Las relaciones de género como problema. Reseña a Los grandes problemas de México. Tomo VIII. Relaciones de Genero


El libro titulado Relaciones de Genero, es una antología de diversas aportaciones con respeto al tema de género, forma parte de la colección de 16 volúmenes —es el tomo VIII— que analiza los grandes problemas de México en el siglo XXI del Colegio de México. El volúmen fue coordinado por Ana María Tepichin,  Karine Tinat —ambas investigadoras del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer en el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México— y Luzelena Gutiérrez —investigadora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios también de El Colegio de México—; este trabajo fue elaborado en el año 2010, en el marco de la conmemoración del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución.

En este sentido, el texto centra su tesis en hacer un análisis, a fin de introducir una perspectiva de género en las explicaciones de procesos sociales, económicos y políticos ha permitido reelaborarlas críticamente, incorporando el análisis de las relaciones sociales basadas en la diferencia sexual en tanto ámbito de producción y reproducción de desigualdades (Tepechin, 2010:9).

La presente compilación aborda temáticas que transmiten las importantes transformaciones experimentadas en las relaciones de género en México, presentando 12 textos que realizan un análisis en torno a ejes temáticos que mantienen una relación transversal entre las relaciones de género, retomando directrices como el poder, el cuerpo —entendido como territorio corporal— y la cultura, categorías estrechamente ligados a la diferencia sexual y a la desigualdad.

En este sentido, desde la visión de género, el primer apartado denominado “Entornos de poder”, se ubican temáticas relacionadas con política pública, cultura patriarcal, violencia, mujeres indígenas, el sentido del hombre, los movimientos lésbico-gay y los imperios y las naciones en relación a las mujeres; todas ellas presentan como eje rector las mujeres y las transformaciones en relación al género.

Ante esto, la primera temática abordada en este apartado, escrita por Ana María Tepichin, se adentra en el análisis de la política pública en relación a las mujeres y al género, visibilizando la ausencia de las mujeres como sujeto explícito. Con ello se reflexiona sobre la incorporación de la política pública en México bajo esta lógica, se identifica dos directrices en las cuales se han enfocado las políticas públicas, una en el diseño de programas de igualdad de oportunidades y la otra se sitúa en la incorporación de la perspectiva de género de manera transversal, desde  tres esferas: el Estado, el mercado y la familia (Tepichin 2010: 44-45).

En relación con lo anterior, se da continuidad al análisis del poder, desde el artículo que desarrolla Marta Torres, “Cultura patriarcal y violencia de género. Un análisis de los derechos humanos” donde se da un panorama sobre la violencia de género desde la cultura patriarcal vista como fenómeno multifacético, que permea en diversos espacios sociales, no solo desde la acción de los varones, sino desde las esferas de poder, se invisibiliza y se naturaliza, bajo un análisis interdisciplinario (Torres, 2010: 62; 81).

Como parte de las problemáticas de las mujeres, dentro del marco de la desigualdad social, se encuentra el abordaje que se realiza en el apartado de  “Mujeres indígenas. Contiendas por la equidad de género y la ciudadanía” de Gisela Espinoza Damián, haciendo un análisis desde lo local en los usos y costumbres, y desde lo global a partir de las políticas neoliberales, con ello establece la necesidad de romper el silencio como una forma de visualizar a las mujeres como ciudadanas, considerando al movimiento zapatista un ejemplo de poder crítico y movilizador (Espinoza, 2010:97).

Bajo este planteamiento, no solo las mujeres, dentro de este debate, representan elementos de análisis, Juan Guillermo Figueroa Perea, ubica en su documento “El sentido de ser hombre como categoría pública”, con el objetivo de esbozar un panorama de la población masculina para estimular la equidad de género. (Figueroa, 2010: 110).  Ante esto, se intenta potenciar, desde el estudio de los varones un desarrollo integral en las responsabilidades sociales en temas como la violencia, paternidad, identidad, etc. Bajo estos planteamientos, la propuesta resulta polémica, pero a la vez de carácter inclusivo, ya que los estudios sobre los varones y sus condiciones, ha desmantelando los supuestos patriarcales de opresión, desde la visión hegemónica.

 Ante tal planteamiento, la categorías sobre las identidades de género no solo se remiten a la división sexual, hombre-mujer, sino a las identidades como seres humanos, lo cuales dentro del texto “El movimiento lésbico gay 1978-2010” de Jordi Diez, ubica tres etapas cruciales: la primera entre 1978 a 1984, se caracteriza por el nacimiento y construcción de la identidad colectiva del movimiento, la segunda  se vivió ante la problemática que los identificó como responsables de enfermedades como el SIDA, entre los años 1984 y 1997; y por último, la tercera que de 1998 a la actualidad, se  define como la parte más relevante y productiva del movimiento que lo sigue reivindicando (Diez, 2010: 139-145).

Por último, dentro de este eje temático de poder, se concluye con el capítulo “Historias imbricadas: imperios, naciones, mujeres” de Ishita Banerjee, donde realiza un análisis de los entornos coloniales y del imperio, donde se visualiza a la colonización como un proceso que produjo cambios significativos en las mujeres, la familia y la nación; con ello centra a la teoría feminista, las visiones de género y la sexualidad dentro del nacionalismo. Lo anterior remite a un examen crítico que realiza la autora sobre el discurso dominante del nacionalismo, abordando al género como una categoría culturalmente construida, fluida y situacional desde la historiografía.

Con lo anterior, se permite sentar las bases para dar continuidad al segundo bloque desde la temática de “Territorios corporales”, donde el objetivo principal es centrar su análisis a través de la legitimación de concepto cuerpo dándole un significado como espacio y territorio para control y dominio.

Ante esto, se puede ver que el primer texto “Aborto y derechos reproductivos: Leyes y debates públicos” de Alicia Márquez Murrieta, centra esta problemática, desde el análisis del discurso desde la hegemonía religiosa, científica y legal de los derechos de las mujeres y de relaciones de género más equitativas; con ello pone en debate las concepciones religiosas, la institución familiar, la vida y muerte de un individuo, la sexualidad y la vida íntima, la democracia y la lucha feminista por los derechos de las mujeres para usar y disfrutar libremente su cuerpo. Ante esto, el aborto como una categoría analítica, se configura como un problema público.

En consecuencia, el siguiente articulo de Víctor Manuel Ortiz, sitúa esta relación entre cuerpo-territorio-espacio, señalando en su texto la construcción social de la violencia contra las mujeres, como una producción sociocultural, bajo esta lógica, explica las prácticas sociales de dominación desde la imposición del género. Con ello posiciona el estudio de las mujeres, encontrando una estrecha relación con los cambios legales, políticos, institucionales y sociales que ha vivido México a partir del siglo XIX (Ortíz, 2010:196-198)

 Y por ultimo para concluir el apartado, Katerine Tinat presenta el texto “La anorexia: ¿un trastorno antiguo o contemporáneo?, donde plantea la construcción del concepto de anorexia, reconociéndola, desde el ámbito médico, como un conjunto de síntomas entre los que la delgadez extrema no es el único rasgo deter­minante, pero su aportación significativa subyace en tomar esta categoría como fenómeno contemporáneo con una construcción histórica, desde las prácticas sociales, los estereotipos, estándares y  modelos que impone una sociedad basada en el consumo. (Tinat, 2010:227).

Con el anterior artículo, se finaliza con el eje de análisis relacionado con los territorios corporales y permite dar la pauta para centrar que dentro de las relaciones de género, poder, y análisis la corporeidad, el análisis de las transformaciones en el campo cultural ofrece un es­pacio de discusión que enriquece el conocimiento de las relaciones interge­néricas en su desarrollo histórico y social. (Tepechin 2010:17)

Por su parte en el primer texto, titulado “La narrativa escrita por mujeres. Treinta años (1810-2010)” de Luzelena Gutiérrez de Velasco, aborda la participación de las mujeres en la creación literaria, en gran parte de la obra narrativa que las escritoras mexicanas han producido de 1980 a 2010, que desde una mirada retrospectiva, presenta una forma de crecimiento de las mujeres escritoras, introducción de temáticas, ejes de análisis y criticas, fincando un escenario para ser escuchadas y ser portavoces a través de la literatura (Gutiérrez 2010:251-252).

Bajo este eje rector del análisis cultural desde las mujeres, Graciela Martínez-Zalce realiza un análisis de los factores que facilitaron la entrada de las mujeres a este campo de creación artística del siglo XX, así como las dificultades económicas y de organización que impiden una mayor participación de las directoras en la industria cinematográfica, en el texto “Apropiación y controversia: los cineastas entre dos siglos” (Martínez, 2010:296 - 312)

Para finalizar con este compendio se presenta el texto “Mujeres que hacen performance: Acciones transformadoras en el arte”, desde el performance, como un hibrido de la estética contemporánea. Ante esto, cuestiona las acciones del Estado en relación a las políticas y leyes que permitan la participación de las mujeres, pero a su vez resalta la importancia de las contribuciones en el performance mexicano desde su origen en la subversión, como gesto de ruptura, creación de escenarios posibles e interpretación de realidades.

Con lo anterior descrito en todo este recorrido del libro, el libro es recomendable porque en él se muestra una serie de categorías que desembocan de la realidad social y de las problemáticas presentes en México desde la perspectiva de género para la comprensión del orden social, así que representa un constructo de gran aportación a las teorías de género, desde una visión multidisciplinar, lo cual representa una forma de analizar un fenómeno desde  una forma holística.

Referencias

Tepechin, Ana María, Karine Tinat y Luzelena Gutierrez (2010) Relaciones de género. En los grandes problemas de México, Vol. VIIIMéxico: El Colegio de México.


[a] Estudiante de Maestría en Ciencias Sociales, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.