"La autonomía del estudiante dentro del espacio social y académico en la Universidad Veracruzana"
Las dimensiones y regulaciones disciplinarias

Resumen

En esta investigación se analizan los procesos de autonomía que los estudiantes construyen en su trayecto por la universidad dentro del espacio social y sus dimensiones que son instituidas por las disciplinas (licenciaturas) universitarias. La autonomía estudiantil en el contexto de la educación superior es una actitud y una cualidad idónea para los procesos educativos en lo contextos universitarios desde las diversas dimensiones que despliegan las disciplinas académicas hacia los agentes sociales que ahí intervienen. El espacio social es un conjunto de relaciones de fuerzas objetivas que se imponen a todos los sujetos y que son irreductibles  a  las intenciones de los agentes individuales.

El estudiante de nuevo ingreso manifiesta un capital cultural para desplegarlo en las diferentes dimensiones que las disciplinas imponen. La autonomía educativa es una práctica dentro de los espacios en función de las regulaciones académicas en la universidad pública. El propósito es detectar las prácticas y acciones para la construcción de la autonomía en los estudiantes universitarios. El alumno quien construye estrategias para desarrollar autonomía como principio generador y organizador de prácticas y representaciones que son adaptadas a sus metas bajo la regulación de las disciplinas académicas. La práctica autonómica como disposición duradera  es un conjunto de estrategias que el estudiante aplica y  despliega desde un contexto particular e individual pero que son regulados por la estructura institucional.

 

Palabras clave: autonomía de los estudiantes, espacio social, capital  cultural, disciplinas universitarias.

Abstract

In this research the processes of autonomy that students build on their way by the university within the social space and its dimensions are instituted by the disciplines (undergraduate) university are analyzed. Student autonomy in the context of higher education is an attitude and a suitable quality for educational processes in academic contexts from the various dimensions that display academic disciplines to the social agents involved there. The social space is a set of relations of objective forces that are imposed on all subjects that are irreducible to the intentions of individual agents.

The freshman demonstrates a cultural capital to deploy it in different dimensions than the disciplines imposed. Educational autonomy is a practice within the spaces according to the academic regulations in the public university. The purpose is to identify the practices and actions for the construction of autonomy in college students. The student who builds strategies to develop autonomy as a principle of generator and organizer practices and representations that are adapted to their goals under the regulation of academic disciplines. The autonomous practice as a durable disposition is a set of strategies that the student applies and displays from a particular and individual context but is regulated by the institutional structure.

 

Keywords: student autonomy, social space, cultural capital. university disciplines


Antecedentes

En este trabajo de investigación se analizarán los procesos de autonomía que los estudiantes construyen en su trayecto por la universidad como espacio social y dentro del contexto donde existen diversas demandas y retos que ellos deben enfrentar, establecidas en varias dimensiones que son instituidas por las disciplinas universitarias.

Las estrategias y prácticas de los estudiantes que se manifiestan desde las dimensiones conferidas por las disciplinas universitarias provienen de su capital cultural para constituir  autonomía cuya solidez se verá reflejada en su desempeño dentro del contexto universitario. Además la consistencia de esta disposición como conjunto de estrategias educativas es impulsada por el capital cultural que refieren los estudiantes de nuevo ingreso. (Bourdieu, 2007)[7]

La autonomía estudiantil en el contexto de la educación superior la hemos referido como una actitud y una cualidad idónea para los procesos educativos en lo contextos universitarios desde las diversas dimensiones que despliegan las disciplinas académicas hacia los agentes sociales que ahí intervienen. La autonomía de los alumnos frente a las distintas fuerzas operantes que despliegan las dimensiones del contexto universitario,

 Para este fin sugiere pasar de una sociedad del conocimiento a una sociedad del aprendizaje, cuyo soporte está en el autoaprendizaje del sujeto. Consecuentemente la educación superior en México refiere avances en el logro educativo en ese sentido.

Aun cuando el porcentaje de egresados universitarios en México sigue siendo muy inferior a la media de la OCDE de 39%, los niveles de educación superior entre los jóvenes han aumentado 6 puntos porcentuales entre el año 2000 (17%) y el 2011 (23%); superando a países como a los de Austria (21%), Brasil (13%), Italia (21%) y Turquía (19%). (OECD, 2012)[13]

La cobertura educativa no solo consiste en dar oportunidades de ingresar a los jóvenes a la educación superior sino de mantenerse ahí, la cualidad autonómica como una práctica idónea para permanecer en las escuelas refiere logro escolar en nuestro  país y sólo el 12% de los jóvenes entre 20 y 29 años de edad participan en la educación, tres puntos porcentuales más que la tasa de participación en 2000 y menos de la mitad de la tasa observada entre este mismo grupo de edad comparado con Argentina (28%) y Chile (27%) y en los países de la OCDE (28%). (OECD, 2012)[13]

Con base a patrones actuales de graduación, se estima que un promedio de 39% de los jóvenes adultos de hoy  en países de la OCDE terminarán educación terciaria (superior) durante su vida, el 50% o más en Australia, Dinamarca, Islandia, Polonia y el Reino Unido ; menos de 25% en México, Arabia Saudita y Turquía. (OECD, 2012)[13]. Lo cual quiere decir que la autonomía como estrategia, permitiría elevar la tasa de terminación del nivel superior, esto, como un supuesto.

La OCDE recomienda potenciar las habilidades esenciales para abordar el desempleo y mejorar el bienestar; la encuesta para adultos de este organismo, revela grandes diferencias en algunos casos entre los niveles reales de una persona y sus calificaciones educativas. En la mayoría de los países, al menos una cuarta parte de los graduados universitarios se dividen en los dos niveles inferiores de cada cinco en la prueba de alfabetización. Pero en Australia, Finlandia, Japón, los Países Bajos y Noruega, más de uno de cada cuatro adultos sin un diploma de escuela ha alcanzado el nivel 3[1], que muestra que las personas pueden aprender habilidades a pesar de la escolarización temprana limitada. Esto es un referente para comprender la autonomía no solo en contextos escolares sino también más allá de la escolarización, es decir educación informal.

La encuesta muestra que la educación inicial de alta calidad es un importante predictor del éxito en la vida adulta. Pero los países deben combinar esto con posibilidades flexibles,  o sea habilidades orientadas al aprendizaje durante toda la vida, en particular para los adultos en edad de trabajar. (OCDE, 2013)[12]

En refutación  a lo dicho, en México el logro educativo no siempre se traduce en desarrollo de las personas, el nivel de instrucción más alto no necesariamente implica tasas de desempleo más bajas. Las tasas de empleo tienden a ser superiores a la media de la OCDE para las personas con un nivel de estudios inferior a la educación media superior (62% en México comparado con la media de la OCDE de 55%) e inferiores a las medias de la OCDE en los niveles de instrucción más altos (para personas con educación media superior la tasa de empleo es de 71%.( (OCDE, 2013))[12]

La autonomía es una organización dentro del sistema que utiliza mecanismos autorregulados para su subsistencia, como resultado de una construcción social de los sujetos creando identidad. Desde la postura teórica que propondremos en este proyecto se interpreta como una acción dentro de la estructura, específicamente en el espacio social  que genera mecanismos de diferenciación en los desempeños estudiantiles, pero además permite enfrentar al contexto universitario con ciertos recursos previamente construidos (capital cultural) y en ese contexto produce las diferencias.

En este sentido, la OCDE establece que el impacto de origen social varía; el fondo social tiene un fuerte impacto en las habilidades de algunos países. Los hijos de padres con bajos niveles de educación en Inglaterra, Alemania, Italia, Polonia y los EE.UU. tienen habilidades de lectura mucho más débiles que sus pares con mejores padres educados (OCDE, 2013). Por el contrario, Australia, Estonia, Japón y Suecia muestran la menor diferencia entre estos dos grupos.

El origen social donde proviene el alumno esta determinado por el contexto cultural  y sus respectivo capital previsto para una sociedad del aprendizaje, cuya educación no esta confinada únicamente a las instituciones educativas (espacios) y ni se limita en formación temporal; (UNESCO, 2005)[16]. Por esta razón el aprendizaje  a lo largo de toda la vida y para todos puede estar garantizado con el fortalecimiento de la autonomía educativa.

Otro  estudio se realizó en Canadá (Karsenti, 2002)[11] con jóvenes universitarios de aquel país. El objetivo general era presentar logros y problemas en un curso implementado vía internet. Además sugiere esta investigación, una gestión pedagógica para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje en base a estas tecnologías que están presentes predominantemente en las aulas y los contextos sociales.

El análisis de los resultados en relación a los problemas que enfrentaron los alumnos en el curso vía internet se clasificó en tres: problemas técnicos, problemas vinculados a la autonomía de los estudiantes y otros. Los vinculados a la autonomía de los estudiantes fueron la dificultad que tenían para gestionar su propio aprendizaje.

El problema de acuerdo a los porcentajes que sobresalieron en el estudio en un periodo de 15 semanas aproximadamente se relaciona con la autonomía de los estudiantes. Es decir las primeras semanas (de 1a a la 8a) presentaron un  porcentaje de 79% en el problema centrado en la autonomía. Y en las últimas (de la 12a  a la 15a) el problema de autonomía se redujo al 3%.

La disposición de los alumnos parece mucho mas elevada al final del curso que al principio. El saberse libres de opciones, de autoadministrar su tiempo y actividades, le permitieron al alumno trabajar con más ahínco por el hecho de tener la responsabilidad; aprendieron a aprender. (Karsenti, 2002)[11]

Las condiciones sociales actuales reflejadas en los contextos académicos de las instituciones educativas del nivel superior son determinantes para las estructuras de las disciplinas que ahí predominan sobre todo en las dimensiones que ellas representan a los alumnos. Estas estructuras generan pautas para el desempeño  y  el logro de los estudiantes de ES.

Por ejemplo, esta señalado en distintos informes de la OCDE que el capital cultural en la mayoría de los países produce condiciones de desempeño alentadores. Aunque para ingresar a la educación superior basados en exámenes y otros criterios, de 32 países solo  en 6 se utilizaron factores familiares como las condiciones étnicas y  sus ingresos. Solo 4 países comparten resultados con sus padres. (OECD, 2012)[13]

Finalmente, la educación superior en México, según datos de la OCDE, no está garantizando ni favorece el empleo para alcanzar los estándares establecidos en la OCDE. Los niveles educativos previos no están dando las competencias necesarias a los estudiantes para enfrentas las nuevas dimensiones de la educación universitaria. Los resultados numéricos que arrojan no se traducen en desarrollo humano y el aprendizaje no refleja autodeterminación de los individuos.

De lo expuesto hasta ahora, la educación tiene el fin de establecer la libertad intelectual que les da autonomía educativa a los estudiantes, educar para la libertad  para crear y construir como un bien superior humano. Este sería el fin último de la educación en la figura de la autonomía.

Marco conceptual

Para explicar el objeto de estudio, estableceremos un marco conceptual sustentado en la teoría social desde la estructura y las acciones de los agentes sociales, de sus prácticas  y el espacio social, determinante para la construcción  del concepto de autonomía estudiantil  en función de la educación superior y sus disciplinas. Por tanto, integraremos  conceptos desde la sociología de la educación y el edificio teórico de Pierre Bourdieu.

En su teoría de los campos, Bourdieu (2005) refiere los elementos de la consideración, de prestigio o de reconocimiento en la sociedad. Los individuos actúan en el espacio social tratando de lograr capitales (económico, cultural, social y simbólico).

Para acumular este capital conviene un proceso de aprendizaje de incorporación de las estructuras sociales y que este aparezca en la primera educación. Comprender y tomar conciencia de cómo se adquiere el capital simbólico permite entender mejor los problemas que se producen en el campo social. Esto es sumamente importante para incentivar las acciones de autoaprendizaje en los alumnos para desarrollar cualidades como autonomía educativa desde la regulación de las disciplinas y las prácticas  en la educación superior.

Los agentes sociales despliegan sus estrategias en el espacio social, es decir, dentro de la institución de educación en su primer año a través de varias dimensiones, la social  es una de ellas. En esta dimensión se requiere de capital social el cual se define como un conjunto de recursos actuales o potenciales vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento e inter-reconocimiento… destinadas a la institucionalización o la reproducción de relaciones sociales utilizables directamente, a corto o a largo plazo. (Bourdieu, 2001)[6]

Las prácticas y estrategias de los alumnos se manifiestan en la dimensión social tratando de consolidar cierta autonomía sin dejar de constituirse el poco o demasiado capital cultural cuya consistencia se reflejará en el desempeño dentro del contexto universitario de las disciplinas académicas. 

Ahora bien, en este estudio se pretende analizar a la autonomía en función de la educación superior como espacio social donde actúan los estudiantes de nuevo ingreso en las distintas disciplinas. Por lo tanto, se propone  el término espacio social: como un conjunto de relaciones de fuerzas objetivas que se imponen a todos esos que entran a ese campo y que son irreductibles  a  las intenciones de los agentes individuales o incluso a las interacciones directas entre los agentes. Los agentes son distribuidos, en la primera dimensión según el volumen global de capital que ellos poseen en sus diferentes especies, y en la segunda dimensión según la estructura de su capital, es decir, según el peso relativo a los diferentes tipos de capital (económico, cultural) en el volumen total. El espacio social se puede describir como un espacio pluridimensional de posiciones.

Al definir el capital cultural como un conjunto de cualificaciones intelectuales producidas por el medio familiar y el sistema escolar, es también una condición de la reproducción social. Desde aquí el estudiante de nuevo ingreso manifiesta este capital para desplegarlo en las diferentes dimensiones que las disciplinas imponen. Este capital se da en tres formas: incorporado, objetivado e institucionalizado. (Bourdieu, 1990)[4]

El capital incorporado, como principal propiedad para el análisis de la autonomía en el desempeño de los estudiantes durante el primer año ante las disciplinas universitarias es el capital cultural que exige la inculcación y asimilación que  requiere un trabajo de adquisición por parte del sujeto, una forma de cultivarse. Requiere además el capital objetivado, todos aquellos bienes culturales que debe ofrecerle la estructura social que supone un capital económico. (Bourdieu, 1987)[3]

El estudiante al ingresar a una disciplina universitaria, establece como propósito además de otros, garantizar su reconocimiento por la forma del capital institucionalizado, bajo formas de títulos con valor convencional, constante y jurídicamente garantizado. Por  tanto, la institución a través de la disciplina otorga el poder de hacer, el poder de instituir. (Gómez, 2012)[10]

El capital cultural como un sistema de preferencias ( estructura de capital como lo llama Bourdieu) se encuentra retraducido en un sistema de preferencias que los lleva a privilegiar ya sea  en detrimento del dinero, sean las cosas de la cultura en detrimento de los asuntos de poder o a la inversa; cómo esta estructura de capital, a través del sistema de preferencias que produce, los estimula a orientarse en sus elecciones escolares, y por lo tanto sociales, hacia uno u otro polo del campo del poder (Gómez, 2012)[10], el polo intelectual o el polo de los negocios, y a adoptar las prácticas y las opiniones correspondientes y es aquí donde la autonomía a través de decisiones propias de los estudiantes sería una cualidad para la construcción del conocimiento en las regulaciones académicas de la universidad.

El estudiantes como agentes sociales dentro del espacio social de la educación superior y sus disciplinas, se describen como los que disponen menos capital, que suele ser los recién llegados , es decir por lo general los mas jóvenes (Bourdieu, 1990)[4]. En este proyecto de investigación, serán analizados los de nuevo ingreso a la universidad de acuerdo a las disciplinas y el desarrollo de la cualidad mencionada.

Otro concepto fundamental para la comprensión de las acciones y prácticas de la población de estudio, de acuerdo a esta teoría social es el habitus. Es ese principio generador y unificador que retraduce las características intrínsecas y relacionales de una posesión en un estilo de vida unitario, es decir, un conjunto unitario de elección de personas, de bienes y prácticas. Al igual que las posiciones de las que ellos son el producto, los  habitus  están diferenciados; pero también son diferenciantes. Estas prácticas diferenciantes entorno a distintas dimensiones que ofrecen las disciplinas como espacio social se conforman para dar paso a la cualidad de la autonomía como disposiciones. Estas aumentan o disminuyen de acuerdo a cada dimensión donde actúan. (Gómez, 2012)[10]

La autonomía educativa será vista en este trabajo como práctica dentro de las acciones en función de las regulaciones académicas en la educación superior como la universidad pública y conceptualmente el habitus se refleja aquí, en “principios generadores de prácticas distintas y distintivas, son también estructuras estructurantes, esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división, de gustos, diferentes. Producen diferencias, operan distinciones entre lo que es bueno y lo que es malo, entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que es distinguido y lo que es vulgar”.  (Bourdieu, 1990)[4].

El planteamiento del problema tiene como variable al capital cultural; las instituciones escolares tienden a reproducirlo y distribuirlo. La reproducción de la estructura de la distribución del capital cultural  opera en la relación entre las estrategias de las familias y la lógica específica de la institución escolar. Esta tiende a proporcionar el capital escolar, que otorga bajo la forma de títulos (credenciales), al capital cultural detentado por la familia y transmitido por una educación difusa o explicita en el curso de la primera educación. (Bourdieu, 1990)[4] La autonomía educativa se determina por el capital cultural que ellos demuestran en la universidad y sus diversas disciplinas. Su análisis se conforma en función de las técnicas relacionales de estos dos conceptos.

Las prácticas de autonomía como estrategias dependen de los capitales culturales de los estudiantes, dependiendo, incluso de las diferenciaciones de dichas prácticas como parte del proceso de socialización y de las dimensiones donde actúen los estudiantes en relación con otros actores en el primer año. Hay expresiones visibles que nos llevan a considerar que implican ventajas para quienes las poseen (Bourdieu, 1995)[5]. Desde luego esas ventajas o desventajas tienen una posibilidad de concretarse como tales según la lógica de cada disciplina, las redes o configuraciones de académicos, el prestigio de las mismas, el tipo de organización que tienen así como la importancia que ellas le dan a las prácticas autónomas en los estudiantes.

Esta técnica relacional dentro de la ciencia social presupone al campo y este hay que pensarlo en términos de relaciones. En relaciones objetivas y no en subjetivas e individuales. Existen  los campos en la educación superior  a partir de las disciplinas y regulaciones académicas por ello, se definen como una red o configuraciones de relaciones objetivas  entre posiciones. (Bourdieu, 1995)[5]

La autonomía estudiantil donde los agentes y grupos de agentes escolares luchan en persona o por procuración, por una forma  particular de poder que es el poder  regir  una esfera particular de prácticas dentro de un campo escolar donde la lucha es inminente ante las disciplinas y regulaciones académicas. (Bourdieu, 1995)[5]. Estos campos  son enfrentamiento de fuerzas de poder académico y prestigio intelectual (Gómez, 2012)[10]

La disciplina académica desde la postura de Tony Becher será un concepto de análisis para comprender la escuela universitaria como espacio social. “Son un marco de referencia estructural que depende de la organización básica escolar del sistema de la educación superior. Las actividades, actitudes y estilos cognitivos de las comunidades científicas que representan una determinada disciplina están ligados a las estructuras y los campos de conocimiento con los que esas comunidades están comprometidas”. (Becher, 2001)[1]

Dichas disciplinas académicas están sujetas a las prácticas de los agentes dentro de las dimensiones sociales, políticas, culturales y académicas. Estas dimensiones ejercen una presión en los estudiantes para ejecutar sus prácticas de aprendizaje y acción en los contextos escolares. Para ello definimos cada dimensión.

Dimensión social: Es un campo y sistema de relaciones entre las posiciones sociales, las disposiciones y la toma de posición, a través de la práctica de los agentes o los grupos que intervienen en dichos campos. Son determinaciones de los agentes para comprender el espacio social en el contexto de las disciplinas académicas respectivas, esta dimensión  en base a las estrategias del estudiante dirigidas hacia las instituciones que intervienen en contra posición a sus propios intereses. La escuela como espacio social, situada en las disciplinas académicas ejerce un poder de manipulación de aspiraciones para dar valor social,  o reproducir privilegios.

Esta dimensión conlleva la forma de organización las relaciones entre los agentes que intervienen para la construcción de identidades, posiciones, status sociales perdurables, reconocidos y capacidad de acción de los estudiantes.

Dimensión cultural: es el campo de acción de los agentes sociales donde no solamente es un esquema fundamental aplicados a situaciones individuales sino recursos de interpretación para estructurar identidades en su contexto social, la relación que tiene con la cultura depende de las condiciones de cómo el estudiante la ha adquirido. La cultura cumple la función de la distinción en los estudiantes, por lo tanto todas las acciones son realizadas para incrementar su capital cultural ya sea incorporada, objetivada o institucionalizada.

Esta dimensión refiere a las acciones que los estudiantes emprenden en favor de su cultura para disponer un sistema de categorías de percepción, lenguaje y pensamiento que los distinguen de sus pares. Es un campo simbólico que no denota en gran medida poder o acciones institucionalizadas, por ejemplo alejadas del campo político.

Dimensión política: como  espacio de relaciones objetivas entre posiciones definidas por su rango en la distribución de los poderes o de las especies de capital, para que se instauren redes través de los intereses y disposiciones que expresan poder en función de las instituciones burocráticas y  publicas, estas disposiciones generalmente simbólicas.

En esta dimensión se establecen redes dentro la organización de los estudiantes en los contextos disciplinarios influenciados por la misma organización escolar, institucionalizada. Los estudiantes configuran redes refiriendo a sus intereses y las estructuras organizativas de las distintas disciplinas universitarias.

Dimensión académica: en esta dimensión se centra  la noción del aprendizaje; la construcción del conocimiento, de la evolución y desarrollo de las formas de inteligencia y del aprendizaje significativo de los estudiantes en el contexto de las distintas disciplinas; centrados en el bagaje socio cultural  y sustentados  en su capital cultural.

Son las disposiciones para actuar y enfrentar tareas académicas de la misma disciplina conformada por sus prácticas sociales e individualizadas. Estas disposiciones reguladas por la disciplina infieren progreso intelectual y autoconstrucción del conocimiento basadas en actitudes y  virtudes en favor del aprendizaje, desarrollo de habilidades y  capacidades, además se instituyen redes disciplinarias e interdisciplinarias para constituir  saberes y desarrollo intelectual.

Se infiere que a partir de los contextos, las prácticas y la acción son distintas en cada dimensión, además, no en todas se despliegan las mismas estrategias que los estudiantes son capaces de construir. Por otro lado, algunas estrategias se reacomodan, se inhiben, se enriquecen, o se desvanecen, según la lógica de cada contexto.

Existe un compartimiento de valores intelectuales que dan cohesión al grupo  de una  disciplina determinada, constituida por la comunidad  en una colectividad y de mutua identidad al generar redes de aprendizaje.

La construcción y operacionalización del concepto tiene la finalidad de comprender  lo que  servirá de eje de análisis empírico para explicar su importancia en los procesos educativos y su relevancia, es decir, si es posible esta cualidad en los alumnos del nivel superior en contextos de aprendizaje significativos para su fomento en los ámbitos escolares; se ha  construido esta definición:

Autonomía educativa: son las acciones pedagógicas que emprenden por si mismos los alumnos. Estas acciones se derivan de sus necesidades propias de aprendizaje en razón de sus prácticas y estrategias; de su capital cultural en función de la colectividad en sus diversas dimensiones,  que intervienen en el espacio social  para su evolución personal a lo largo de la vida.

Después de haber definido la categoría autonomía educativa como un punto de reflexión para comprender, analizar las acciones  y su influencia en el mejor desempeño para su aprendizaje en función del capital cultural  para alcanzar los objetivos generales de la educación superior como espacio social;  revisaremos desde esta perspectiva, las aportaciones para el desarrollo de la autonomía en los educandos a través de la teoría social y sus determinaciones  pedagógicas.

Se ha detectado la actitud de la autonomía en los alumnos como ejercicio de autoaprendizaje en los procesos de enseñanza – aprendizaje, aunque no de manera  muy clara, por tanto  habrá de encontrarse procedimientos idóneos  que revelen las acciones autonómicas, su eficacia y su validez en el espacio social educativo. El desarrollo de esta cualidad requiere una conciencia y una reflexión sobre el proceso educativo de los alumnos; debe tener un uso constructivo que permita a los sujetos construir su propio conocimiento en razón de sus propias necesidades, conocimiento de su conocimiento.

Las prácticas y disciplinas académicas desde las instituciones serán analizadas en este estudio bajo esta mirada sociológica; “los significados institucionales deben grabarse poderosamente en la conciencia del individuo. Aunque la conciencia se determina socialmente, el individuo puede asumir responsablemente acciones institucionalizadas en beneficio de su propio desarrollo”. (Berger, 2011)[2]

Planteamiento del problema

La autonomía  educativa, como un constructo variable dependiente de las distintas disciplinas y  sobre todo, las regulaciones académicas instituidas en el nivel superior, es un componente primordial y necesario para lograr los alcances  requeridos en el ámbito educativo y debe contemplarse como fuente de construcción de las estrategias que favorecen mejores resultados educativos. Es decir, la promoción de este concepto en los procesos educativos conjugados con los significados institucionales puede ser asumida por los agentes sociales para la conformación de estrategias favorables en su desempeño académico.

Es un constructo para referirse a una práctica y disposición duradera pertinente en los alumnos de educación superior en función de las disciplinas instituidas y las regulaciones académicas para la optimización de los aprendizajes y mejora del logro educativo.

Este concepto como práctica  educativa se vislumbra como un criterio para entender los procesos dentro de las disciplinas en sus dimensiones social, política, cultural y académica hacia la mejora del logro de los estudiantes del nivel  superior, es decir, da cuenta de mejores resultados en los aprendizajes y construcción de conocimientos.

El alumno quien construye estrategias para desarrollar autonomía como principio generador y organizador de prácticas y representaciones que pueden ser adaptadas a sus metas bajo la atribución de las disciplinas académicas universitarias. Estas acciones tienen relación directa con las estructuras institucionales en forma de regulaciones académicas previstas en las disciplinas (Becher, 2001)[1].

El problema de la investigación asume como punto partida a las regulaciones académicas y las disciplinas existentes como campos dentro de un espacio social cuya referencia es la universidad Veracruzana. Son los estudiantes agentes sociales los que muestran estas disposiciones como estructuras estructurantes (Bourdieu, 2007)[7] dependientes de su contexto familiar, sociocultural  y de su historia personal e institucional.

Estos agentes sociales son el resultado de un conjunto de recursos que han construido a lo largo de su historia personal e institucional; su autonomía se ha construido en función de los núcleos familiares de donde proviene y de las instituciones que han influido en él, además del espacio social como escuela, su historia personal e institucional  ha constituido  esta práctica. (Bourdieu, 2011)[8]

La práctica autonómica como disposición duradera  es un conjunto de estrategias que el estudiante aplica y  despliega desde un contexto particular e individual pero que son regulados por la estructura institucional (Bourdieu, 2007)[7], en este caso,  la universidad y sus respectivas disciplinas y regulaciones académicas. Dichas estrategias desarrollan actitudes autonómicas provistas en los agentes para su aprovechamiento y desempeño académico.

Las estructuras institucionales en este estudio, se presentan como espacio social y las disciplinas académicas como campos dentro sus propias dimensiones y subdimensiones que están representadas en la universidad como educación superior a través de las distintas áreas académicas (Bourdieu, 2011)[8]. Las  dimensiones; social, política, cultural y académica son determinantes para el desempeño de los estudiantes y el ejercicio de la autonomía en los contextos educativos del nivel superior.

La práctica y las disposiciones de los estudiantes son desplegadas a través de cada una de las dimensiones que se manifiestan y crean desde cada una de las distintas disciplinas. La dimensión social, por ejemplo, ejerce y expone al sujeto condiciones objetivadas de la institución. La disciplina académica toma forma de una estructura generadora de prácticas perfectamente adecuada a su lógica y exigencias.

Las estrategias autonómicas diseñadas por el agente que las construye se desempeñan con base a las probabilidades que poseen en función de su capital social. Se refieren como  sentido práctico  ante la lógica propia de cada una las disciplinas. (Bourdieu, 2001)[6]Entonces los estudiantes de nuevo ingreso están condicionados a las dimensiones que las disciplinas imponen además  de su propia lógica.

El estudiante de nuevo ingreso posee un capital cultural incorporado que lo provee de capacidades para obtener oportunidades de porvenir dentro de la disciplina académica. Estas oportunidades se ofrecen de acuerdo al grado de capital cultural que ostenta el agente social ante disposiciones estructuradas de las dimensiones ya sea social, académica, política o cultural.

Estas dimensiones son receptoras de las disposiciones  y prácticas  de los estudiantes  que van construyendo a través de sus estrategias. Su capital cultural lo despliega en la medida que cada dimensión permite por medio de sus propias condiciones; las disciplinas  académicas  y sus respectivas dimensiones establecen, a partir  de su estructura, condiciones objetivas y subjetivas para las acciones y el sentido práctico de autonomía de los alumnos.

Ahora bien, este capital cultural del estudiante, producto de la construcción de su historial personal, institucional y de su pertenencia a determinados núcleos  familiares y socioculturales; se presenta con determinado grado al que designaremos como capital alto, medio y bajo según el origen social. La práctica autonómica como disposiciones para construir estrategias  en las distintas dimensiones (académica, social, política y cultural) dependerá del grado de capital cultural que posee el estudiante de nuevo ingreso  ante las disciplinas universitarias.

Se ha dicho en este trabajo que las disciplinas muestran algunas dimensiones donde  los alumnos actúan y despliegan sus acciones  regulados por las estructuras de las instituciones en formas de regulación académica. Las disposiciones funcionan de acuerdo a las estrategias que construye y las prácticas están objetivadas a las condiciones que imponen estas dimensiones.

Las distintas dimensiones ofrecen diversas condiciones pero condicionantes de acuerdo a su campo de acción, es decir, a detalle: la dimensión académica propone al agente social un porvenir constituido de saberes donde se requieren inteligencia y  habilidades para el manejo de recursos intelectuales; la dimensión social expone a los estudiantes configuraciones para relaciones con otros agentes del mismo campo, grupos de pertenencia, identidades, posiciones y disposiciones sociales; también las significaciones de los valores de cada estudiante dentro de las disciplinas académicas. La dimensión política constituida por grupos de redes e interacciones entre los actores y sujetos con intereses objetivos comunes condicionados por las regulaciones académicas e institucionales; soportadas por la lógica de las prácticas de grupo de interés, en función de los grupos de poder. La dimensión cultural son los campos de acción de los sujetos fundadas en el conjunto de preferencias dominantes de los grupos sociales al cual pertenece el estudiante. Estas determinaciones reflejadas en los consumos e involucramientos culturales desde los contextos sociales de origen, dotadas de un capital simbólico y cultural con fines de diferenciación y distinción. Estas determinaciones conforman prácticas  objetivadas de los  sujetos. (Bourdieu, 2011)[8]

Esas cuatro dimensiones que generan las disciplinas académicas  establecen fuerzas hacia los estudiantes de manera distinta de acuerdo a sus disposiciones y practicas establecidas por el capital cultural que poseen. Ahí, ellos construyen y configuran estrategias respecto a las características propias cada dimensión.

Las disciplinas académicas suponen un ejercicio de influencia predominante para que los agentes se movilicen e identifiquen con mayor énfasis en alguna de las dimensiones señaladas. Esto no quiere decir que no estén inmersos en todas sino más bien en  alguna dimensión prevalece con más firmeza.

Preguntas de investigación.

¿Como se construye la autonomía en los estudiantes desde las prácticas  y disposiciones en función de las disciplinas y regulaciones académicas?

¿Como influyen las dimensiones: académica,  social, política y cultural en la conformación de estrategias de los estudiantes para su autonomía ante las disciplinas académicas?

¿Es la autonomía una estrategia y práctica académica idónea para un mejor desempeño ante las disciplinas universitarias?

Hipótesis

La autonomía educativa de los estudiantes es el resultado de cómo un conjunto de recursos que los agentes sociales (Estudiantes) han construido a través de su historia personal e institucional y de su pertenencia de determinados núcleos  familiares y socioculturales; pero también  de un conjunto de estrategias  que se despliegan dentro de un contexto particular regulado por la estructura institucional, las disciplinas, dimensiones y subdimensiones de éstas.

Objetivo general

Detectar las prácticas y acciones para la construcción de la autonomía en los estudiantes universitarios en el contexto social de las disciplinas y regulaciones académicas.

Objetivos específicos

Identificar  las estrategias desplegadas por los agentes sociales dentro de la estructura Institucional en las dimensiones: académica, social, política y cultural ejercida por las disciplinas universitarias.

Determinar la práctica autonómica como disposición de los agentes sociales dentro de las disciplinas académicas en sus distintas dimensiones para un mejor desempeño escolar.

Metodología

El estudio de la autonomía educativa de los estudiantes como agentes sociales desde la teoría social que predomina en este trabajo, es desde las estructuras y la acción. Metodológicamente tendremos la perspectiva del capital cultural, practicas y disciplinas académicas en educación superior. Las prácticas vistas como acción y las disciplinas y regulaciones académicas como estructuras.

Se ha establecido a las actitudes autonómicas  como conjunto de recursos y estrategias para el aprendizaje y construcción del conocimiento cuyas prácticas son influidas por las disciplinas académicas. Esta estrategias y recursos están determinadas por el capital cultural acumulado  de los agentes sociales.

El estudio esta delimitado a la Universidad Veracruzana en sus distintas áreas académicas. Como contexto social se ha determinado a  diversas disciplinas que cada área académica contiene. Se eligieron estas; Área ciencias de la salud: Medico cirujano; Técnica: ingeniería ambiental; humanidades: Antropología social; Económico administrativa: Contaduría.

Estas áreas académicas están ubicadas geográficamente en el estado, se eligieron la zona de Xalapa, Poza Rica y el puerto de Veracruz. Ahí se encuentran las áreas académicas con sus disciplinas correspondientes arriba señaladas.

Se  plantea un eje de análisis de las disciplinas académicas  elegidas en base a la propuesta  primero de Tony Becher(2001), establece las formas de organización de la vida profesional de los grupos de académicos que están íntimamente relacionadas con las acciones prácticas intelectuales que desempeñan y  determinadas por las respectivas disciplinas. (Becher, 2001)   Esta clasificación es de ciencias duras y blandas y dentro de la acción, la aplicadas y puras.  Queda de la siguiente manera: la disciplina dura aplicada y dura pura, las disciplinas blandas puras y aplicadas.

Esta clasificación considera y dirige su atención hacia las propiedades epistemológicas de cada uno de los campos y disciplinas propuestas en este estudio  y las características sociales de los grupos disciplinarios.

El procedimiento para el análisis de los conceptos parte del capital cultural desde los estudiantes como agentes sociales. Se crea una categorización de este concepto de acuerdo a la apropiación de capital cultural bajo, capital cultural medio y capital cultural alto. Como hemos mencionado antes, este capital son los recursos que ha generado de acuerdo  a su historia personal desde el núcleo familiar y las instituciones que han intervenido en dicho proceso respecto a la construcción de la autonomía.

Este análisis también considera como criterios al capital cultural objetivado, institucionalizado e incorporado. Para ello se propone un eje de análisis de los estudiantes que seria las acciones y las estrategias. Se entiende que estos capitales constituyen un factor para la configuración de la autonomía educativa.

Otro eje de análisis, parte desde la estructura que serian las disciplinas representadas en las distintas áreas académicas de la universidad Veracruzana. Es decir, las diversas ofertas educativas  que son las licenciaturas e ingenierías. Con énfasis de observación a partir de  las ciencias duras y blandas además de las aplicadas y puras (Becher, 2001)[1]. Todo esto, atendiendo el argumento de que los estructuras a través de los campos son determinantes para la conformación o deformación de la cualidad autonómica.

La línea metodológica para analizar la autonomía estudiantil es a partir de cada disciplina académica de la oferta educativa de la universidad veracruzana. Esto es, del supuesto de que existe una influencia disciplinaria, expresada en diversas formas de cada licenciatura en las prácticas educativas de los alumnos, desde su capital cultural ejercido en las acciones habituales para enfrentar los retos escolares de la disciplina específica. La autonomía será determinada por los efectos de la disciplina correspondiente que es antropología social, médico cirujano, contaduría e ingeniería ambiental. Estas disciplinas serán examinadas en función de cada una de las dimensiones a cuya influencia están sometidos los estudiantes; la dimensión social, dimensión cultural, dimensión  política y la dimensión académica.

El capital cultural que poseen los estudiantes para el ejercicio de su autonomía será considerado en los niveles: alto, medio y bajo. Estos niveles como determinantes para el ejercicio y desempeño de los estudiantes en las respectivas disciplinas. (Bourdieu, 1987)[3]

Estas disciplinas académicas, antropología social, médico cirujano, contaduría e ingeniería ambiental constituyen fuerzas de poder para que los estudiantes jóvenes se desplieguen con más eficacia en alguna de las dimensiones  establecidas en este proyecto de investigación. De tal manera que se analizarán las acciones y prácticas de los agentes sociales dentro de cada dimensión; para determinar  en qué dimensión se despliega más la cualidad autonómica  del alumno y si favorece a su desempeño escolar.

Conclusión

La autonomía educativa se considera una actitud y cualidad que no precisan sinónimos, sino la segunda como consecuencia de la otra. Una actitud puede representarse negativamente el cual no se traduce en una cualidad. Son disposiciones que deben favorecer, en este caso, el autoaprendizaje, se manifiestan en decisiones alentadoras de construcción de conocimiento; de ello resultan características distintivas de los jóvenes que conforman una cualidad.

La autonomía tiene razón de ser para fines últimos de la educación, constituye la base primordial de desarrollo humano. Su justificación reside en  contextos sociales regidos por un Estado y aparatos normativos que sometidos al pensamiento lógico, no dan posibilidad de su existencia. Sin embargo, la autonomía de las personas fecunda en función de esas restricciones, es decir, ahí surge la posibilidad para su existencia, sino hubiera sociedades reguladoras y normalizadas, la autonomía no tendría razón de ser.

Este informe ha presentado hasta aquí un estado del arte del marco teórico en el que se fundamenta esta investigación y la construcción metodológica mas propicia para abordar el análisis de la autonomía educativa en función de ser un indicador critico para el logro  educativo y consecuentemente, el calidad para la educación superior.

 

Bibliografía

[1]Becher, T. (2001). tribus y territorios academicos indaacion intelectual y las culturas de la disciplinas. Mexico: Gedisa.

[2]Berger, L. y. (2011). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

[3] Bourdieu, P. (1987). Los tres estado del capital cultural. Sociologica UAM, año 2 (5).

[4] Bourdieu, P. (1990). Sociologia y Cultura. Mexico: Grijalvo.

[5] Bourdieu, P. (1995). Respuestas, por una antropologia reflexiva. México: Grijalvo.

[6] Bourdieu, P. (2001). El capital social, Apuntes provisionales. Zona Abierta, 83-87.

[7] Bourdieu, P. (2007). el Sentido práctico. Buenos Aires: Siglo XXI editores.

[8] Bourdieu, P. (2011). capital cultural, escuela y espacio social. México: siglo XXI.

[9] D´Angelo Hernández, O. S. (2004). Autonomía integradora como cuestión esencial del autodesarrollo del individuo y de la sociedad. En: Autonomía integradora y transformación social: El desafío ético emancipatorio de la complejidad. La Habana, Cuba.

[10] Gómez, M. S. (2012). http://revistas.ucm.es. Recuperado el 12 de Octubre de 2013, de http://revistas.ucm.es/index.php/RCED/article/view/42085/40060

[11] Karsenti, T. (2002). La apertura universitaria a los espacios de formación virtual: un reto a la autonomía estudiantil. Revista de investigacion educativa, 18.

[12] OCDE. (2013). ttp://www.oecd.org/edu/Mexico. Recuperado el 10 de octubre de Octubre de 2013, de ttp://www.oecd.org/edu/Mexico: http://www.oecd.org/edu/Mexico_EAG2013%20Country%20note%20(ESP).pdf

[13] OECD. (2012). http://www.oecd.org/edu/EAG%202012_e-book_EN_200912.pdf. Recuperado el 11 de Octubre de 2013, de http://www.oecd.org/edu/EAG%202012_e-book_EN_200912.pdf

[14] Perrenoud, P. (2012). Diez nuevas competencias para enseñar. México: SEP,.

[15] Rychen, D. y. (2004). Definir y seleccionar las competencias fundamentales para la vida. México: Fondo de Cultura Económica.

 

[1]UNESCO. (2005). Hacia las sociedades del conocimiento. La encuesta de la OCDE de competencias de los adultos es la nueva PISA para adultos (también conocido como PIAAC)

 

[a] Profesor de la Escuela Superior de Huejutla.