La teoría como instrumento de elaboración imaginaria

Resumen

En el presente estudio se esbozan los posibles factores que invitan a la generación de imágenes visuales desde la actividad profesional y los complementos que ayudan a su comprensión. Para ello se hacen algunos planteamientos sobre la experiencia estética, que junto al universo de símbolos que conocemos y el auxilio de las palabras, constituye el puente necesario para concertar la realidad desde nuestra dimensión cotidiana.

Palabras clave: imágenes visuales, producción-recepción, práctica y teoría, estética-realidad.

Abstract

This paper is a sketch of the possible issues encouraging the construction of visual images departing from the professional activity, and the features that assist in its understanding. To achieve this goal, we inquire on the aesthetic experience, that – together with the universe of symbols that we know, and with the help of the words – is an obligatory link to establish the reality from our daily dimension.

Keywords: visual images, production-reception, practice and theory, aesthetics-reality.

I

Es una menuda sospecha la que mueve a escribir el presente ensayo: en lo que respecta al arte, conforme se avanza sobre el camino de la teoría y la crítica, se nubla el sentido común con el que comprendemos las cosas en nuestra dimensión cotidiana.
Y es que para hacer frente a una obra artística visual, no se requiere por principio del auxilio de las palabras. En nuestra relación con las cosas del mundo y con otros seres humanos, el lenguaje oral ha sido históricamente una herramienta de elucidación necesaria. Sin embargo, en la recepción de obras artísticas, son primero las sensaciones y otros procesos mentales, el eslabón inicial en la cadena de posibles significados.
La distancia entre la experiencia directa con la realidad, el uso habitual que se da a términos como estética o símbolo, y el sentido exclusivo que les otorga el mundo institucional del arte podría no ser tan marcada. Sin embargo, en el ámbito de la investigación universitaria, es necesario establecer la profundidad de los conceptos a fin de evitar el riesgo de reducir la complejidad de la experiencia estética, los valores y función de las imágenes a una mera cuestión circunstancial.
En el presente estudio, se abordarán los posibles factores que invitan a la generación de imágenes visuales y los auxiliares que sirven para su comprensión. Por ello, se ha considerado necesario hacer algunos comentarios sobre la experiencia estética, que junto al universo de símbolos que conocemos, hace el lazo inevitable para conocer el mundo real.
Ante todo ello sobrevienen las preguntas sobre si ¿es posible la elaboración de imágenes visuales que no necesariamente tengan como punto de partida otras imágenes o a la misma realidad? Esto es, ¿resulta viable auxiliarse de los instrumentos que ofrece la teoría para la generación y desarrollo de propuestas artísticas? ¿De ser así, cuál sería la resultante?.
Al igual que con el arte, las sensaciones son nuestro primer contacto con lo real. Al igual que con el arte, las sensaciones son nuestro primer contacto con lo real. Los datos que provee la experiencia, pasados por los filtros de imaginación y memoria, son materia idónea de la representación. De tal modo, la esencia de lo estético puede entenderse como un punto de vista, un modo peculiar de relación con el entorno mediado por un comportamiento de tipo cultural espiritual –parafraseando a Friederich Kainz- (Kainz, 1952, pág. 56).
Aunque lo que actualmente expresa el término estética no coincide enteramente con su significado etimológico -todo esto debido a un largo proceso histórico y cultural-, en el uso social tiene carácter inclusivo y fácilmente se asocia con los términos belleza y arte.1
La inferencia es clara, las imágenes visuales y las palabras siguen caminos diferentes para referir al mundo. No obstante, ambos artificios forman el puente necesario entre nosotros y la realidad.




Pero entonces, si en la producción y recepción artística la palabra no necesariamente es protagónica, ¿haciendo uso de qué tipo de auxiliares podríamos establecer referencias útiles para la comprensión de obras y situaciones?
Es lugar común escuchar que el trabajo del artista consiste en traducir su realidad, representarla a través de los medios con que cuenta y organizarla en estructuras de sentido. La obra así, forma parte de un contexto y modo peculiares, responde a ciertos comportamientos del arte como la reiteración o mezcla entre formas y significados.
Por otro lado, al espectador se le asigna la tarea de comprender la obra y darle cauce a las pretensiones del autor. Para ello cuenta con su propio universo simbólico producto del contexto histórico-cultural al que pertenece.
A pesar de ello, después de que la obra ha concluido y el circuito con el usuario se ha cerrado, el proceso de creación y recepción de objetos artísticos se apoya nuevamente en la palabra. Ésta describe, explica, y una vez más, interpreta. El pasaje parece inalterable. Así es como la teoría justifica su existencia, se ofrece como herramienta necesaria para el análisis pero, ¿acaso podría tenerse como instrumento de construcción?




II

El hecho es que mientras el artista desarrolla su trabajo haciendo uso de los medios que el momento pone a su disposición, no sólo da forma a una materia física pues su trabajo es también intelectual.
Aún resulta un pensamiento ampliamente difundido, el que insinúa que la acción del artista se encuentra ligada más a la actividad práctica que a ninguna otra, a grado tal, que al creador visual no se le tiene en un sitio particularmente favorecido pues, no le resulta fácil demostrar que su actividad es necesaria y puede integrarse al enorme espectro de conocimientos que se produce y desarrolla en las universidades. De allí la necesidad de trabajar no sólo en el desarrollo de propuestas visuales que respondan a una necesidad creativa concreta, sino también en implementar los métodos de análisis que aporten datos para su valoración crítica.
¿Cómo entonces tiene lugar el acto creador? ¿En dónde se encuentra fundado y qué evidencias le otorgan importancia? ¿Es posible o siquiera necesario referirlo con palabras?
Cuando inició la investigación titulada Estudio para una ciudad ritual,2 se tomaron como punto de partida las tres variables siguientes, que no son sino los conceptos que aquí ya se han comentado: a) la relación estética con el entorno, posible gracias a la participación de los sentidos, imaginación y memoria; b) la elaboración de imágenes visuales a partir de las estructuras percibidas en eventos festivos callejeros y c) la reflexión sobre los productos obtenidos y los medios empleados dentro del marco de la actividad artística.




De inmediato se hizo evidente que las palabras, los cuadros conceptuales y demás elaboraciones teóricas, resultaban útiles para clarificar y sostener los objetivos del proyecto. Sin embargo, faltaba sistematizar con precisión el proceso de elaboración de las imágenes; en breves términos, conseguir el equilibrio entre la teoría y la práctica.
Siguiendo al maestro Fernando Zamora Águila (Águila, 2008), son tres las orientaciones que valen para la investigación artística: la investigación desde el arte –producción artística-, la investigación hacia el arte –reflexión sobre el trabajo del artista-, y la disposición de auxiliares como la hermenéutica y la teoría de la imagen para que el artista aborde intelectualmente su trabajo.
Así, una de las líneas de investigación en este proyecto, tuvo origen en la necesidad de pensar algunos vínculos entre las imágenes de la realidad y la realidad de las imágenes, ambas nociones, útiles para el desarrollo de la serie gráfica.
En resumidas cuentas, los conceptos fueron desarrollados de la manera siguiente:
Las imágenes de la realidad por un lado, nos permiten investigar en la cultura para entender la calidad de sus productos, su complejidad y valores; por otro lado, la realidad de las imágenes, pretende ser una idea eficaz para abordar algunos problemas concernientes a las imágenes en el ámbito del arte en sus manifestaciones contemporáneas.




Lo fundamental de este intento reside en el hecho mismo de ligar nociones que, más allá de su aparente independencia, pertenecen a un paradigma mayor de tipo ideológico-cultural que los define como modos de representación simbólica. Dichos modos, se valen de medios que participan en las formas de arte actual como la gráfica, la fotografía o la imagen digital.
Ante tales intenciones, se hizo necesario poner algunos límites. En lo que concierne a las imágenes de la realidad, se tomó como referencia a las que tienen lugar en la festividad callejera (carnavales y fiestas religiosas). Al abordar la realidad de las imágenes se hace alusión al ámbito de la gráfica como manifestación artística.






Si es cierto que existe una relación entre la fiesta callejera y la producción de imágenes, entonces fiesta y arte resultan modos paralelos de entender la realidad mediante los cuales la gente se expresa construyendo ambientes, formas y gestos ritualizados que, dentro del contexto citadino, sirven como configuradores de la identidad y estrategia de conocimiento de la actualidad.
Dicha hipótesis pretende abarcar las dos caras de la misma moneda, ayuda a discutir sobre las imágenes visuales como conceptos construidos –desde la fiesta y el arte- y permite averiguar en dichas expresiones culturales la peculiaridad de sus productos. La investigación consiste pues, en reconsiderar convenciones y pautas presentes en el análisis y la teoría que sirven para abordar con objetividad las disciplinas artísticas.




III

En este punto, el lector ya habrá notado la brecha que se ha formado entre lo que a fin de cuentas no es más que un punto de vista expresado en palabras, y lo que podría resultar de la experiencia directa con un evento festivo en plena calle. De igual manera, la distancia puede resultar abismal entre los planteamientos teóricos aquí enunciados y las imágenes que conforman la serie gráfica desarrollada en el proyecto de investigación citado.

Y es que la palabra ha demostrado una versatilidad enorme. No es casual el hecho de que, especialistas de diferentes áreas del conocimiento, la han estudiado en su forma compleja de lenguaje. Pero nombrar las cosas del mundo es apenas una de las múltiples tareas de la palabra. Cuando alguien las usa, las ordena de variados modos a fin de expresar no sólo aspectos de la realidad material que nos rodea, sino también de exponer puntos de vista y modos complejos de pensamiento. Así, el lenguaje oral sirve de vínculo comunicativo entre los seres humanos y herramienta necesaria para nuestra relación con el mundo.

En su calidad sustitutiva sin embargo, no son las palabras ni las imágenes suficientes para comprender la realidad entera. Se toma al símbolo como un recurso oportuno para aproximarse a la realidad pues, ayuda a la construcción del mundo como imagen. La imagen es una visión recreada, presente en ámbitos heterogéneos, susceptible de usos e interpretaciones diversas, esa es su esencia. Por ello se dice que la realidad es una construcción humana, que se vale de artificios que ayudan a su comprensión. Desde luego existen tantas realidades como personas en el mundo, sin embargo, entre todas ellas median acuerdos que las hacen socialmente válidas. La asimilación o rechazo de dichos acuerdos, genera en los individuos el sentido de pertenencia e identidad que de manera permanente y mediante diferentes prácticas, debe ser confirmado.

Entendida como actividad profesional, la elaboración de imágenes responde a necesidades y objetivos fijados por el área de conocimiento en cuestión.

Ante la actual profusión de imágenes visuales en todas las esferas de la vida, el profesional de las imágenes no puede rehuir una cuestión: ¿De qué manera puede el arte generar nuevos modos de entender y conformar la realidad si no es a través de la inteligibilidad de las imágenes, cabe decir, sin el auxilio de las palabras? Es un hecho que la producción artística y la teoría se implican mutuamente, sólo que –en su condición de procesos dinámicos- deben establecer continuamente sus diferencias y ámbitos de competencia.

Así, la teoría, más allá de ser un auxiliar para el análisis de los productos visuales generados desde el arte, puede también ser concebida como elemento de elaboración imaginaria aunque en el intento, reitero, se nuble el sentido común con el que comprendemos las cosas en nuestra dimensión cotidiana.

Bibliografía

Águila, Z. (2008). Hermenéutica de la imagen y Teoría de la imagen: Herramientas de la investigación artística., (pág. 7). México.
Kainz, F. (1952). Estética. (W. Roces, Trad.) México: Fondo de Cultura Económica.


[1] En griego, la palabra aisthesis significaba sensación. Teoría de la sensibilidad y de la belleza (Mateos, 1991, pág. 299). Es decir, la facultad de recibir información a través de los sentidos, percibir o tomar una experiencia proveniente del mundo exterior. Mundo que desde luego ha sido humanizado a través de la historia y la cultura y es representado desde diferentes instancias como el mito, la religión o el arte como variaciones de un mismo tema. <<

[2] Proyecto de investigación de carácter teórico-práctico que refiere a la producción gráfica personal. El tema a tratar se asienta en el establecimiento de paralelismos entre dos modos de representación simbólica: la festividad callejera (carnavales y fiestas rituales) y la creación artística (en el terreno de la gráfica). <<