De médico, poeta y loco… la sociedad civil tulancinguense en defensa de su Patrimonio Cultural

Ya decía el insigne historiador González y González, citando a Schieder y a Lucien Febvre:

“…'Por mucho tiempo se tuvo por seguro que la historia comienza allí donde se encuentran restos escritos de los historiadores son en gran parte hijas del status social al que pertenecen. Como en el presente siglo [XX] se han concedido a varios investigadores del común de la ciudadanía en la república de Clío, las actividades de la gente rasa han entrado a los libros de historia. 'Sin embargo, Lucien Febvre ha vuelto a decir: 'La historia puede hacerse, debe hacerse, sin documentos escritos cuando no los hay…, …, con todo aquello que es del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, denota la presencia del ser del hombre.' ”
(González y González, 1998:94)

Resumen

De acuerdo a la sabiduría popular, de médico, poeta y loco, todos tenemos un poco. Sin embargo, esto no se limita solamente al campo de la medicina y de la poesía. En innumerables ámbitos encontramos personas que sin haber realizado estudios especializados se asumen como “historiadores”, “cronistas”, “escritores” o simplemente “narradores”. Estas personas pueden ser autodidactas o profesionistas en otras ramas. Esto no determina la relevancia del trabajo que realizan pues a todos ellos los une el interés por preservar y difundir el patrimonio cultural de su localidad. Tal es el caso de Tulancingo, Hidalgo, ciudad en la que han surgido varias asociaciones que se han ocupado de la conservación de lo propio y han elaborado diversos proyectos para ello.


Palabras clave: patrimonio, difusión, conservación, historia, patria chica, local

Abstract

According to popular wisdom, physician, poet and crazy, we all have a little. However this is not limited only to the field of medicine and poetry. In many areas we find people without conducting specialized studies are assumed to be "historians", "chroniclers", "writers" or simply "storytellers". These people can be self-taught or professionals in other branches. This does not determine the relevance of their work because all of them are united interest in preserving and disseminating the cultural heritage of their town. Such is the case of Tulancingo, Hidalgo, city where several associations have emerged that have dealt with the conservation of the same and have developed several projects for it.


Keywords: heritage, dissemination, conservation, history, homeland, local


En efecto, la mayor parte de los miembros de una población, además de considerarse ajenos a la Historia porque en primer lugar la detestan, la minimizan y piensan que el pasado, ciertamente “ya pasó” y, en segundo lugar, están seguros de su nula importancia (como miembros de una comunidad pequeña o grande), para ese ente llamado Historia. Muchos integrantes de las diferentes poblaciones piensan que la Historia es sólo una lista de nombres y de fechas que son inútiles de tener presente durante sus vidas, por supuesto que jamás se preguntan ¿qué es el pasado? y menos ¿cuánto tiempo debe transcurrir para que un hecho pertenezca a “lo pasado”?, pero dejemos de hablar de ésta gran mayoría de personas, pues el presente texto está dedicado a otros especímenes de la especie humana.

Éstos últimos ejemplares pueden ser juzgados como “leídos”, “cultos”, “doctos”, “poetas”, “locos”, “raros” o simplemente “necios”, por querer preservar el pasado, el medio ambiente y la salud. De esos bichos hay siempre alguno o algunos en cada comunidad, por pequeña que sea. Muchos les temen, porque los observan como “obstáculos contra el progreso”, el “progreso”, noción en boga durante todo el siglo XIX y la mayor parte del siglo XX, que desde fines del XX y durante lo que llevamos del XXI, se ha ido convirtiendo en sinónimo de contaminación, del desperdicio y agotamiento de los recursos naturales, del avance e incremento de la pobreza y de la mezquindad.   

A pesar de las consideraciones arriba mencionadas suele suceder que muchos de esos extraños seres sean de muy distintas formaciones, de distintos niveles educativos y de distintas procedencias geográficas y sociales; a veces esos individuos no comparten otra cosa entre sí más que el interés por preservar las distintas clases de  patrimonios, tanto el tangible como el intangible. Obedeciendo el viejo y sabio adagio que reza: “Dios los hace… y ellos se juntan”, suelen establecer relaciones perdurables o lábiles entre sí con el objetivo de lograr el rescate, la conservación de retazos del pasado que les tocó vivir, de su historia, que es irremediablemente la historia de su comunidad. De ahí que Luis González y González afirme:

“Las obras de los historiadores son en gran parte hijas del status social al que pertenecen. Como en el presente siglo [XX] se han concedido a varios investigadores del común de la ciudadanía en la república de Clío, las actividades de la gente rasa han entrado a los libros de historia.”

(González y González, 1998:26) (subrayado de quienes suscriben)

 

En efecto, este texto aborda los nombres y algunas vidas que la  Historia Oficial podría juzgar como correspondientes a  la gene rasa, pero ¿cuál es la gente “rasa”? y ésta pregunta tiene varias respuestas. Podría pensarse que tal especie de humanos es aquella no versada en una especialidad académica o universitaria, o bien, en gente que aún cuando tiene instrucción tiene una serie de intereses variopintos, soñadores y fantásticos que los hace recordar y contar costumbres, leyendas, cuentos, chistes y febriles construcciones mentales como aparecidos, casa o parajes misteriosos, etc.  Una característica común de esta gente es aquella que Luis González y González (1989:228) llama la “especie anticuaria de los historiadores”, que proviene:

“… de manantial humilde, se origina en el corazón y en el instinto. Es la versión popular de la historia, obra de aficionados de tiempo parcial. La mueve una intención piadosa: salvar del olvido la parte del pasado propio que ya está fuera de uso. Busca mantener el árbol ligado a sus raíces. Es la que nos cuenta el pretérito de nuestra vida diaria, del hombre común, de nuestra familia y de nuestro terruño…,  su manifestación más espontánea es la historia pueblerina o microhistoria o historia parroquial o historia matria.

El rememorar las personas y los hechos del terruño y la estirpe es algo que todo el mundo hace todos los días. No es concebible una familia, una tribu, una aldea y mil formas de minisociedad sin deslizamientos hacia el recuerdo. Cada grupo de gente unida por lazos naturales construye normalmente su historia local o microhistoria. En otras palabras, la historia local o microhistoria apenas se distingue de la existencia local.”

(González y González, ibidem)

“El amor a la patria chica es del mismo orden que el amor a la madre. Sin mayores obstáculos, el pequeño mundo que nos nutre y nos sostiene se transfigura en la imagen de la madre, de una madre ensanchada. A la llamada patria chica le viene bien el nombre de matria, y a sus vecinos, matriotas. Y a la narrativa que construye su dimensión temporal podría llamársele, en vez de microhistoria…, historia matria para recordar su raíz.”

(op. cit. 229)

Este  texto trata: de los matriotas de Tulancingo, de algunas de aquellas personas que habiendo nacido en el Valle de Tulancingo, o habiéndose enraizado en él se han ocupado de  la microhistoria de “su patria chica”. A ritmo de los tiempos actuales, en el Valle de Tulancingo   

”...han empezado a aparecer y tener vigencia microhistorias globales, al punto en que la historia nacional, se ocupa sólo de temas que pueden definirse como excepcionales dentro de la vida de los habitantes de este país; de que lo nacional, es decir, lo que abarca a todos los mexicanos es muy poco, mientras que lo característico de nuestra vida histórica son las diferencias, tanto por regiones, como por etnias. El México múltiple, fragmentado en regiones y municipios es el territorio de los clionautas de aquí y de ahora.”

(González y González, 1992:32)

Todos amamos a nuestra patria chica…

Y de todo hay en la patria chica, desde el que piensa que el mal llamado “Calendario Azteca”, de veras es un calendario, hasta el que asume que los extraterrestres y los seres malignos que se invocan en las ciencias ocultas rigen la vida de todos los vecinos del municipio de Tulancingo y alrededores, pasando por las personas de mediana cultura y de quienes han tenido estudios de educación superior, sigan o no sigan viendo telenovelas. Entre ellos están también los niños y adolescentes en formación, curiosos y listos para cuestionar a sus padres y maestros ante la primera oportunidad; entre esos seres hay entes en los que se puede depositar alguna esperanza para que se salve, — en pequeñas y ricas porciones, siempre en partículas —,  el patrimonio cultural de alguna comunidad por grande o chica que sea, por rica o miserable que sea su situación. 

Hacia 1983, en Tulancingo funcionaba el COPECUT (Consejo para el Patrimonio Ecológico y Cultural de Tulancingo), integrado por personas como el Ing. Luis Roche Carrascosa que luego de algunos años fuera Presidente Municipal de Tulancingo;  la Sra. Esther Medina (Esthercita), mujer trabajadora y empresaria en pequeño, propietaria de “La Luz Roja”, amante de las caminatas en el campo, de los paseos y del sol intenso; el Sr. José Ávila, ocupado siempre en cultivarse y orgullosamente tulancinguense; la Srita. Herlinda Hurtado Pimentel, siempre atenta al orden y limpieza de la ciudad que la vio nacer y crecer, así como por el Asilo de Ancianos;  la Srita. Luz María Jiménez Alfaro (Luchita), quien trabajó durante muchos años para la Compañía de Luz, que vivía muy cerca de la esquina de las calles de Hidalgo y Luis Ponce, solía contar anécdotas ocurridas en su ciudad; el Sr. Jorge Ocádiz Mendoza, locatario del Pasaje del  Mercado Municipal, afanoso y últimamente bailador. Participaban también el Párroco de la Catedral de Tulancingo Josué Alvarado Hernández, quien recibía el apoyo del Obispo en turno (Monseñor Don Pedro Aranda-Díaz Muñoz), y que fue quien inició el proyecto del orden y la digitalización del Archivo de la Catedral; Julio Torri, gran pensador, viajero, ávido lector eterno y finalmente seminarista y luego sacerdote, sus comentarios eran elegantemente mordaces e incisivos frente a los ataques que políticos ignorantes perpetraban contra el patrimonio cultural  de viejo Tollantzinco. Su figura, de lento andar era ampliamente conocida y familiar para los habitantes del centro de la ciudad.  Su aspecto serio contrastaba con su luenga y blanca barba; siempre vestía de mezclilla.  Sus ojos eran melados con vetas verdosas y parecían penetrar el alma de su interlocutor. Solía rodearse de personas  que compartían sus mismos intereses como el Lic. José Eugenio Ramírez Sánchez, licenciado en Relaciones Internacionales y abogado, poseedor de una amplia cultura y apasionado del backgammon y del ajedrez.

Luego se unió al grupo el Arq. Javier Caballero, hombre talentoso y apasionado por su carrera. También se adhirió al grupo, siempre con acciones, el Sr. José Reyes de Cuautepec, él y su familia se dedicaban a la confección de ropa para las muñecas “Barbie”, su taller formaba parte de su domicilio y tenía un gran patio. Gracias a sus hábiles manos, que tomaba las tijeras con añeja seguridad, la confección de piñatas durante las fiestas decembrinas, convocaba a los niños vecinos de su barrio, que tendrían entre los seis y los once o trece años. Todos ellos eran bienvenidos porque para Reyes, la conservación de las tradiciones debía de hacerse de ese modo, viendo y haciendo. El Sr. José Reyes siempre mostró amor por los manantiales de Ventoquipa y por la Zona Arqueológica de Zazacuala, hoy destruida.

Las reuniones del COPECUT, entre 1983 y 1985 se celebraban semanalmente los jueves a las siete de la noche y solían durar una hora y media y luego hasta dos horas. Nuestro gran problema era, entonces cómo hacernos de recursos económicos para poder echar a andar los proyectos. Se organizó una visita a Tulancingo y su Catedral, de grandes personalidades mexicanas del mundo cultural institucional del momento, entre ellos se encontraban  Guillermo Tovar de Teresa,   Samuel del Villar Kretchmar, quien alguna vez fuera Procurador de Justicia de la Ciudad de México y la China Mendoza, reconocida escritora y periodista. Se realizó un concierto en la Catedral aprovechando el  órgano  que allí permanece, para que un ejecutante alemán, experto en ese instrumento y en la música de Wagner lo tocara, improvisando su interpretación al tiempo que aprovechaba los sonidos que emitía el desafinado conjunto de tubos. Se siguieron organizando paseos con visitas guiadas, luego se organizaron bailes y comidas, para recaudar fondos para los propósitos de conservación y recuperación del patrimonio cultural y ecológico del valle.

Cada una de las personas que participaban en las reuniones del COPECUT, conocían a otras que, aunque no eran miembros del consejo, tenían gran interés por la historia y el patrimonio de Tulancingo. Así muchos tuvimos noticia del interés permanente que tenía sobre el patrimonio cultural el Ing. Eduardo del Villar Kretchmar y del Arq. Jorge Vargas, quien tenía una gran colección de fotografías de la ciudad y del Valle de Tulancingo, además solía dar sesiones de apreciación musical, armando una cruzada contra las compañías  productoras de discos de música comercial, no siempre de calidad.

Otras personas y empresas que luchaban por la conservación del patrimonio cultural y ecológico de Tulancingo, por aquellos años, interactuando con la población citadina y rural del Valle de Tulancingo eran José “Pepe” Fosado, a la cabeza de la Cooperativa Campesina DERHGO (Desarrollo Rural de Hidalgo), quien se ocupaba de llevar obras de teatro en las que actuaban campesinos, para dar funciones a campesinos.

Inolvidable era don Francisco “Panchito” Huerta,  fundador, escritor y editor del Semanario Ruta, en el que se registraban, en negro y blanco, numerosos hechos que conformaban la historia oral del Valle de Tulancingo. Muchos años después vendería Ruta a la familia Rosas Ruiz, quienes designaron como director al Lic. Juan Carlos Ortiz Castro, quien le dio un nuevo giro y convirtió en Bisemanario a Ruta. El ahora bisemanario continúa publicando artículos en los que se difunde y promociona la cultura local.  Ruta ha cumplido ya 64 años informando y cultivando a la población de Tulancingo.

Otro empresario, que dio a conocer parte del patrimonio cultural tangible e intangible del Valle de Tulancingo, fue José,  “Pepe” Puig Ávila, en su café “El Ágora del Quinto Sol”, donde se daban recitales de guitarra, de canto y de poesía.  Allí hizo sus pininos el después famoso Francisco Javier Berganza Escorza. Allí se llegaba a cantar de vez en cuando la canción de “Buenas Noches Tulancingo”,  obra del compositor Aurelio Carrillo Castillo, alias el “Yuca”, quien la compuso en 1968 durante una lluviosa tarde dominical. De origen yucateco adoptó a Tulancingo como lugar de residencia y en esta ciudad murió en 1999.  Su canción más conocida fue “Reconciliación” que popularizaran a nivel nacional las hermanitas Huerta. “Buenas Noches Tulancingo” ha sido interpretado por diversos grupos y cantantes como el  “Trío Alma Hidalguense”, Federico Olvera y los Askiz.

Al lado del “Ágora del Quinto Sol” se llegaron a mostrar piezas arqueológicas encontradas en las labores agrícolas de distintas personas. En ese escenario, Pepe Puig confeccionó un mapa hipotético, basado en fuentes históricas, sobre cómo eran Tulancingo y sus lagos hacia el periodo postclásico de la época prehispánica.  Quienes suscriben ignoran cuál fue el destino de ese mapa, valdría la pena recuperarlo y publicarlo. Ahí también se fraguó su idea sobre la elaboración, impresión y publicación del periódico El Mosquito, recordando aquel periódico que publicara Nicolás Bravo, cuando habiéndose instalado temporalmente en Tulancingo, durante la Guerra de Independencia de México, publicara El Mosquito Tulancingueño, con el que se dispersaba la protesta y la propaganda de la causa libertaria.

La Revista El Mosquito Cultural, lo editaba La Casa de la Cultura de Tulancingo, Hidalgo, dependía de su formación, edición de Pepe Puig; durante algún lapso, el financiamiento de esta revista fue aportado por la Presidencia Municipal, luego lo sostuvo completamente el propio Sr. José Puig Ávila. Era una revista mensual, de papel revolución, que tenía el formato en media carta, ilustrado con dibujos a línea y de cuando en cuando con grabados, también se utilizaban fotos en blanco y negro. Su impresión recordaba a los cómics y a veces a las hojas volantes del siglo XIX; sus encabezados imitaban los de la prensa amarillista, danto noticias del pasado del Valle de Tulancingo o de algunas otras partes del territorio hoy hidalguense. En las páginas de esta revista escribían personas siempre interesadas en la historia de la localidad, dejó de publicarse debido a la falta de financiamiento.

Una de las grandes inquietudes de Pepe Puig era que se atendiera el establecimiento permanente de la Casa de la Cultura de Tulancingo, en lo que como se ha mostrado antes fue pionero. Al paso de los años la Casa de la Cultura se establecería en un espacio, vecino al de “El Ágora del Quinto Sol”. La Casa albergaría varias exposiciones de pintura, como una que trató sobre el teatro Kabuki y que generó gran expectación en la población de la ciudad de Tulancingo. Hubo otra exposición más de otro carácter, Nuestro Huapalcalco Arqueológico, que aunque modesta dio cuenta de los hallazgos que se hicieron en Huapalcalco entre los años de 1983 y 1984. Esta exposición pudo montarse gracias a la generosidad del Ing. Luis Alberto Roche Carrascosa, del Centro Regional Hidalgo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y a las dos tulancinguenses: la Lic. Lolita y la Lic. Cristina,  encargadas de exhibir y custodiar diversas obras pictóricas que la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado enviaba a Tulancingo.

Al paso de los años, se dieron a conocer más actores y asociaciones civiles que  comenzaron a preocuparse por la conservación de su patrimonio cultural.  Estas tomaron el relevo de los que inevitablemente se marcharon.

No puede olvidarse las acciones de la  Enfermera Partera, titulada,  Araceli Vargas, que luego de seguir estudiando y trabajando encontrara empleo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue una persona que siempre quiso contribuir a la buena nutrición, desarrollo corporal y mental  de los habitantes de Tulancingo, a través de conferencias, de cursos  y de la edición de su libro México en la Paz Mundial, que ella misma publicó en 1986, siempre echando mano de su propio peculio.

De la misma familia, la Lic. en Artes Plásticas y Diseño Publicitario, por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Academia de San Carlos. Gloria Valencia Vargas se ha destacado en Tulancingo como una valerosa promotora cultural, exigiendo de todas las maneras a su alcance, la preservación de los bienes culturales propios del patrimonio de Tulancingo, desde hace años. No podría esperarse menos de ella habiendo tenido  como maestros a condiscípulos de Diego Rivera en París, como el Mtro. Coria y a maestros clave en la formación de etnólogos y arqueólogos que procedían de la Escuela Nacional de Antropología. Las obras colectivas de Gloria Valencia Vargas aún se pueden apreciar en  el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México, específicamente en la Sala 1 y en los dioramas correspondientes a la evolución social del hombre primitivo. Los trabajos de retoques y restauración que hiciera en el centro nocturno, para turistas, “El Azteca” en la ciudad de México, ya no pueden verse. Se trataba de escenas costumbristas que incluían un carrusel con caballitos. 

Recientemente han surgido varias asociaciones civiles en defensa del patrimonio cultural, integradas por gente joven. Una de esas asociaciones es Niebla y Tiempo, fundada por la Sra. Montserrat Barragán Andrade y por sus hijos, el Dr. Adolfo Aldana Barragán y el Lic. Alejandro Aldana Barragán, quienes con un conjunto de otras personas han  venido realizando grandes esfuerzos y obras con el objetivo de rescatar la Zona Arqueológica de Huapalcalco. Así se aplicaron a la tarea de gestionar ante las instituciones pertinentes, la compra de distintas propiedades privadas asentadas sobre el sitio arqueológico y la participación de prestatarios del servicio social del  Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios, Ing. David Mariano Uribe Pevedilla (CEBETIS 179), en el proyecto de investigación intitulado “Cerámica y Lítica Arqueológicas de Huapalcalco (1983-1984)”, realizado por Enriqueta M. Olguín. Dichos prestatarios fungieron  como guías en las visitas guiadas en la Zona Arqueológica de Huapalcalco, durante y luego de su participación en el citado proyecto. Niebla y Tiempo realizó una gran campaña de difusión en la telesecundaria de Huapalcalco, en el Colegio de Bachilleres del Estado de Hidalgo (COBAEH) de Cuautepec, en el Jardín de Niños Juana de Arco, en el 2013, gracias al apoyo de su Directora, la Mtra. Marcela Alfaro Mellado y a la perseverancia del personal docente a su cargo. Participaron  también varias escuelas particulares.

En adición, otros miembros de la familia  Alfaro Mellado, se han involucrado en la promoción de la preservación  no sólo de la Zona Arqueológica de Huapalcalco, sino en el registro de algunos rituales de Santa Ana Hueytlalpan, asentamiento otomí tan importante para la Historia del Valle de Tulanicngo.

En el COBAEH de Cuautepec, el Mtro. Miguel Ángel Balderas Sánchez  inició con sus alumnos  un proyecto fotográfico para registrar la flora de la Zona Arqueológica de Huapalcalco, también se dictaron conferencias de divulgación.

Al Dr. Adolfo Aldana Barragán y al Lic. Alejandro  Aldana Barragán, se les debe la creación de varios recursos didácticos para la difusión del patrimonio arqueológico del lugar: una lotería hecha con las piezas arqueológicas más sobresalientes del lugar y varios folletos con  mapas, croquis y una guía para promover las visitas de los ciudadanos del Valle de Tulancingo y de fuera del país a  Huapalcalco. Tal asociación organizó exposiciones y conferencias al aire libre para contribuir a dicha promoción.

Independientemente de las polémicas que puedan suscitar los miembros de la Asociación Niebla y Tiempo, es innegable su trabajo y los logros de gestión y de difusión académica que han tenido.

Una persona que ha contribuido con el registro y la difusión del patrimonio cultural en el Valle de Tulancingo y en el extranjero ha sido el Mtro. Alejandro Olvera Herrera de la Universidad Tecnológica de Tulancingo, realizando documentales didácticos, fotografiando la Zona Arqueológica de Huapalcalco, la Laguna de Zupiltán, la Ciudad de Tulancingo y todos los paisajes hidalguenses que puede, además de registrar las costumbres funerarias y rituales de su entorno, desde la institución donde se desempeña, involucrando a sus alumnos, y durante sus periodos vacacionales.

Algunos integrantes del COPECUT.  (ca.1983) Fotografía propiedad de la Sra. María de los Ángeles Pacheco Medina. En el centro la Sra. Esthercita Medina de Pacheco y el Sr. Jorge Ocádiz Mendoza, detrás de ellos la Sra. Marcela Peralta,  en la extrema derecha la Srita.  Brenda, junto a ella el Sr. José Reyes de Cuautepec.  

 

El devenir de la historia sigue su paso, la defensa del patrimonio cultural en esta ciudad  prevalece a pesar de la ausencia o el alejamiento de algunas personas. Gente nueva y otras  asociaciones se han involucrado en la defensa y difusión del patrimonio cultural del Tulancingo. 

A su vez, el estudio de la Historia se ha diversificado de manera considerable en las últimas décadas, Peter Burke señala lo siguiente: “La nueva historia es una historia escrita como reacción deliberada contra el «paradigma» tradicional”, (Burke, 1996: 13,14). Burke afirma  que a este  paradigma se le podría denominar “visión de sentido común de la historia” porque durante mucho tiempo se ha considerado la única manera de hacer historia.  Sin embargo, actualmente las diferencias entre historia vieja e historia nueva son muy significativas. Muchos historiadores se han interesado desde mediados del siglo XX por el punto de vista de los de abajo, de la gente común y su experiencia en el cambio social. Se ha aceptado que la historia no puede basarse únicamente en documentos, puesto que estos contienen solamente la versión oficial y que para tener una visión integral es preciso recurrir a las fuentes orales y a aquellas otras que no tienen un reconocimiento oficial. 

De allí el valor de los testimonios y esfuerzos de las personas que sin ser historiadores de profesión se dedican al estudio y difusión del patrimonio de su ciudad como quienes han tomado los lugares que la vida y el irremediable transcurrir del tiempo ha dejado vacantes.

El Sr. Ignacio Villegas Macedo, nació en la ciudad de México el 17 de junio de 1945, debido a que su madre era originaria de Tulancingo solía pasar gran parte de sus vacaciones en esta ciudad.  Con el tiempo este vínculo se fortaleció aún más al casarse con una distinguida señorita de esta población, Anita Lases, con la que formó una hermosa familia.  Nacho, como es conocido por sus amigos, estudió en la ciudad de México el bachillerato,  trabajó en el departamento de ventas de la fábrica de  “La Esperanza”, de la cual su padre fue gerente de ventas durante 50 años.  A partir  de 1974 radica definitivamente en Tulancingo. Nacho trabajó también como funcionario público durante los gobiernos municipales encabezados por el Ing. Eduardo del Villar Kretchmar (1979-1982) y el Arq. Julio Soto Márquez (2012-1016). Durante la administración del Ing. Eduardo del Villar, trabajo en el Comité de Feria (1979), en ese entonces  se le pidió que realizara una guía turística para ofrecerla durante la Feria Regional que se lleva a cabo en el mes de agosto. En la administración del Arq. Julio Soto Márquez trabajó como Director del Archivo Municipal.  En el  breve periodo en el que ejerció este cargo organizó varias exposiciones en la “Sala de Recuerdos” del archivo municipal.  Una de las más exitosas fue la dedicada a mostrar parte del patrimonio artístico que resguarda la catedral de esta ciudad.  Otra fue la realizada para conmemorar la muerte del general Álvaro Obregón (julio-agosto, 2012) y para la cual el coleccionista Alfredo Vargas Sosa prestó fotografías y diversos artículos.

Su interés por la historia, y en particular por la historia regional se inicia cuando se da a la tarea de recopilar datos sobre la genealogía de las familias Macedo y Villegas. Descubrió que su familia y los innumerables lazos que han forjado a lo largo de muchas décadas lo han emparentado con muchas de las familias más antiguas de Tulancingo. A partir de entonces se dedicó a la búsqueda y difusión del patrimonio cultural de Tulancingo, por lo que ha formado parte de diversas asociaciones civiles que se dedican a esta labor. En el 2000 participó como Secretario con el grupo “Tercer Milenio”, fundado por el Ing. Eduardo del Villar Kretchmar y el Lic. Genaro Aranda del Villar,  en el que también por algún tiempo militaron la Dra. Rocío Ruiz de la Barrera y  Gloria Valencia Vargas. Posteriormente, en el 2003, participó como Secretario del Patronato  “Centro Histórico” dirigido también por el  Ing. Eduardo del Villar Kretchmar, este proyecto se proponía entre otras cosas remozar el jardín “La Floresta”.  El proyecto se llevó a cabo sin que pueda decirse que haya sido acertadamente, pues los materiales que se eligieron no fueron los adecuados, por lo que el cambio de pavimento resultó peor que el que se tenía y que había sido comprado gracias a la generosa participación de “Cantinflas”[1] en el festival taurino realizado el 18 de julio de 1954 y que se organizó a beneficio de la realización de diversas obras en la ciudad, en la que estuvo incluido el pavimento de “La Floresta”. En el 2006, fue nombrado presidente de Urbs Nova, A.C., esta asociación fue fundada por el Presbítero Josué de Jesús Alvarado Hernández, párroco de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Tulancingo,  el contador y abogado Leonardo O. Vallejo, Sandra Becerra Novoa, el Lic. Jorge Márquez Alvarado, el Lic.  José Eugenio Ramírez Sánchez, posteriormente se adhirió  el Arq. Jehvor Rodríguez Rodríguez. Este grupo retoma algunos de los proyectos de “Tercer Milenio” y desarrolla el Plan Maestro[2] para el rescate de la manzana fundacional de la antigua Doctrina de San Juan Bautista Tollantzingo.  También logra con el apoyo de la diputada federal Oralia Vega Ortiz (2006-2009), la asignación de una “partida” para realizar trabajos de mantenimiento y conservación de la Catedral de Tulancingo.  Lamentablemente solamente se ejerció un diez por ciento de la cantidad asignada[3].

Desde su primer contacto con la historia de Tulancingo, Nacho se comprometió con esta ciudad que si bien no lo vio nacer si ha adoptado como su “patria chica”. Posee una extensa colección de fotografías antiguas de Tulancingo que generosamente comparte con quien se lo solicita y hace presentaciones sobre la historia de la ciudad en las que nunca está ausente la crítica hacia el expolio que ha sufrido Tulancingo y los errores y horrores de la administración pública.

Otra incansable defensora del patrimonio cultural es Sandra Becerra Novoa, quien ha participado en diversas asociaciones civiles. Contadora de profesión y originaria del norte del país, también ha adoptado a Tulancingo como su “patria chica”.  Se ha dedicado a difundir las leyendas y tradiciones a través de una serie de libros  cuya publicación ha tenido que gestionar penosamente. Sin ser historiadora, se autodefine como “escritora” y si bien muchas de las leyendas y tradiciones que ha copilado no pueden considerarse originales o distintas de las que se cuentan en innumerables ciudades de nuestro país, es preciso reconocer que ha sido el camino para acercar a un público numeroso a la historia regional, al conocimiento de la historia del terruño.  Sandra como mencioné anteriormente tampoco es originaria de Tulancingo, sin embargo ha vivido gran parte de su vida en esta ciudad y siente por ella un especial afecto.

Otra persona digna de mencionarse es el Sr. José Santos Marroquín Morato, licenciado en administración de empresas, es un diletante de la historia regional.  Además de ser un hombre de negocios, el licenciado José Santos Marroquín, ha incursionado también en la política, fue alcalde de la ciudad. Posee una extensa biblioteca  y siempre está al pendiente de cualquier publicación en la que mencione “su tierra”.  Su interés lo ha llevado a consultar diversos archivos incluso en el extranjero como el Archivo de Indias en la ciudad de Sevilla.  Participa activamente en el Taller de Historia, fundado por la historiadora Lorenia Lira, el Lic. Francisco Palacios y el médico veterinario Raúl Marroquín.  Como integrante de este grupo ha participado en varios programas de radio y mesas de debate sobre temas de historia regional.  Actualmente gestiona la publicación de un libro sobre la ciudad de Tulancingo. 

Y así se espera que al transcurrir del tiempo siga surgiendo la “gente rasa”, sea médico, poeta o loco, sea historiador o simplemente “raro” que haga  la microhistoria del Valle de Tulancingo al tiempo que vive su existencia. 

Si usted, querido lector tiene algo más que aportar sobre este tema, ¡no deje de escribirlo y de contactarnos!

Bibliografía

Burke, Peter. La nueva historia, su pasado y su futuro. En: Burke, Peter (Coord.) 1996. Formas de Hacer Historia. Alianza Editorial, Madrid.

González y González, Luis. 1988. El Oficio de Historiar, Ed. El colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán, México.

González y González, Luis. 1988. Todo es Historia, Ed. Cal y Arena, México.

González y González, Luis. 1992. “La Historiografía que nos rodea”. En  El Historiador Frente a la Historia. Ed. Universidad Nacional Autónoma de México. México.

[1] Mario Moreno Reyes, actor y comediante mexicano, ganador del Globo de Oro.  Ha sido considerado uno de los mejores comediantes de habla hispana.

[2] Plan Maestro de Conservación Integral de la Catedral: Tenía como finalidad delimitar y rescatar los terrenos que pertenecieron a la antigua Doctrina de San Juan Bautista Tollantzinco.  El proyecto fue realizado y supervisado por un grupo de arquitectos entre los que destaca el doctor en arquitectura Luis Ortiz Macedo. Este proyecto proponia entre otras cosas la reubicación de la escuela primaria Miguel Hidalgo, para construir en estos terrenos un foro cultural. La reubicación de la escuela no se consiguió y la actual presidencia municipal obtuvo fondos para la re-construcción de la Casa de la Cultura en la que se incluyó un foro similar al que estaba proyectado en el Plan Maestro.

[3] La partida asignada fue de 54 millones, de los cuales solo se entregaron cinco millones que se utilizaron en estudios de cimentación, impermeabilización y electrificación del inmueble.


[a] Profesoras del Instituto de Artes de la UAEH