El presente trabajo hace un muy breve recorrido por ciertos momentos y personajes de la historia de nuestro país de los que muy poco se habla, debido a que muy pocos saben de ellos y los monumentos que los recuerdan son muy pequeños o en su defecto, ni siquiera los hay. Desde la perspectiva de los autores, esta falta de monumentos tiene un impacto en el turismo de las ciudades, lo que a su vez se ve reflejado en la economía, ya que el turismo en un sector que contribuye de manera importante al PIB nacional.
Palabras clave: Economía turística, Turismo cultural, monumentos históricos.
This paper makes a review of some historic moments and people who marked our country and very few talk about them, because only a little part of the population know about them and the monuments that make reference to them are insignificants or they even exist. The view of the authors is that this lack of monuments has an impact in the tourism of the cities and at the same time, it affects the economy because in our country, the tourism is a sector that contributes in an important part to the national GDP.
Keywords: Tourism economics, cultural tourism, historical monuments.
Las ciudades del mundo con grandeza no son sólo de conocimiento sino también de cultura y arte. México es un país rico en ambas, así como en historia, casi 500 años han pasado desde la victoria de los españoles y pueblos americanos sobre los Tenochcas o Aztecas; si a eso le sumamos los años de historia del México prehispánico con su gran diversidad de culturas, no terminaríamos de aprenderla toda. Pero esto no se trata sólo de memorizarla, sino de que existan obras y actividades que nos recuerden esa historia, las cuales nos permitan descubrirla, enriquecerla y compartirla, ese es el papel de los monumentos, museos y parques, de los lugares para el arte y el esparcimiento, los cuales desgraciadamente escasean en nuestro país, no sólo en nuestro estado o zona metropolitana.
Esta situación de oferta limitada de monumentos o centros culturales tiene repercusiones en otras actividades como el turismo. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) pronosticó en marzo que el sector de viajes y turismo en nuestro en país representará al final del año el 15% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra que va hacia el alza; pero, a pesar de esto, advirtió que se pueden perder ingresos y empleos en los próximos 10 años si no se promueve un desarrollo en el turismo mexicano.
Para tener mejores estrategias de desarrollo, promoción y comercialización del turismo en nuestro país el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) segmentó en dos tipos a los turistas:
• Los turistas con interés especial en la cultura, que son motivados por ella para realizar un viaje. TURISMO CULTURAL
• Los turistas con interés ocasional en la cultura.
Los viajeros motivados por la cultura realizan viajes más largos y por lo general son grupos más numerosos; por lo tanto, es importante mantener y fomentar este sector. En 2014, según datos del WTTC, el turismo internacional en México fue de 1,138 millones de viajeros. El problema está en que sólo una minoría recorre nuestro país para realizar turismo cultural; no hay datos exactos, pero CONACULTA y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estiman que sólo el 5.5% de los viajeros nacionales y el 3% de los internacionales hacen viajes movidos por la cultura.
¿Este porcentaje tan bajo se debe a que no tenemos historia, cultura, relatos y mitos por su gloria dignos de contar una y otra vez? ¿O simplemente desconocemos todos esos sucesos que cautivan la atención de las personas y no los hemos hecho tangibles ni para nosotros ni para otros? En otras palabras, ¿ese bajo porcentaje de turistas por motivos culturales puede deberse a que no hay los suficientes monumentos o museos para reconocernos a nosotros mismos, para ver de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos ir?
En el paisaje hay huecos con sustancia: esos espacios vacios donde intuimos que debe ir algo pero no está, no lo hemos construido aún pero los cimientos existen; es el sonido de la ausencia, pero si hay ausencia es porque hubo algo; un eco al que le falta, no su sonido primigenio, si no uno actual y futuro.
Las ciudades culturales tienen una oferta muy apetecible. Los franceses llaman a misa a los viajeros con las campanas de la Catedral de Nuestra Señora de Paris, con el acero de la Torre Eiffel, con la llama del Arco del Triunfo, con la sonrisa de una mujer que habita en el Museo del Louvre, y con varias decenas de obras arquitectónicas más. Roma conduce a cientos de miles de personas por sus calles con pequeñas y grandes pendientes, por acueductos, arcos de triunfos, anfiteatros, fuentes, galerías, catedrales, museos; obviamente, también con sus películas filmadas en diferentes lugares de la Ciudad Eterna, a la cual llevan todos los caminos. Los estadounidenses, hacen lo propio con la Estatua de la Libertad, con el Instituto Smithsoniano, ejemplo de educación e investigación, cuyo rostro visible son sus museos. El centro histórico de Pisa concentra en una reducida extensión toda su nobleza histórica. Florencia, con sus genios y genialidades apabulla, y sepan que las luchas intestinas y diferencias entre sus diferentes grupos dirigentes políticos siempre estuvieron presentes. La Ciudad de México tiene incontables espacios con historia, donde han habitado héroes y genios, que es imposible recorrer en un tiempo breve, y diversos lugares poseen tanta historia, que así como es vasta es ignorada y poco difundida; pero no son las únicas zonas.
Es importante remarcar la importancia de los monumentos tomando un conocido ejemplo, la ciudad de París y su símbolo. Ésta figura entre las 5 ciudades más visitadas del mundo de acuerdo con la empresa de investigación global de mercado Euromonitor International, y esto es gracias a los más de 150 museos con los que cuenta y los emblemáticos monumentos conocidos mundialmente como el Arco del Triunfo y la Torre Eiffel. Es muy importante la simbología que los franceses le dan a ese arco y que lo ha hecho tan famoso, ya que por ejemplo en Barcelona también hay uno pero no se le da la misma importancia y por eso es menos conocido. Por otro lado, está la Torre Eiffel, que aunque no es un monumento que cuente la historia de Francia, los parisinos aceptaron su construcción para la Exposición Universal de 1889, después de que para la edición de 1888 Barcelona rechazó el proyecto. Esta es una muestra clara de la importancia para las ciudades de sus proyectos arquitectónicos, algo que no se ve a priori.
Pensemos en dos lugares de nuestro país, el actual Estado de México e Hidalgo y en algunos de sus referentes, para el primero, recordemos a Nezahualcoyotl, quien en el siglo XV fue un guerrero vencedor en decenas de batallas, un sobreviviente de varias conspiraciones, quien se formó para ser rey en las mejores instituciones educativas de su época; más allá de señor de un reino, fue arquitecto, ingeniero, urbanista, paisajista, ambientalista, jurista, filósofo, hombre interesado en la botánica y zoología, poeta, erudito, amigo e impulsor de otros poetas, intelectuales y de las artes. Es un hombre del Renacimiento en este continente de América, simplemente un punto y aparte en la historia. Para conocer un poco más de él podemos visitar la Casa de Cultura de Texcoco o ir a sus jardines y baños para admirar los paisajes que le cautivaron, y que fueron pintados por José María Velazco. En pocas palabras, Texcoco fue una verdadera ciudad del conocimiento de su época, pero lamentablemente eso se basó en una sola persona y hoy está olvidado.
Otro ejemplo es el Puerto de los Bergantines, ubicado también en Texcoco, un lugar cuya importancia histórica data de la invasión europea, específicamente con la presencia de Hernán Cortés y su ejército. Texcoco fue clave gracias a su situación estratégica para la conquista de Tenochtitlán. El 5 de julio de 1520 Cortés, utilizando madera del estado de Tlaxcala y azufre del Popocatépetl para hacer pólvora, ordenó la construcción de algunos bergantines (algunos relatos dicen que 12 o 13, en otros documentos se encuentra que cuatro) para vencer el obstáculo de agua, atacar y sitiar a Tenochtitlán. Este capítulo de nuestra historia sólo es recordado por un obelisco que tiene inscrito la fecha del 28 de abril de 1521 sobre la Avenida Juárez de tal municipio y aparece citado en diferentes páginas de internet y en uno u otro documental.
En Venecia uno encuentra en casi todas las tiendas obras con el vidrio soplado de Murano o bien de Venecia. Texcoco también tiene sus talleres donde uno puede apreciar esta creación de obras, pero no las encontramos en venta por las diversas tiendas y mercados. Asimismo, en muchas ciudades europeas hay mercados con los alimentos típicos de la zona, pero orientados a los turistas y siempre se les ve llenos de comensales. Los mercados tradicionales de México para nosotros tienen un encanto especial, algunos con muy bellos edificios y excelente cocina, pero no atienden el nicho de turistas nacionales e internacionales.
Hidalgo tiene mucha historia, durante la Guerra de reforma, cuando Porfirio Díaz estaba al mando de tropas liberales mexicanas. El lidero las tropas defendiendo el gobierno de Jerez frente a los conservadores en varias ocasiones. En enero de 1861, cuando parecía que los conservadores habían sido derrotados, fue electo diputado al congreso de la federación, por el distrito de Ixtlán, pero en junio, los conservadores volvieron a atacar, así que Díaz también volvió a las armas. Defendió la capital, y cerca del pueblo de Jalatlalco, casi pierde la vida, pero salió victorioso, obteniendo el grado de general de Brigada. Pero la batalla decisiva se libró el 20 de octubre de 1861 cerca de nuestra ciudad de Pachuca.
Esta victoria es considerada como el último incidente de la guerra de reforma, Porfirio Díaz recibió una condecoración por esta batalla el 30 de noviembre del mismo año, al ser el jefe de división, por parte de la secretaria de guerra y marina. Pero a pesar de la importancia histórica de esta batalla se sabe muy poco de ella. No hay ningún monumento en la ciudad que nos recuerde esa última victoria de los liberales.
Un personaje cercano a nuestra entidad es el hidalguense Juan Guillermo Villasana López, quien nació en la ciudad de Pachuca el 10 de febrero de 1891. Fue un ingeniero y aviador considerado por la Secretaria de Defensa Nacional como el primer mecánico ilustre de la aviación militar mexicana. También fue impulsor de la proyección, cálculo y diseño de aeroplanos, hélices y helicópteros en México; como ejemplo se señala frecuentemente que diseñó y construyó la hélice Anáhuac e invento un helicóptero que fue construido en los Talleres Nacionales de Construcciones Nacionales Aeronáutica.
A lo largo de su carrera recibió diversas condecoraciones entre las que figura la medalla Emilio Carranza por haber cumplido 35 años interrumpidos al servicio de la aviación Nacional. Por todos sus méritos, sus restos descansan en la rotonda de los hidalguenses ilustres, pero no hay ningún museo o exposición que nos muestre su invaluable trabajo con modelos a escala o diseños, no basta con que el aeropuerto de Pachuca lleve su nombre, debería haber muchas escuelas con él en su estado y no sólo una en Zapotlán de Juárez.
Quienes esto escribimos nos preguntamos por qué no tenemos una película sobre la inspiradora vida de Villasana, sobre las vicisitudes que enfrentó un joven quien antes de los veinte años ya hacia aviones y los volaba en Ventaprieta, justo en el inicio de la Revolución Mexicana, quien estudió en el entonces Instituto Científico y Literario del Estado de Hidalgo. Por este simple hecho, nuestra Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, conjuntamente con los gobiernos estatal y municipal, deberían otorgar una presea en su nombre a personas por méritos académicos, de investigación tecnológica, por actividades relacionadas con el conocimiento, la innovación y el emprendedurismo de los jóvenes.
Muestra de la relevancia de los aspectos culturales lo tenemos en el vecino Estado de México con sus centros culturales, uno el Centro Cultural Mexiquense construido en Toluca hace casi treinta años (1987), conjunto donde albergaron un Museo de Culturas Populares, un Museo de Arte Moderno, un Museo de Antropología e Historia y una muy amplia Biblioteca Central y Archivo Histórico, con hermosos edificios, rodeados por bellos espacios verdes, uno de cuyos arquitectos fue Pedro Ramírez Vázquez. El más reciente proyecto en este sentido en esa entidad es el Centro Cultural Bicentenario en Texcoco.
A ello debe agregarse que Toluca tiene más de una docena de museos en su centro histórico, con salas de conciertos como el Teatro Morelos o la Sala Felipe Villanueva, con el Cosmovitral-Jardin Botánico, obra ideada por el artista Leopoldo Flores, quien pintó el mural del Museo de Arte Contemporáneo y también concibió la obra Aratmósfera, la cual se puede apreciar sobre el Cerro de Coatepec y el Estadio Universitario.
Aún estamos a tiempo de hacer obras dignas para recapitular los ciento cincuenta años de la creación del estado de Hidalgo, los doscientos años de la conclusión de la Independencia, los quinientos de la Conquista, la muerte de Nezahualcoyotl fue en 1472, pronto serán los 550 años de tal suceso, del nacimiento de Villasana pasarán en poco 130 años. La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo tiene la obligación de definir con qué contribuirá a estas conmemoraciones y nuestra comunidad se debe volcar en esa tarea, en un trabajo conjunto con los sectores público, privado y social. Obras que no importa si están en papel, en piedra, en acero, en un nuevo material, en una sinfonía, en una danza, en una innovación, en una nueva tecnología; lo importante es que sean paridas.
Esta pérdida de memoria, inflingida por otros y autoinflingida, esta subvaluación de nuestro pasado, y lucha irreconciliable con nuestros orígenes, esta vergüenza por vernos al espejo, pensamos, es lo que refleja Eduardo Galeano en su escrito “Los Nadies”.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Tenemos grandeza, construyamos los íconos de nuestro mito, no para vanagloria o para un nacionalismo de rencor, no para los otros, si no para todos; como recuerdo y símbolo de agradecimiento a las personas que en el pasado nos han querido legar un mejor mundo, el cual nosotros tenemos la obligación de construir y heredar a sus verdaderos dueños algo mejor de lo que recibimos.
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[b] Alumna de la Licenciatura en Economía del Instituto de Ciencias Económico Administrativas de la UAEH.
[a] Profesor Investigador de Tiempo Completo del Instituto de Ciencias Económico Administrativas del Área Académica de Economía, UAEH.