Migración jornalera en Hidalgo: Un estudio comparativo de precariedad laboral, pobreza y marginación

Resumen

En el presente ensayo se hace un estudio comparativo de las condiciones sociales y económicas en las que viven las familias jornaleras provenientes de Tlapa de Comonfort y Chilapa de Juárez, municipios del estado de Guerrero, las cuales arriban anualmente a Mixquiahuala de Juárez y Francisco I. Madero, municipios del estado de Hidalgo, para trabajar anualmente en el corte de ejote y del chile. Posteriormente, tomando en cuenta las condiciones antes dichas, se estudia si las familias jornaleras viven en una precariedad laboral generalizada en los lugares de llegada, así como también se analiza si una vez que éstas se enrolan como jornaleros agrícolas dejan atrás la pobreza o marginación existentes en sus lugares de origen, o si es que éstas se recrudecen en los nuevos lugares de arribo.


Palabras clave: Migración. Jornaleros. Precariedad. Pobreza.

Abstract

The main purpose of this essay is to compare the social and economic conditions which different day laborer families live in, who come from Tlapa de Comonfort and Chilapa de Juárez, municipalities in the State of Guerrero, and arrive annually to Mixquiahuala de Juárez and Francisco I. Madero, townships located in Hidalgo, in order to labor in the harvest of green beans and peppers. Later, having in mind the situations mentioned above, it is examined whether the day laborer families live in a generalized precarious labor environment at those places where they arrive, as well as an analysis on whether when they enroll as agriculture laborers, they leave behind the poverty and marginalization of their places of origin or if they worsen at those places where they arrive.


Keywords: Migration. Laborers. Precariousness. Poverty.

Introducción

La principal contribución de este ensayo es desarrollar un estudio comparativo de las condiciones sociales y económicas en las que viven las familias jornaleras que llegan anualmente a la colonia de Palmillas, en el municipio de Mixquiahuala de Juárez, y, por otra, de aquellas que arriban al albergue de La Mora, ubicado en la localidad de Tepa, en el municipio de Francisco I. Madero, y en cuyos municipios estas familias trabajaron en el corte de ejote y de chile durante los meses de mayo a octubre del año de 2015.

Partiendo del estudio comparativo de las condiciones sociales y económicas, en el ensayo se expone si las familias jornaleras se encuentran en uno u otro (o también en ambos) lugares de arribo en una precariedad laboral generalizada, asimismo se da cuenta si una vez que las familias salen sus lugares de origen dejan atrás la pobreza o la marginación, o si éstas se recrudecen en uno u otro (o en ambos) de los lugares de llegada. Para ello, en el primer objetivo del ensayo identifiqué las razones por las que las familias de Palmillas y de Tepa salen de Tlapa y de Chilapa, respectivamente, municipios pertenecientes al estado de Guerrero; en el segundo objetivo expliqué cómo es que las familias se enrolan como jornaleros agrícolas; en el tercero describí las condiciones de vivienda, trabajo, educación, alimentación y de salud en las que las familias viven en ambos lugares de llegada; y en el cuarto analicé, con base en las condiciones antes descritas, si una vez que las familias se enrolaron como jornaleros agrícolas dejan atrás la pobreza o marginación existentes en sus lugares de origen, o si es que éstas se recrudecen en los campos agrícolas de llegada.

El presente ensayo está sustentado por bibliografía que aborda los temas de migración interna, migración interna indígena y migración jornalera, la cual se caracteriza por el desplazamiento que la población —sobre todo de origen étnico— lleva a cabo, desde finales de la década de los ochenta, desde las regiones más pobres y marginadas hacia la zonas del centro del país, donde se desarrollan procesos intensivos de producción y exportación agrícolas. Por otra parte, en la realización de este ensayo apliqué una metodología cualitativa, basada en un primer momento en entrevistas semiestructuradas y posteriormente en entrevistas a profundidad, logrando así conformar biografías de los integrantes de las familias jornaleras, así como también de otros actores sociales importantes en este tipo de migración laboral, como es el caso de uno de los capitanes del albergue de Tepa; de dos enganchadores de ambos municipios; de un productor de ejote del municipio de Progreso de Obregón; asimismo hablé con personal de algunas dependencias de los gobiernos municipales que trabajan directamente con esta población migrante, como es el caso de un trabajador del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Mixquiahuala, encargado de repartir desayunos y cenas a los niños que anualmente llegan a este municipio, y con un trabajador de la Oficina de Desarrollo Rural (ODR) de Francisco I. Madero, encargado de organizar anualmente la “Feria de la Salud y de los Servicios para Jornaleros Agrícolas” en el albergue de La Mora.

Las familias jornaleras migran de sus lugares de origen

La migración jornalera al interior del país es hoy en día un fenómeno social importante porque cientos de familias indígenas y/o campesinas de comunidades, municipios o regiones con pocas o nulas oportunidades laborales se están desplazando año hacia zonas en las que, desde mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, se han estado desarrollando procesos intensivos de producción y exportación agrícolas; de ahí que este tipo de migración laboral sea abordado desde un modelo que parte de los factores push-pull, es decir de un modelo basado “en una serie de elementos asociados al lugar de origen que impelen (push) a abandonarlo al compararlo con las condiciones más ventajosas que existen en otros lugares (factores pull asociados al posible destino)” (Blanco, 2000:60).

De acuerdo con Hernández (2006) las principales entidades donde se emplearon jornaleros agrícolas durante el año de 1994 fueron los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Puebla, San Luis Potosí e Hidalgo, y especifica que “en dichos trabajos se detectó que la mayor proporción de los jornaleros migrantes son indígenas provenientes de las localidades con elevados índices de marginalidad” (2006:219-220).

Las familias jornaleras que llegan anualmente a la colonia de Palmillas, en el municipio de Mixquiahuala, son originarias de Tlapa de Comonfort, municipio de la región de La Montaña, en el estado de Guerrero, y en el caso de aquellas que arriban al albergue de La Mora, en el municipio de Francisco I. Madero, provienen de Chilapa de Álvarez, municipio de la región Centro, también en el estado de Guerrero. En ambos lugares de origen de esta población migrante se tienen índices de marginación “muy alto” y un grado de desarrollo humano “medio alto” (CONAPO, 2010). Canabal (1997) menciona que la población indígena del municipio de Chilapa ha migrado de éste, desde comienzos de la década de los noventa a los estados del centro del país, a pesar de que Chilapa se encuentra en la región centro del estado de Guerrero, “segunda región económica dinamizadora del estado, por debajo de la región Acapulco” (1997:64). En el caso del municipio de Tlapa de Comonfort, Canabal (2002, 2005) y Nemecio (2005) han documentado ampliamente la migración interna que los indígenas mixtecos, tlapanecos y nahuas han llevado a cabo hacia los diversos campos agrícolas de la República, por ejemplo Canabal afirma que “a principios de la década de los 90, de cada 10 mixtecos, 3 migraban definitivamente de la Montaña, 4 temporalmente en otros lugares y sólo 3 permanecían en la región” (2002:67).

Las familias entrevistadas en Palmillas y en Tepa son familias de origen indígena - campesino, dicen tener en sus lugares de origen tierras o milpas de menos de una hectárea en un terreno accidentado (en el caso de los que son oriundos de Tlapa), en el que se les dificulta sembrar, además de que no cuentan con los créditos o subsidios agrícolas que garanticen que la milpa siga siendo la unidad básica que asegure la sobrevivencia y la reproducción del grupo doméstico. Así pues, los testimonios de las familias entrevistadas dan cuenta de que la misma reproducción de la población indígena de los municipios de Tlapa y Chilapa está siendo sustentada, en este caso, en una migración circular[1] o pendular[2], ya que como Nemecio afirma, “ante el retiro del Estado del campo mexicano, migrar o morir es el único camino que se le ha dejado a los pueblos indígenas de Guerrero” (2005:1); de esta manera, desde finales de la década de los ochenta, la población indígena del estado de Guerrero ha salido de sus lugares de origen para emplearse como trabajadores asalariados, ya sea como peones, albañiles, carpinteros o, en este caso, como jornaleros agrícolas.

Las familias se enrolan como jornaleros agrícolas.

Antes de explicar cómo es que las familias se enrolaron como jornaleros agrícolas considero necesario hablar primero respecto a quiénes integran estas familias[3]. Con base en los testimonios de las 5 familias, si bien a principios de la década de los noventa comenzaron a migrar sólo los hijos o los hermanos mayores de cada una de éstas, el paso de la migración individual a la migración familiar se debió a que estos primeros hombres fueron conformando una red de comunicación y de apoyo económico para que sus respectivos familiares dejaran sus lugares de origen.

De las 5 familias entrevistadas, excepto la familia del señor Fabián (25 años, hermano del señor Ángel, 26 años), y sobrino del señor Pedro, (55 años, Palmillas), se está ante familias extensas, es decir, ante “una familia nuclear más algún otro pariente que no sea hijo soltero, este pariente puede ser un hijo casado o cualquier otro en la línea de parentesco vertical o colateral” (Lara, 2001:377).

Familias jornaleras de Palmillas:

-Familia del señor Pedro (55 años), 12 integrantes: padres, hijos e hijas, y familia del cuñado del señor Pedro.

-Familia del señor Ángel (26 años), sobrino del señor Pedro (55 años), 8 integrantes: padres, hijos e hijas, hermana del señor Ángel, madre de éste.

-Familia del señor Fabián (25 años), sobrino del señor Pedro (55 años), 4 integrantes: padres e hijos.

Familias jornaleras del albergue de La Mora, Tepa:

-Familia del señor Juan 14 integrantes: padres, hijos e hijas, madre del señor Juan, cuñados y cuñadas de éste.

-Familia de la señora Cecilia (23 años), 8 integrantes: padres, hijos e hijas, cuñado de la señora Cecilia, suegra de ésta.

Si bien la migración jornalera en cada una de estas familias campesinas comenzó siendo una migración individual, ya que como antes dije los hijos o hermanos mayores fueron los primeros que comenzaron a salir de sus lugares de origen, ésta pasó a ser una migración familiar debido al agotamiento de la economía campesina, así como a la disminución de los salarios y ganancias en el campo, pero también porque la migración pendular de estos hijos y hermanos movilizó un conjunto de relaciones y redes, las cuales se convirtieron en puentes de información y de ayuda económica entre el primer lugar laboral de llegada, Tenextepango, Morelos (el cual es ahora el lugar de residencia de estas 5 familias), y los distintos espacios de trabajo del ciclo migratorio.

Una vez que estas familias se enrolaron como jornaleros agrícolas han conformado configuraciones familiares en las cuales las familias extensas se caracterizan por ser “estructuras flexibles y cambiantes que se modifican por su interacción con el exterior, pero también por la dinámica que se establece en su interior” (Lara, 2001: 359). De hecho, en los testimonios de las 5 familias entrevistadas, los integrantes afirman, “toda mi familia anda navegando, unos andamos acá (Tepa) otros allá (Sinaloa) y los otros en Nueva York” (señora Cecilia); “un hermano está en Tlapa, mi hermana acá (Palmillas), el otro cortando fresa y uva en Sinaloa, y nosotros (el resto de su familia) ahorita estamos aquí (Palmillas), andamos buscándole (buscando trabajo)” (señor Ángel); “nosotros (familia) no somos siempre somos los mismos, ¿sí me entiende?” (señor Juan).

Condiciones sociales y económicas en las viven las familias jornaleras en Palmillas y Tepa, los lugares de llegada.

Antes de comenzar a describir las condiciones sociales y económicas en las que viven las familias jornaleras en la colonia de Palmillas y en el albergue de Tepa, considero necesario mencionar por una parte cuál es la dinámica del sector primario en los municipios de Mixquiahuala y Francisco I. Madero, y por otra señalar desde cuándo la población indígena de Tlapa y Chilapa comenzó a llegar a estos municipios hidalguenses.

Los dos lugares antes mencionados forman parte de los 15 municipios del estado de Hidalgo cuya producción y exportación agrícola de hortalizas “tuvo un mayor aporte, durante cinco años consecutivos tanto al producto interno bruto (PIB) municipal como estatal, debido al dinamismo que estos municipios presentaron en el sector primario” (Gutiérrez, 2008:51), y en cuyo dinamismo los cientos de familias jornaleras que llegan anualmente a la región del Valle del Mezquital juegan un papel fundamental[4].

 

Gráfica 1: Fuente: Sistema de Cuencas Nacionales de México 2006, Censos Económicos 1999 y 2004, Anuario Estadístico del Estado de Hidalgo ediciones 1999 y 2004, INEGI.

 

Respecto a la migración jornalera de Mixquiahuala, la gente oriunda de Palmillas afirma que ‘los guerreros’, como suele llamar a los jornaleros mixtecos, tlapanecos y nahuas que trabajan en los campos agrícolas de este municipio, llegaron a esta colonia desde hace aproximadamente 18 años; asimismo la gente de Palmillas dice que el número de familias jornaleras que arriba anualmente a este lugar ha aumentado en los últimos años, “antes venían pocos, ahora fácil llegan entre 25, 30 familias” (persona oriunda de Palmillas, entrevistada el día 01 de agosto de 2015). En el caso de Francisco I. Madero, las personas oriundas de Tepa cuentan que los jornaleros, también de origen mixteco, tlapaneco y nahua, llegaron al municipio desde hace 15 años, arribando principalmente a las localidades de Los Chavarrías, Bocamiño, Arambó y Tepa, lugar donde se localiza el albergue de La Mora.

Ahora bien, las 5 familias entrevistadas (3 familias de Palmillas y 2 de Tepa) dicen salir de la localidad de Tenextepango, Morelos, otra zona eminentemente agrícola, a mediados del mes de mayo, para llegar al estado de Hidalgo. Las familias viajan de Tenextepango a Mixquiahuala - Francisco I. Madero en los camiones de los fleteros o enganchadores (originarios del estado de Hidalgo) que contactan los capitanes (oriundos del estado de Guerrero) para quienes las familias trabajan.

Vivienda

Nemecio (2005) hace un estudio de la población indígena que se ha visto obligada a salir de distintos pueblos y comunidades de la región de La Montaña, en el estado de Guerrero, para enrolarse como jornaleros en los campos agrícolas del norte del país. En este estudio, la autora afirma que a los jornaleros que son contratados por los capitanes en su lugar de origen, se les asegura, además del trabajo, un lugar donde vivir durante su estancia en la zona agrícola de llegada, “la vivienda generalmente consiste de galerones construidos con láminas de cartón o metálica, con piso de tierra, carentes de agua potable y de servicios” (2005:45).

En el caso de las 3 familias de Palmillas, éstas cuentan que el enganchador y el capitán para los que trabajan actualmente sólo les aseguran trabajo en el lugar de llegada, y no un lugar donde vivir.

Los integrantes de la familia del señor Pedro, una de las primeras familias jornaleras que llegó a Palmillas en el año de 1997, cuentan que el primer enganchador y el capitán para el que trabajan proveía a todos los jornaleros que arribaban a esta colonia una casa durante su estancia en este lugar, y mencionan que no pagaban ningún servicio de luz y agua, “con Esteban (el primer enganchador para el que la familia trabajó) se ahorraba del jale (trabajo) porque no pagábamos renta de cuartos, ni nada” (Señor Pedro, 55 años, entrevistado el día 17 de septiembre de 2015).

Actualmente las 3 familias de Palmillas trabajan con otro enganchador y capitán, el señor Enrique y el señor Abel respectivamente. Como antes mencioné, antes de que las familias migren de Tenextepango a Palmillas, el enganchador y el capitán hacen un contrato de palabra con los jornaleros, en el cual les aseguran tener trabajo en el lugar de llegada, más no donde vivir, por lo que las 3 familias buscan y rentan anualmente un cuarto o cuartos donde se alojen con sus familias.

Las familias de Palmillas rentan uno o dos cuartos; el precio de éstos puede variar, ya que está directamente relacionado con el número de integrantes que conformen una familia, así mientras la familia del señor Fabián (4 integrantes) paga una renta mensual de $500, la familia del señor Pedro (12 integrantes) paga $1’000.

 

Imagen 1. Azpeitia, G. (2014). Vivienda de las familias jornaleras de Palmillas, Mixquiahuala.

 

Por otra parte en el albergue de La Mora, la señora Cecilia cuenta que el capitán para el que su familia trabaja, el señor Juan, antes de migrar a Tepa éste asegura trabajo y vivienda para todos los jornaleros que trabajan para él.

El albergue de La Mora fue construido en el año de 2010; cuenta con 8 módulos, cada uno con 12 cuartos, y afuera de cada cuarto se encuentran dos mesas metálicas, en las cuales las familias jornaleras improvisan sus cocinas; 2 módulos de baño, uno para hombres y otro para mujeres; un área verde para los niños, que incluye un área de juegos y una cancha de básquet.

De acuerdo con el trabajador de la ODR del municipio de Francisco I. Madero cada familia jornalera paga a su llegada al albergue una sola renta de $90 por un cuarto, en el cual pueden alojarse 8 personas por familia como máximo, no obstante hay cuartos en los que viven 13 personas; asimismo afirma que este pago sólo incluye el precio del cuarto, las familias pagan aparte los servicios de agua potable y luz. En este punto la señora Cecilia afirma que además de que las familias pagan $90 de renta, los capitanes cobran cuotas a las últimas familias que llegan al albergue durante las primeras semanas del mes de junio, y aquí de nuevo las redes sociales sobre todo del parentesco o paisanaje crean redes de apoyo económico, ya que los integrantes de la familias que migran primero hablan con los capitanes y, de acuerdo con la señora Cecilia, a veces éstos acceden en no cobrar a los que lleguen después.

Trabajo

Con base en lo que cuentan las familias jornaleras de Palmillas y Tepa, los capitanes, originarios de los lugares de salida, Tlapa y Chilapa respectivamente, se encargan de reunir y organizar a los jornaleros cada vez que éstos salen de la localidad de Tenextepango.

Los capitanes, quienes también pueden trabajar como jornaleros, se encargan de conseguir trabajo a todas las familias jornaleras que laboran para ellos, ya que éstos negocian con los enganchadores qué familias van a trabajar durante la semana cortando ejote o chile, asimismo cuando baja su precio acuerdan con los enganchadores qué familias van a trabajar o no durante la semana.

En cuanto a los fleteros o los enganchadores de Palmillas y Tepa, oriundos del estado de Hidalgo, éstos afirman que no cobran por trasladar a los jornaleros de Tenextepango a Palmillas - Tepa, no obstante las familias cuentan que éstos les descuentan de sus pagos semanales durante su estancia en las localidades hidalguenses.

Al pagarse a destajo a las familias jornaleras, el ingreso que éstas puedan percibir a la semana estará directamente relacionado con el número de los integrantes que trabajen en el corte, por tanto es común ver a niños de edades entre 5 a 12 años piscando al lado de sus padres, fenómeno que se observa de manera más recurrente en el caso de las familias de Palmillas, donde desde hace 6 o 7 años los jornaleros enfrentan la falta de trabajo por semanas consecutivas.

Los capitanes, los enganchadores y los productores son los intermediarios de generar por una parte el capital en el sector primario de estos municipios hidalguenses, y a su vez la migración temporal de mano de obra barata, conformada por población indígena, la cual tiene como principal característica la inexistencia de oportunidades laborales en su lugar de origen o donde existen niveles de ingreso lo suficientemente bajos como para que el ingreso ofrecido de un jornal resulte atractivo para ellos: “Ahora sí que no empleamos a gente de por aquí porque nadie de aquí quiere trabajar en esto (corte de ejote o chile), por eso los enganchadores traen a los ‘guerreros’; […] además ellos saben cortar rápido. (Productor de ejote en el municipio de Progreso de Obregón, entrevistado el día 29 de agosto de 2015). Lo anterior da cuenta de lo que Pioré habla respecto a la desigualdad de los mercados laborales, “los mercados laborales no conforman una unidad igual para todos los trabajadores, sino que están compuestos por dos niveles, uno inferior para los trabajadores foráneos y otro superior para los trabajadores nativos” (Blanco, 2000:66).

 

Imagen 2. Azpeitia, G. (2015). Jornaleros agrícolas de Tepa.

 

Educación

Una de las estrategias de sobrevivencia adoptadas por las familias jornaleras de Palmillas y de Tepa incluye el trabajo infantil, debido a los bajos ingresos económicos que obtienen, lo cual hace que éstas requieran del trabajo de todos sus miembros, incluyendo a los niños y jóvenes que están en edad de ir a la escuela (primaria, secundaria, preparatoria y universidad).

Las condiciones laborales de los niños jornaleros de Palmillas y de Tepa no difieren mucho de los jornaleros adultos porque aquéllos trabajan 7 días de la semana, 8 a 9 horas diarias, lo cual, como antes dije, se observa de manera más frecuente en el caso de las familias de Palmillas.

 

Imagen 3. Azpeitia, G. (2014). Los niños jornaleros de Palmillas en los campos agrícolas.

 

González (2008) explica que en materia educativa, en el año de 2005, se consideró que más de 2 millones de niños entre 5 y 14 años no asistieron a la escuela, que 40 mil niños indígenas no accedieron a la educación básica, y que 40% de niños indígenas que asistieron a la escuela no la concluyeron. Tomando en cuenta lo antes dicho, una profesora de Escuela Multigrado del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), tipo de escuela a la que asisten los niños jornaleros de Palmillas y Tepa en sus respectivos lugares de llegada, cuenta que éstos casi no asisten a clases, que la gran mayoría de ellos recursan hasta 4 veces el mismo grado en la escuela primaria, “esto limita que los niños terminen la primaria, lo malo es que cuando cumplen 14 años no pueden seguir (en la escuela), […] me ha tocado estar con niños que ya iban en quinto año pero por tener 13 años ya no terminan, automáticamente se les cancela el poder terminarla (primaria) cumpliendo 14 años” (Profesora de primer a tercer grado de primaria del albergue “La Loma”, ubicado en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, entrevistada el día 2 de octubre de 2015).

Salud

Nemecio afirma, “el sistema no contempla el pago de incapacidad de ningún tipo ni la atención médica para el seguimiento de enfermedades crónicas o degenerativas que, en el caso de los jornaleros, son frecuentes por el desgaste físico y la exposición prolongada a los agroquímicos” (2005:73).

Los jornaleros afirman que no se pueden enfermar porque implicaría utilizar el dinero que ya está contado y destinado para pagar la alimentación, la renta y algunos útiles de los niños cuando éstos llegan a ir a la escuela, por tanto aseguran que “enfermarse es darse un lujo”.

De acuerdo con los testimonios de las familias jornaleras de Palmillas y de Tepa, el servicio público de salud es un servicio burocrático y excluyente, ya que al no poseer esta población migrante un seguro médico con el cual puedan acceder a alguna consulta médica, los jornaleros esperan varias horas en los respectivos centros de salud de los lugares de llegada y muchas veces regresan a sus casas sin haber sido atendidos y entonces, como ocurre en el caso del albergue de Tepa, los jornaleros recurren a los trabajadores de la ODR municipal para que éstos gestionen ante el sector salud el poder obtener alguna consulta médica.

Alimentación

Canabal (1997, 2002) y Nemecio (2005) afirman que una de las principales características del tipo de migración rural-rural, además del desempleo existente en los lugares de origen de la población indígena, es el hambre en la que ésta vive, o sobrevive, en sus pueblos o comunidades, hambre que muchas veces persiste o se recrudece en los lugares de arribo, ya que el alto costo de la vida en los lugares de llegada (alimentación, renta, agua, útiles escolares de los niños cuando éstos llegan a ir a la escuela, y el recurrir a médicos privados cuando el personal del sector salud se ha negado a atender a ciertos miembros de la familias jornaleras) exige que las familias jornaleras de Palmillas y Tepa ahorren todo lo posible del salario semanal y que reduzcan al máximo sus gastos, específicamente los gastos destinados a la alimentación.

Precariedad laboral, pobreza y marginación en los lugares llegada

Respecto a la precariedad laboral, y tomando en cuenta lo antes dicho en las condiciones laborales, podría decir que los productores y los enganchadores buscan mano de obra barata que asegure su permanencia en Palmillas y en Tepa durante los meses en que es contratada por los capitanes; mano de obra que esté dispuesta a trabajar jornadas laborales de hasta 13 horas; que trabaje los 7 días de la semana; que no le importe el tiempo ni las condiciones de traslado a los campos agrícolas; que sea una mano de obra que no reclame cuando después de varias horas, el capitán o el enganchador les digan que estarán ‘paradas’, sin trabajo por semanas seguidas, como ocurre en el caso específico de las familias de Palmillas.

Las familias jornaleras de Palmillas y de Tepa se encuentran en una situación laboral de subempleo y precariedad, de subempleo porque las personas “no tienen la libertad para escogerlo, ya que no cuentan con la formación necesaria para ocupar otro empleo que mejor les convenga” (Arteaga, 2003:107), y de precariedad porque existe una “incertidumbre respecto a la duración y al pago en el empleo” (Arteaga, 2003:108), ya que al no firmar los jornaleros ningún tipo de contrato laboral donde se establezca el salarios, los horarios de trabajo, los días de descanso, etc., esta situación los convierte en una población migrante vulnerable y expuesta a todo tipo de violación de sus derechos como jornaleros y como indígenas.

Además de que los jornaleros se encuentran en una situación de subempleo y de precariedad laboral generalizada, encuentro que en el caso específico de las familias de Palmillas, estás tienen que llevar a cabo una mayor maximización de las ganancias, ya que, a diferencia de las familias de Tepa, éstas llegaron a trabajar 8 días al mes, por esta razón, la familia del señor Pedro regresó a Tenextepango antes de que terminara la temporada de corte en Palmillas.

Ahora bien, respecto a la pobreza Boltvinik (1999) explica que las necesidades se clasifican en aquellas cuya satisfacción depende sobre todo de condiciones económicas, también conocidas como materiales, como la disponibilidad de y acceso a recursos escasos; y aquellas que dependen de condiciones no económicas, inmateriales.

Tomando en cuenta la definición que Boltnivik hace de la pobreza, se podría decir que las familias de Palmillas y de Tepa son familias migrantes pobres, ya que el ingreso económico que éstas perciben con el trabajo jornalero es insuficiente para cubrir bienes y servicios individuales de necesidades básicas, las cuales “primero abarcan los requerimientos mínimos de consumo privado de una familia, como por ejemplo alimentación, techo y vestido adecuado, así como cierto mobiliario y equipo doméstico, […] y segundo, incluyen servicios esenciales provistos por y para la comunidad, como agua potable, servicios sanitarios, servicios de atención a la salud, educación, etc.” (Townsend, 2003:447)

Las familias de Palmillas y de Tepa cuentan que migraron de Tlapa y Chilapa respectivamente porque el empleo se reducía al trabajo en el campo, en la milpa, de la que a veces lograban producir un excedente económico muy bajo que no garantizaba la reproducción social del grupo doméstico, además de que, como afirma Hernández, “el empleo era muy reducido en actividades alternativas al campo, […] ya que en las regiones de agricultura atrasada las actividades productivas son de baja inversión (fundamentalmente de granos básicos) y de baja capacidad de empleos” (2006:222).

Las familias afirman que salieron de sus lugares de origen para tener trabajo, para vivir mejor, para ir ahorrando y mandar a sus hijos a la escuela, para ir ahorrando y comprar un pequeño terreno en Tenextepango y comenzar a construir cuartos para heredarlos a sus hijos. Si bien durante la primera mitad de la década de los noventa las familias de Palmillas y de Tepa cuentan que el corte del ejote eran bien pagado en la localidad de Tenextepango, donde en ese entonces pudieron comprar pequeños terrenos para dejar de pagar rentar, y donde construyeron algunos cuartos, desde hace seis o siete años la precariedad laboral y las condiciones de pobreza en las que estas familias viven en ambos municipios hidalguenses se ha recrudecido debido al problema estructural del abaratamiento del precio del ejote y a la sobredemanda de mano de obra que ha llegado a estos municipios hidalguenses, a raíz de que en Tenextepango, de acuerdo con lo que afirman las familias, desde la primera década de este siglo también ha habido una caída en el precio de las hortalizas en aquella localidad morelense.

En Palmillas, las familias sobreviven en una precariedad laboral, ya que el trabajo en el corte no es constante, lo cual hace que su capacidad de ingresos económicos sea baja, lo que provoca, a su vez, que éstas lleven a cabo una mayor maximización de sus gastos, destinados sobre todo a la renta y la alimentación. En Tepa, las familias tienen un mayor ingreso económico debido a que el trabajo en el corte es constante, a diferencia de lo que ocurre en Palmillas, no obstante las 2 familias entrevistadas también llevan a cabo un ahorro de gran parte de lo que ganan, ahorro que, de acuerdo con las familias, será destinado en la construcción de nuevos cuartos en Tenextepango.

Luego entonces, ¿qué implica, por una parte, que las familias de Palmillas maximicen sus gastos y, por otra, que las familias de Tepa ahorren gran parte de sus ganancias? En este punto retomo a Boltvinik (1999) cuando afirma que cuando se estudia la pobreza no debe de hacerse una disociación de los ámbitos económico, social y cultural, asimismo retomo a Townsend (2003) cuando explica que en todo análisis de la pobreza requiere estudiarse los efectos que ésta produce para quien la vive, es decir, ¿cuáles son los efectos sociales que, por una parte, genera en Palmillas un ingreso económico bajo y, por otra, en Tepa un ahorro de gran parte del ingreso económico? Los efectos sociales son el analfabetismo y la desnutrición. A pesar de que las familias jornaleras de Palmillas y de Tepa ven en la migración una estrategia para ir ahorrando un poco del ingreso económico y mandar a sus hijos a la escuela, la realidad es otra. La escasez del trabajo jornalero en Palmillas, de acuerdo con lo que cuentan las familias, hizo que durante su estancia en esta colonia los niños sólo fueran 8 días a la escuela. En cada una de las entrevistas, los padres aseguran que no quieren que sus hijos sigan trabajando como jornaleros, no sólo porque afirman que trabajar en el corte del ejote o del chile implica largas jornadas laborales, sino porque se preguntan “[…] ¿qué futuro le espera a nuestros hijos siendo jornaleros?, […], si algún día ellos (sus hijos) quieren regresar a La Montaña (estado de Guerrero), ¿quién les va a dar trabajo allá (La Montaña) de jornaleros?” [Señor José, 38 años, (cuñado del señor Pedro, 55 años), entrevistado el día 18 de septiembre de 2015]. No obstante, con base en el trabajo de campo, me atrevería a decir que aunque los padres de estos niños quieren que éstos dejen de ser migrantes estacionales, tal parece que es un patrón laboral que se seguirá reproduciendo, al menos en la presente generación. Respecto a la desnutrición, todas las familias jornaleras de Palmillas y Tepa, sobre todo sus integrantes más pequeños, padecen hambre, infecciones estomacales, anemia, dolores de huesos, etc., ya sea porque las familias maximizan o ahorran los ingresos económicos que generan en el trabajo jornalero.

Para concluir, con base en las entrevistas con cada una de las familias y en el trabajo de campo, me atrevería a decir que la pobreza en la que vive esta población migrante no sólo se restringe a la insatisfacción de sus necesidades básicas —vivienda, trabajo, educación, salud y alimentación— o de que esta satisfacción dependa sólo de condiciones económicas, sino que la pobreza está estrechamente relacionada con la exclusión social e invisibilidad ejercida por los gobiernos tanto de los lugares de origen como de llegada hacia los jornaleros agrícolas, lo cual, a su vez, hace que estos migrantes estacionales sean la población migrante más vulnerable. Esta vulnerabilidad no sólo se refleja en la situación de subempleo en la que sobreviven algunas de estas familias jornaleras, sino también en que éstas laboran en un trabajo mal pagado; en que éstas, al no firmar un contrato laboral, carecen de seguridad social; y en que pueden llegar a ser explotadas tanto por los diversos actores sociales que laboran en el trabajo agrícola (capitanes o enganchadores) como por gobiernos locales o diversas  instituciones  gubernamentales en los lugares de llegada,

Los papás de los niños tienen una manera o una ideología de poner a trabajar a sus hijos desde chicos, y esa ideología la traen desde su lugar de origen; entonces digamos que nosotros no nos podríamos meter en cómo los padres educan a sus hijos. Nosotros, el DIF municipal de Mixquiahuala, como tal tratamos de apoyarlos con los desayunos que les repartimos durante dos meses… (Trabajador del DIF Municipal de Mixquiahuala, entrevistado el día 29 de agosto de 2015).

Así pues, la pobreza y la marginación en la que viven las familias jornaleras de Palmillas y de Tepa no es entendida como una condición o un estado dado, por así decirlo, sino como un proceso multidimensional en el que a su vez intervienen la explotación de ciertos actores que, como antes dije laboran en el trabajo jornalero; en la exclusión social e invisibilidad que los gobiernos de los lugares de origen y de llegada ejercen hacia esta población migrante; en la evasión de las responsabilidades o del trabajo que ciertas dependencias gubernamentales necesitarían implementar con estos migrantes estacionales; y en la falta de políticas públicas que garanticen el respeto y el cumplimiento a los derechos laborales e indígenas de estos jornaleros agrícolas.

Conclusiones

La migración jornalera es resultado de la marginación y de la precariedad en las condiciones de vivienda, trabajo, educación y salud en las que viven, o sobreviven mejor dicho, gran parte de los pueblos indígenas en el estado de Guerrero. Si bien después de que estas familias de origen indígena - campesino se enrolan como jornaleros agrícolas no dejan atrás la pobreza o la precariedad laboral en los distintos campos agrícolas de llegada, ya que estas condiciones, como antes expliqué, tienden a recrudecerse en los diferentes lugares de arribo. Ante este panorama en el que tal pareciera que las familias jornaleras pasan de la miseria a la pobreza, éstas implementan una serie de configuraciones familiares interesantes, de modo que las familias extensas se caracterizan por ser estructuras flexibles, dinámicas, cambiantes. Luego entonces, como cuentan las familias, la familia jornalera no siempre es la misma, ya que mientras en una misma temporada del año unos integrantes pueden estar buscando trabajo en el corte de uva, fresa o durazno en los campos de Sinaloa, otros pueden estar buscando “jale” en el corte de elote en Tenextepango, o en el ejote, en Hidalgo. A pesar de las condiciones de pobreza y de precariedad laboral, me gustaría terminar diciendo que las familias jornaleras, como afirmó el señor Pedro, son una población migrante que tiene que andar como las palomas, de un lado para otro buscando qué comer, garantizando así, aunque de una manera agonizante por así decirlo, la reproducción social del grupo doméstico.

Referencias bibliográficas

Arteaga, Conde Celia (2013) La violencia estructural en la vida de los inmigrantes en la ciudad de Cancún. Tesis de Maestría. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

Blanco, María Cristina (2000) Las migraciones contemporáneas. España: Alianza Editorial.

Boltnivik, Julio (1999) “Métodos de medición de la pobreza”, en Socialis. Revista Latinoamericana de Política Social, No. 1. Buenos Aires: Universidad Nacional de Rosario (UNR). Disponible en línea en: https://drive.google.com/file/d/0B6J_WT9_jTQeUkdQQjA5aERaM0k/view, [13 de octubre de 2015].

Canabal, Beatriz (1999) “Estrategias de sobrevivencia en la región de La Montaña de Guerrero” en Globalización, estado y actores sociales en México. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-X). Disponible en línea en: http://148.206.107.15/biblioteca_digital/capitulos/176-3021vco.pdf, [23 de octubre de 2015].

__________ (2002) Migración, poder y procesos rurales. México: Plaza y Valdés Editores.

CONAPO (2010) “Índice de marginación por entidad federativa y municipio 2010”. Disponible en línea en:
http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/indices_margina/mf2010/CapitulosPDF/Anexo%20B2.pdf, [10 de octubre de 2015].

Fabre, Danú Alberto (2004) Una mirada al Valle del Mezquital desde los textos. Pachuca: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

González Galván, Jorge (2008) “Los derechos de los niños esclavos del siglo XXI”, en José Emilio Rolando Ordóñez Cifuentes (coordinador) La defensa de los derechos de los pueblos originarios, afroamericanos y migrantes. XVI Jornadas Lascasianas Internacionales, pp. 167-184. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Gutiérrez, Lucino, J. O. Davison, F. J. Morales, et.al. (2008) La economía territorial del estado de Hidalgo: sus municipios y sus regiones. México: Editorial Bello.

Hernández, José Manuel (2006) “De la miseria a la pobreza (análisis de la migraciones internas indígenas en México)” en Análisis Económico [En línea]Vol. 21, no. 46, primer cuatrimestre. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco (UAM-A). Disponible en línea en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41304610, [23 de octubre de 2015].

Lara, Sara y Martha Judith Sánchez Gómez (2001). “Migración rural temporal y configuraciones familiares: Los casos de Sinaloa, México; Napa y Sonoma, EE.UU.” en Marina Ariza y Orlandina de Oliveira (coordinadoras) Imágenes de la familia en el cambio de siglo, pp. 357-381.Mexicali: Colegio de la Frontera Norte.

Nemecio, Isabel (2005) Migrar o morir: El dilema de los jornaleros agrícolas de la Montaña de Guerrero. Tlapa de Comonfort, Guerrero: Centro de Derechos Humanos de la Montaña "Tlachinollan".

Townsend, Peter (2003) “La conceptualización de la pobreza”, en Comercio Exterior [En línea], Vol. 53, no. 5, mayo. Disponible en línea en: http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/20/6/RCE6.pdf, [13 de octubre de 2015].

 

[1] De acuerdo con Lara (2001) es aquella que parte de su lugar de origen para pasar por distintos lugares de trabajo antes de regresar nuevamente a su lugar de residencia. De las 5 familias entrevistadas (3 familias de Palmillas y 2 de Tepa), sólo el señor José, 38 años, [cuñado del señor Pedro, 55 años) familia de Palmillas] realiza este tipo de migración, ya que trabaja como jornalero en la localidad de Tenextepango, municipio de Ayala, estado de Morelos (primer lugar laboral de arribo) y el municipio de Mixquiahuala, Hidalgo (segundo lugar laboral de arribo), entre los meses de mayo a octubre, y a finales de este último mes regresa a Tlapa, Guerrero (lugar de origen).

[2] De acuerdo con Lara (2001) la migración pendular se refiere a la que se dirige a una sola región de trabajo y desde allí regresa a su lugar de residencia. Las 5 familias entrevistadas realizan este tipo de migración, ya que trabajan entre Mixquiahuala - Tepa y Tenextepango, siendo este último el primer lugar de destino al que llegaron a principios de la década de los noventa, y el cual actualmente es su lugar de residencia, ya que en las familias han comprado pequeños terrenos o rentan cuartos en Tenextepango.

[3] Los nombres de los integrantes de las familias jornaleras, así como de los enganchadores y los capitanes (actores sociales que intervienen en la migración jornalera), han sido modificados con el fin de mantener el anonimato de cada uno de estos sujetos de estudio.

[4] De acuerdo con Fabre (2004), para 1990, el INEGI informó que en el estado de Hidalgo habitaban 89’677 jornaleros agrícolas, ubicando a este estado en el sexto lugar nacional en concentración de jornaleros asentados, localizados principalmente en la región del Valle del Mezquital (29%) y en la Huasteca Hidalguense (22%).


[a] Egresada de la Licenciatura de Antropología Social (LAS), Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Área Académica de Antropología e Historia.
Correo electrónico, gabazpeitia@gmail.com