Entendiendo la conceptualización de la competitividad empresarial

Resumen

El objetivo del presente artículo es analizar las diferentes conceptualizaciones de la competitividad empresarial, haciendo referencia a tres niveles, el nivel del marco económico general, el nivel sectorial y por último el nivel empresarial.


Palabras clave: Empresas, competitividad y éxito competitivo

Abstract

The aim of this paper is analyze the different conceptualizations of the managerial competitiveness, referring to three levels, the level of the economic general frame, the sectorial level and finally the managerial level.


Keywords: Enterprises, competitiveness and competitive success

Introducción

En la actualidad el concepto competitividad es referido en diversos entornos, político, empresarial, académico e investigación, por lo que en el presente artículo, hacemos un análisis de las diferentes conceptualizaciones de la competitividad empresarial, haciendo referencia a tres niveles, el nivel del marco económico general, el  nivel sectorial y por último el nivel empresarial. Destacamos la importancia que resulta, visualizar a la competitividad empresarial enmarcada en entornos competitivos generados por la industria o por los países, en los que se sugiere que la empresa desarrolle recursos y capacidades que le permita generar activos intangibles que le permita competir.

La Teoría del Productor que se desarrolla en un esquema de competencia perfecta, destaca que en la vida económica, la competencia no puede decirse que es una meta en sí, sino más bien una forma de organización de la actividad económica destinada a alcanzar su meta. El papel económico de la competencia consiste en disciplinar a los actores para que suministren artículos con una calidad alta y precios bajos Sobrino (2003).

Hoy en día, la globalización y los cambios tecnológicos han determinado que exista una nueva y creciente competencia empresarial (García, 2004), que requiere, de acuerdo con Best (1990:11-21), de la combinación de cuatro elementos principales:

Por lo tanto, se requiere que las empresas visualicen la maximización de sus beneficios y minimicen sus costos a partir de ajustes en su función de producción, la adopción de innovaciones tecnológicas, la oferta de nuevos productos y búsqueda de nichos de mercados (Sobrino, 2003). Las empresas son consideradas como sujetos activos de la competitividad, sin embargo, sus decisiones de organización y estrategia afectan el desempeño de ellas, su competitividad se encuentra condicionada por las características de los mercados en los que participa y el entorno macroeconómico (Martín, 1993).

DESARROLLO

Los conceptos competencia y competitividad no son sinónimos, son conceptos relacionados en donde la segunda se origina a partir de la primera. Las teorías contemporáneas del comercio internacional se forman a partir de los fundamentos del concepto competitividad, sin embargo dicho concepto también ha sido adaptado para el estudio económico de las regiones y ciudades (Sobrino, 2003). Lafuente y Yagüe (1993), señalas que la forma de competir en los mercados explica las diferencias que existen entre los resultados que se observan en las diferentes empresas

En el mundo de hoy, la globalización económica,  la apertura de mercados y los cambios continuos, aunados a la incertidumbre que provocan los mismos, el incremento de la competencia y el uso creciente de nuevas tecnologías de información han provocado una importante presión para las empresas (Aragón y Sánchez, 2003; Fernández, Montes, y Vázquez, 1997), por lo tanto, se sitúa a la competitividad como uno de los elementos más importantes para mejorar su desempeño (Aragón y Sánchez, 2003; Arroyo, Arroyo y Berumen, 2003) y por ende, lograr su supervivencia (Simón, 2001).

El concepto de competitividad, a pesar de su uso generalizado (Cuervo, 1993), manifiesta ciertas ambigüedades en la forma de definirlo (Arroyo et al, 2003), es un concepto que sin lugar a dudas sigue en construcción, podemos decir que no tiene límites precisos y que no existe una definición única generalmente aceptada (Ruiz, 2004), sin embargo, hemos detectado que éste se ha utilizado primordialmente haciendo referencia a tres niveles de análisis de competitividad de la empresa (Cuervo, 1993; Fernández, 1995; Fernández et al 1997; Salas, 1993; Simón, 2001): el nivel del marco económico general (nivel nacional), el  nivel sectorial y por último el nivel empresarial, de acuerdo con la Teoría Económica, ubicaríamos al primer nivel dentro del nivel de la macroeconomía y a los niveles sectoriales y de empresa, dentro del nivel de la microeconomía (Hughes, 1993).

            El uso del concepto competitividad durante esta nueva etapa capitalista, ha despertado importantes debates entre aquellos que lo consideran como un concepto sin significado propio y aquellos que lo consideran como un concepto que comprendía el conjunto de elementos determinantes de la competencia interna y entre países (Ruiz, 2004).

Haciendo referencia al concepto de competitividad a nivel empresarial, señalamos algunos autores como Cuervo (1993), que define a la competitividad de la empresa como aquella que es medida por la capacidad de producir bienes y servicios para mercados abiertos y exigentes, además de que la empresa debe de obtener una rentabilidad de los capitales invertidos igual o superior a su coste de oportunidad.

Jenkins (2000), define que la competitividad es un sinónimo del desempeño de las empresas en el largo plazo y de su capacidad de aportar cuantiosas ganancias a los dueños. Por su parte, Sobrino (2003), define la competitividad de una empresa como la capacidad de acceso de ésta al mercado doméstico o de exportación.

Salas, (1996), señala que la competitividad es un rasgo que poseen las empresas, a través del cual pueden asegurar su presencia en los mercados e incrementar su participación en éstos, rivalizando con otras empresas.

            Los conceptos de éxito competitivo y competitividad empresarial , como lo señala Camisón (1997), pueden ser equivalentes, ya que la competitividad de una empresa puede considerarse como una medida del éxito de la empresa, por lo tanto, el éxito competitivo es aquél que es manifestado por la capacidad de una empresa a través de una gestión eficiente de la combinación de recursos internos y externos disponibles a la organización, mediante el desarrollo de estrategias que le permitan competir en el mercado y rivalizar en mercados abiertos, al desarrollar ventajas competitivas sostenibles.

La competitividad empresarial o éxito competitivo de una empresa, de acuerdo con Aragón y Rubio (2005a; 2005b),  es la capacidad para, rivalizando con otras empresas, conseguir posiciones competitivas favorables, que permita obtener respecto a sus competidores, desempeños superiores.

Referente a la competitividad a nivel sectorial, Porter (1990), menciona que la competitividad de una nación depende de las capacidades que tiene su industria en cuanto a la innovación y mejoras, por esta razón, las empresas, debido a las presiones y retos, lograrán ser mejores competidores.

Salas (1993), señala que la competitividad de una economía, es aquella  que se asocia con la capacidad que demuestran las empresas para crecer y obtener mayor participación en los mercados en los cuales compiten empresas de otros países.

Desde el punto de vista de un territorio (región o país), la competitividad se conceptualiza como la capacidad de acceso de un territorio al mercado doméstico o de exportación (Sobrino, 2003), que al igual que en la empresa, en la medida que tenga una mayor presencia en los mercados domésticos  o internacionales, su competitividad será mayor.

Otro concepto de competitividad, encuadrándolo en el nivel del marco económico general, es el que señala Porter (2003:25), en donde manifiesta que la competitividad representa la fuente de prosperidad de una nación, y el estándar de vida de ella misma se determina por la productividad de su economía, medida en bienes y servicios producidos por unidad, de los recursos humanos, de capital y naturales que el país posee, concepto que Porter (1990), ya había manifestado y que incluía además la necesidad de que las naciones competitivas tuvieran como propósito el conseguir un alto nivel de vida para sus ciudadanos. De ahí que los determinantes de la productividad y del crecimiento de la misma, está representado, por un lado: el contexto macroeconómico, político, legal y social para el desarrollo, así como los fundamentos microeconómicos; los cuales se dividen en dos y que interactúan: el nivel de sofisticación en las operaciones y en la estrategia de la firma y la calidad del ambiente macroeconómico para los negocios, el cual tiene que ver con instituciones políticas, legales y sociales estables, política macroeconómica adecuada que propicie el potencial para mejorar la prosperidad del país.

Retomando los conceptos de Porter (2003), y los señalados anteriormente, donde se involucran tanto variables de tipo macroeconómico, como microeconómico para definir la competitividad, podemos especificar, de acuerdo con los señalamientos de Esser, Hillebrand, Messner y Meyer-Starner (1996), que la competitividad es sistémica, definiendo a la competitividad industrial como el producto de una interacción que es compleja y dinámica, entre cuatro niveles económicos y sociales de un sistema nacional. Dichos niveles se componen de:

a) Nivel Meta.-  Nivel que se estructura con patrones sólidos respecto de organización jurídica, política y económica, suficiente capacidad social de organización e integración y capacidad de los actores para la integración estratégica. Es el nivel de la visión global de largo plazo de una sociedad, la cuál será competitiva si tiene la capacidad de fijarse metas a largo plazo y tiene una visión clara del futuro deseado. Esta visión de largo plazo se formalizará a todos los niveles de gobierno, nivel supranacional, nacional y regional.

b) Nivel Macro.- Es aquél que ejerce presiones sobre las empresas mediante exigencias relacionadas con su desempeño, es el nivel de la implementación de políticas de desarrollo, a nivel internacional, nacional, regional y local.

c) Nivel Meso.- Es el nivel que corresponde al Estado y actores sociales, los cuales desarrollan las políticas de apoyo específico, fomentan y articulan estructuras y procesos de aprendizaje a los niveles que la sociedad requiere. Es el nivel en el que se discuten la forma de cómo dar contenido específico a la política, todos los niveles de gobierno tienen un papel específico que cumplir.

d) Nivel Micro.- Es el nivel de las empresas, en el que se pretende alcanzar de manera simultánea eficiencia, calidad, flexibilidad y rapidez de reacción, buscando que muchas de ellas se encuentren articuladas en redes de colaboración recíproca, por lo tanto, la competitividad en este nivel se consolidará, siempre y cuando las empresas logren establecer alianzas estratégicas, desarrollar cadenas de proveedores y redes de productores.

La integración de estos cuatro niveles permite afirmar que la competitividad es sistémica. La perspectiva de la competitividad sistémica implica que el proceso de ésta no sea únicamente responsabilidad del empresario, sino que es indispensable que exista un ambiente favorable en cada uno de los niveles (Ruiz, 2004).

De acuerdo con lo señalado por Esser et al (1996), la competitividad de una empresa está basada en el padrón organizativo de la sociedad en su conjunto, involucrando al Estado, las empresas, las instituciones intermedias y la capacidad organizativa de la sociedad y por ello toma el carácter de competitividad sistémica. Los parámetros de relevancia competitiva que se encuentran en cada uno de los niveles del sistema y la interacción que se da entre ellos es lo que genera ventajas competitivas.

CONCLUSIONES

Por lo comentado en los párrafos anteriores, concluimos que la competitividad empresarial debe visualizarse, a partir del desempeño que muestre la empresa, dentro de en un entorno externo competitivo, generado por los competidores de los diversos sectores económicos y las políticas que a nivel país se generen. Por lo tanto, la competitividad empresarial no surge espontáneamente si se modifica el contexto macro o si simplemente se recurre al espíritu de la empresa a nivel micro (Esser et al, 1996), sin embargo, debemos reconocer la importancia que tienen las empresas en el desarrollo de estrategias y creación de competencias nucleares o esenciales (core competence) que la hacen ser más competitiva, permitiéndole, el acceso a una variedad amplia de mercados, un aumento significante del valor del producto para el usuario final y la armonización única de tecnologías y habilidades de producción (Prahalad y Hamel, 1990), además de desplegar una importante acumulación de conocimientos (Know How), rutinas y procedimientos operativos, los cuales constituyen las habilidades que hacen distintas a las empresas y que son difíciles de imitar por sus competidores, aunado del capital humano específico que desarrolla e implementa las diversas estrategias que la llevan a tener ventajas competitivas y generar activos intangibles.

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[a] Profesor investigador del Instituto de Ciencias Económico Administrativas UAEH

[b] Profesora investigadora del Instituto de Ciencias Económico Administrativas UAEH