Fotógrafos viajeros en México durante el siglo XIX

Resumen

El presente ensayo realiza un breve recorrido al uso de la fotografía como herramienta de registro arqueológico llevado a cabo a mediados del siglo XIX y principios del XX en México. Algunos de los personajes extranjeros que se encargaron de realizar esta labor fueron Désiré Charnay, Teobert Maler, Alfred Percival Maudslay y el matrimonio Le Plongeon, entre otros. Todos ellos avecinados en nuestro país, guiados por el interés de exploración y el encuentro con vestigios de las culturas prehispánicas. A tales personajes se les conoce como “fotógrafos viajeros” que por su condición trashumante recorren la geografía de México. En el presente texto se mencionan, además, los procedimientos técnicos de la época para llevar a cabo el registro fotográfico.

Palabras clave: historia, fotografía, romanticismo, arqueología, técnicas fotográficas, fotógrafos viajeros.

Abstract

This paper makes a brief journey to the use of photography as a tool of the archaeological record in the mid-nineteenth century and early twentieth century in Mexico. Some foreign persons who were responsible for carrying out this work were Désiré Charnay, Teobert Maler, Alfred Percival Maudslay and marriage Le Plongeon, among others. They were neighbors in our country, guided by the interest of exploration and encounter with vestiges of pre-Hispanic cultures. In such characters are known as "traveling photographers" whose condition nomadic travel the geography of Mexico. In this text covers, in addition, the technical procedures of the time to carry out the photographic record.

Key words: history, photography, romance, archeology, photography techniques, traveling photographers.

Mirada foránea: fotógrafos extranjeros

Pensar en la fotografía realizada por extranjeros llegados a México durante el siglo XIX, es nombrar al francés Claude-Joseph Désiré Charnay (1828-1915), el matrimonio Le Plongeon; Alice (1851-1910) y Augustus (1825-1908), al Capitán Teoberto Maler (1842-1917) y el científico Sir Alfred Percival Maudslay (1850-1931).

Si bien encontramos a muchos otros exploradores foráneos que son dignos de mención, sería necesario realizar un texto de mayor amplitud y profundidad para poder abarcarlos a todos. El presente ensayo da un esbozo del contexto social y político en el cual se desarrollan estos personajes, la tecnología fotográfica utilizada, así como la ideología que los influye y que fue difundida durante la época en que llegaron a nuestro país.

Claude-Joseph Désiré Charnay llega a México en 1857, fecha en que comienza la Guerra de Reforma.[1] Su arribo se debe al conocimiento que adquiere al leer “Incidents of Travel in Yucatan” (1843), escrito por el diplomático estadounidense Joseph Lloyd Stephens. Este libro le genera gran interés por conocer las ruinas americanas del área maya descritas por Stephens e ilustradas por el dibujante inglés Frederick Catherwood.

 

 

Portada del libro Incidents of Travel in Yucatan, volumen I, de 1843.

 

 

Charnay en 1847, con tan sólo 19 años, solicita al Ministerio de Instrucción Pública francés, que le envíe a México para realizar una “vuelta científica y fotográfica al mundo”,[2] la cual empieza por Estados Unidos y de ahí pasa a nuestro país. De 1857 a 1858 reside en la Ciudad de México.

Es a principios de 1859 que inicia su recorrido arqueológico, pasando por los estados de Oaxaca, Chiapas, Yucatán y Campeche. Resulta notable durante su trayecto, el diario de viaje que realizó, describiendo anécdotas personales y costumbres de la vida en México. Este tipo de literatura viajera, no fue ajena a los demás exploradores y extranjeros que llegaron por este tiempo. Durante su estancia, escribían con detalle una especie de bitácora con fines de reconocimiento para el estudio del lugar. No obstante, estos diarios también dan un panorama del estado de salud de los viajeros. Tal es el caso de Alice Le Plongeon, quien describe en su travesía por la costa de Yucatán, el mareo y malestar que le produce el barco en el que viaja junto con su esposo Augustus Le Plongeon.[3] En repetidas ocasiones, encontramos que los fotógrafos viajeros, describen no sólo lo que a su paso van encontrando; personas, costumbres y arquitectura, sino también los estados en los que se encuentran; mental y físico.

“Entre septiembre y diciembre de 1875 exploraron y fotografiaron [Alice y Augustus Le Plongeon], con sus aparatos estereoscópicos,[4] Chichén Itzá. Con infinidad de garrapatas sobre sus cuerpos…”[5]

Además de contar con una libreta de viaje y el impulso por descubrir exóticos lugares,[6] el fotógrafo debía transportar: cámaras, objetivos, productos químicos, placas de cristal, agua destilada en cantidad, recipientes graduados, cubetas y demás aditamentos necesarios para realizar su trabajo. En realidad, estas excursiones retaban a los viajeros no solo a poseer habilidades en el manejo de la cámara o ser diestros en el proceso químico de preparación y revelado, sino también en tener una condición física y mental óptima, misma que les ayudaría a soportar los embates climáticos y la rudeza de sus empresas arqueológicas cada que cambiaran de lugar de trabajo.

Désiré Charnay, publica en 1862, sus reflexiones etnológicas junto con su anecdotario personal. Paralelas a éstas, un álbum con 49 fotografías de monumentos prehispánicos[7] lleva por título Cités et Ruines Americaines. El libro iba acompañado de una introducción realizada por Eugène Emmanuel Viollet-Le-Duc,[8] arquitecto y estudioso del estilo gótico, quién fuera miembro de la Commision Scientifique du Mexique, creada por órdenes de Napoleón III.[9] Así es que la publicación de Charnay, estuvo patrocinada por el Segundo Imperio francés.

 

 

Portada del libro Cités et Ruines Américaines de Désiré Charnay, con prólogo de Viollet-Le-Duc, 1863.

 

 

En cuanto a este punto, es interesante detenernos, ya que no sólo México y Francia estaban ligados políticamente, sino también por un marcado interés cultural. Del año en que publica Désiré Charnay su libro Cités et Ruines Americaines hasta el año de 1867, fecha en que Juárez manda fusilar al emperador Maximiliano,[10] la Commision Scientifique du Mexique realiza sesiones semanales, necesarias para el proyecto “colonizador” de Napoleón III.[11] En dichas sesiones se reunían naturalistas, políticos y militares franceses, tales como el ya mencionado Viollet-Le-Duc o Charles Étienne Brasseur de Bourbourg,[12] quienes formaban parte del comité de Historia y discutían el carácter de investigación de las exploraciones científicas en nuestro país, incluyendo las arqueológicas.

Estas discusiones revelan los intereses específicos del gobierno invasor que pretendía enviar colonos a las regiones conquistadas y encargó por lo tanto a la comisión informes enteros sobre nuestro país.[13]

Así fue que la Segunda Intervención francesa en México, dio pie a que se acrecentara el interés particular en la cultura mexicana. Algo así como una empresa para "descubrir" y generar "ciencia" a partir de su ocupación estratégica militar.

El método para generar “ciencia” a mediados del siglo XIX, estaba muy ligado al descubrimiento y popularización de la fotografía. Por esta razón, la manera más eficiente de demostrar un acontecimiento histórico o la existencia de ciudades prehispánicas, era a través de las imágenes fotográficas. Así es como los álbumes de culturas prehispánicas tuvieron un gran auge durante este siglo, como muestra de veracidad y del quehacer científico.[14]

Afirma Debroise, con respecto a las primeras publicaciones sobre arqueología mexicana realizadas por Stephens y Charnay: “aunque sus intenciones sean científicas, en esta etapa inicial fotografían como artistas: no buscan tanto la precisión como el efecto, la espectacularidad. Su obra, en ese sentido, resulta ambigua: si bien abren el camino de la fotografía arqueológica, a la postre resultan más bien forjadores de una visión específica de México”.[15]

En 1865, la Commision Scientifique du Mexique, envía al arquitecto León Méhedin, ferviente admirador de Napoleón III, a fotografiar objetos del Museo Nacional, lo que le valió un regaño de Aubin,[16] pues el trabajo era más “artístico” que “científico”.[17] Este es un claro ejemplo de la intención que se tenía al realizar el registro de piezas precolombinas, sin embargo, la visión con que se tomaban las imágenes, aún estaba muy apegada a los cánones estéticos de la pintura.

El caso del fotógrafo viajero Teobert Maler es destacable de los anteriores, ya que cuidaba en exceso la exactitud de la captura, el rigor científico que tenía durante sus tomas fotográficas, rayó en la manía de mover estelas[18] mayas para fotografiarlas con la luz adecuada y volverlas a colocar en su posición original.[19] Este trabajo minucioso será más adelante, la fuente principal de los epigrafistas, encargados en interpretar las inscripciones mayas. También reconstruyó varias estelas fragmentadas en sus fotografías, tomando los diversos pedazos a una misma distancia y con una iluminación homogénea, y recomponiendo los elementos a manera de fotomontaje.[20]

Teobert Maler, de origen alemán nacido en 1842, estudió arquitectura e ingeniería en Karlsruhe, a los 21 años se instaló en Viena para practicar la arquitectura y adoptó la nacionalidad austriaca. En 1864 Maler se enroló como cadete en la Primera compañía de Pioneros voluntarios y llega a México a bordo de la fragata austriaca Bolivian en los primeros días de 1865 (tres años después de que Charnay publicara sus Cités et Ruines Americaines). Fue miembro del ejército austriaco en México hasta 1866. Tras el fusilamiento de Maximiliano en 1867, decide permanecer en el país.[21] Maler pasará 53 años aquí, desde que desembarca en el puerto de Veracruz, hasta el año de su muerte en 1917. Solamente hubo un lapso en el cual estaría en Europa durante siete años regresando a México en 1884.[22]

Teoberto, como fue reenombrado ya estando en México, recorre gran parte de la República; desde Jalisco hasta Guerrero y la Mixteca Baja.[23] Tras el derrocamiento de Maximiliano y el triunfo de las fuerzas republicanas, en junio de 1867, Maler tiene que ocultarse durante varios meses, debido a que pertenecía al ejército imperial. Primero llega a la población de Texcoco, donde permanece cinco meses, posteriormente se traslada a la ciudad de Tulancingo y finalmente arriba a la Ciudad de México, donde aprende los principios básicos de la fotografía. Posiblemente leyendo publicaciones especializadas españolas y francesas, así como la práctica cotidiana, hicieron que el ex militar, perfeccionara su técnica fotográfica.[24]

El primer portafolio fotográfico de Teoberto Maler se titula Viaje del capitán Maler de Acapulco a Tehuantepec de 1874. Durante el periodo que permanece en Oaxaca, instala un estudio de retratos que se anuncia, bajo el encabezado de Fotografía Artística.[25] Un segundo portafolio llamado Viaje del capitán Maler a las ruinas de Mitla, es editado en 1875, en el cual obtiene un conjunto de imágenes similares a las ya realizadas anteriormente en el mismo sitio por Désiré Charnay.[26] Como se ha mencionado, Maler estuvo fuera del país durante algunos años, en los cuales viaja por Europa y otros países, consulta bibliotecas y profundiza sus conocimientos técnicos en fotografía. A su regreso al país en 1885, se da su etapa más productiva en cuanto a trabajo arqueológico se refiere. Gutiérrez Ruvalcaba, realizó una minuciosa indagación cronológica de los sitios explorados por Maler durante el periodo de 1886 a 1894, en el cual el fotógrafo viajero, realizó registros de lugares como Labná, Sayil, Hochob, Ichpich, Dsibilnocac, Xkichmol, Chácmultún, Santa Elena Hopelchen, Santa Rosa Xlabpak, entre muchos otros.[27]

Otros personajes de gran relevancia, fueron el matrimonio Le Plongeon, mayormente reconocidos por ser los descubridores de la escultura antropomorfa hoy conocida como Chacmol en Chichén Itzá.[28] Establecidos en México desde 1873, Alice Dixon contaba con 21 años de edad y había sido educada en varias áreas del saber. De su padre renombrado fotógrafo londinense, es de quién recibe su instrucción en la fotografía y su madre la alecciona en la literatura, la historia y la música. En 1871 conoce a quién sería su esposo, el fotógrafo Augustus Le Plongeon, descendiente de una familia francesa, pero de nacionalidad estadounidense, 25 años mayor que ella.[29]

 

 

Escultura de Chaacmol hallada en Chichén Itzá por Augustus y Alice Le Plongeon.

 

 

Le Plongeon, ya tenía un marcado interés por las culturas antiguas de América cuando conoce a Alice, es por esta razón que acude al British Museum en Londres para leer de primera mano los manuscritos y objetos mexicanos que ahí se hallaban. En el British Museum trabajaba Alice junto a su padre, realizando registros fotográficos, el interés compartido de ambos es el que los trae hasta México.

A su llegada en agosto de 1871, permanecen 6 meses en Mérida y de ahí se desplazan a los pueblos cercanos para fotografiar a la gente, el paisaje y los edificios de las ciudades mayas. De mayo a julio de 1874 viajan a Izamal, posteriormente en noviembre a Chichén Itzá. Alice escribió un diario entre 1873 y 1876, donde documenta sus memorias de viaje. Sobre las fotografías que tomaba, a mano realizaba anotaciones. Estas fotografías en su mayor parte las imprimían y revelaban ellos mismos.[30]

Entre septiembre y diciembre de 1875, exploran y fotografían con sus aparatos estereoscópicos, Chichén Itzá. Documentan Uxmal durante cinco meses en 1876, vistas que completan en su segunda visita a México en 1883. En 1880 se entrevistaron con el presidente Porfirio Díaz, quien tendría buena aceptación en sus trabajos arqueológicos. El último año en que permanecerán dentro del país será 1884, cuando parten de Yucatán para Nueva York, donde residen hasta el final de sus días.[31]

El científico inglés, Alfred Percival Maudslay viajó a Copán (Honduras), Quriguá y Tikal (Guatemala), Palenque, Yaxchilán y Chichén Itzá (México) entre 1882 y 1891. A diferencia de Charnay o Maler, Maudslay contaba con una formación en geología, botánica y zoología.

Durante el año de 1882, encarna una apuesta junto con Désiré Charnay, con el objetivo de “descubrir” y llegar primero al sitio maya de Yaxchilán a orillas del Usumascinta, del cual ambos habían escuchado por medio de habitantes cercanos a la región. Maudslay resultó ganador de la apuesta por llegar dos días antes que Charnay.[32] Aún así, ambos trabajaron el sitio en conjunto durante su estancia en él.

Maudslay realizó moldes de yeso de los elementos que fotografiaba. Tomó registro de estelas y lápidas labradas, documentó la fauna, la flora y aspectos de la vida cotidiana de los indígenas. Todo ello lo conjuntó en su obra Biología Centrali-Americana, Archaeology (1889-1902).[33]

Tiempo después Alfred Percival Maudslay viajaría junto con su esposa Ann Cary a Centroamérica en 1894, de tal expedición editarán un libro titulado A Glimpse at Guatemala, en el cual utilizarían el fotograbado y el aguafuerte.[34]

 

 

Portada del libro Biologia Centrali-Americana de Sir Alfred Percival Maudslay, 1889-1902.

 

 

A partir de la década de 1870 en México se experimentarán cambios sustanciales dentro de la política. El regreso de Maler en 1885, los viajes del matrimonio Le Plongeon entre 1881 y 1884, el recorrido que realiza Charnay en sus últimos años de trabajo (1881-1886) y la travesía de Maudslay de 1882 a inicios de 1900, estarán bajo un contexto histórico muy diferente al de la cuarta década y mediados del siglo XIX. Tras las guerras de Reforma y la derrota del segundo imperio, se consolida la República. Durante esta etapa de restauración, surgen institutos de ciencias, liceos, periódicos y revistas, que se dedican a estudiar la identidad y los problemas nacionales. La ciencia y la tecnología crecen aceleradamente. Este hecho es notable en los equipos fotográficos utilizados por los viajeros, quienes viven el momento de transición entre la sucesión de varios procesos fotográficos, así como cambios técnicos en los modelos de cámaras y formatos de placas negativas e impresiones en positivo.

Cámaras, técnicas y procesos fotográficos

En la expedición realizada por Stephens y Catherwood en 1841 a México se sabe que utilizó una cámara daguerriana,[35] para complementar los registros que el dibujante Catherwood estaba realizando con ayuda de la cámara lúcida.[36]

La fotografía desde que fue descubierta, experimentó una diversificación en cuanto a cámaras y procesos, así es como en un principio se utilizaron cámaras de daguerrotipos, ambrotipos y ferrotipos,[37] posteriormente se utilizarían cámaras fotomecánicas.[38]

Como se ha mencionado en párrafos anteriores, la habilidad y destreza del manejo de la cámara para lograr una buena toma, eran completamente necesarios. En algunos casos es difícil conocer el tipo de cámaras utilizadas durante las primeras etapas trashumantes de los extranjeros. Comenta Gutiérrez Ruvalcaba, respecto a Teoberto Maler: “si bien no es posible determinar específicamente qué cámaras empleó en la primera etapa de su obra, es fácil inferir que, en su trabajo cotidiano, tuvo que hacer labores de cuidado de la madera de éstas ya que, en su itinerancia, los cambios de temperatura y humedad eran comunes, como tuvo que ser el encerado de la madera para su conservación y durabilidad, así como la prevención de la oxidación de los elementos metálicos.”[39]

La mayoría de estos fotógrafos viajeros realizaban ellos mismos las tomas fotográficas, procedimiento que constaba primero en emulsionar la placa de vidrio, realizar la captura y posteriormente revelarla. Finalizando con la reproducción de la imagen en positivo por medio de una impresión. Respecto a Charnay “las imágenes fueron impresas por el propio autor y el tiraje todavía limitado por las consideraciones técnicas. En sus viajes siguientes de 1881-1882, y 1886, la técnica se ha modificado sustancialmente, y aunque las cámaras seguían siendo pesadas y frágiles máquinas de difícil manejo, las manipulaciones eran ahora más sencillas, rápidas y seguras”.[40]

En 1871 el matrimonio Le Plongeon inicia los preparativos para su viaje a México y deciden utilizar placas de colodión húmedo,[41] así como cámaras estereoscópicas para realizar las tomas. Además, Le Plongeon construye una caja en la que todo su equipo necesario para realizar las tomas fotográficas era empacado en pequeños compartimentos que después pudieran ser rearmados para servir como cuarto oscuro y lavabo. Es probable que Le Plongeon conociera ya el modelo de cámara realizado por Archer[42] quién había sido de los primeros en utilizar el colodión como sustancia para emulsionar las placas de vidrio y que construye una cámara propia para éstos, es decir, que incluía su laboratorio de revelado portátil en ella.

Durante la década de 1880 se da la transición de las placas secas de colodión a las placas secas de plata-gelatina. El colodión fue utilizado en fotografía, en 1848, por Gustave Le Gray, y retomado posteriormente por Frederick Scott Archer, en 1851 perfeccionó el método. Este compuesto se empleaba tanto para la elaboración de negativos como de positivos, y existían dos variantes, conocidas como colodión húmedo y colodión seco. El colodión húmedo se utilizó en los procesos de ambrotipia, ferrotipia y negativos con soporte de vidrio. Mientras que el colodión seco, en la elaboración de impresiones de papel y, dependiendo del tipo de superficie que proporcionaba a las impresiones se le conoció como colodión seco-mate o colodión seco-brillante.[43]

De acuerdo al cuadro de procesos fotográficos de Ritzenthaler, Mary Lynn, Gerard Munoff and Margery Long.[44]

Los tipos de impresión y tipos de negativos (placas emulsionadas) mayormente utilizados por los fotógrafos viajeros en el periodo abordado en este ensayo (1850 a 1900), son los siguientes:

Impresión a la albúmina[45] - período de 1851 a 1895

Impresiones de colodión - periodo de 1865 a 1912

Impresiones de gelatina/bromuro[46] - periodo de 1881 hasta principios del siglo XX

Placas de colodión húmedo - de 1851 a 1880

Placas secas de colodión - periodo de 1860 a 1883

Placas secas de gelatina[47] - periodo de 1887 a 1915

Conclusiones

Los fotógrafos viajeros, personajes extranjeros que tuvieron una formación interdisciplinaria, llegaron en una época en que México comienza a ser un país independiente, en las primeras décadas que trata de encontrar su identidad como nación. Es la época en que se debe exaltar lo nacional, lo propio, aspirar a conocerse como país. Y que en el anhelo de reconocimiento, los foráneos contribuyen a esa construcción visual nacional, arqueológica y etnológica.

Si bien la política externa e interna, así como la riqueza cultural mexicana (incluida la majestuosidad de los restos prehispánicos), son razones primordiales para que los extranjeros lleguen y se establezcan en México, también es cierto que en mucho, la fotografía con sus avances técnicos, acrecientan e impulsan ese interés de permanencia.

La fotografía, que fue utilizada como herramienta para realizar los registros, fue madurando a la par que los viajeros, al igual que su idea de estudiar lo que a su paso iban encontrando. Es así que de una visión meramente romanticista, se pasa a una mirada mayormente realista, más apegada a la practicidad del estudio científico que de un gusto y fascinación por lo exótico.

De cualquier forma, es innegable el valor de cultura visual que tienen estas primeras tomas realizadas por los fotógrafos viajeros, ya que son un testimonio tanto para la historia y la arqueología, como para el estudio técnico y formal del desarrollo de la fotografía. Y por supuesto, es un deleite a la pupila, para quienes tienen la fortuna de encontrarse con alguna fotografía capturada por Désiré Charnay, Teoberto Maler, Alice y Augustus Le Plongeon o Alfred Percival Maudslay.

Bibliografía

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Gutiérrez Ruvalcaba, Ignacio, Teoberto Maler historia de un fotógrafo vuelto arqueólogo, SINAFO-INAH, México, 2008.

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Ramírez Sevilla Rosaura, Ledesma-Mateos, Ismael, La Commision Scientifique du Mexique: una aventura colonialista trunca, en Relaciones 134, vol. XXXIV, El Colegio de Michoacán, México, 2013.

Riva Palacio, Vicente, México A Través de los Siglos, Océano, >México, 1991.

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Valdez Marín, Juan Carlos, Glosario de términos empleados en conservación fotográfica, SINAFO-INAH, México, 2001.

Valdez Marín, Juan Carlos, Conservación de fotografía histórica y contemporánea fundamentos y procedimientos, SINAFO-INAH, México, 2008.



[a] Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

[1] La Guerra de Reforma sucede entre los años de 1857 y 1861.

[2] Esta idea de recorrer el globo terrestre para realizar exploraciones y descubrimientos, no era ajena al contexto cultural. Se había publicado Excursions Daguerriennes, représentant les vues et les monuments les plus remarquables du globe en París durante la década de 1840, libro realizado por François Lerebours, presentado a manera de álbum con litografías que mostraban vistas capturadas en Europa, África y Norteamérica y que Charnay conocía. (Debroise, 1998, pág. 118).

[3] Rodríguez, 2012, pág. 14.

[4] Estereoscopía. Técnica fotográfica que mediante la superposición de dos imágenes iguales, ligeramente desfasadas, producen un efecto tridimensional al unirse mediante el uso de un visor desarrollado para tal efecto. Valdez Marín, 2001, pág. 16.

[5] Rodríguez 2012, p. 16.

[6] Ese impulso por lo exótico, fue una moda adoptada en ciertos países como Francia e Inglaterra, para ponerse en contacto con otras culturas, el cual venía heredado del pensamiento romántico. Tuvo su mayor auge entre los años 1815 y 1848 en Europa. “Catherwood y Stephens, Désiré Charnay un poco más tarde, inauguran un género específico de la fotografía mexicana, en la línea abierta a finales del siglo XVIII por el gusto romántico. Las ruinas americanas-particularmente del área maya, de difícil acceso, escondidas en espesos bosques, invadidas, prácticamente devoradas por la maleza-inspiran a estas almas románticas que encuentran en las “cosas viejas” valores morales. Debroise 1998, p. 118.

[7] Op. Cit., pág. 119.

[8] Viollet-Le-Duc inicia una serie de comparaciones interétnicas que marcan pauta para la naciente arqueología americana.

[9] La Comission Scientifique du Mexique se constituye por recomendación del ministro de Instrucción Pública M. Víctor Duruy, en la cual se daría a los viajeros instrucciones, seguimiento al progreso de la expedición y prepararía la publicación de una obra que fuera digna del patrocinio de Napoleón III. El 27 de febrero de 1864 es publicado un decreto en el cual el emperador francés, da instrucciones a Duruy para preparar y organizar una expedición científica a México. Para el 2 de marzo de ese mismo año se fijan las áreas de interés de la empresa expedicionaria. Entre los cuales se especifica que las expediciones tienen un carácter de investigación donde es necesario conocer todos los puntos de vista de México y las regiones limítrofes. Realizando una exploración sobre la geografía, la constitución geológica y mineralógica del país, la descripción de las especies animales y vegetales, el estudio de los fenómenos atmosféricos y de la constitución médica de las distintas razas, de sus monumentos, de su historia, etc. La comisión emulaba a la creada por Napoleón I para Egipto. Ramírez Sevilla, 2013, págs. 313,315.

[10] Maximiliano III de Habsgurgo y I de México (1832-1867), hermano del emperador Francisco José de Austria, llega al puerto de Veracruz el 28 de mayo de 1864 y realiza su entrada a la ciudad de México el 12 de junio de ese mismo año. Riva Palacio, 1991, págs. 760-761.

[11] Este proyecto tenía el interés de convertir a México en una potencia que contrarrestara el poder y la influencia que Estados Unidos estaba ganando sobre toda América. La posición cercana de México con Estados Unidos propició que Francia rompiera los pactos realizados con España e Inglaterra en la ciudad de Londres en julio de 1861 y el Pacto de La Soledad concertado con México en abril de 1862. En los cuales se establecía el retiro de las tropas de estos tres países tras la Suspensión de Pagos emitida por el Presidente Benito Juárez en julio de 1861.

[12] Brasseur de Bourbourg, se establece en América Central en 1854 y elabora “La Historia de las naciones civilizadas de México y de América central” en cuatro volúmenes 1857-1859. (Ramírez Sevilla, 2013, pág. 316). Augustus Le Plongeon leerá estos textos de Brasseur antes de embarcarse hacia México. Rodríguez, 2012, pág. 14.

[13] Estos informes incluían informes sobre salubridad, las enfermedades tropicales y sus eventuales curaciones. También tuvieron el alcance de querer producir pulque en el sur de Francia o mandar reproducir mediante la fotografía el Códice Vindobonensis de la colección Aubin. Debroise, 1998, págs. 124-125.

[14] “La invención de la fotografía constituyó una respuesta a las inquietudes artísticas y fuerzas históricas que subyacían bajo el Romanticismo. Gran parte del impulso que concluyó en su descubrimiento procedía de una búsqueda de la Verdad y lo Natural.” Janson, 1991, pág. 1039.

[15] Debroise, 1998, pág. 118.

[16] Joseph Marius Alexis Aubin (1812-1891), formó parte del comité de Historia de la Commision Scientifique du Mexique. Vivió en México de 1830 a 1840. Compró un gran número de documentos relativos a la historia de México, manuscritos y códices. Ramírez Sevilla, 2013, pág. 332.

[17] Debroise, 1998, pág. 125.

[18] Estela.- 1. f. Monumento conmemorativo que se erige sobre el suelo en forma de lápida, pedestal o cipo. (www.rae.es).

[19] Debroise, 1998, pág. 128.

[20] Gutiérrez Ruvalcaba, 2008, pág. 131.

[21] Debroise, 1998, pág. 126.

[22] Op. Cit., pág.127 y Gutiérrez Ruvalcaba, 2008, pág. 16.

[23] Debroise, 1998, pág. 126.

[24] Gutiérrez Ruvalcaba, 2008, págs. 19-20.

[25] Op. Cit., pág. 27.

[26] Op. Cit., pág. 28.

[27] Op. Cit., pág. 38-44.

[28] Rodríguez, 2012, pág. 16.

[29] Op. Cit., pág. 13-14. y Debroise, 1998, pág. 123.

[30] Rodríguez, 2012.

[31] Op. Cit., Pág. 16-17.

[32] Debroise, 1998, pág. 131.

[33] Op. Cit., Pág. 131-132.

[34] Rodríguez, 2012, págs. 17-18.

[35] Debroise, 1998, pág. 117. La cámara daguerriana era la que producía daguerrotipos. El daguerrotipo, es un positivo directo, constituido por una placa de cobre como soporte, sensibilizada con yoduro de plata; éste último compuesto es el formador de la imagen. La pieza presenta un empaque protector, sellado herméticamente, constituido por un estuche que lo protege y decora. Fue inventado y patentado en 1839 por Louis Jaques-Mandé Daguerre, quien retoma y prácticamente se apropia el trabajo realizado primeramente por Nicéphore Niépce. La presentación de estas piezas iba de la llamada placa completa (21.5 x 16.5 cm) hasta la conocida como dieciseisavo de placa (5.5x4.1 cm). Valdez Marín, 2001, págs. 12-13.

[36] Beaumont, 2002. La Cámera lúcida o cámara lúcida. Es un aparato óptico en el que, por medio de prismas o espejos, se proyecta la imagen virtual de un objeto exterior en una superficie plana sobre la cual puede dibujarse el contorno y las líneas de dicha imagen. (www.rae.es)

[37] Ambrotipo. Proceso realizado con colodión húmedo, el cual produce una imagen positiva directa sobre una placa de vidrio; también es conocido como positivo al colodión o daguerrotipo de os pobres. Este proceso fue patentado por James Ambrose Cutting en 1854. Ferrotipo.También llamado tintype, es un roceso fotográfico derivado del ambrotipo, pero en una placa de fierro. Valdez Marín, 2001, Págs. 8,16.

[38] Cámaras fotomecánicas. Los procesos fotomecánicos. Dentro de estos se ubican el fotograbado técnica utilizada para realizar los registro arqueológicos. El fotograbado fue inventado por Karel Václav en 1879, a partir de los trabajos realizados por Henry Fox Talbot en 1852 su uso fue principalmente en la industria editorial. Valdez Marín, 2008.

[39] Gutiérrez Ruvalcaba, 2008, págs. 124-126.

[40] Debroise, 1998, pág. 122.

[41] Colodión. Coloide aplicado en la fotografía en 1848 por Gustave Le Gray y posteriormente por Frederick Scott Archer en 1851. Este compuesto se empleaba para la elaboración de negativos y de positivos. (Valdez Marín, 2001, pág. 11) El colodión fue utilizado primero para tratar heridas, posteriormente se encontraron sus propiedades para ser utilizadas en la fotografía. El colodión, era una solución pegajosa de algodón pólvora éter que se secaba rápidamente formando una película transparente a prueba de agua. Harding, 2012, pág. 28.

[42] Frederick Scott Archer (1813-1857), en abril de 1853, presentó una cámara hecha sobre un diseño suyo en una reunión de la Sociedad Fotográfica. Su cámara era a la vez un cuarto oscuro portátil, en la parte trasera había dos mangas de terciopelo negro por donde el fotógrafo metía las manos para manipular la laca y sensibilizarla, revelarla y fijarla. Una ventana de color ámbar le permitía ver lo que hacía. Las bandejas y las botellas de productos químicos se almacenaban dentro de la cámara. Las cámaras de colodión plegables, basadas en el diseño de Archer, fueron manufacturadas y vendidas por Thomas Ottewill & Co. Desde 1854. Harding, 2012, pág. 28.

[43] Valdez Marín, 2008, pág. 56.

[44] Valdez Marín, 2008, pág. 14.

[45] Albúmina. Coloide empleado como sustrato fotográfico extraído de la clara de huevo. La albúmina fue utilizada en el siglo XIX para producir impresiones fotográficas en papel, comúnmente llamadas impresiones de albúmina, así como para la elaboración de negativos con soporte de vidrio. Valdez Marín, 2001, pág. 8.

[46] Gelatina/bromuro. Tipo de coloide que está conformado por la gelatina (proteína en estado coloidal de origen animal) en el cual se disolvían sales de bromuro yodo o cloro. Con esta solución se recubría la placa de vidrio. El negativo de gelatina/bromuro proporcionaba buena definición tonal y se empleaba en diferentes tipos de papeles fotográficos, tanto en albúmina como en papeles de sustrato plata/gelatina, incluidas algunas imágenes en colodión mate. Valdez Marín, 2008, pág. 68.

[47] Placas secas de gelatina. Este tipo de placa negativa proporcionaba buena definición tonal y se empleaba para diferentes tipos de papeles fotográficos, tanto de albúmina como de sustrato de plata/gelatina, incluidas algunas imágenes en colodión mate. Parte de la producción fotográfica de finales del siglo XIX y de las tres primeras décadas del XX, se realizaba a partir de este tipo de negativos. La distribución homogénea de la emulsión sobre la placa de vidrio es básica para diferenciarla de las placas de colodión húmedo. Las copias obtenidas con este tipo e negativos se realizaba por proyección, por lo que los formatos fotográficos resultaban muy variados, desde contactos de placa hasta gran formato como los fotomurales. Valdez Marín, 2001, pág. 24.