto de individualidad. El sujeto hace uso de su elección con el cuerpo de acuerdo con las mediaciones sociales y emocionales. Entonces, una representación simbólica se materializa en formas de ser, de amar, de vivir, de comer, de enfermarse y de morir. En esa lógica, el ser humano es una concreción simbólica de una cultura específica”.

Al tratar de entender la relación mente-cuerpo, es importante hablar de cómo el cuerpo humano se construye y por ende también se destruye en su viaje en el tiempo y el espacio, siempre contextualizado en su cultura.

Lo cultural

La subjetividad individual está atada a la subjetividad colectiva, entretejidos con las emociones, preferencias, así como sentimientos de pertenencia, aprobación y aceptación.La subjetividad individual o formas de entender al mundo que se ven impelidas por las costumbres y normas sociales, confrontan con los planteamientos innovadores escenificados en el sujeto. En la sociedad occidental los mediadores entre sujeto y convenciones están representados por las instituciones, mismas que se encargan, a través de diversas formas lingüísticas, de reproducir y difundir una moral o forma de entender el mundo y su relación con el ser humano.

Instituciones como la religión, la educación, la salud, los medios de difusión y comunicación de masas, hasta llegar a la familia “crisol en donde se interconectan con más claridad y accesibilidad ambos componentes, los emocionales y los convencionales. En todas y cada una de estas, se encuentran las normas explícitas que dan sentido a la convivencia en grupo; el no observar la convención nos hace merecedores de una sanción o sanciones también acordadas para hacerlas respetar” (Herrera, 1995).

En el sector salud, como institución tiene autoridad legal y social para decidir si el paciente se encuentra enfermo, en qué grado y si no lo está. En la persona del médico se deposita la autoridad para calificar y descalificar el sentir del paciente.

La institucionalización de los deseos y los anhelos y los sentimientos, a través de la escuela, la religión, los medios, la familia, y las representaciones que hace el hombre de sus estilos formas de convivencia, convierten al hombre en un ser sobrerracional, de tal suerte que se olvida de su propio cuerpo, de su propio yo, llegando a terminar por convertirse en cosa y perder la dignidad humana.

La familia

La célula básica de la organización social está representada primordialmente por la institución familiar, en ella se reproducen los valores generales de la sociedad y se inculcan e introyectan principios (normas morales intrínsecas al mapa de realidades concretas y experiencias de los miembros de la familia), bajo circunstancias particulares que incluyen la construcción de la subjetividad colectiva y la individual.

Vivir formas de rechazo, de abandono, desamor, sobreprotección, así como toda clase de mensajes mediados por los familiares o por los medios de difusión como la televisión, son conceptos “...que por un lado, son alojados en la persona como formas de asumirse en la vida, de visualizarse como uno y otro tipo de persona, y por el otro, se inscribe en el cuerpo físico.” (Herrera, 1995)

Nutrición

El cuidado de la alimentación resulta angular en el crecimiento integral del hombre. Sin embargo, las formas deficientes de alimentación son también producto de instrumentos de control usado y que toma diversas formas, los gobiernos, las grandes corporaciones, los medios de difusión masiva, la familia, etc.

Las modas, las costumbres, los modelos sociales, etc., se convierten en imágenes con las cuales nos identificamos. Los comerciales de la televisión pueden llevarnos a crear una identidad, una imagen de sí mismos errónea o equivocada.

Hoy en día es ampliamente conocido el efecto de algunos alimentos sobre la salud y calidad de vida. Existen algunos grupos de alimentos que guardan relaciones estrechas entre sí, algunas de las combinaciones inadecuadas de estos grupos pueden causar malestares fácilmente detectables, pero por ser de uso cotidiano en la sociedad nos parecen normales, atribuyendo a ciertos alimentos características no propias, que son resultado de su mala combinación.

Los medios nos ofrecen un sinfín de dietas, brebajes, productos y aparatos para mejorar la imagen de lo que quisiéramos ser y nunca podremos alcanzar: la juventud permanente y la belleza nórdica en los países latinos.

EL BIENESTAR SUBJETIVO

En la actualidad, hombres y mujeres buscan en la apariencia corporal, la felicidad. Pero se queda en eso, en apariencia, sin darse cuenta que el cuerpo es la manifestación, simple y llanamente, de nuestra esencia humana. Repositorio de culpas, miedos y traumas que nos llevan al malestar con nosotros mismos.

“Nacimos para vivir y morir en armonía y cuando ésta es quebrantada o reprimida, nuestro auténtico yo que es el Inconsciente, se rebela y se venga atacando al cuerpo en forma de somatizaciones progresivas: Ansiedad, tortícolis, hemiplejías, úlceras, cáncer e infartos” (Torres).

Así, se ha acuñado el término “bienestar subjetivo”, como sinónimo de felicidad y optimismo. Los esfuerzos por definir, medir, comprender y explicarlo han llevado a los investigadores a plantear diversos modelos, como los intentos de la Organización Mundial de la Salud a través de Quality of Well-Being Scale. Cuadra y Florenzano (2003), exponen varios de estos, así como los principales hallazgos de las investigaciones que los sustentan. La Teoría de la Autodeterminación, que parte del supuesto de que las personas pueden ser proactivas y comprometidas o bien, inactivas y alienadas, dependiendo de su propio contexto social. El Modelo Multidimensional que plantea seis factores que tienen que ver con el desarrollo humano y que fluctúan según la edad de los individuos: autoaceptación, crecimiento personal, propósitos de vida, relaciones positivas con otros, dominio del medio ambiental y autonomía. El Modelo de Acercamiento a la Meta y la Teoría del Flujo de Csikszentmihalyi, que indica que el bienestar está en la actividad humana en sí y no en la satisfacción o logro de la meta final.

CONCLUSIONES

Más que hablar de estilos de vida, deberíamos de hablar primero sobre estilos de pensamiento y estilos del habla. Mientras sigamos atando nuestras creencias a la propia ignorancia, seguiremos confundiendo la calidad de vida con los logros económicos y mientras sigamos repitiendo frases sin sentido auténtico, continuaremos confundiendo la presencia contra la esencia de las cosas y peor, nuestra propia vida esencial.

Las relaciones entre Pensamiento y Lenguaje se nos imponen para conectar a la palabra con la emoción, la subjetividad con lo corpóreo. La Lingüística, desde Herder, pasando por Humboldt y Saussure hasta Chomsky por una parte y la Psicología, desde los descubrimientos de Pavlov, pasando por la teoría del condicionamiento cultural de las funciones psíquicas de Vygotsky, así como los diferentes sistemas y teorías hasta el Psicoanálisis de Lacan, van llegando a lo que ya se había planteado en la filosofía: el papel del lenguaje en la formación de representaciones; pudiendo afirmar que la percepción que tiene el sujeto de sí mismo y de su entorno no sólo va ligada al lenguaje, que es pensamiento, sino que también es dirigida por él.

Es un hecho reconocido que tanto en la filogenia como en la ontogenia del ser humano, al actuar, transforma la realidad y por consiguiente, su conocimiento es la forma activa de la percepción por el hombre de la realidad objetivamente existente. “…el conocimiento aplica la praxis humana en todas sus formas y representa, en cierto sentido, la proyección del hombre. Esto significa que la forma de percepción de la realidad objetiva por parte de los hombres –desde su articulación en la percepción sensitiva hasta, finalmente, la percepción conceptual de las leyes de su desarrollo- no sólo depende de la forma de ser la realidad, sino también de la forma de ser del hombre cognoscitivo. En efecto, qué percibe y conoce el hombre y cómo lo percibe y lo conoce también depende de la forma de la praxis acumulada en la filo y ontogénesis de la que dispone, así como del bagaje de saber y experiencia con que inicia el proceso de conocimiento” (Schaff, 1975).

Así, el cuerpo también es una construcción dialéctica, que si bien tiene su base genética, es en el marco de las relaciones sociales y de producción en el que el sujeto modula y moldea su propio cuerpo, llevándolo en el discurso de la misma praxis a lograr o no su propio bienestar subjetivo.

Bibliografía

CUADRA L., Haydée y Florenzano U, Ramón; “El bienestar subjetivo: hacia una psicología positiva”; Revista de Psicología de la Universidad de Chile; Vol. XII, No. 1; pg. 83-96; 2003

HERRERA Obregón, Irma; “La Construcción Social y Personal del Cuerpo Humano”; en: Cuerpo Identidad y Psicología; Plaza y Valdés Eds. ; México, 1995.

Organización Mundial de la Salud; Quality of Well-Being Scale; https://hoap.ucsd.edu/qwb-info/; recuperado 02/feb/2016.

RAMOS López, Sergio; “La significación de lo corporal y la cultura”; en Cuerpo Identidad y Psicología; op.cit.

SCHAFF, Adam; Lenguaje y Conocimiento; Ed. Grijalbo; México, 1975

TORRES Jiménez, Nelson; La Venganza del Inconsciente; Liderazgo y Mercadeo.com; ISBN: 980-296-635-5 www.liderazgoymercadeo.com



[a] Profesor Investigador de la Escuela Superior Actopan Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
aurorasandra@msn.com