La ciencia social ahora
Reseña a Conocer el mundo, saber el mundo: El fin de lo aprendido. Una ciencia social para el siglo XXI de Immanuel Wallerstein


Immanuel Wallerstein es sociólogo y director del Centro Fernand Braudel en la Universidad de Binghamton, precursor de la reflexión crítica Sistema Mundo. Ha escrito diversas obras en torno a la crisis del sistema mundo capitalista y la urgencia de repensar las ciencias sociales. Actualmente encabeza la Comisión Gubenkian y durante dos décadas dirigió el Centro Fernand Braudel en la universidad de Binghamton.

La obra que reseñamos se integra de una serie de discursos y conferencias pronunciadas por Wallerstein entre 1988 y 1997 en universidades, congresos y simposios del ámbito sociológico. La coedición de Siglo XXI con el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, se lográ gracias a la participación del autor como investigador de dicho centro de investigaciones en la UNAM a principios de 1998.

Es importante mencionar que Conocer el mundo, saber el mundo: El fin de lo aprendido, al ser un trabajo de fines del siglo XX analiza las crisis planetarias desde la perspectiva inmediata que vive el autor y propone escenarios proyectados hasta mediados del siglo XXI, los cuales pueden ser distintos a los que se viven hoy. Sin embargo, Wallerstein no mira una historia lineal sino, a través de un ejercicio crítico riguroso, logra una perspectiva total de larga duración, la cual, más que explicar que va a suceder en el futuro inmediato, nos lleva a la reflexión crítica sobre las problemáticas más urgentes que deben resolver los científicos sociales contemporáneos.

La obra se divide en dos “mundos”: el del capitalismo y el del saber. En el primer mundo Wallerstein desarrolla en ocho capítulos las crisis del moderno sistema mundial en torno al capitalismo, el progreso, la democracia, la caída del liberalismo y los problemas medioambientales. En el segundo mundo el autor se enfoca en las paradojas epistémicas de las ciencias, la crisis de las ciencias sociales y todas las problemáticas que no han resuelto los científicos sociales en doscientos años.

El autor nos habla de un mundo sin certezas, donde los sistemas históricos se encuentran agotados y el equilibrio del moderno sistema mundial se encuentra amenazado por pequeños eventos que producen grandes efectos. En contraparte Wallerstein alienta al lector a confiar en las posibilidades que alumbran la creatividad humana y de la naturaleza frente a las incertidumbres.

En el capítulo primero desarrolla el autor una interpretación histórica contemporánea en torno a las ciencias sociales y el comunismo, en el cual desarrolla el conjunto de valores de los estados dominantes entre 1848 y 1917, y denomina “geocultura del sistema mundial emergente”. En ese sentido el autor visualiza un mundo más violento que el de la guerra fría, con una migración sur – norte más intenso que las dadas desde hace 500 años, el crecimiento de la polarización demográfica y la democratización del mundo en detrimento de la posibilidad de los estados para frenar las crisis.

En el segundo capítulo Wallerstein nos habla de los movimientos de liberación nacional y antisistémicos. Respecto a ello destaca un paradójico fracaso de dichos movimientos frente al capitalismo, ya que no se logra alcanzar la libertad total debido a los intereses capitalistas, que a su vez se enfrentan a una serie de tendencias que amenazan la acumulación interminable del propio capital: la desruralización del mundo; crisis ecológica; democratización del mundo y la pérdida del poder estatal en el mundo de transición que ocasiona la lucha de los movimientos de liberación nacional versus los privilegiados.

Seguidamente Wallerstein enfoca la mirada en el ascenso del Asia oriental y la otra parte del tercer mundo, tema tratado en el tercer capítulo de su obra, donde desarrolla como la economía mundo capitalista impulsada por la acumulación interminable de capital comienza a mover su centro hacia Japón y China. Al respecto propone que se está dando un movimiento de la economía-mundo del centro a las periferias originado por ritmos cíclicos asimétricos que, si bien no modifican las relaciones de desigualdad dentro del sistema, sí han generado pequeños cambios, pero significativos. Ante esto Wallerstein observa que la tensión entre las zonas domianates podrían derivar en una nueva zona hegemónica que podría ser Asia Oriental, cuestionándose si será bueno para el mundo o sólo para esa región.

El capítulo cuarto articula los dilemas del capitalismo en transición, donde aborda principalmente los temas del Estado y la soberanía. Al respecto el autor señala el debate sobre el escape del control estatal por parte de los capitalistas y su aumento en las últimas décadas. También menciona la gran contradicción de este sistema histórico: la gente busca la preservación y remediación del medioambiente y continuar con su consumo material; ambas en creciente magnitud, ambas bajo la misma promesa de progreso capitalista. Sin embargo, a pesar de esta gran contradicción que no deja una salida en el sistema histórico actual, Wallerstein mira con optimismo la situación al proponer un inicio más que un final. 

En el capítulo sexto Wallertein plantea una reflexión sobre la condición entre el liberalismo y la democracia, sobre su compatibilidad o incompaibilidad. Para ello parte del análisis de la economía-mundo capitalista como idea de progreso conquistada por el liberalismo. Dicho sistema es desigualitario y polarizador tanto en lo económico como en lo social. ¿Deja afuera a la democracia? Respecto a lo anterior, el autor realizo un análisis histórico partiendo de mediados del siglo XIX el liberalismo, como respuesta a las revoluciones izquierdistas, inserta la democracia como parte de un estado de bienestar.

La problemática expuesta en el capítulo sexto gira en torno a los que no tienen derechos y buscan ingresar al estado de bienestar, generalmente dado de sur a norte, esto ha generado que los liberales traten de contener el flujo migratorio, mientras que los demócratas lo alientan. Wallerstein reflexiona si el liberalismo implica la libre competencia y al competir se excluye, pero la democracia garantiza dar las mismas oportunidades a los competidores, nos encontramos en una espiral contradictoria. A la par de esto, también se observa la amenaza de lo aquellos que no quieren ni inclusión ni competencia. El neoliberalismo se asoma.

Siguiendo el hilo de los capítulos anteriores, en el capítulo séptimo, se toca el tema de la ciudadanía en torno a la integración y la marginación. En este tema se destaca nuevamente la contradicción como signo de nuestros tiempos, donde la imperfección de la racionalidad devela un sistema mundo excluyente a través de su mayor promesa que es el estado de bienestar sólo para los ciudadanos. En ese sentido Wallerstein resalta la importancia de construir un nuevo sistema histórico que deje de lado el concepto de ciudadano por otro concepto que sea incluyente.

Wallerstein en su capítulo octavo presenta la problemática de la búsqueda de un lenguaje apropiado para el análisis de la realidad social bajo un título contundente “¿Cambio social? El cambio es eterno. Nada cambia jamás. En este apartado el autor desarrolla los procesos de transformación sistémica del moderno sistema mundial y señala como a través de la historia se han presentado extinciones de sistemas históricos. Al respecto considera que los científicos sociales están en una posición adecuada para enfrentar el reto que exige el mundo contemporáneo.

La segunda sección del libro que hoy nos compete inicia con el capítulo noveno donde analiza históricamente a la ciencia social desde sus inicios basados en la mecánica y la filosofía newtoniana hasta la subsecuente desilusión de la sociedad ante las promesas incumplidas de resolver los problemas. Wallerstein plantea cómo la ciencia empírica dejó de ser un modelo para la reflexión intelectual a ser un dogma que será copiado en adelante. Dicha problemática se plantea como estrategia del liberalismo, como parte de sus políticas para manejar las demandas de la sociedad a través de las personas más competentes elegidas por mérito, mérito de la clase intelectual dispuesta a centrarse en temas prácticos. Así podemos leer que la ciencia social nace como parte del proyecto liberal, la cual no tuvo la capacidad de encarar las distinciones entre la racionalidad formal y la racionalidad material. Al respecto el autor invita a replantear la ciencia social.

El desarrollo del capítulo décimo, gira en torno a la homogeneidad y heterogeneidad en las ciencias sociales, su diferenciación y reconstrucción. En esta sección Wallerstein hace una crítica a la división de las disciplinas, la cual, en el camino por la búsqueda de la verdad universal, no da cabida a otras propuestas teóricas sobre lo que constituye la verdad. Derivado de la fragmentación de la ciencia social, el autor señala la imposibilidad de una comprensión de fenómenos complejos por la propia hiperespecialización. Llama la atención del lector a reflexionar sobre la separación de ciencia y filosofía como una de las causas principales de la crisis de conocimiento actual.

El origen del eurocentrismo en las ciencias sociales se sitúa como reflexión principal del capítulo décimo primero. Ante ello destaca como principales problemáticas la imposición de conceptos universales como civilización, progreso y categorías de estudio para los estados periféricos que promueven la exclusión mediante la diferenciación científica.

En el desarrollo del décimo segundo capítulo Wallertein insiste en las consecuencias de la exclusión de la filosofía en las ciencias. Desde su origen en la ilustración hasta nuestros días, se han alejado lo bueno y lo verdadero, como si no fueran parte del acontecer cotidiano de todo ser humano. Atinadamente Wallerstein lleva al lector a reflexionar sobre el sentido de la ciencia social. Además, es importante observar que este capítulo es una invitación a consultar una obra posterior de Wallerstein “Abrir las ciencias sociales” (Wallerstein, 2007).

En el décimo tercer capítulo plantea “impensar las ciencias sociales” como un ejercicio que podría encontrar solución al callejón sin salida en que se encuentra la construcción del conocimiento contemporáneo. Su planteamiento sugiere despojarse de las certezas concebidas desde hace doscientos años para poder mirar la realidad social.

El décimo cuarto capítulo retoma la problemática de la separación de la filosofía de la ciencia, centrándose en la justicia social como problema fundamental del ser humano. Resalta la incapacidad de la ciencia de lograr conocer la verdad y la ética que conlleva, partiendo de la hegemonía con la que ha validado el conocimiento y a su vez relegando otros saberes que podrían llevar al encuentro de soluciones de relevancia social.

Finalmente, en el décimo quinto capítulo anima la crítica sobre las transformaciones históricas de la sociología, centrándose en pensadores como Marx o Durkheim y cómo los sucesores de estas líneas de pensamiento fueron cayendo en la soberbia y arrogancia, lo cual se refleja en el sistema mundo capitalista, donde el orden hegemónico se impone con violencia.

 Esta imponente obra recopila una década de diálogos académicos entre el autor y la comunidad científico social, donde deja clara su postura crítica hacia el capitalismo, la destrucción del medioambiente, la ciencia social y el estado de crisis terminal del sistema mundo. Es un texto rico en reflexiones puntuales para aquellos que buscamos en las ciencias sociales dar solución a problemáticas relevantes para el mundo contemporáneo.

Wallerstein deja en este texto una invitación a trascender los modelos hegemónicos que minan y segmentan a las disciplinas de las ciencias sociales y a revalorar los aportes de la filosofía en beneficio de lograr una mirada de las verdaderas problemáticas sociales y cumplir el compromiso con el cual nacen las ciencias sociales hace más de doscientos años.

Referencias

Wallerstein, Immanuel. (2001). Conocer el mundo, saber el mundo: El fin de lo aprendido. Una   ciencia social para el siglo XXI. México: Siglo XXI Editores – Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM.

Wallerstein, Immanuel. (2007). Abrir las ciencias sociales. México: Siglo XXI editores.


[a] Licenciado en Historia, estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo