Valor histórico del inmueble - la determinación del valor histórico por medio del análisis matemático y la reflexión del inmueble con respecto a las sociedades
Historical Value of a Property - The Historical Value Determining by Means of Mathematical Analysis and Property Reflection with Respect to Societies

Resumen

La búsqueda del valor histórico de un inmueble conlleva a un análisis profundo y minucioso del estado de conservación en el que se encuentra, la importancia que tiene para la sociedad, la trascendencia que a lo largo de su historia, el hombre le ha permitido recabar; así mismo, deben considerarse aspectos tales como estilo arquitectónico, hechos relevantes sucedidos en su interior, arquitecto que lo construyó, estado de conservación, vida probable y localización. La intención es valorizar su importancia y tener la posibilidad de considerar la aplicación de la reconversión arquitectónica para generar una nueva visión del edificio desde el aspecto económico, que busque su revitalización como si se tratara un ser viviente que aún puede aportar activamente sus espacios y su estética en conjunto al nuevo uso que se le pueda destinar. Esto apoyaría la idea de que un edificio histórico puede competir con cualquier otro inmueble considerado de “vanguardia arquitectónica”.


Palabras clave: Valor histórico, valuación, edificio, reconversión

Abstract

The search for the historical value of a property requires a deep and detailed analysis of their conservation, state of conservation, probable useful life and location, the significance of the building through history, and the relevant events that occurred inside. The main aim of this process is to assess the importance of the building and to consider the possibility of reconverting it to create a new vision that revitalize the property as it was a living being that can still contribute actively to the intended new use. This support the idea that a historic building can compete with any other considered as having "vanguard architectonic design".


Keywords: Historical value, valuation, building, reconversion


IntroducCiÓn

El inmueble hecho por el hombre y para el hombre es sitio que transforma un lugar, le da valor, lo transfigura y lo dota de potencia, lo llena de posibilidades, le brinda la oportunidad de una historia que traspasa generaciones Un inmueble así observa el ir y venir del hombre, sabe lo que es, por lo que ha sido; de esta forma entiende lo que será. Existe un vínculo muy estrecho, casi inseparable con el hombre pues subsiste con él, brindándole la protección necesaria.

El inmueble histórico tiene pensamiento y conocimiento del pasado, vive a través de la vida colectiva, observa cómo esta misma cambia y pierde vigencia después de un tiempo determinado, mientras él permanece aguardando serenamente la llegada de otra generación que traiga consigo un sinfín de nuevas ideas, conceptos y propuestas tendientes, todas ellas, a la evolución propia del momento, con una velocidad tal que pareciera que el edificio no tiene un espacio definido en donde habitar.

La vida de un inmueble está supeditada al cambio histórico, durante el que con frecuencia se llegan a tomar caminos disímbolos a los cuales “el viejo edificio” no se adapta o en los que simplemente no tiene cabida, por lo que entra en un proceso de muerte con lentitud pausada, y el ciclo de su propia vida concluye. Esto solo  significa un accidente infortunado en el desarrollo de la historia, que dará paso a otra generación que, a su vez, irremediablemente tendrá fin.

Un edificio no es utopía; es una realidad palpable, que medita y vive de los acontecimientos acaecidos en su interior, de los materiales que lo conforman, del estilo que lo viste, de las experiencias que puede contar con muda conversación. Ese valor es el que se debe cuantificar y analizar como parte primordial de un todo económico.

El edificio no capitula con el morir de una generación; por el contrario, sobrevive a más de una para legar su testimonio a la siguiente como parte de un cúmulo de enseñanzas y para que el hombre perteneciente a una sociedad naciente conozca lo que ha sido su pasado y que pueda lograr en forma ascendente sus objetivos.

La muerte de un inmueble se convierte en “progreso” para la sociedad reinante; sin embargo, en realidad es el resultado de una falta de conciencia vital que adjunta una idea errónea de superación.

La involución por la evolución

Cabe realizar una pregunta que en muchas ocasiones parece quedar a la deriva mientras que en otras se olvida o se evita pensar en ella: ¿Se está dando una evolución en la arquitectura o de algún modo el uso de la tecnología, de forma inconsciente, provoca la involución de la misma? Con esto refiero la problemática que se presenta en cuestión de espacio, costo, comodidad, ambiente, etcétera, en los edificios actuales y a partir de los cuales se puede realizar una comparativa con edificios “viejos”. Estos, por ejemplo con sus muros de espesores considerables, generan mayor aislamiento acústico que los actuales, que tienen espesores mínimos; desgraciadamente, en ocasiones, lo anterior provoca que se pierda totalmente la privacidad. Es entendible la necesidad actual de espacio, así como el costo que se debe pagar por el avance; no obstante, esta pregunta queda por resolver para algunos arquitectos.

El uso de técnicas sofisticadas lleva a sobrevalorar a los inmuebles y son ellas mismas las que lo destruyen en corto tiempo y dejan una débil estela de vida donde reinó en algún momento una grandeza efímera y superflua de un ser viviente, con el alma inconsciente de su propia potencialidad y alcances.

La gran apertura de información y la posibilidad de acercamiento a los avances tecnológicos ha permeado hasta la arquitectura. Aparentemente, los edificios nuevos, de gran tamaño y con grandes adelantos en su estructura y revestimiento, son los más aptos y más preciados por usuarios necesitados de comodidades que aparentemente solo la tecnología les puede brindar y que únicamente en estas construcciones al parecer se pueden localizar, Sin embargo es necesario plantear una pregunta; ¿Qué ha pasado con aquellos inmuebles localizados en los centros históricos de ciudades y pueblos, donde el deterioro a causa del abandono y el desuso cada día ensombrece su aspecto?

¿Acaso estos edificios ya no pueden causar algún interés? Considero que quien piense afirmativamente en definitiva está errado, debido a que estos inmuebles pueden revitalizarse y su aspecto y su uso, cambiar drásticamente. Debido a estas razones, es posible volver a utilizar un inmueble, pero no desde el punto de vista de un objeto para la cultura, como es la visión al parecer de muchos arquitectos que solo piensan en salvaguardar estos inmuebles sin darse cuenta del enorme potencial que guardan y las infinitas posibilidades comerciales con las que cuentan para desarrollarlos a través de la reconversión de inmuebles. Es mediante un modelo desarrollado desde una visión inmobiliaria que se brindan las pautas a seguir y los puntos que deben desarrollarse cuando se pretende utilizar de nueva cuenta un inmueble, con la diferencia de que su uso es probable y se ve modificado con respecto al que originalmente tuvo y para el cual fue diseñado. Cuando se trata de renovar, no existen criterios de “bueno” y “malo”. Cada proyecto representa una combinación única de retos, problemas, puntos fuertes y debilidades que probablemente no se hayan visto nunca antes (Broto, 2004).

Sabiduría consciente

 

La sabiduría de un inmueble histórico es incalculable; si en algún momento pudiera contar sus experiencias, qué no diría al expresar sus sentimientos más profundos, su opinión acerca del hombre, de su propio creador y verdugo; hablaría acerca de la evolución de las sociedades, del avance tecnológico mismo, ya que lo ha podido constatar a través del paso del tiempo e incluso ha tenido la oportunidad de ser partícipe del mismo, en algunas ocasiones como punto focal y determinante de un hecho.

El inmueble histórico no hace distinción de clases sociales, credos o razas; brinda su funcionamiento y conocimiento a todo aquel que se interese en aprender de él, sin reparar en épocas, ni modas. Se forma a través de lo acontecido a lo largo de su vida.

Tipos de Intervención

A continuación se describen los diferentes tipos de trabajo que podemos emprender (Müller, 1991).

Reciclaje

Entendido como el acondicionamiento de una obra que ha cumplido su ciclo de utilización, se modifica el uso original para brindarle una nueva faceta. Con tal finalidad, a diferencia de la restauración, se utilizan materiales, revestimientos y tecnología del momento, capaz de brindarle la oportunidad de resurgir arquitectónicamente.

Remodelación

Es el trabajo que se realiza en inmuebles que presentan un estado de abandono y defectos en su conservación. En el caso de edificios históricos, la finalidad es preservar su valor histórico mediante la utilización de materiales muy semejantes a los originales y que mantengan la esencia de la construcción. Para M. Von Gerkan, la remodelación y ampliación supone siempre un difícil diálogo entre lo nuevo y lo viejo.

Restauración

La finalidad de la restauración se basa en preservar la historia a través de restituir la originalidad de los inmuebles y “revelar los valores estéticos e históricos de un monumento” (Carta de Venecia sobre la conservación y la restauración de los monumentos y de los sitios, Art. 9). Busca la conservación de elementos auténticos que en su conjunto permitan devolver la esencia de una edificación (Chanfon-Olmos, 1996). La restauración no permite cambios o modificaciones sustanciales en la estructura, y es vital el respeto a la idea original construida. El valor estético que se busca al restaurar un edificio resulta de la conciencia original del inmueble.

Reconstrucción

La reconstrucción consiste esencialmente en volver a edificar aquellos elementos que por la acción del tiempo o de agentes externos han dañado o modificado la forma original. Por esto, al reconstruir, se devuelve parte de la idea original, con materiales nuevos, procedimientos actuales y diferenciando los elementos originales de los reconstruidos. Siempre se busca el respeto al edificio, independientemente del procedimiento que se vaya a utilizar. Sin embargo, con la reconstrucción se garantiza que el inmueble recobre el aspecto original perdido.

Reutilización

El arquitecto Manuel Sánchez de Carmona define a la reutilización como el aprovechamiento de los recursos edificados existentes para darle un uso y sacar beneficio de la inversión existente; según este criterio, el uso más pragmático es el económico.

Reconversión

Según Baglioni et al. (1988): “La reconversión de los edificios tiene una función que, sin ser espectacular, es importante para la continuidad y el desarrollo de la ciudad; también puede ser entendida como un esfuerzo de la política de salvaguardia: de hecho, con este instrumento, la salvaguardia del patrimonio no tiene finalidad por sí misma, sino que más bien es el medio a través del cual se dan posibilidades a los edificios potenciando actividades necesarias para la comunidad, sin interrumpir la dinámica social que es la vida del barrio o de la ciudad.… la reconversión corresponde a un sistema de desarrollo urbano que tiene como referencia la historia… no es una prerrogativa de los centros históricos o los edificios monumentales. Las preexistencias sobre las que se deba intervenir pueden ser de cualquier naturaleza: edificios industriales, cuarteles, estaciones, iglesias secularizadas transformadas sin tener que asumir necesariamente papeles específicos en el interior de la ciudad… La responsabilidad más importante atribuida a la reconversión es la de evitar alteraciones en los edificios, ocupándose de que se imponga el significado de una operación cultural a su nueva utilización.”

Derivado de lo anteriormente expuesto, la reutilización de un inmueble con un uso diferente al original puede contener diversos pasos:

Diferencias entre la reconversión y los diferentes tipos de intervención arquitectónica

La diferencia entre los diversos tipos de intervención, en algunos casos, es más evidente por la complejidad y el grado de detalle que conlleva cada uno, los cuales, comparados con el proceso de reconversión, encuentran sus mayores discrepancias. Tal es el caso del reciclamiento, en el cual su principal característica afín es el cambio de uso original para el cual fue creado, mientras que su mayor diferencia es el grado de especificidad en los trabajos, pues en el reciclamiento la intervención es menor y se lleva a cabo con la finalidad de lograr un inmueble funcional, sin total respeto a los elementos arquitectónicos originales.

En el caso contrario, si se analiza un inmueble que aún mantiene su ciclo de uso pero en el que es necesario realizar algunos cambios para actualizarlo, entonces se está hablando de una intervención para remodelar el edificio, sin necesidad de respetar al 100% los elementos originales. Por lo tanto, la diferencia entre la remodelación y la reconversión es que esta última mantiene un campo de acción mayor en el cual el respeto a lo original reviste importancia en su desarrollo pues va ligado a mejoras en el edificio y sus alrededores mediante la incorporación de tecnología que permita generar un ambiente de confort y habitabilidad en el inmueble.

Los edificios subutilizados pueden ser objeto de otro tipo de intervención; tal es el caso de la reutilización, en la cual intervienen el reciclamiento y la remodelación pero de una forma tenue. Por consiguiente, hay una gran diferencia con la reconversión, que requiere una intervención profunda y, si es necesario, agresiva hacia los procedimientos a utilizar, pues se busca siempre la mejora del inmueble.

Por último, al comparar restauración y reconversión, se encuentran dos conceptos muy similares, pues ambos utilizan los tipos de intervenciones existentes para desarrollar su objetivo de salvaguardar un inmueble catalogado o no. Sin embargo existen diferencias puntuales y una de las que permite identificar qué tipo de intervención se está aplicando es el radio de influencia de cada una; así, mientras la restauración se limita a actuar sobre el inmueble únicamente, en la reconversión se busca permear hacia otros edificios y en general en la zona, con la finalidad de modificar el área donde se encuentra el edificio. Otra diferencia es que la reconversión se encuentra abierta a combinar la restauración, reciclamiento y remodelación, y permite la entrada de nuevos materiales y tecnologías capaces de modificar el estado del inmueble. Lo anterior contrasta con la restauración, debido a que su accionar se concentra en devolver el esplendor del inmueble de forma tan original como sea posible y evitando la adhesión de nuevas tecnologías que modifiquen parcialmente el aspecto del edificio (Flores-Marini, 1976).

La reconversión es el conjunto de la reconstrucción, remodelación, restauración y el reciclamiento, pues los maneja y utiliza para lograr su objetivo. La decisión acerca de la eliminación de algún elemento arquitectónico durante el proceso de reconversión debe estar, al igual que en la restauración, plenamente identificado como objeto de poco interés. Sin embargo, a diferencia de la restauración, la tecnología actual no está peleada con la posibilidad de integrarse al concepto del inmueble como parte focal de la estructura, ya sea aportando medios arquitectónicos o bien en el estricto sentido de mejorar los servicios propios del inmueble (Terán, 1989).

Valor histórico

Al hablar de valor histórico, es necesario considerar lo escrito por el arquitecto Sherban Cantaenzino: “El hecho de que los edificios sobrevivan a los fines para los que fueron creados y la consiguiente necesidad de adaptarlos continuamente a nuevos usos ha hecho experimentar a una generación tras otra un sentido de continuidad y permanencia que era fiel reflejo del propio entorno físico en que se desarrollaba su vida. En los tiempos en que los edificios eran abandonados, saqueados en busca de materiales de construcción o repudiados por motivos políticos, el proceso de destrucción que experimentaban eran con frecuencia lento y parcial, comparado con la capacidad demoledora del bulldozer de nuestros días” (Cantaenzino, 1979).

El interés cada vez mayor que despiertan los edificios antiguos, sean del tipo que fueren, sin duda es positivo en tanto se ponga al servicio de una auténtica labor de conservación. Este interés ha crecido en paralelo con el incremento del proceso de remodelación urbana (Muñoz, 2000).

Obtener el valor histórico de un inmueble es un trabajo arduo que requiere de paciencia y atención, pues se deben considerar y analizar diversos aspectos de valor que tienen que ver más con el aspecto subjetivo, como estudiar los hechos históricos acaecidos en su interior, recuerdos y estilos arquitectónicos.

La valuación de edificios históricos se presenta en la actualidad como una técnica basada en elementos empíricos en la que no se le da el valor económico real que debe tener el inmueble; por el contrario, es considerada como un lastre para la sociedad mientras se abrigan esperanzas casi nulas de poder competir con edificios que por su juventud son enarbolados como claros ejemplos de lo que la arquitectura debe ser.

Si bien es cierto que al dar un valor de tipo económico a aspectos tan intangibles la valuación resulta tarea complicada; también es verdad que el tomar estos puntos en cuenta ayudaría a crear la conciencia de la potencialidad que tienen estos gigantes en letargo.

Ortega y Gasset propone en su tercera etapa mental, denominada razón histórica, que una generación tiene una duración de aproximadamente 15 años y una vez transcurrido ese tiempo, se presenta una nueva que llega a imponer sus leyes y costumbres. Tomando como punto de partida esa idea, se puede pensar en que los edificios son algunos de los sobrevivientes que intentan salvar este lapso y adaptarse al medio, deseando contribuir con la evolución propia del hombre. Este deseo no siempre se cumple,  pues con la llegada de una nueva sociedad autodeterminada para realizar los cambios que considera convenientes, muchos de estos grandes inmuebles quedan condenados a su propio fin o, en el mejor de los casos, a esperar lo que resuelva la sociedad reinante en ese momento. Este valor es totalmente subjetivo; sin embargo, analiza, califica y considera la historia del edificio y principalmente aquellos detalles que lo sitúan en un punto importante en la sociedad y en la historia.

Es necesario mencionar que para analizar el valor histórico se consideran las recomendaciones realizadas por el M. en Arq. Rafael Guizar Villanueva, quien se dio a la tarea de analizar dos métodos empleados comúnmente (Guizar, 2001):

En los dos métodos arriba mencionados se analiza solo el inmueble desde el punto de vista del valor comercial adquirido después de una remodelación o en su caso en el estado actual; sin embargo, no se llegan a tocar aquellos puntos que permiten a un edificio obtener una jerarquía especial por sus características históricas y no así las físicas. Debido a esto el valor que adquiere es diferente hasta que en determinado momento para algunos inmuebles resulta invaluable obtener un resultado que permita asignar un costo.

Existe otro método que puede ser útil, el histórico factorizado, “…el cual resulta ser muy relativo e hipotético, ya que existe una tesis que afirma que un inmueble será premiado entre más dure sin sufrir una modificación, pero en la actualidad no hay inmueble que haya soportado cuatro siglos sin tener una reparación o una adecuación” (Guizar 2001).

Derivado de los métodos ya mencionados y considerando que en estos no se toma en cuenta al edificio como un elemento con historia e importancia en el trascender de este país, es necesario analizar entonces al edificio en cuestión desde otro punto de vista para obtener su valor histórico y determinar el grado de importancia que puede tener al momento de pensar en su reconversión.

El valor histórico determinará el grado de intervención que puede llegar a sucederse en el edificio y posteriormente el plan de negocios encaminado a solventar las necesidades del mismo para reconvertirlo. De igual forma, el conocer las características históricas del inmueble permite obtener datos indispensables para determinrar el uso más conveniente.

Al analizar un inmueble desde el punto de vista del valor histórico, se deben estudiar diversos aspectos tales como calidad de conservación, localización, tipo de estructura, importancia arquitectónica, estilo arquitectónico, y el ingeniero o arquitecto que diseñó y construyó el inmueble.

Para el caso del análisis es imprescindible conocer si este inmueble puede resultar valuable o no valuable, por lo que a continuación se definen una serie de aspectos que, al considerarlos y estudiarlos, otorgan resultados acerca del edificio que se analiza.

Edificios no Valuables

Según Lagarda (2002), existen edificaciones que por su importancia histórica y por su magnitud, no pueden ser valuadas. Si bien es cierto que las obras arquitectónicas son consideradas como únicas, también resulta comprensible que existen aquellas que se distinguen de otras por el valor histórico que tienen. Tal es el caso del Castillo de Chapultepec o del Palacio Nacional; por la historia que guardan, es imposible asignarles un valor que se pueda considerar real y debido a esto solo se puede pensar en ellos como obras susceptibles de ser intervenidas con fines de restauración o adecuación para el uso por parte del Gobierno sin la posibilidad de aplicar proyectos de inversión con fines comerciales. Estos edificios son reconocibles una vez aplicado el análisis y si el resultado es igual o mayor a 2.3 el edificio resultará en el ámbito de los no valuables debido a que son piezas únicas de las cuales no se puede obtener un valor comercial, puesto que el factor histórico lo sobrepasa (Tabla 1).

Tabla 1. Inmuebles no valuables.

Valores Posibles Tipo de Avalúo Porcentaje
2.3 Inmueble no valuable -
2.2 Inmueble no valuable -
2.1 Inmueble no valuable -

 

Edificios Valuables

Son aquellos edificios susceptibles de valuarse a partir del análisis realizado y de los cuales se pueden desprender dos factores más; estos mismos dan una idea del valor del inmueble (Lagarda 2002). En el caso de que el puntaje de análisis resulte igual o mayor a 1.1 se aplicará el porcentaje de sobrecosto que se puede verificar en la Tabla 2,  la cual se aplica sobre el valor neto resultante del valor físico ponderado con el valor resultante de las opciones de capitalización; estos valores tienen un rango hasta de 2.0, para edificios valuables.

Tabla 2. Porcentajes de sobrecosto para inmuebles valuables.

Valores Posibles Tipo de Avalúo Porcentaje
2.0 Inmueble valuable 55%
1.9 Inmueble valuable 45%
1.8 Inmueble valuable 40%
1.7 Inmueble valuable 35%
1.6 Inmueble valuable 30%
1.5 Inmueble valuable 20%
1.4 Inmueble valuable 10%
1.3 Inmueble valuable 0%
1.2 Inmueble valuable 0%
1.1 Inmueble valuable 0%

 

En el caso de que el valor del puntaje sea el correspondiente a una cifra menor o igual a 1.1 y hasta 0.8, se aplica una deducción sobre el costo de la misma edificación, con el valor ponderado de los dos valores mencionados anteriormente correspondientes al valor físico y las opciones de capitalización. Esto se resume en la Tabla 3.

Tabla 3. Deducciones para inmuebles no valuables.

Valores Posibles Tipo de Avalúo Porcentaje
1.0 Inmueble valuable -10%
0.9 Inmueble valuable -20%
0.8 Inmueble valuable -30%

 

En el caso que se presente una deducción, se puede saber si el inmueble a pesar de estar catalogado no cumple con alguno de los puntos que se analizan. Por lo tanto, a pesar de ser una edificación catalogada, su valor se puede demeritar en una proporción mayor al 40% normal permitido hasta el momento.

Un inmueble que, por su trascendencia en la historia y las características que presenta, es considerado con alto valor histórico, debe ser analizado detalladamente para evitar realizar alguna modificación que dañe la estructura y la esencia del edificio, puesto que el valor histórico puede estar formado por diversos aspectos tales como:

De los anteriores aspectos se puede obtener un factor histórico que puede aplicarse al inmueble para determinar el grado de valor histórico del edificio, del tal forma que se consideran los siguientes aspectos con los respectivos valores:

Edificio catalogado o no catalogado

Derivado de los registros con los que cuenta el INAH, es posible verificar el estado del inmueble en cuanto al proceso de catalogación existente, ya sea considerado por el propio Instituto de Antropología e Historia si es que el edificio cuenta con más de 100 años o por el Instituto de Bellas Artes si cuenta con 100 años o menos. Pueden obtenerse las siguientes clasificaciones: inmueble catalogado por INAH, 0.3; inmueble con posibilidades de catalogarse por INAH,  0.2; inmueble no catalogado,                                               0.1.

Corriente Arquitectónica

Se analiza la corriente arquitectónica a la cual pertenece, y se determina si este contiene un estilo definido o bien se encuentra combinado con otros. Las siguientes clasificaciones son posibles: estilo definido, 0.3; estilo combinado de importancia, 0.2; estilo combinado sin importancia, 0.1.

Arquitecto autor de inmueble

En este punto se debe considerar la autoría del inmueble, desde su diseño hasta su construcción, y determinar si el arquitecto fue alguien de renombre y si esta construcción en particular tuvo un significado especial en el desarrollo de su obra; de no ser así se califica con el puntaje menor puesto que no es de trascendencia la autoría. Las clasificaciones posibles son las siguientes: arquitecto y obra con reconocimiento, 0.3; arquitecto reconocido, 0.2; arquitecto no reconocido, 0.1.

Sucesos acaecidos en el interior

Se pueden considerar aquellos inmuebles en los cuales se presentan los resquicios de un hecho histórico ahí sucedido, lo que ameritaría su conservación debido a que forman parte de la cultura del país. Si los hechos acaecidos en el inmueble son de importancia histórica para el país, se les califica con 0.3.

Estado de conservación

El estado que guarde el edificio resulta importante pues en determinado momento se tiene que analizar si una intervención puede resultar inviable desde el principio. Las clasificaciones posibles son: buen estado, 0.4; necesidad de intervención menor, 0.3; necesidad de intervención mayor, 0.2; estado ruinoso, 0.1.

Vida probable

Dada la cantidad de años de este tipo de edificios, resulta interesante tener un aproximado en años respecto a la posibilidad de vida que aún pueden tener estos inmuebles, o bien respecto a la necesidad de requerir una intervención parcial o total con el fin de garantizar una inversión con un riesgo menor. Las clasificaciones pertinentes son: de 0 a 50 años, 0.1; de 50 a 100 años, 0.2; más de 100 años, 0.3.                                   Para el caso de la reconversión, se puede pensar en técnicas comprobadas que ameriten su utilización para el correcto desarrollo del proyecto, considerando primordialmente sus alcances en la superestructura del inmueble.

Localización

Se considera aquí la ubicación del inmueble y la potencialidad que refleja esta edificación en la zona. Las clasificaciones son las siguientes: zona histórica restaurada y en funcionamiento, 0.4; zona histórica con carencias de funcionamiento, 0.3; zona no determinada histórica con posibilidades de funcionamiento, 0.2; zona no definida como histórica y sin posibilidades de funcionamiento, 0.1.

Valores

Para obtener el estimado de valor que nos brinda una idea acerca del valor histórico del inmueble, se ha propuesto la aplicación de una formula logarítmica (Ecuación 1) que tiene por objeto obtener rangos de valor y determinar tres resultados básicos:

Y= 1.2 ln x – 0.1                                           (Ecuación 1)

De la fórmula empleada se obtiene una curva logarítmica, a partir de la cual se obtienen en forma gráfica los resultados deseados (Tabla 4).

Tabla 4. Valores de las variables de Y= 1.2 ln x – 0.1

X Y
0.70 -0.5280
0.80 -0.3678
0.90 -0.2264
1.00 -0.1000
1.10 0.0144
1.20 0.1188
1.30 0.2148
1.40 0.3038
1.50 0.3866
1.60 0.4640
1.70 0.5368
1.80 0.6053
1.90 0.6702
2.00 0.7318
2.10 0.7903
2.20 0.8461
2.30 0.8995

 

Conclusión

El valor que se brinda a un inmueble de tipo histórico debería ser en gran parte de tipo cualitativo, más que cuantitativo. Deben analizarse todos aquellos aspectos técnicos que hicieron especial al inmueble, visualizando el impacto que generaron y las razones por las cuales se utilizaron, pues de esta forma se le otorgará un valor verdaderamente apegado a la realidad tanto comercial como cultural. Incluso se puede llegar a pensar en la reutilización del inmueble, en un marco en donde se presente la oportunidad de demostrar la gran valía de la que puede ser objeto y el “segundo aire”, si se le puede llamar de algún modo, a la oportunidad que se le da para mostrar sus habilidades.

Referencias

Baglioni, A., Garnerio, G. (1988) La rehabilitación de edificios Urbanos (Tecnologías de las recuperaciones). Gustavo Gili, Barcelona.

Broto, C. (2004) Rehabilitación: Nuevos conceptos. Structure, Barcelona.

Cantaenzino, S. (1979) Nuevos usos para edificios antiguos. Gustavo Gili, Barcelona.

Chanfon-Olmos, C. (1996) Fundamentos teóricos de la restauración. UNAM, México.

Flores-Marini, C. (1976) Restauración de Ciudades. Fondo de Cultura Económica, México.

Guizar-Villanueva, R. (2001) La valuación en el ámbito conceptual, inmuebles catalogados del Centro Histórico de la Ciudad de México. Tesis de maestría, UNAM.

Lagarda-García, F. O. (2002)  Proyectos de Inversión en Edificios Históricos. Tesis de maestría, UNAM.

Müller, R. (1991) Rehabilitación de Edificios. Ediciones CEAC, Barcelona.

Muñoz, C. I. (2000) XII Arquitectura e Historia, El Proyecto de actuación sobre la arquitectura histórica, España. Cuadernos del Instituto Juan Herrera de la Escuela de Arquitectura de Madrid.

Terán, B. J. A. (1989) Taller de Proyectos de Restauración Arquitectónica. Facultad de Arquitectura, UNAM.


[a] Francisco Omar Lagarda García obtuvo el título de Ingeniero Arquitecto por el Instituto Politécnico Nacional en 1999, los títulos de Maestro en 2002 y Doctor en Arquitectura en 2010 en la Universidad Nacional Autónoma de México, con los temas de investigación Proyectos de Inversión en edificios históricos y Reconversión de inmuebles históricos, visión inmobiliaria del siglo XXI respectivamente. Profesionalmente se ha desarrollado en el ámbito público y privado en el área de administración de obra, construcción y proyectos. Actualmente labora como profesor titular investigador de tiempo completo B en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y como profesor por horas en el Instituto Tecnológico Latinoamericano. arqlagarda@yahoo.com