Rescate del patrimonio cultural literario Hidalguense Tomás Domínguez Illanes (1869-1907)
Rescue of the Cultural Heritage Literary Hidalguense Tomás Domínguez Illanes (1869-1907)

Resumen

Presentamos al lector una breve semblanza literaria de la obra de Tomás Domínguez Illanes, poeta hidalguense. Se trata de un trabajo de investigación hemerográfica, hasta el momento inédito, cuyo objetivo central es el rescate del patrimonio cultural literario del Estado de Hidalgo. Tomás Dominguez y su obra ocuparon un importante espacio cultural en la sociedad pachuqueña de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Su pluma y su estilo literario, apegados a la corriente positivista, encontraron eco en la elite minera y comercial pachuqueña, necesitada de cultura y modernidad. Los temas abordados por el poeta cumplieron con la expectativa de brindarle referentes nacionalistas a una sociedad y a una entidad federativa recién creada o para otros inventada.


Palabras clave: Rescate, patrimonio, literatura, política y nacionalismo

Abstract

We present to the reader a brief literary semblance of the work of Tomás Domínguez Illanes, a Hidalgo poet. It is a hemerographic research work, until now unpublished, whose main objective is the rescue of the literary cultural heritage of the State of Hidalgo. Tomás Dominguez and his work occupied an important cultural space in the pachuqueña society of the late nineteenth and early twentieth century. His pen and his literary style, attached to the positivist current, found an echo in the mining and commercial elite of Pachuca, in need of culture and modernity. The themes addressed by the poet fulfilled the expectation of providing nationalist references to a society and a newly created or invented federative entity.


Keywords: Rescue, heritage, literature, politics and nationalism

INTRODUCCIÓN

En este trabajo, ofrecemos a los lectores el resultado del proyecto de investigación “Rescate Cultural” dirigido a rescatar la producción cultural que en un momento histórico determinado, contribuyó al desarrollo cultural del Estado de Hidalgo. Considerando que existe una abundante obra literaria, publicada en su momento en forma comercial, oficial o independiente, olvidada o perdida al paso del tiempo y que mucho de esa producción guarda un importante valor literario, histórico, social y cultural, un grupo de investigadores decidió  avocarse a la investigación y rescate, en este caso de la obra poética de Tomás Domínguez Illanes, un olvidado, pero importante personaje de la ciudad de Pachuca, en el estado de Hidalgo, de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El poeta dejó su huella en la vida social pachuqueña, y con su obra, contribuyó a enriquecer las letras y las artes, en una ciudad donde predominaba la cultura de la minería, de las haciendas y el pulque. La característica principal del trabajo es que reunimos material literario, en algunos casos inédito, rescatado de fuentes primarias que sucumbieron al paso del tiempo, lo que garantiza la originalidad y resalta la importancia de la obra que hasta la fecha, no ha sido analizada.

Tomás Domínguez Illanes, poeta y periodista, nace en Huichapan el 18 de abril de 1860 y fallece en la ciudad de Pachuca el 20 de agosto de 1907. La vida y obra de este hombre muestra al intelectual recto y honesto, cuyas letras contribuyeron, culturalmente hablando, a consolidar la formación del entonces joven estado de Hidalgo. Su obra, como la de otros ilustres hidalguenses, fue la base para promover valores nacionales y regionales patrióticos, que enriquecieron la vida social, política y cultural de Hidalgo en los años finales del siglo XIX y primeros del XX.

BREVE ACERCAMIENTO BIOGRÁFICO

Los datos biográficos de Tomás Domínguez Illanes son escasos y sólo tres obras hacen referencia de manera muy limitada a su vida. Fue bisnieto por la línea paterna del corregidor de Querétaro Miguel Domínguez. Su padre, el Lic. José de Jesús Domínguez, fue modelo de magistrado, hombre honorable y de firmes principios liberales, que prefirió renunciar a su cargo antes que ocuparlo contra los dictados de sus ideales patrióticos bajo un gobierno ilegal. Rechazó colaborar con el imperio de Maximiliano de Habsburgo y sus aliados, los conservadores y el clero. Sin embargo, su madre, Remedios Illanes de Domínguez, fue una mujer de gran inteligencia y bondad; se distinguió por atender a los heridos, tanto liberales como conservadores e imperialistas durante la intervención francesa. Abraham Pérez señala que en Huichapan transcurrieron los primeros años de su vida y que posteriormente se trasladó a Tula para concluir los estudios elementales. En 1873, huérfano de padre, se trasladó con su madre Remedios y con su hermano Mariano a la ciudad de Pachuca. No logró terminar estudios profesionales a pesar de haberse inscrito durante tres años en el Instituto Científico y Literario (AH-UAEH, 1878).

Al respecto, hay opiniones encontradas. Vega Sánchez en su antología de poetas hidalguenses, dice que Tomás hizo brillantes estudios preparatorios y profesionales, no obteniendo título de abogado por accidentes de su vida. Sin embargo, al revisar el archivo histórico de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, encontramos que no fue un alumno brillante, más bien de aprovechamiento regular y con escasa asistencia a clases (Sánchez Mejorada, 1943: 5).

Tomás, rebelde a las reglas y a la rígida educación de su época, abandonó los estudios y se convirtió en un autodidacta, aspecto que caracterizó su personalidad durante el resto de su vida. Incursionó con éxito –como todos los hombres cultos de su tiempo- en la literatura, la historia, el periodismo y la política. Cabe señalar que sus logros más importantes fueron en el campo de las letras.

Vega Sánchez comenta que durante su vida adulta y en el gobierno de los Cravioto, Tomas sufrió persecuciones y desafíos. En el periódico local pachuqueño, El Reconstructor, ejerció en 1898 el periodismo, destacándose por sus severas críticas políticas en contra del clan de los Cravioto y al mismo tiempo, trabajo como columnista, cultivando la literaria histórica y nacionalista.

Con el gobierno de Pedro L. Rodríguez, cambió  su situación política, y de perseguido, se convirtió en miembro de la elite dirigente. En ese gobierno, ocupó el puesto de secretario particular del gobernador, durante el período 1901-1907, ganando un sueldo mensual de 141.00 pesos, cargo que ocupó hasta el día de su muerte. De su producción literaria destacan poemas y dramas, entre los que sobresalen; la Venganza, María y Cuauhtémoc, este último fue su principal obra. Su drama histórico Cuauhtémoc, tragedia heroica en tres actos, fue presentado en la ciudad de México por la Compañía de espectáculos Virginia Fábregas, el día 30 de junio de 1906, en el teatro Renacimiento.

El drama alcanzó más de cien representaciones. Posteriormente se presentó por la misma compañía en la ciudad de Pachuca, el 30 de noviembre del mismo año, en el teatro Bartolomé de Medina. El día de la presentación en Pachuca, según Sánchez Mejorada “...fue de apoteosis para Tomás. Los pachuqueños la consideraron como triunfo propio, aplaudieron sin parar y obligaron a Tomás Domínguez a que apareciera repetidas veces en escena, para otorgarle exaltados honores. Al terminar la función, se organizó  espontáneamente una procesión de antorchas que acompañó a Tomás hasta su casa (Sánchez Mejorada, 1943: 6). Al día siguiente de la presentación, el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, en la sección de información, publicó la nota siguiente:

“El éxito no pudo ser mejor, estaba el teatro como vulgarmente se dice, a reventar. Desde la tarde en el expendio de boletos se leía este anunció: están agotadas las localidades. Sin embargo, en la noche a solicitud de muchas familias se colocó gran número de sillas en los pasillos sin que fueran bastantes a contener la demanda de localidades que había afuera del teatro. Un grupo de nuestros jóvenes poetas se tomó el merecidamente brillante. El Sr. Fernando Altamirano fue el encargado de llevar la voz para laurear al distinguido vate.” (Periódico Oficial, 1º diciembre, 1906).

El 6 de diciembre de ese mismo año Cuauhtémoc se presentó de nuevo en el Teatro Bartolomé de Medina de Pachuca. De acuerdo con Teodomiro Manzano, el “éxito fue completo y el autor que es bien estimado, recibió grandes manifestaciones de afecto de parte de los pachuqueños.” (Manzano, 2009: 103).

Vega Sánchez califica a Tomás como un poeta sin argucias ni alineamientos, Tomás Domínguez Illanes “…era todo grandeza y sinceridad. Superó y supera a muchos que se consagran por sí solos. Por dinero, influencia o cortesanía Don Tomás es un blasón literario del Estado de Hidalgo y murió como era natural, no tuvo en la etapa final de su vida ni una brizna de oro de su subyugante Cuauhtémoc.” (Sánchez Mejorada, 1944: 24).

Después de la presentación exitosa de su principal obra, el drama de Cuauhtémoc, y a la edad de 47 años, Tomás se enfila a la penosa agonía, que finalmente lo llevará a la etapa final de su vida el 20 de agosto de 1907. La causa de la muerte fue tuberculosis pulmonar, según constancia firmada por el Dr. Manuel Millán, que también lo atendió en su agonía (APCP, 1907).

COMENTARIOS A LA OBRA LITERARIA DE TOMÁS DOMÍNGUEZ ILLANES

Tomás perteneció a la generación de escritores modernistas de finales del siglo XIX. Se inició temprano en el ejercicio de las letras mostrando desde sus comienzos una notable fecundidad literaria. Su obra poética y periodística es de total compromiso con el hombre y con la patria. En la que por igual ensalza la belleza y el donaire de algunas de las musas de alcurnia, que las virtudes cívicas de algún gobernante, héroe local o nacional. En otros casos, con su pluma, presentó una poesía de la cotidianidad social y patriotica de la sociedad pachuqueña. Sus poemas no olvidaron los grandes acontecimentos nacionales como los natalicios de los héroes nacionales, la batalla del cinco de mayo o las fiestas patrias. Su prosa estremeció a un público refinado y selecto; el círculo porfirista pachuqueño del gobierno de Pedro L. Rodríguez.

La producción literaria de Tomás Domínguez es rica y vasta. Es de corte modernista porque está abierta al mundo, pero también no deja de ser romántica por sus temas patrióticos. En realidad, contiene elementos de ambas corrientes, incluso toques realistas y naturalistas por las descripciones que hace de Real de Monte, Tula y otros municipios.

Por el tipo de prosa, destaca en los temas patrióticos, en especial, el tema de la conquista española, que lo aborda magistralmente en su obra cumbre Cuauhtémoc, drama histórico-heroico, que escribió en verso, en tres actos. Es importante señalar que la presentación de Cuauhtémoc, dado el triunfo que alcanzo en la ciudad de México, ocupó para siempre, un lugar de oro en la historia del teatro mexicano, como una de las obras pioneras en tratar con toda su crudeza y grandeza el tema de la conquista.

La obra literaria de Tomas es amplia. Se dedicó a explorar gran variedad de temáticas con ricas formas narrativas; la crónica, el diálogo, la controversia, la nota periodística, el monólogo, y el recuerdo patriótico, sólo por mencionar algunas de las formas utilizadas por nuestro poeta. En su prosa, las temáticas abordadas están relacionadas con la perfección y lo inaccesible, en el caso de la mujer; la tragedia y el pasado frustrado así como la gloria y la grandeza cuando habla de la historia patria y los ecos de su cuna natal. Estas características están presentes en toda su obra literaria y periodística.

En su obra, resalta la tendencia por escrudiñar el pasado indígena, en la que exalta la valentía y coraje del pueblo azteca vencido. Otros valores criollos como el coraje, el amor y la fe a la patria, también los encontramos en su obra. El interés por la política local y nacional es permanente y dedicará buena parte de su labor periodística, para dejar bien claro su ideal político, y el mejor ideal para él, fue el gobierno de Pedro L. Rodríguez, que con su pluma, defendió hasta el último minuto de su vida.

La idea clásica del modernismo de renovar, derribar lo viejo y construir lo nuevo y de transformar, siempre fue condición básica y sirvió de fundamento a toda su obra. El periódico El Reconstructor del cual fue redactor, se convirtió en su bunker, donde observaba con mirada crítica a la sociedad de su tiempo. Tomás Domínguez fue un personaje cosmopolita que ejerció el periodismo, la política y la literatura libre, abierta al mundo y con una actitud investigadora hacia todo lo nuevo. Para él, las letras contienen simbolos para la reflexión histórica. Su prosa describe y al mismo tiempo impresiona por el drama y dolor incoporado a la narración: el Cuauhtémoc o la Oda a Juárez, son algunos de los poemas que por medio de impresiones, conmovieron a los lectores.

El lenguaje utilizado es directo pero no sencillo. Es fino, culto y basto en palabras que expresan simbolismos, así como el recurso de utilizar palabras latinas y aztequismos. Algunas de estas expresiones simples o compuestas no se encuentran con facilidad en los diccionarios. Expresiones como sión, el agrio  y auseba, son ejemplos del manejo del idioma y en ellas, Tomás hace referencia a la cumbre del monte donde se dice que se retiraron los moros cuando fueron derrotados por los españoles. Otras como las águilas caudales, que en un diccionario del siglo XVIII se refiere al águila real o regia, las refiere a la última dinastía azteca.

También utiliza palabras antiguas para construir mensajes que sólo los lectores cultos pueden entender. Las palabras deturpar, aquilón, ejida, saraos, plinto, lampo y otras, expresan mensajes simbólicos y codificados que tienen un propósito específico; sentencias severas dirigidas a hombres funestos, y al mismo tiempo, resalta los valores y la identidad nacional por medio del recuerdo de sucesos trágicos y gloriosos de nuestra historia. A continuación presentamos los temas, que a nuestro juicio son los más representativos de la obra poética de Tomás Domínguez Illanes.

LA HISTORIA

Los temas históricos como los grandes sucesos nacionales, las batallas, los héroes nacionales y locales, se convirtieron en temas favoritos. Tomás en sus notas periodísticas publicadas en El Reconstructor y en su prosa, rinde justo homenaje a la patria, justo por que exalta las virtudes de la raza mexicana y las grandezas del pueblo, pero también revela las tragedias, las frustraciones y las miserias, o como lo llama él, la historia dolorosa, en las siguientes dos composiciones:

“Han pasado poco menos de cuatro siglos, ha habido muchos fenómenos políticos, han corrido copiosos raudales de sangre y los indios, a pesar de la Reforma, son los mismos siervos del año de 1521. ¿No tendrán su libertador aquellas razas envilecidas?…Los accidentes del terreno, los medios de existencia que ofrecen sus imponentes serranías, y el horror que por tradición sienten hacia nosotros, alejan a esas razas de la civilización y del progreso. No vendrán hacia nosotros, es verdad, más vayamos nosotros hacia ellos, como fueron en un día los misioneros cristianos del Gólgota,…” (El Reconstructor, 1898).

Poco antes de la caída de la tarde del 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc, tras de setenta y cinco días de diarios y homéricos combates en los que sucumben poco menos de doscientas mil personas, la nave de García Olguín lo sorprende fugitivo en el lago…vencedor y vencido se contemplan: son dos titanes. Y en medio de ellos, la religión del Gólgota se levanta” (El Reconstructor, 1898).

Los héroes nacionales, sus hechos y obras están exquisitamente descritos en su obra poética. Hidalgo, Berriozábal, Juárez y Bravo, por mencionar algunos, son colocados por Tomás, en el pedestal de oro de la historia mexicana. Hombres valientes de convicciones firmes e inquebrantables que forjaron, al fragor del combate, unos con la pluma y otros con la espada, una nación que sepultara de una vez por todas a la Nueva España independiente que se negaba a morir.  Cuando se refiere al general Berriozábal, leemos lo siguiente; “Las águilas nacionales están de duelo: ha muerto uno de los más insignes veteranos de la Reforma y de la libertad.”

A Benito Juárez, héroe del liberalismo, de la Reforma y triunfador de la intervención francesa, le dedica una composición especial, la “Oda a Juárez” que presenta al hombre que siempre vistió de negro:

“Su nombre?...pregúntaselo a los siglos.
Su imagen?...esculpida por la gloria
En zapoteca mármol se levanta
En el taller insigne de la historia.
Sus hechos? Cuáles fueron? El escombro
Del retroceso os contará sus hechos
Del mundo y de las épocas asombro.
De cien naciones, en la sangre tinto,
Que os los cuente el acero de Crimea,
Que os lo diga esa enseñanza que flamea
De nuestra libre Patria en el recinto.
¡Solemne instante de la Historia! ¡Lucha
De gigantes y dioses! Cataclismo
En que chocan razones y conciencias!
¡En todas partes el cañón retumba!
Amenaza la patria convertirse
En formidable tumba,
Por doquiera el estigma y el enojo,
Sólo Juárez prosigue su camino
Como Moisés, sereno en el Mar Rojo.”
(El Reconstructor, 1899).

En el “Cadalso de un héroe”, compuso la triste y dramática apología dedicada al padre de la patria Miguel Hidalgo. He aquí un breve fragmento:

“Sabiendo que se había dado orden de que no se le disparará a la cabeza, se puso la mano en el corazón…beso con humildad cristiana el lugar de su ejecución…el pelotón disparó sobre él, pero sólo fue herido en la mano…se hizo la segunda descarga, y el héroe rodó sobre una charca de sangre…Pero aún vivía, fueron precisos tres balazos más…No concluyó con esto el suplicio…era necesario profanar el cadáver…fue decapitado…Basta esta breve y descarnada narración del suplicio de Hidalgo…Así se hizo libre la Patria; así perecieron los primeros caudillos de su emancipación; así se escribió el prólogo de nuestra primera independencia.” (El Reconstructor, 1900).

En la galería de sus héroes, Tomás le dedica a Cristóbal Colón la siguiente composición:

“Edipo de los mares, le lanza al azahar de las tormentas en tres frágiles carabelas para interrogar audaz y sereno las procelosas esfinges del Océano, logrando arrancarles el misterio que guardaban celosas allende las trémulas llanuras de sus olas…Y en premio de aquella fe inquebrantable, de aquel valor sin ejemplo, de aquella abnegación infinita, América radiante, virginal y poderosa entró en el sendero de la civilización…Y aún ignora la humanidad la cuna y la tumba de aquel hombre. Salud a Cristóbal Colón.” A la patria le compone un homenaje en verso, magistralmente escribe su historia de luces y sombras” (Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, 1899).

 

La batalla del cinco de mayo

En conmemoración de la batalla del cinco de mayo, Tomás vuelca su genio poético con esplendor, sencillez, elegancia y exaltación histórica contra los enemigos de la patria:

“¿Quiénes son los intrépidos guerreros
Que esgrimen ensañados los aceros
Para vengar la libertad hollada?
Un puñado de indígenas desnudos
Que llevan sus harapos por escudos
Y el santo patriotismo por espada.
¡Solemne instante! Los clarines suenan
Enardecidos, los cañones truenan,
Los sables brillan, silban las metrallas
Y adelantan resueltos los soldados
En el Tabor, las huestes del Oriente
Y en Chalons á los bárbaros de Atila!
¡Y otra vez y otra vez! ...... ¡empresa vana!
Triunfal se yergue la bandera indiana
Hecha girones y de gloria llena,
Gloria al Señor que en tan solemne día
A los guerreros de la Patria mía
Justiciero otórgales la victoria
Y humillando su orgullo y arrogancia,
Hizo saber a la pujante Francia
Que es México también tierra de Gloria”.
(Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, 1900).

LA EDUCACIÓN

Para Tomás, la base de la educación nacional es la niñez:

“La síntesis de las obligaciones de todo Gobierno constituido, cualesquiera que sean su ideal, sus tendencias y su forma política, es, sin duda, la utilización de los elementos del presente, para asegurar la prosperidad en el porvenir. La educación de los pueblos se funda en la educación de la niñez, y por el estado de ésta se puede presagiar el grado de cultura que alcanzarán aquellos…los aztecas mismos, al nacimiento de un niño, colocaban junto a su cuna un arco, una flecha y un escudo, y aquella raza resultó guerrera, belicosa y conquistadora…los resultados de la Educación en los veinte años pasados, fueron enteramente estériles en Hidalgo. La escandalosa apatía con que por este largo tiempo había sido visto el importante ramo de la Instrucción Pública; el completo abandono en que se encontraban los establecimientos de la educación y las escasas aptitudes de los no pocos de los encargados de su dirección, son en estos momentos, uno de los puntos preferentes en que la actual administración está ejerciendo su actividad organizadora.” (El Reconstructor, 1897).

En la prosa, la educación ocupa un lugar importante porque la considera como la máxima aspiración del hombre. La educación es a la vez templo y ciencia. En la distribución de premios a los alumnos del Instituto Científico y Literario, quedó plasma la idea educativa de Tomás:

“Todo lo trueca el tiempo: El monasterio
De hospitalarios monjes, casa asceta,
Severa, melancólica, tranquila;
Siempre oyendo el sollozo de la esquila
Y el Miserere mei del Rey profeta,
Es hoy el templo de la Ciencia.
Braman allí las tempestades del talento
Y en su pujante arrojo,
En vez del monje austero que contrito
Buscaba en la plegaria lo infinito,
Vosotros lo buscáis con el anteojo.
Taller supremo el aula,
En él modela su grandeza el mundo…
¡Obreros del saber! ¡Hijos del Siglo,
De luz y de grandeza:
Falange de colosos del futuro.”
(Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, 1899).

LA POLÍTICA

Nuestro poeta concibe el arte de escribir como un poderoso instrumento al servicio de las más nobles causas, ya sea para mejorar la sociedad o para hacer frente a problemas cotidianos sin que estos no sean importantes: “…la primera necesidad de un gobierno es la conquista incondicional de la confianza pública, pudiendo asegurarse una existencia firme con tal especial adquisición.” (El Reconstructor, 1899)

Y desde esta perspectiva, Tomás Domínguez está convencido que el General Pedro L. Rodríguez, reunía todos los atributos de un buen gobernante: era ilustrado, comunicativo, partidario del progreso, liberal, moderado y prudente. Virtudes esenciales para ejercer la política con “buenos sentimientos capaces de conducir al Estado a la prosperidad y a la felicidad.” (El Reconstructor, 1897).

Tomás hace una comparación entre el “AYER Y HOY” de su época, señalando que con el final de veinte años de gobierno corrupto del clan de los Cravioto, con el General Pedro L. Rodríguez, se da inicio a un periodo esperanzador. A nuestro poeta le tocaron vivir tiempos convulsos, de transición política de un estado de cosas caótico a un orden que para él y para Hidalgo era prometedor. Atrás quedaba el recuerdo de tiempos políticos pasados y tormentosos:

“No pretendemos ahora hacer la crítica de la administración del Sr. Gral. Cravioto, durante la que se elevaron algunas personalidades que debían haber permanecido en la oscuridad y se cometieron irregularidades de que tanto habló la prensa. El Sr. Cravioto no era mal gobernante, conocía bien las necesidades del Estado y supo conservar la tranquilidad en época difícil pero tenía un circulo que se le impuso y con el cual desplegó complacencias que a veces se convirtieron en debilidades.” (El Reconstructor, 1897).

Tomás Domínguez defiende un proyecto político, lo hace suyo y lo defiende. Se convierte en el principal portavoz, justificando el gobierno de Pedro L. Rodríguez. Se transforma en el líder de opinión, en el intelectual comprometido con el sistema:

“Creer que la actual Administración de Hidalgo no tiene enemigos, ni descontentos, ni malquerientes, más que inocentada sería incurable ceguera moral e intelectual. Sí señor, los tiene en gran número dentro y fuera de casa, y serán más todavía a menos que se deparen nuevos hechos delictuosos, se exijan responsabilidades y se eliminen elementos dañinos, corruptores, disolventes, como otros que afortunadamente ya fermentan lejos de nuestra atmósfera social, política y administrativa.” (El Reconstructor, 1898).

Cuando la prensa nacional ataca al gobierno del Estado de Hidalgo, principalmente los periódicos "El Popular" y "El Correo de México" que critican los excesivos gastos del General Rodríguez, Tomás, en un exaltado artículo contesta lo siguiente:

“¿Qué el Gobierno del Estado gasta?... Sí que gasta y aún está dispuesto a gastar mayores sumas. Gasta en pagar maestros, que ilustren a la niñez ignorante y desvalida de quien antes nadie había hecho caso. Gasta en aumentar escuelas, porque su número era absolutamente insuficiente. Gasta en dotarlas de muebles, libros y útiles de que carecían por completo. Gasta en contribuir para que la Nación sea representada decorosamente en los congresos científicos del extranjero.” (El Reconstructor, 1898).

Tomás fue defensor del porfirismo, especialmente el círculo radicado en la ciudad de Pachuca. En este sistema encontró el apoyo a sus aspiraciones literarias y periodísticas. También criticó ásperamente el liberalismo sospechoso de los redactores de El Correo de México y de El Popular. En torno del gobierno del general Pedro L. Rodríguez, Tomás encuentra el medio para desarrollar, escribir y publicar. Probablemente no tenía más aspiraciones que la paz y tranquilidad de su vasta prosa.

APOLOGÍA

Cuando el sagrado derecho de escribir se pone en práctica, se hace en un contexto socio-político determinado, y ese contexto, no es ajeno a lo que se escribe y de alguna forma, se va construyendo una particular visión del mundo. Tomás Domínguez no pudo sustraerse a este condicionamiento y en sus escritos justifica el estatus quo predominante:

“Y para darle método a nuestro rápido estudio, no debemos olvidar los orígenes anárquicos de la administración pública anterior, que tenía en completa desorganización casi todos sus ramos, como lo demuestra el trabajo de experimentación verificado por el actual gobierno…El señor Rodríguez y lo decimos con plena certeza de no ser nunca desmentidos –tiene una vida pública inmaculada, de consagración a la honradez y al trabajo, de bondad y de altruismo, que le han conquistado altas estimaciones y sinceros afectos de gratitud y de respeto.” (El Reconstructor, 1889).

La justificación de un determinado orden social va más allá de lo formal y termina en una franca apología al hombre, al gobernante magnánimo, capaz de poner orden al caos, de restablecer la verdad y la confianza pública:

“Lo interpretamos solemnemente, porque ha llegado la hora de comprobar nuestras afirmaciones, pues no se juega, por simple placer, con la honradez acrisolada de un gobierno que consagra sus afanes al bienestar y al porvenir de su pueblo, ni con el mismo pueblo para el que tras tantas decepciones de todo género, ha sonado en el reloj de su destino la hora de la redención y de las conquistas.” (El Reconstructor, 1898).

La apología –que es otra de las vertientes de la prosa de Tomás, encierra mensajes codificados escritos por el autor para decir verdades contundentes; el gobernador de Hidalgo no es hidalguense, es Oaxaqueño, pero que importa el lugar de nacimiento, lo importante es tener suficiente hidalguía para saber gobernar (El Reconstructor, 1899).

LA RELIGIÓN

En la prosa de Tomás aparece el tema religioso, no tanto porque él fuera un hombre de fe, sino porque es la base de la cultura e idiosincrasia del mexicano refundido en dos razas; la indígena y la española y en una sólo religión; la católica:

“Tú eres divina y te levanta plegarias.
Tú eres poesía y te ofrece himnos.
Tú eres ideal y te da aromas.
Tú eres inocencia y te consagra niños del
Alma blanca y corazón sencillo.
Tú eres el lucero que orienta
al extraviado peregrino.
Ex – voto, a tus altares conduce
desde la mar revuelta, la vela
destrozada, el náufrago que
salvaste en la tormenta.
Tú eres la única fe y amor del indio,
Salvaje morador de los desiertos.
Tú fuiste nuestro paño de lágrimas
en horas de amargura.
Tú fuiste nuestra bandera de
triunfo en días de gloria.
Por ti los indígenas abandonaron
un culto de sangre.
Y por ti cayó el Anáhuac de rodillas.
Recibe pues, Señora y Reina mía.”
(El Reconstructor, 1898).

ARTE Y CIENCIA

Como todos los intelectuales de su tiempo, Tomás intenta conciliar la ciencia con la fe, a ninguna rechaza, las acepta. Al hombre, que con su ingenio construye el arte y la ciencia, dedica la siguiente composición:

“La irradiación del pensamiento humano
Y reflejando del Creador la esencia
Como el sereno mar al infinito,
Dos hermanos brotaron: ¡Arte y Ciencia!
El sabio, en sus estudios soberano,
Ante nada refrena su carrera:
…Rompe tenaz la enhiesta cordillera
Del cielo arranca el rayo con la mano,
Aprisiona el vapor en la caldera
Y arrogante, potente, y sin segundo
Deja admirado con su genio al Mundo.”
(El Reconstructor, 1898).

LA CRÓNICA

Atento a los acontecimientos del selecto grupo social pachuqueño, encontramos a Tomás en bailes y tertulias describiendo la sociedad de su tiempo en todos sus detalles y por supuesto sin dejar de mencionar a las bellas damas de alta alcurnia, a los dignos caballeros, unos políticos y otros, hombres de empresa. En fin, gente educada del círculo porfirista:

“La animada y lujosa tertulia tuvo por objeto celebrar el restablecimiento de la salud de la Sra. Doña Ángela Hernández de Rodríguez…entre los caballeros se encontraban los más honorables, cumplidos y ameritados…la fiesta terminó a eso de las dos de la mañana…y reinó la corrección más perfecta.” (El Reconstructor, 1898).

Las controversias con el Correo de México
La trinchera de los intelectuales mexicanos de finales del siglo XIX, fue sin duda el medio impreso y en prácticamente todos los estados del país aparecieron diarios, periódicos o semanarios de política y literatura, donde se difundía la producción literaria de la época. A través de estos medios, los intelectuales se enfrascaron en agudas controversias políticas y ataques denodados para justificar o desprestigiar al adversario. En este sentido, la prosa de Tomas es muy vasta: (El Reconstructor, 1898).

“No desmayan nuestros carisimos amigos El Correo de México y Socios en su alta y noble empresa de deturpar cuánto se hace en el Estado de Hidalgo. El síntoma es extraordinariamente halagador: un par de colegas metropolitanos consagrados exclusivamente a ocuparse de nosotros, comprueba en sana lógica, por más que se declame en contrario, la gran importancia de la entidad, y esos artículos laudatorios o calumniosos, son un perpetúo reclame que nos hace ante la Nación entera...” (El Reconstructor, 1898: 1).

Sobre la misión de la prensa, su visión es clara y contundente:

“Preocuparos sobre todo por la verdad, solamente por la verdad…Sed impersonales: no prestéis oído ni a vuestras pasiones ni a vuestras antipatías….A la verdad no debe faltarse nunca. Los diversos estados nacionales y políticos han determinado en sus diferentes épocas el carácter de la prensa en el legítimo desempeño de sus funciones, como medio entre el pueblo y el Estado. Las modalidades del periodismo y sus mismos extravíos confunden el ánimo, dispuesto siempre a no decepcionarse de la misión moral que desempeña la prensa, y de ahí las tolerancias que, en nuestro concepto, contribuyen a desviar la conciencia pública.” (El Reconstructor, 1897: 2).

LA MUJER

La imagen que de la mujer ofrece la poesía de Tomás es la de un ser ideal y supremo, cuya belleza y virtud son obra del Creador, son parte de la armonía universal, a la vez natural y divina. Por eso, la poesía se convierte en un tributo de adjetivos a la musa ideal; divina, noble, hermosa, bello, preciosa, pura, casta candorosa y ardiente:

“Fogoso cual corcel que el freno tasca,
Salvaje fe mi corazón alienta,
Mi cuna se meció en la borrasca
Y arrulló mis ensueños la tormenta.
Las aves de mis bosques seculares
Prestaron a mi lira su concierto
Y es el agreste son de mis cantares
El rumor de las auras del desierto.
Tú eres también la flor de la montaña,
Tú como yo la inmensidad admiras”,
(El Reconstructor, 1898).

Adjetivos ante los cuales el poeta se presenta como incondicional súbdito. El fin último de esta poesía es destacar ante cualquier circunstancia –buena o mala- la divina gracia de la mujer (El Reconstructor, 1899).

EL DRAMA CUAUHTÉMOC

Finalmente en su obra cumbre, “Cuauhtémoc”, drama heroico, Tomás resucita utiliza la poesía dramática, olvidada en sus días; tanto, que es la primera en su género que se lleva a la escena en el teatro de Virginia Fábregas a principios del siglo XX. El poeta tuvo el tino de escoger el tema de mayor arraigo entre los mexicanos: la caída de Tenochtitlan; y la captura, tortura y asesinato del último tlatoani mexica. En el desarrollo de la obra, el autor maneja magistralmente los conceptos de valentía y del arrojo y la determinación de Cuauhtémoc. Nuestro poeta utiliza con dramática realidad los horrores de la guerra y dice a través de los actores del drama:

 

“Las calles están llenas de muertos.
Luto y desolación en los hogares!
¡Luto y desolación en nuestros templos!
Los niños se aproximan a las madres
Y los labios acercan a los senos
Y... chupan... y sollozan... y agonizan
Y mueren de hambre al fin...
porque están secos.”
(Sánchez Mejorada, 1943:25).

El heroísmo del pueblo mexica y la lealtad mostrada de los caballeros águila a su último tlatoani quedan capturados en la siguiente composición:

“¡Oh ... Mira, emperador, con esta espada
En cien combates defendí tu reino
Pues bien, Cuahtemotzin, ¡tómala!... ¡hiere!
¡Sin compasión sepúltala en mi pecho!
... no dudes
De quien por ti, luchara con el cielo...”
(Sánchez Mejorada, 1943:25).

Finalmente, en el momento previo al tormento que sufrirá Cuauhtémoc, Tomás construye en sentidas palabras una escena de sublime sacrificio y pone en labios de la ruborizada esposa las siguientes estrofas dirigidas al conquistador:

“Hazme… tu mísera esclava…
Conviérteme en tu…Manceba…
Dispón como te parezca;
Pero al Rey, tranquilo
en su encierro deja.”
(Sánchez Mejorada, 1943:26).

CONCLUSIÓN

El objetivo que nos trazamos en la investigación se cumplió cabalmente porque logramos rescatar la obra poética y periodística de un personaje olvidado por la historiografía hidalguense. No tenemos la menor duda de que las aportaciones literarias de Tomás Domínguez Illanes, contribuyeron al desarrollo de la cultura en la ciudad de Pachuca de finales del siglo XX.

En una ciudad señorial, donde predominaba la minería y las haciendas ligadas a la producción pulquera, la literatura y el periodismo cultivados por nuestro poeta, le dieron ese aire de modernidad que tanto preocupaba a la elite porfirista establecida en la ciudad de Pachuca. En ese sentido, la producción literaria de Tomás Domínguez, encontró acomodo en la sociedad pachuqueña. Lo encontró en la elite educada y refinada, que en los bailes y tertulias, escuchaba con atención y admiración, las declamaciones del poeta. Lo encontró en el pueblo, porque reivindicaba el nacionalismo, recordando a los héroes nacionales, vinculados a los grandes acontecimientos de nuestra historia. En ese sentido, los temas literarios del poeta, contribuyeron a la formación de los valores nacionales que la sociedad porfirista de la época demandaba.    

REFERENCIAS

Archivo Consultados

Archivo Histórico del Panteón Civil de la ciudad de Pachuca, Acta de defunción de Tomás Domínguez Illanes, 1912. Cuartel 1, clase 1, número de lote 4, Id. de la fosa 8, a perpetuidad.

Archivo Histórico de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Registro de asistencia y aprovechamiento de Tomás Domínguez Illanes, del Instituto Científico y Literario. Cátedra de lógica, 31 de enero del 1878, Folio 35.

Manzano, Teodomiro, Anales del Estado de Hidalgo. Segunda parte (1869 a 1927): México: Colección Bicentenario. Comisión especial interinstitucional para conmemorar el Bicentenario de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana de 1910, Gobierno del Estado de Hidalgo, 2009.

Pérez López, Abraham. Diccionario biográfico hidalguense. México: Gobierno del Estado de Hidalgo, 1979.

Sánchez Mejorada, Carlos. Cuauhtémoc tragedia heroica. México: Comité Hidalguense de la Segunda Feria del Libro, 1943.

Tomás Domínguez, Illanes., “Pachuca”, en El Reconstructor, 21 de noviembre de 1897, p. 1-2.

----------------------------., “La nueva situación de Hidalgo”, en El Reconstructor, 21 de noviembre de 1897, p. 2.

----------------------------., “Historia Dolorosa”, en El Reconstructor, 30 de enero de 1898, p. 1.

----------------------------., “Desde nuestro observatorio”, en El Reconstructor, 30 de enero de 1898, p. 1.

----------------------------., ”Las controversias con el Correo de México”, en El Reconstructor, 8 de mayo de 1898, p. 2.

----------------------------., “El último día de un imperio”, en El Reconstructor, 14 de agosto de 1898, p. 1.

----------------------------., “El aumento de las contribuciones”, en El Reconstructor, 18 de septiembre de 1898, p. 1.

----------------------------., “La muerte del Sr. General Berriozábal”, en El     Reconstructor, 14 de agosto de 1898, p. 2.

----------------------------., “A la mujer”, en El Reconstructor, 6 de noviembre de 1898, p. 3-4

----------------------------., “Arte y ciencia”, en El Reconstructor, 29 de junio de 1899, p. 2.

----------------------------., “Cadalso de un héroe”, en El Reconstructor, 23 de julio de 1899, p. 5-6.

----------------------------., “Qué cosa es la confianza pública”, en El Reconstructor, 16  de abril de 1899, p. 3.

----------------------------., “La administración pública del Estado de Hidalgo”, en El Reconstructor, 3 de noviembre de 1899, p. 1-2.

Vega Sánchez, Rafael. Antología de poetas hidalguenses. México: Gobierno del Estado de Hidalgo, 1944.

 

[a] Profesor Investigador del Instituto de Artes, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. gabriel_marquez_ramirez@hotmail.com