Finanzas internacionales y crisis global

Resumen

Los mercados y el intercambio de capital tienden a seguir distintas corrientes influenciadas por las acciones que realiza el ser humano. En el último siglo, hemos sido testigos de la importancia de la bolsa de valores. Nos encontramos en una encrucijada para poder saber si esta tendencia representa un análisis o una adivinanza.


Palabras clave: Mercados, intercambio, capital, corriente, bolsa de valores, importancia, tendencia, análisis.

Abstract

The market and the exchange of capital tend to follow different currents influenced by the actions that the human performs. In the last century, we have witnessed the importance of the stock exchange. We are at a crossroad in order to know if this tendency represents an analysis or a riddle.


Keywords: Market, exchange, capital, currents, stock exchange, importance, tendency, analysis.


Desarrollo. Finanzas internacionales y crisis global

Bolsa de valores. Bolsas y especulación

Mediante una analogía con el libro Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, el autor hace hincapié en la probabilidad de generar “riquezas” a través de un modelo de conversión de plata en oro. Compara esta acción con el proceso de inversión de capital en la bolsa de valores en la era de la globalización. Introduce también al tema señalando que el protagonismo de de la bolsa es mayor dentro de los países de primer mundo y establece como primordial la importancia de los mercados y las tendencias en este ámbito.

Las compañias de responsabilidad limitada por acciones y las bolsas de valores

Aquí se habla del surgimiento de las bolsas de valores, las cuáles le manejan como uno de las más grandes aportaciones del capitalismo, la cuál consiste en que una empresa pone a la venta cierto porcentaje de valor, lo que convierte al adquisitor de este porcentaje en un accionista, y de esta manera, en un propietario de la compañía proporcional al porcentaje que adquirió

Esto marcó un gran avance en la globalización y en el capitalismo, ya que de esta manera se puede obtener un beneficio mutuo para ambas partes. Además se puso en marcha un esquema que hizo más accesible el que distintos empresarios iniciaran sus propias empresas, denominadas “compañías por acciones”, lo cuál significó una oportunidad para aquellos quienes no podrían haber iniciado su propia empresa de manera individual.

El autor habla también del proceso de separación de propiedad y administración, es decir, la separación del hecho de tener gerencia sobre una compañía y el hecho de percibir ganancias directamente. Soberón Valdés menciona:

En efecto, con el surgimiento de las bolsas se acelera el proceso de separación de la propiedad y la administración, pues el inversor en bolsa lo que adquier, en escencia, es un derecho a percibir ganancias futuras de la empresa cuyas acciones ha comprado y puede venderlas también en la bolsa cuando por cualquier razón necesite de nuevo su dinero. Como norma general, no tiene ni la posibilidad ni la intención de dedicar su tiempo a la gestión diaria de la empresa en que interviene, y si en algún momento discrepa o cree inefectiva la activida de la gerencia, símplemente venderá sus acciones. Es usual que en la Asamblea General de Accionistas de las grandes compañías que se cotizan en bolsa, la mayoría de estos sencillamente envíen un poder delegando su derecho de voto en los directores de la empresa y ni siquiera asistan a la reunión.

(Soberón Valdés, 2013, p19-20)

Soberón Valdés también aclara que esta tendencia va cada día a la alza, apoyándose los inversiores individuales de los llamados “inversores institucionales”. El valor de una acción va relacionado directamente con el valor de la misma empresa, así como el porcentaje que se desea adquirir.

Originalmente, el proceso de adquisición de acciones de una empresa se daba de manera manual. El accionista interesado, se acercaba a las oficinas de la bolsa de valores (o bien, a la misma empresa) donde interactuaba con los vendedores que ofrecían las acciones como un producto. El accionista realizaba la compra en base a las decisiones tomadas en base a análisis y también basándose en qué tanto le llamaba la atención una empresa. Hoy en día, este proceso está prácticamente desaparecido ya que el accionista lo que hace es ingresar parámetros de búsqueda en base a sus gustos o exigencias respecto a en qué empresa le gustaría invertir mediante un sistema electrónico. La computadora sólo mezcla estos parámetros y realiza la búsqueda, eligiendo una o varias empresas y realizando la inversión automáticamente.

La tendencia de los mercados tiene mucho que ver en este proceso, y es por eso que también se han desrrollado softwares gratuitos y de paga, los cuáles predicen el mercado y sugieren al accionista qué acciones debería adquirir. Por supuesto, este proceso puede no ser 100% certero, ya que los cambios en las tendencias del mercado pueden darse incluso en segundos.

Los inversores institucionales

Los inversionistas institucionales, a diferencia del resto de los inversionistas, son compañías que se dedican a buscar acciones redituables que puedas significar un ingreso. Estas empresas pueden ser compañías de seguros, fondos de pensiones, fondos de cobertura y otro tipo de instituciones que manejen este tipo de servicios. Hoy en día existe un predominio por parte de los inversores institucionales y los gobiernos de los países de primer mundo han estado estimulando a la población para frenar esto e incrementar el número de inversores individuales.

Compraventa de acciones

Una de las grandes y más comunes preguntas que surgen a la hora de hablar de acciones en la bolsa de valores es la de si la compra de estas depende del análisis o del azar. Pero antes de aclarar este punto es importante hablar del beneficio que otorgan estas acciones. Soberón Valdés nos dice:

En general, puede afirmarse que actualmente la inmensa mayoría de los inversores (sean institucionales o privados) no tienen como móvil el disfrutar de la renta futura que le pueda producir su inversión por la vía de la obtención de los dividendos de las compañías, sino obtener una ganancia de capital a corto plazo, invirtiendo en compañías cuyas acciones puedan ser atractivas en un futuro cercano para otros inversores, de manera que al incrementarse la demanda suban de precio y puedan venderlas, obteniendo un ingreso mayor que el precio que originalmente pagaron.

De esta manera, en la gran mayoría de los casos el inversor ha dejado de ser alguien interesado en obtener un rendimiento de inversión por la vía de hacerla en una empresa con una sólida posición en el mediano y largo plazo, que le permita obtener dividendos puntual y razonablemente, para convertirse en alguien cuyo único y supremo objetivo es “adivinar” cómo actuarán  en el corto plazo los demás inversores. Se considera que hay motivos (justificados e injustificados) para que los demás inversores se sientan atraídos en el corto plazo de una empresa en particular (lo cuál haría que sus acciones subieran de precio), tratará de comprarlas antes que los demás para pagar de inmediato un precio menor y venderlas después a uno mucho mayor, cuando los demás inversores acudan masivamente a comprar y provoquen un alza en los precios.

(Soberón Valdés, 2013, p23-24)

De esta manera, con un panorama más claro, es evidente la necesidad de mencionar que se necesita de un “elemento de juicio” para basarse en la decisión de la adquisición de acciones en la bolsa de valores. Muchas veces los accionistas realizan la venta de sus acciones a un precio muy bajo al considerar estas como sobrevaloradas. En ocasiones esto se convierte en un gran error ya que sin algún sustento económico y financiero, suelen desprenderse de una acción que en el futuro puede representar un gran ingreso debido a los cambios en el mercado. En estos casos, el corredor de bolsa debe incitar al accionista a jugar bien sus piezas a la hora del proceso de compra-venta, ya que el guiarse por el instintom el azar, o una adivinanza puede no ser tan efectivo como la realización de un análisis financiero, mercadológico y económico.

Influencia de las bolsas en la economía real

La importancia de estas bolsas de valores radica en qué tanto aportan a la economía de las naciones. Soberón Valdés dice que:

La capitalización total de las bolsas de valores en los países desarrollados a finales del 2004 era de 32,1 millones de millones de dólares, equivalente a casi el 80% del Producto Interno Bruto mundial, que se estima en 40,7 millones de millones de dólares. En los países de Tercer Mundo el total de capitalización de bolsas es de 5,1 millones de millones de dólares, menos del 16% de la alcanzada por los países desarrollados.

(Soberón Valdés, 2013, p28)

Hablando de este tema, el autor expresa que los procesos realizados por las bolsas de valores repercuten directamente en el capital generado por cada país. Este capital depende del número tanto de bolsas como de acciones circulando, así como del valor monetario que tengan estas mismas acciones.

También cabe destacar que las consecuencias que pudieran verse reflejadas derivadas de este proceso en la economía real se pueden apreciar siempre a largo plazo. Se citan distintos ejemplos, de los que se puede inferir que si un país tiene alta explotación de alguna industria o algún sector manufacturero, le es conveniente incrementar la inversión en todos estos sectores. Hablando más claramente, si un país depende en un gran porcentaje de el ensamblaje y exportación de automóviles, el gobierno debe incitar a inversionistas particulares e institucionales a realizar la compra-venta de acciones enfocadas a la industria automotriz, lo que generaría un ingreso que circule dentro de la misma estabilidad económica del país.

Derivados financieros

El autor trata este tema, el cuál hace referencia a todo producto que deriva de un activo subyacente, los cuáles llevan décadas con el mismo funcionamiento: no cuentan con un precio propio establecido, dependen de los mercados de valores y del capital en las naciones; por ejemplo, monedas nacionales, la gasolina, el petróleo, o una acción. Esto funciona exactamente al revés de cómo se maneja, por ejemplo, el oro; el cuál no se devalúa, sino que se mantiene en la línea sirviendo en ocasiones como referencia para calcular valores de distintos bienes o de los mismos derivados financieros.

Dentro de este tema es donde vuelve a tener lugar la especulación y el hecho de adivinar para adquirir una acción. Hay accionistas que apuestan por ciertos productos sin tomarse un tiempo para observar los precios al público de monedas como el dólar o de productos como la gasolina, lo cuál es un paso muy riesgoso ya que podría verse afectado en el futuro debido a la alza de precios de estos derivados financieros, lo cuál posteriormente disminuiría el costo de su acción y complicaría la venta de la misma.

El autor también menciona que estos derivados pueden parecer inofensivos para los compradores y que el cambio en su precio reflejado en centavos puede interpretarse como un hecho que no genere el mínimo riesgo para una empresa. Pero recomienda no perder la pista con estos mismos, ya que un pequeño cambio en una cifra puede crear un verdadero caos a largo plazo en cuanto a ganancias.

Conclusiones

Por último, contamos con un breve apartado que concluye todo lo referente a lo que se vio en este capítulo, el cuál está dividido en diversos puntos:

  1. Primero se hace énfasis en que las empresas de responsabilidad limitada impulsaron el crecimiento del capitalismo, así como la creación de las bolsas de valores.
  2. La actividad de la bolsa de valores se ha visto beneficiada con distintas actividades económicas, todo a largo plazo. Ningún país o empresa puede enriquecerse en un solo giro de la noche a la mañana.
  3. El inversor está generalmente mentalizado a que sus ganancias deben verse reflajas a corto plazo, lo que hace que se olvide de sus privilegios a mediano y largo plazo con sus acciones.
  4. Los medios de comunicación hacen que las distintas tendencias se movilicen más rápidamente, lo que hace que se pueda poner en riesgo cualquier economía con mucha facilidad.
  5. Los inversores instituacionales hoy en día controlan el negocio y son quiénes toman las verdaderas decisiones enfocadas al dinero perteneciente a personas que no conocen el destino y funcionamiento del mismo.
  6. El surgimiento de derivados financieros también puede llegar a poner en riesgo las economías.
  7. La especulación, así como los escándalos financieros representan una gran amenaza para el funcionamiento de los mercados, especialmente en economías de primer mundo.

 

Referencias bibliográficas

Soberón Valdés, F. (2013). Finanzas Internacionales y Crisis Global. La Habana, Cuba: José Martí.


[a] Profesor investigador del área de Administración de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Perfil PRODEP, duana@uaeh.edu.mx