Las repercusiones de la posmodernidad en el trabajo del científico

Resumen

La ciencia se ha articulado bajo la idealización de que se encuentra alejada de lo social, principalmente los representantes de tal postura son los científicos de las ciencias naturales, quienes trabajan con conceptos abstractos, utilizan un lenguaje propio y desarrollan su investigación dentro de laboratorios. Sin embargo, son influenciados de la misma manera que cualquier miembro de la sociedad, en es este sentido conviene analizar qué sucede con los científicos en la etapa de la posmodernidad, caracterizada por una individualización, la búsqueda del placer que convergen en la ruptura de la ética del trabajo planteada en la modernidad.

Palabras clave: Ciencia. Posmodernidad. Individualización. Ética/estética.

Abstract:

Science has been constructed under the belief that it is far from being seen as social. Scientists who support such perspective are mainly those related to natural sciences and work with abstract concepts. They make use of their own language and carry out their research inside laboratories. However, they are influenced in the same way as any other member within society. In this sense, it is convenient to analyse what happens with scientists in the postmodern era, which is characterised by the individualisation, the seeking of pleasure that merge together in the rupture of work ethics posed in modernity.

Keywords: Science. Postmodernism. Individualization. Ethics/aesthetics.

Introducción: Ciencia y sociedad

La sociedad evoluciona en la medida en que sus miembros comprenden mejor su entorno, pensemos en esos grupos que atinadamente Durkheim (2002) identificó con base al desarrollo de las sociedades. En primer lugar, aparecen los grupos con un menor conocimiento que tienden a tener una organización más simple, donde cada uno de sus integrantes tiene una función que es vital para el grupo a ello le llama solidaridad mecánica. Mientras los grupos más complejos con un conocimiento más diversificado y con una mayor población, tendrán que organizarse atendiendo principalmente a su rol dentro de la sociedad y a la función que se le establezca, a ello le llama solidaridad orgánica.

Es dentro de las sociedades con solidaridad orgánica donde cada vez que la ciencia avanza el conocimiento de los individuos se diferencia, se particulariza y se aleja en muchos casos del mundo social, lejos se encuentra la noción intersubjetiva que alude Alfred Schutz (2003) donde cuando se descubría algo nuevo se discutía con el grupo social y se determinaba si era falso o verdadero. En cambio, el científico[1] tiende apartarse constantemente del mundo social, por ejemplo, el mundo de la ciencia tiene un lenguaje exclusivo que privilegia a los que lo pueden entender.

Los científicos se apartan del mundo de la vida cotidiana, pero no se dan cuenta que se encuentran inmersos en un ámbito completamente social, “las cualidades individuales y morales son las que deciden no si uno puede llegar a ser científico, sino a que nivel lo será” (Heller, 1987:197). Este aspecto es muy interesante, ya que demuestra que los científicos le deben mucho de lo que son a la sociedad y sí lo pensamos bajo otros términos la misma noción de ser científico no existiría si la sociedad no los hubiese dotado del monopolio del conocimiento legítimo (algunos siglos antes ese monopolio era controlado por la iglesia).

Pese a ello, los científicos se miran a sí mismo como personas diferentes a los demás miembros de la sociedad, pareciera que tienen un poder parecido al que tenía la religión: algo sagrado que los mundanos no pueden entender.

Creo que la sociedad valora la ciencia y la aprecia, pero nuestra sociedad no está lo suficientemente desarrollada para reconocer las características de la ciencia… en sus aspectos generales… La gente debería saber qué es ser científico… Yo creo que el laboratorio es nuestro lugar de trabajo y no debe ser un refugio para desentendernos del mundo (Aznar, 2013: 105).

El anterior testimonio demuestra que cada vez los científicos se alejan  más de lo social. ¿Por qué lo hacen? La respuesta a tal pregunta tiene que ver con la dinámica que se genera en la producción de la ciencia, de esta manera, el objetivo que persiguen es el reconocimiento de los científicos, demostrar a los otros que sus investigaciones son más importantes y en esa medida distinguirse. Pierre Bourdieu (2000) analiza la ciencia con su propuesta de la teoría de los campos, encontrando que la ciencia tiene un orden y coherencia dentro de sí, tal cual que posee una estructura propia con componentes que la particularizan respecto de cualquier otra institución social, así identifica un concepto central, me refiero el campo científico.

Sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas (en las luchas anteriores), es el lugar (es decir, el espacio de juego) de una lucha competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente definida como capacidad técnica y como poder social, o si se prefiere, el monopolio de la competencia científica que es socialmente reconocida a un agente determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente (es decir, de manera autorizada y con autoridad) en materia científica. (Bourdieu, 2000: 11-12).

Así, el campo es una entidad autónoma con reglas claras y sobre todo no es neutral, sino que está inmerso dentro de continuas luchas, pero bajo una lógica que es diferente a los demás campos. Bourdieu detecta que las luchas se dan en espacios académicos donde se legitima el carácter simbólico del científico, justamente lo que se pone en lucha es el capital científico. “Este poder, que funciona como una forma de crédito, supone la confianza o la fe de los que lo soportan porque están dispuestos (por su formación y por el mismo hecho de la pertenencia al campo) a conceder crédito y fe” (Bourdieu, 2003:65-66).

Cómo se puede ver la construcción de ciencia es una lucha individual más que colectiva, los premios por tal motivo son tan codiciados y sobre todo ahora lo que se encuentra en juego son los recursos económicos. En los planteamientos de la construcción de la ciencia, se luchaba justamente contra estas desviaciones, por ejemplo, pensemos en la concepción de paradigma de Thomas Khun: “Considero a éstos como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica” (Khun, 2004: 6).

En su definición nos encontramos lo que Schutz (2003) hablaba acerca del conocimiento, el cual para avanzar tiene que ser compartido, intersubjetivo; de tal modo, que los miembros cambiarán de metodología, de técnicas y de conceptos una vez que todos signifiquen lo que les rodea de la misma forma. Por lo contrario, en el mundo actual es difícil hablar de paradigma, se habla de paradigmas o ciencias multiparadigmáticas, y cada vez más se cae en el eclecticismo. Puesto que cada científico trata de ser original y diferenciarse del resto, una de las formas de conseguir el tan prestigioso capital científico.

Robert K. Merton (2002) enfatiza que dentro de las universidades se conforma un ideal de ser: un ethos científico, el cual siempre trata de ir acorde con lo que la institución le establezca y contribuye a mantener un estado positivo de las instituciones, por ejemplo, en los científicos debe prevalecer el desinterés (no debe buscar otras ofertas afuera de la institución), otro elemento es el comunismo donde lo que se descubra pertenece a la institución no a los científicos: “los derechos de propiedad en la ciencia son reducidos al mínimo por razón de la ética científica” (Merton, 2002: 42).

Pese a ese ethos ideal de Merton, en nuestros días se puede encontrar la tendencia a que los individuos tienen el mismo o mayor reconocimiento que las propias empresas a las que trabajan. Por ejemplo, el nombre de Steve Jobs es imposible no asociarlo a Apple, lo mismo se detecta en el caso de Mark Zuckerberg en Facebook o Bill Gates cuando se piensa en Windows. Tal proceso es reciente, no tiene que ver con algo negativo o positivo, lo único que demuestra es que cada vez nos estamos adentrando a una etapa donde hay muchos cambios y no los percibimos como tales; la forma de ser y vivir tan sólo unas décadas atrás, para las personas del presente ya no tiene sentido.

A lo largo del siguiente ejercicio se abordará el papel de los científicos en esta nueva etapa de la sociedad que algunos autores conceptualizan como posmodernidad, principalmente se recupera la noción de ética posmoderna que alude a un cambio de los valores en las sociedades, con ello se podrá entender cómo es el científico en nuestros días. Para ello, en primer lugar, se discuten brevemente los planteamientos de Lyotard, Bauman y Lipovetsky, y en una segunda etapa se rescatan entrevistas de científicos y acontecimientos que ejemplifican tal ética posmoderna, con ello una reciente modalidad del quehacer científico.

La revolución neolítica con la que se condensa todo lo descubierto durante la prehistoria de la humanidad y comienza la historia; la revolución científica del siglo XVII que dará origen a la revolución industrial… finalmente la actual revolución científico-técnica, consecuencia de la aplicación consiente y por primera vez del método y la rutina del trabajo cotidiano al científico. (Hawking, Mlodinov y Jou, 2010:32)

Distintas miradas sobre la posmodernidad

Referirse al concepto de posmodernidad puede ser complicado, algunos dirán que es un concepto ambiguo y otros que no existe, sobre todos en nuestros países latinoamericanos; pese a las distintas opiniones me parece prudente tratar de comprenderlo y formular una propia interpretación del término. 

Uno de los autores que se refirió a este concepto fue Jean-François Lyotard (1992), quien lo caracterizaba como un momento de la etapa en la historia de las sociedades donde el capitalismo había cambiado su dinámica: “lo que el capitalismo hace hoy es explotar una fuerza que hasta ahora había desperdiciado, la del lenguaje…” (Lyotard, 1992:2), para ello se ayuda de las nuevas herramientas de la información, haciendo que se subjetívise de forma natural una forma de entender la realidad que tiene características alienantes.

Ese es otro punto clave, es un mundo donde se aprecia el sin sentido proveniente de una época donde impera el narcisismo y es que todo lo que le daba fundamento social deja de ser legítimo, pensemos en esos grandes meta-relatos como la religión, la educación o la democracia; todos ellos carecen de sentido en nuestros días, lo que nos da soporte es lo que proviene del individuo, de sus experiencias propias o del conocimiento que obtiene de los medios de comunicación.

Y es en el lenguaje donde este sentido se reproduce, nos percatamos que el futuro es algo incierto y vemos el pasado con nostalgia, porque es algo que en nuestra época se mira como algo que no podría existir (no tendría sentido). Nos encontramos con una etapa en donde los sujetos parecerían ser dueños de su propio destino y donde parecerían romperse los vínculos del individuo y sociedad.

Para Michel Maffesoli (2000) nos encontramos en una etapa donde los valores que eran los pilares de la modernidad ya no forman parte del núcleo central de nuestra vida cotidiana, la razón que era el motor de la civilización, el progreso como fin teleológico de las sociedades y el trabajo donde se combinaba lo individual para su uso social, constituyen una ruina en nuestra vida cotidiana.

En nuestros días es cada vez más común observar elementos premodernos (por ejemplo, la medicina, las creencias, las costumbres e incluso la comida), relegados por la modernidad vistos como irracionales, ahora emergen y con ello todo un conjunto de formas de vivir y entender la realidad: “la posmodernidad sería a la vez el reconocimiento de algunas cosas que se terminan y la emergencia de otra manera de vivir, de otra manera de estar juntos” (Maffesoli, 2000:254).

Sociedades cada vez más pluriculturales, cada quién compone su propio destino; por ejemplo, el estado no puede resolver los problemas y la solución se encuentra en lo local. Uno de los elementos donde más se puede ver dicha etapa se encuentra en la identidad, en la modernidad se creía que era una construcción social interiorizada por los individuos, ahora con las identificaciones cada uno parecería elegir quién desea ser.

Una vez más, no hay una simple identidad profesional en la base de toda una carrera sino una multiplicidad de elecciones, de decisiones, de pasos, de un trabajo a otro, algo que va a resquebrajar la identidad profesional y que va a introducir de nuevo la noción de identificación… Y yo diría que este estallamiento del individuo en una multiplicidad de potencialidades es la gran pista que hay que comprender (Maffesoli, 2000: 263-264).

Entonces la idea de posmodernidad vendría acompañada de la exacerbación individual, lo que Gilles Lipovetsky (2003) conceptualiza como el hiperindividualismo, lo que impera es la idea de que lo privado es lo público y por lo tanto existe una perpetuación del placer individual.

Es curioso puesto que los sujetos han satisfecho todo lo que las sociedades de hace un siglo demandaban: educación, crecimiento de vida, democracia, tecnología, la religión; pero somos más dependientes, necesitamos más trabajos para poder satisfacer nuestras necesidades, existe un aumento de suicidios y cada vez existen más centros sobre algún trastorno psicológico de los sujetos (las adicciones de alimentarse adecuadamente, hacer ejercicio, juegos de casino e incluso para superar rupturas del amor).

Los individuos hipermodernos están más conscientes de la necesidad de comportamientos responsables, pero en sus primeros pasos son muy irresponsables, están mejor informados, y más desestructurados, son adultos inestables, más abiertos, pero más influenciables, más críticos, pero a la vez más superficiales, más escépticos y por supuesto, menos profundos (Tamés, 2007:51).

Individuos cada vez más preocupados por su felicidad ante un Estado que pierde peso; y donde ya no se necesitan los dispositivos de Foucault, ahora cada sujeto se vigila a sí mismo; “la responsabilidad a remplazado a la utopía festiva” (Lipovestky, 2007:27). 

Sobre todo, lo que guía a los individuos es satisfacer sus necesidades, por medio del consumo; incluso el capitalismo cambia, su eje central son los consumidores “la fase tres [hipermoderna] aparece como el momento en que los dispositivos fordianos se combinan con el desarrollo del sector terciario y la individualización galopante del consumo” (Lipovestky, 2007:71). El consumo y la sensación de experimentar algo nuevo será lo que dominé nuestras vidas (el no poder experimentar esas sensaciones u objetos harán que el sujeto sea infeliz).

Tal infelicidad en muchas ocasiones es combatida por los individuos, comprando cosas a crédito o trabajando el doble de horas para poder ostentar para sí mismo un producto; la naturalización de estos fenómenos ha hecho que se perciba como un elemento normal de los estilos de vida actuales.

Zygmunt Bauman (2000), nos ayuda a entender el proceso mediante el cual las sociedades pasaron de ser productoras a un estadio de consumo, eso en gran medida recayó en la ética del trabajo, la cual generaba que los individuos se involucraran en sus tareas por medio de un vínculo social, es decir, el trabajo repercutía en la manera en que me percibían los otros: “Trabajar es bueno; no hacerlo es malo” (Bauman, 2000: 17).

El trabajo unía la esfera individual con lo social, dentro de un sistema de producción, el trabajo era el centro de referencia de la vida de los sujetos, lo que te hacía ser parte de la sociedad. Sin embargo, con el paso del tiempo eso se modificó, “La nuestra es una sociedad de consumidores” (Bauman, 2000: 43). Así se pasa para el autor a una individualización que se traduce en una estética del consumo (se contrapone a la ética del trabajo), su principal premisa es vivir nuevas experiencias placenteras sin importar las necesidades.

Por qué es la estética, no la ética, el elemento integrador en la nueva comunidad de consumidores, el que mantiene su curso y, de cuando en cuando, la rescata de sus crisis. Si la ética asignaba valor supremo al trabajo bien realizado, la estética premia las más intensas experiencias. (2000: 55)

Tal cambio constituye un resquebrajamiento del sistema de la primera mitad del siglo XX, en su contra encontramos la idea de trabajo ligado a satisfacciones, los trabajos deben ser divertidos deben de dotarme de sentido, donde los referentes para ser son los personajes que aparecen en los programas de televisión. Los que no cumplan estos cánones estarán destinados a ser consumidores defectuosos, personas infelices que sólo miran desde el aparador sin poder disfrutar lo que los que poseen esos objetos o experiencias.

La desigualdad y la exclusión irán acompañadas, las personas cada vez tendrán que cumplir con un lenguaje propio ligado a marcas o a lugares, mientras que las personas que no comprenden ese lenguaje se encontraran fuera; de la misma forma que una persona ingresa a un lugar donde hablan otro idioma y utilizan otros símbolos, y es que en nuestras sociedades la historia parecería ir más rápido.

Es un mundo donde el futuro no se vislumbra, solo importa lo inmanente o en otras palabras el aquí y el ahora. De esta manera, de acuerdo a los autores señalados se pueden encontrar tres elementos tres elementos característicos de la posmodernidad que son visibles en el mundo de la vida cotidiana: a) el surgimiento del individuo como pieza clave, b) la ruptura con lo social y el surgimiento de lo subjetivo (ligado a los intereses de cada uno), c) el consumo emocional ligado a satisfacer nuevas experiencias.

En nuestras sociedades se pueden detectar tales elementos, ligados a fenómenos específicos, es el caso de los científicos donde cada vez sus investigaciones son más individuales y responden a intereses meramente individuales. Por lo cual, conviene reflexionar acerca de su papel y como esta etapa social afecta su práctica científica.

La individualización del científico

El ideal del científico que nos ayudaría a entender mejor nuestro mundo parecería ser una utopía, los científicos cada vez más tratan de responder a lo que les demanda las instituciones en las que laboran (artículos, conferencias, horas frente a grupos), esto hace que sea imposible dedicarse exclusivamente a la investigación.

Un científico necesita reportar lo que le demanda no sólo a la institución en la que labora (en este caso la UAEH) sino, es el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), su principal jefe; para seguir perteneciendo al sistema nacional de investigadores debe cumplir con ciertos requerimientos que se vuelven agotadores[2]. Al estar dentro de dichos espacios todo el tiempo, sus intereses no serán los mismos que cualquier individuo del mundo de la vida. La individualización de los científicos tendrá que ser dentro de esas relaciones, donde los demás entiendan la felicidad bajos los mismos parámetros y la infelicidad pueda ser relacionada con valorizaciones que solo cobran sentido dentro de este espacio, por ejemplo, el tipo de cotilleo que interioriza el trabajo del científico que ha ganado un reconocimiento u obtenido un financiamiento para su investigación.

Uno de los rasgos que apareció en la modernidad es la racionalización, el hombre paso a controlar todo lo que se encontraba a su alrededor y a formar grupos más organizados, dentro de la ciencia los avances surgieron de la comunicación, es decir, del debate. Mientras que en la proto-ciencia, era el acuerdo consensuado, en general mediado por un sabio que hacía que el conocimiento fuese legítimo.  Para ello se ayudaba de analogías y dotó a la naturaleza de vida humana, una deidad que debía respetarse y de la cual uno quedaba a la deriva ante sus cambios de humor. “La ignorancia de las formas de actuar de la naturaleza condujo a los antiguos a inventar dioses que dominaban cada uno de los aspectos de la vida humana” (Hawking, Mlodinow y Jou, 2010: 9).

Incluso esos dioses que menciona Hawking eran seres sociales, se molestaban o alegraban de acuerdo a lo que los grupos sociales hacían. Con el paso del tiempo, el ser humano comprendió que eran hechos dados al azar, existían regularidades y sobre todo se podían predecir, así se establecieron leyes científicas que se volvieron invariables.

Es con este proceso cuando la ciencia se comienza a realizar de forma individual, los científicos se refugian en sus laboratorios, nunca sus descubrimientos se debaten de forma pública para que sean legítimos. Dentro de los centros de investigación, la individualidad se puede encontrar en el tipo de investigaciones que hacen, con quiénes las hacen y el fin que buscan con cada investigación.

La tendencia en cuanto a realizar investigaciones es cada vez más en pares, pero pareciese que esos pares al establecerse en otras universidades son la llave para que uno logré ingresar a esos espacios (de nueva cuenta un objetivo individual). Al final dentro del campo de la ciencia, los conocimientos se perciben como lo más valioso algo que no se puede obtener tan fácilmente, por ello, los científicos se ayudan de estrategias para convencer, se encargan de reclutar individuos (estudiantes) para que los demás acepten sus enunciados y presentar su poder simbólico ante los demás investigadores (Golombek, 2012).

Medawar (2013) en su libro Consejos a un científico afirma: “Los científicos, cómo los deportistas y los escritores, andan tras una gran variedad de premios y de recompensas” (Medawar, 2013:146). Para alcanzar dichos reconocimientos se requiere más de apoyo social más que del trabajo intelectual, es decir, la necesidad de contar con personas que funjan de patrocinadores y que den a conocer los resultados de la investigación.

Éste es un punto central, los científicos con el paso del tiempo y gracias a que en los países latinoamericanos el salario no es digno, se dedican a hacer otras cosas que investigación. Marcelino Cereijido (2011), menciona que en una investigación argentina que se realizó durante los setentas, se descubrió que el 50% de los científicos se encontraban ocupados en el sector administrativo (puestos como directivos o secretarios). Lo que hace que en muchos casos no cumplan adecuadamente ninguno de los cargos, por ejemplo, los grandes científicos que los ubican de pronto en un puesto alto de una institución como directores; el error es que al hacer esto, se convierten en malos científicos y pésimos administradores.

Muchos investigadores tienen fuerte inclinación a posponer la tarea científica para asistir a desayunos, comidas y juntas en plena jornada de trabajo, en los que se analizan presupuestos, becas, organización de bibliotecas, construcciones, publicaciones, promociones, intercambios, homenajes, visitas. Los científicos no están fuera de la realidad tienen la misma visión del mundo que los demás mortales y, en consecuencia, la investigación a veces no es prioritaria ni siquiera para ellos mismos… (Cereijido, 2011:161)

Exactamente, al igual que los demás individuos, los científicos son movidos por los deseos y las pasiones, tal y como afirman Lipovetsky (2003) y Bauman (2000), se pasa de una ética del trabajo a una estética del consumo. Dentro del último rubro se pueden introducir los premios que hacen los grandes y distinguidos organismos institucionales, el sentido no es sólo el obtener el reconocimiento, sino lo que acarrea consigo.

Así, se lucha no sólo por el prestigio sino por el lujo de tener esos premios para sí mismos, en segunda instancia se encuentra el factor social (me refiero a la identificación de la sociedad del valor del científico). Por el otro lado, podemos encontrar las estancias y congresos, donde igual se convierten en experiencias individuales ligadas al lujo, e ellas se asiste en mayor medida acompañado para disfrutar mejor esas experiencias.

Tal elemento se refiere al consumo emocional caracterizado por una subjetivación de la felicidad y la volatilidad del mismo, tal es el caso, en cuanto estancias o congresos siempre se desea más (son tan pocos los días), los científicos no terminan una estancia cuando en sus planes aparece ir al siguiente congreso, mientras sea en lugares más exóticos mejor:

La búsqueda de experiencias intensas y diferentes que se ha incorporado de manera tan íntima a las definiciones contemporáneas del romance se traduce a su vez en ese panorama de paisajes naturales y lugares exóticos… nos incita a ser consumidores de ocio, turismo y romance, sugiriendo que abandonemos la temporalidad lineal del trabajo para sumergirnos en un presente intenso de placer y recreación (Illouz, 2009:133)

Esto nos lleva al último punto, ser científico al igual que cualquier otro trabajo (y cualquier construcción social), pierde el sentido de moral que se percibía antes, no es curioso que un tema sumamente debatido en la región sea el de propiedad intelectual. El problema radica en que quienes controlan el acervo de conocimiento y los instrumentos para patentar sean los que se encuentran en países desarrollados, haciendo que los científicos de países en vías de desarrollo tengan que buscar por cuenta propia todos los recursos para hacer investigación (Sagasti, 2011).

La estructura de la ciencia hace que por inercia la producción científica de los países menos desarrollados sea poco reconocida y que el conocimiento mantenga una desigualdad de la misma manera que la tecnología y la innovación. Lo cual nos lleva a pensar que el mundo de la ciencia poco o nada tiene que ver con la sociedad, esa esfera de la realidad es más afectada por lo social que viceversa.

¿Pero vivimos en sociedades donde es imposible vivir sin la ciencia? Algunos dirían que dependemos más de la ciencia en esta época que en anteriores.   Entonces tenemos que pensar que los saberes tradicionales cada vez resurgen y en muchos casos se mezclan con el conocimiento científico, por ejemplo, la medicina a la carta que puede conjuntar saberes orientales y medicina científica. Vivimos en un mundo donde necesitamos más tecnología, pero eso no viene del mundo de la ciencia son requerimientos que la sociedad pide a gritos y que las grandes empresas responden mediante más opciones tecnológicas para consumir.

Ante este vacío al igual que otros aspectos de la posmodernidad se añora el pasado, (a los grandes científicos), las grandes mentes que ahora se ven como individuos sagrados que difícilmente sus trabajos se van a repetir en la historia (sus vidas se comprenden como únicas). Algo paradójico puesto que vivimos en una sociedad donde el conocimiento es más factible y más personas tienen la posibilidad de llegar a ser científicos, lo cual nos lleva a pensar en el elemento social y el individual (subjetividad), cómo factores que repercuten en la creación y desarrollo de la ciencia. 

Conclusiones

Al igual que cualquier institución social, la ciencia ha tenido diversas modificaciones dentro de sí, no podemos considerarla como una construcción lejana del mundo de la vida cotidiana. Quizás su acérrimo rival, la región, es más probable que se encuentre en un ámbito alejado de lo social, puesto que cómo Durkheim (2009) lo aludía, la separación entre lo sagrado y lo profano demarcan los límites de los seres humanos, siendo el primero una región que pocos podían interpretar.

Mientras que, al interior de la ciencia, “la práctica de la ciencia es, esencialmente menos sagrado y más profano que la fuente misma” (Bloor, 2003: 92). Es decir, la ciencia se presenta como algo sagrado, pero tiene su naturaleza en lo profano (en los individuos que hacen investigación) y esa es su gran contradicción, es en lo profano donde los científicos reciben toda la influencia social y de alguna manera eso contamina un conocimiento que tiene el estereotipo de ser puro.

En la llamada posmodernidad esto tiene más repercusiones puesto que surgen elementos tales como el individualismo, la ruptura con lo social y el consumo emocional ligado a satisfacer nuevas experiencias; estos elementos generaron un cambio en instituciones como la educación, la economía, la política e incluso la religión. ¿La ciencia puede permanecer al margen de ésta transformación? Lo ha tratado de hacer, pero es una pelea que no tiene caso, la derrota es inminente (ello tiene que ver más con su interior que con el exterior —la sociedad—).

En primer lugar, como se ha mencionado, los científicos son seres sociales con todas sus fallas y sus virtudes que eso pueda acarrear dentro de la creación de conocimiento y, en segundo lugar, la burocratización de la ciencia ha sido un factor social que cambió el campo (donde los científicos tienen que preocuparse con cumplir ciertos aspectos antes que generar investigaciones). Los dos aspectos se combinan en la posmodernidad generando un individuo que quiere tener más recursos para poder tener prestigio y generar investigación, sentir el lujo de ganar reconocimientos, viajar y consumir.

Finalmente, la reflexión terminaría por dilucidar un camino para contrarrestar tal fenómeno social, un elemento fundamental en nuestra formación cómo seres sociales son los valores que interiorizamos cuando nos encontramos en una etapa infantil. Es difícil, no sentir tristeza o impotencia cuando sabemos de una injusticia o cuando en nuestra vida cotidiana vemos un acto que nos hace sentirnos tristes ante una desgracia que le sucede al otro; son esos valores que de alguna manera no entran dentro de la racionalidad (costo-beneficio) y que poco a poco se han olvidado.

Es ese factor humano que puede contrarrestar ese individualismo, de tal manera que es dentro de los mismos científicos donde se encuentra la clave, paradójicamente al tener más influencia social cada vez más se alejan de contribuir a la sociedad. No es difícil deducir tales aspectos, las condiciones de nuestro estado y del país así lo dicen; por lo cual se necesita que asuman su responsabilidad, mirar las condiciones de la sociedad y cómo pueden ayudar, sólo así se podrá reciclar el sentido de ser científico.

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[1] Conviene aclarar para fines del texto, qué por científicos, me refiero a los de las ciencias naturales que guardan en sus investigaciones una estricta objetividad, tienden a manejar conceptos muy abstractos y se refugian en laboratorios de investigación, por ello, la noción planteada de que parecería, a primera instancia, que se alejan del mundo social.

[2] Por ejemplo, para pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), los científicos deben de presentar una serie de requisitos, entre los que se encuentran: investigación, publicaciones, congresos, docencia, direcciones de tesis, entre otros.


[a] Licenciado en Sociología y estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Correo-e: acmed7@gmail.com