Reseña del libro: Porfirio Muñoz Ledo. Historia oral 1933-1988. James W.Wilkie y Edna Monzón de Wilkie
Book Review: Porfirio Muñoz Ledo. Historia oral 1933-1988. James W.Wilkie y Edna Monzón de Wilkie
Esta reseña permite aproximarse a la obra: Porfirio Muñoz Ledo. Historia oral 1933-1988, de la autoría de James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, si bien se hace de forma muy general, en ella se destaca más la veta de Porfirio Muñoz Ledo como educador, sin olvidar que este personaje ha sido un hombre polémico, que se ha desempeñado en distintos cargos públicos, de gran responsabilidad política y social.
La relevancia de este trabajo consiste en la recuperación de la trayectoria del protagonista, en voz propia y en la manera en la que se imbrica su vida política con la historia contemporánea de nuestro país.
Asimismo, la amplia experiencia de los autores en trabajar la historia oral, es garantía de que este tipo de abordaje resulta ameno e interesante para cualquier estudioso de la realidad política mexicana.
Palabras clave: Reseña, Política y educación, Historia oral
This paper allows you to have a closer look into the work: Porfirio Muñoz Ledo. Historia oral 1933-1988, by James W. Wilkie and Edna Monzón de Wilkie, although it is done in a very general way. It highlights the vein of Porfirio Muñoz Ledo as an educator, without forgetting that this character has been a controversial man, who has served in different public positions, of great political and social responsibility.
The relevance of this work consists in recapturing the professional career of the protagonist, through his own words, and by describing the way in which his political life is imbricated to the contemporary history of our country.
Likewise, the broad experience of the authors´ work on oral history is a guarantee that this type of approach is pleasant, and interesting for any person studying the Mexican political environment.
Keywords: Review, Politics and education, Oral history
Hacer un libro a partir de la entrevista es ya, en sí, una enorme empresa, pero hacerlo a partir de la narración oral de un hombre que ha sido una figura pública desde muy joven, es una verdadera aventura que parece inacabable.
Narrar cincuenta y tres años de vida de una trayectoria que la pareja de expertos entrevistadores identificaron como meritoria de reconstruir, plasmarla en seis vertientes, abrevar en la memoria de uno de los políticos contemporáneos más polémicos de nuestro país y hacer de esta historia un material ameno y rico en información que nos permite comprender muchos de los momentos y coyunturas históricas del México del siglo XX y de estos casi ya veinte primeros años del siglo XXI, constituye un trabajo digno de abordar y de reconocer, por su espléndida factura.
De esta forma, la primera veta es la del El estudiante, en la cual Porfirio Muñoz Ledo describe cómo fue su vida de niño. Sus padres, maestros, él de educación física y ella de primaria, fueron sus primeros educadores. De sus progenitores aprende la disciplina, el valor del trabajo, del esfuerzo y la dedicación; de ganar lo poco mucho que se tenga con trabajo constante; aprende también a vivir con moderación, incluso, con limitaciones. La anécdota acerca de que para su colación a la hora del recreo, lo que su madre les daba a él y a sus hermanos, era un pan untado con natas, denota la frugalidad de su formación infantil.
A lo largo de la historia que va narrando, el entrevistado va reconstruyendo también la historia de nuestro país y el contexto internacional, lo que permite entender sus circunstancias. Este tipo de ejercicio resulta altamente formativo, pues es posible que, de manera paralela, el lector pueda también realizar una evocación similar para sí mismo, o para su familia: ¿qué ocurría con mis padres, en la época que describe Muñoz Ledo, durante su formación básica, durante la preparatoria y ya como universitario?
En la vertiente del servidor público señala de qué manera, incluso sin él mismo tener la intención de serlo, se inserta como trabajador al servicio del Estado y cómo va enfrentando los retos que la conformación de las instituciones de nuestro país exigen. Y resulta paradójico que Muñoz Ledo haya ocupado dos importantes secretarías de Estado, además de una dirección como la del Instituto Mexicano del Seguro Social; que haya sido Embajador de nuestro país en la Organización de Naciones Unidas, además de los cargos que por elección llegó a ocupar, como el de Senador, entre otros.
En los derroteros del dirigente político, gracias a sus dotes de orador y a su carisma como líder estudiantil, conoce desde el interior los vericuetos de las redes del poder; él siempre preocupado por elaborar la teorización del Estado mexicano, de su conformación en todas sus aristas, es ya parte de ese intrincado mundo, en donde colabora para ser fiel a sus convicciones de democracia y justicia social.
Quizás para mí, como lectora y como maestra, el ángulo de Muñoz Ledo que más me cautiva y trasciende es el del educador. Cómo comienza a dar clases en Francia, donde estudia el doctorado, cómo conoce más sobre nuestro país, a partir de las lecturas que realiza de investigaciones elaboradas por mexicanistas norteamericanos; cómo interactúa con personajes de la talla de Carlos Fuentes.
Ya en México, cuando es invitado para dar clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y en El Colegio de México; su concepción acerca de la educación y el reconocimiento que le otorga a la obra educativa durante el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas y cómo concibe la educación universal, que fue frenada desde la Secretaría de Hacienda. Para Muñoz Ledo, aquellos funcionarios que han bloqueado la ampliación del sistema educativo mexicano son quienes han impedido también la modernización de nuestro país, tal como lo expresa en una frgmento de las entrevistas presentadas en la obra:
Tenemos un Estado que trabaja contra la integración social del país, en contra de la modernización de la economía y de la igualación de las condiciones de vida. Y no digo esto porque crea románticamente en el poder liberador de la educación, las estadísticas de la evolución de la sociedad industrial son absolutamente indiscutibles: hay una relación entre la estructura de la economía, los niveles de distribución del ingreso y los niveles de escolaridad de la población. (Wilkie 2017, p.645).
Finalmente, la última veta, la del dirigente opositor, nos habla de un Porfirio que mantiene sus convicciones muy firmes, sobre todo en aquellas que abonan a la democracia y la justicia social:
Para mí, lo revolucionario es lo progresista; si digo “una mentalidad revolucionaria” en el contexto mexicano, estoy diciendo lealtad, idoneidad o correspondencia con los valores centrales de la Revolución Mexicana: nacionalismo, justicia social, democratización de las relaciones sociales. En mi lenguaje, eso es lo revolucionario en México; otros aluden a otras cosas. (Wilkie, 2017, p.751).
Es importante señalar que las entrevistas que dieron como resultado esta obra, se llevaron ya casi por finalizar el año de 1987 y que el siguiente año, el de 1988, sería un parteaguas para la historia de México.
Seguramente, Muñoz Ledo estará ya preparando el libro que nos dará cuenta de su trayectoria posterior y hasta nuestros días, porque sigue siendo una figura pública muy importante y polémica, además, porque siendo ya un adulto mayor de casi ochenta y cinco años de edad, continúa impulsando la lucha por la democracia y por una sociedad más equitativa y justa para México.
Wilkie, James W y Edna Monzón Wilkie. Porfirio Muñoz Ledo. Historia oral 1933-1988. (2017) Penguin Rendhom House Grupo Editorial. México, 943 pp.
[a] Profesora Investigadora en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Ajusco. E-mail: xely57@gmail.com