UN ACERCAMIENTO A LA IDEA DE LA POSMODERNIDAD

Resumen

El presente ensayo es un acercamiento a la idea de posmodernidad a partir del concepto de modernidad y su transición a la posmodernidad, haciendo una revisión del análisis de Olivier Debroise, Clement Greenberg, Benjamin Buchloh, entre otros críticos de arte; así mismo, su repercusión en México a través de movimientos artísticos como el neomexicanismo, su identidad y ruptura.

Palabras clave: Modernidad, Posmodernidad, Neomexicanismo, Identidad y Ruptura

Abstract

This paper is an approach to the idea of postmodernism from the concept of modernity and its transition to postmodernity, so a review of the analysis Debroise Olivier, Clement Greenberg, Benjamin Buchloh, among others, and its impact on Mexico through artistic movements like Neomexicanismo, identity and rupture.

Keywords: Modernity, Posmodernity, Neomexicanismo, Indentity, Rupture

I. DEL ORDEN AL CAOS. Modernidad y su transición a la posmodernidad

En la actualidad el término posmodernidad implica aún cierta dificultad; es decir en una región como la nuestra; donde la modernidad no acaba de llegar; procurar dichos conceptos es aún incierto, como cuestiona Olivier Debroise: “¿Cómo hablar de posmodernismo (o de transvanguardia) en nuestras sociedades que no han conocido la modernidad, (ni la vanguardia) o mejor dicho, que sólo se han recibido migajas de una modernidad de importación?…”[1]. y aun así, el término es todavía novedoso y ampliamente aplicado en los discursos contemporáneos.

Es sabido que, el arte moderno no nace por consecuencia del arte del siglo XIX, sino por una denominada ‘ruptura’ con los valores decimonónicos, es decir, no se trata solamente de una simple ruptura estética, sino también como diría Greenberg, hay un cambio en los paradigmas del arte y se refiere a una autonomía y a una pureza en la obra de arte, con esto se pone en juego la defensa de un arte autónomo, que esta pugnando por otras cuestiones; como diría Buchloch, de forma más contundente: ‘por un autoritarismo discursivo y una argumentación más precisa’.

 

 

Imagen 1. Gisela Cázares, “Resistencia/De ángeles citadinos” Estandarte (centro), Técnica mixta sobre tela, 800cmX300cm, 1999. Academia de San Carlos, Centro Histórico

 

 

El modernismo entendido como ‘lo nuevo’ y que está basado en una negación de la tradición, en un culto a la novedad y al cambio; es tomado también, como una nueva lógica artística basada en rupturas y discontinuidades que se manifiestan en las diversas expresiones artísticas. Es un código de la actualidad, cuya crítica y estructuración teórica se encuentran en Baudelaire, para quien ‘lo bello es inseparable de la modernidad, de la moda, de lo contingente’[2].

En base a lo anterior, el problema que se presenta –en lo que concierne a la modernidad- es como todos estos cambios inciden y dan otro perfil a la obra de arte, es decir se somete a un ‘nuevo’ proceso industrial y se tritura la idea del aura que ‘consagraba’ a la obra de arte; es decir el artista somete su creación artística a los medios del contexto moderno y entonces se transforman el orden y la homogeneidad y se traducen en técnicas contemporáneas, en una hibridación que no deja de lado la tradición, o sea el pasado.

 

 

Imagen 2. Maribel Rojas, Las ciudades de Calvino, Siligrafias impresas sobre periódico, 35 x 60cm., 2006

 

 

Es así como Tom Wolfe en su libro la palabra pintada, cree descubrir la clave del arte moderno e infiere que hay que “creer para ver”, pues el arte moderno se vuelve literario, es decir, la pintura y todo lo demás sólo existen para ilustrar ‘el texto’, o sea, el manifiesto del artista’[3].

Es preciso mencionar que el modernismo artístico no introduce una ruptura absoluta en la cultura, antes bien, perfecciona una lógica del mundo individualista.

II. POSMODERNIDAD. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS

Los orígenes de la posmodernidad se localizan a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta; basado principalmente en mecanismos de apropiación, los cuales tienen sus raíces en el pop-art, como arte de parodia y del pastiche.

 

 

Imagen 3. Maribel Rojas, Libros proféticos, Impresión digital/papel de algodón, 75 x 20 cm., 2005

 

 

El posmodernismo no es un estilo, ni una condición sociohistórica. Es una premisa sobre la cual se empieza a producir la cultura de manera que se vuelve compartida. Esto es, como menciona Jameson:[4]

En efecto, a las posmodernidades les ha fascinado precisamente este paisaje “degradado”, chapucero y kitsch, de las series televisivas y la cultura del Reader’s Digest, de la publicidad y los moteles, del cine de Hollywood de serie-B y de la llamada “paraliteratura”, con sus categorías de lo gótico y lo romántico en clave de libro de bolsillo de aeropuerto, de biografía popular, novela negra y de ciencia ficción o fantástica: ya no se limitan a “citar” estos materiales, como hubieran hecho un Joyce o un Mahler, sino que los incorporan su propia sustancia.

En el caso preciso del arte, se acusa un cambio hacia el mundo de la imagen y se obliga a las disciplinas estéticas a replantearse, de modo que las distinciones jerárquicas que las clasificaban desaparecen, debido a la multiplicidad de los medios de comunicación

El arte de la posmodernidad ‘afirma la imposibilidad, incluso la inconveniencia de articular un lenguaje universal; la sociedad posmoderna promueve una cultura del yo que busca la satisfacción individual y promociona el relativismo, esas serán las nuevas coordenadas del arte[5].

Fredric Jameson analiza desde una perspectiva sociocultural: “…me parece esencial concebir la posmodernidad no como un estilo sino más bien como una dominante cultural: perspectiva que permite la presencia y coexistencia de un abanico de rasgos muy diferentes aunque subordinados unos a otros” [6].

Se puede decir que la crítica estética da un salto hacia nuevas políticas entorno a la mirada.

Retomando a Jameson, se hace un análisis de la imagen de otras imágenes, en este caso la primera que existe se pierde en múltiples cadenas de signos hasta confundir significados y significantes. En cierto modo, sería también ‘desnaturalizar el sentido de esas formas, trazando vectores de subjetivación que nos conduzcan a una programatización del sentido [7].

Creo que existe un tipo de ‘facilismo’ de la cultura mediática que -como diría Baudrillard- cumple con imágenes sin huellas, sin sombras, sin consecuencias. Premisa que integraría también a la estética de la banalidad como cómplice del vaciamiento posmodernista.

POSMODERNISMO EN MEXICO

En México, el posmodernismo tiene sus inicios en los ochenta y a la fecha es todavía considerada como fenómeno de época actual. Aún no se asimilaba la modernidad, cuando nos arriba intempestivamente ese torbellino denominado posmodernidad precisamente en momentos de crisis social, económica y de valores.

Al mismo tiempo aparece el término ‘globalización’, que se nos presenta en un sentido de ‘progreso técnico, benéfico y necesario’, Es esta influencia norteamericana la que condujo a experiencias ‘ajenas’ de modernidad y al desarrollo de un imaginario el cual manifestaba deseos de globalización, ‘en el aquí y ahora de este México, cayendo de la pirámide en la que estaba soñando’[8].

Es así como el discurso novedoso de modernidad encuentra ‘una tierra de elección en América’[9], en la cual llegar con absoluta creencia de transformar la naturaleza y adaptarla a las necesidades humanas. Sencillamente porque se presentaba como terreno virgen para experimentar, libre de cualquier vicio que frenara la evolución como en los países europeos.

 

 

Imagen 4. Gisela Cázares, Apocalipsis 2,10, Litografía y electrografía, 40cmX30cm, 1999

 

 

NEOMEXICANISMO. IDENTIDAD Y RUPTURA

Fue en los años ochenta cuando surgen los primeros indicios de una importante transformación en la práctica artística, es en este momento cuando un grupo de artistas toman la decisión de administrar la difusión y socialización de sus obras sin valerse de los circuitos institucionales.

Tales grupos y asociaciones tenían metas y objetivos precisos, como Tepito-Arte Acá, el No-Grupo y Proceso Pentágono, estos catalogados como retóricos; mientras los demás se definían pragmáticos tal es el caso del Grupo Suma quienes proponen sacar el arte a la calle, cuestionar la validez del objeto artístico y la relación con el público y el mercado.

Al paso del tiempo, estos grupos de disuelven, quedando sólo el Grupo Peyote y la Cía, el cual fue inventado por el fotógrafo Adolfo Patiño y los artistas Carla Rippey y Enrique Guzmán, entre otros.

Es precisamente Adolfo Patiño a quien se considera precursor de este arte emergente mexicano.

El neomexicanismo fue un movimiento que surge en los ochentas y se termina en los noventa; retomó la imaginería mexicana, es decir, los tópicos culturales como la Virgen de Guadalupe y otros iconos de la cultura popular, para reformularlos artísticamente.

 

 

Imagen 5. Gisela Cázares, “En memoria a las venus que se fueron de juerga”, óleo sobre tela, 100cmX85cm, 2000

 

 

También como menciona Iris México, el neomexicanismo es abordado como obra figurativa que retoma el nacionalismo, los ideales mexicanos, aunque esta vez exentos de idealización, llevados a una realidad con tintes dramáticos, humorísticos, sarcásticos y cotidianos.

Es así como este grupo de artistas empezaron por poner en cuestión el mercado y el sistema establecido, buscando espacios alternativos, distintos de las galerías y acabaron por analizar la verdadera función del arte de su tiempo, a la vez que rechazaban ciertas tendencias globalizadoras o de “modernidad” internacional para plantear en cambio las cuestiones que les preocupaban como la identidad y la memoria.

El posmodernismo no sólo ha significado el declive vanguardista sino silmultáneamente también la propagación y multiplicación de centros y voluntades artísticas.

El modernismo era una fase de creación revolucionaria de artistas en ruptura, el posmodernismo viene a ser una fase de expresión libre y abierta para todos.

 

 

Imagen 6. Maribel Rojas, Impresiones, gráfica digital, impresión de pantalla, 2006

 

 

Bibliografía

a) Hemerográfica

DEBROISE, Olivier. "Soñando en la pirámide", Curare, No. 17, enero-junio del 2001.

Un posmodernismo en México, México, México en el arte, No. 16, primavera de 1987.

Posmodernismo: una parodia mexicana, México, La Jornada Semanal, 2 de julio de 1998.

b) Bibliográfica

JAMESON, Fredric. Teoría de la posmodernidad, Madrid, Edit. Trotta, 1996, 339 pp.

LIPOVETSKY, Pilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona, Anagrama, 1986, 219 pp.

MARTÍNEZ, Amalia. De Andy Warhol a Cindy Schermann, Arte del Siglo XX-2, Valencia, Universidad Politécnica de Valencia, 2000, 240 pp.



[a1] Profesor Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

[a2] Profesor Investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

[1] ¿Un Posmodernismo en México?”, México, México en el arte, No. 16, primavera de 1987.

[2] Gilles Lipovetsky, La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Barcelona, Anagrama, 1986, p. 81.

[3] Tom Wolfe, The painted word, Bantam book, Nueva York, 1975. Citado por Olivier Debroise, “Un posmodernismo…” op.cit nota 1.

[4] Fredric Jameson, Teoría de la Posmodernidad, Madrid, Edit. Trotta, 1996, p. 25.

[5] Amalia Martínez, De Andy Warhol a Cindy Schermann. Arte del siglo XX.-2, Valencia, Universidad Politécnica de Valencia, 2000, p. 142.

[6] Fredric Jameson, op cit., p. 26.

[7] “El debate entre lo artístico y el campo de los estudios de la cultura visual”, Conferencia impartida el 3 de Abril de 2006 por Nelly Richard de la Universidad ARCIS de Santiago de Chile, Facultad de Filosofía y letras de la UNAM.

[8] Arjun Appadurai. Modernity at large, Cultural Dimensions of Globalization, The University of Minnesota, Press, Mineapolis, 1999. pág. 35 y ss. Citado por Olivier Debroise, “Soñando en la Pirámide”, Curare, No. 17, enero-junio del 2001, p. 89.

[9] Olivier Debroise, “Posmodernismo: una parodia mexicana”, La Jornada Semanal, 2 de julio de 1988.