La construcción del estado y el crimen organizado. Evolución y análisis del uso de la fuerza

Resumen

El artículo apunta a la oportunidad de estudiar al crimen organizado de la manera en que se ha hecho con el estado-nación. Es decir, el estudio del estado tiene importantes aportaciones a la comprensión de la naturaleza del crimen organizado. De esta manera, la guerra y la violencia, entendidas como las que construyen y moldean las funciones sustantivas del estado o poder infraestructural, son exploradas de forma analógica a las de los objetivos de organizaciones criminales. El proceso de construcción del estado resulta, comparativamente, notable a la creación de un cártel de la droga. Una vez subrayado los puntos anteriores, se destaca el papel del pasado y presente de una democracia, en este caso de las latinoamericanas, en el fortalecimiento de una de estas organizaciones.

Palabras clave: Estado, crimen organizado, guerra, monopolio, violencia, uso de la fuerza, democracia

Abstract

The article highlights the opportunity that the study of the nation-state brings to understand the nature of crime organizations. The study of the nation-state has a lot to offer for a better understanding in the transformation and construction process of the organized crime. Then violence and war, understood as the infrastructural power, are taken as the pillars between the analogies composed by the creation of a nation-state or a crime organization. Once the evidence is provided, the fresh democratic systems in Latin America are mentioned to identify if they perform in favour or against organized crime.

Keywords: State, organized crime, war, monopoly, violence, the use of force, democracy

Justificación del tema

La idea a desarrollar en las siguientes líneas yace de la inspiración que emana del artículo: “War Making and State Making as Organizad Crime” publicado por el profesor Charles Tilly. El autor se propuso realizar una analogía entre el crimen organizado y el estado, reflexionando sobre los acontecimientos ocurridos en la Europa Occidental a partir del año 1600.

Por tanto, la justificación en la elección de este tema está configurada en el contexto actual que vivimos en nuestra región, en las que la imposición de políticas radicales de seguridad y orden público ha tenido resultados radicales e inesperados. Así, por medio del análisis comparativo entre el estudio de los antecedentes históricos de la conformación de estado y el contexto contemporáneo, se pueden generar resultados para la mejor comprensión del presente y, siendo ambiciosos, poder estudiar al crimen organizado para conocer las pautas que lo rigen y guían para, de esta manera, facilitar las labores a las autoridades competentes por medio de la generación de conocimiento. Igualmente, lo que aquí se pretende es una humilde y sencilla contribución, contrario a la idea del descubrimiento de una pócima milagrosa.

Introducción

Gracias al rápido desarrollo tecnológico experimentado en el siglo XX, hoy en día vivimos en un mundo interconectado en todas las posibles ‘esferas’: la política, económica, social y cultural. La reducción de espacios y distancias al mínimo ha incrementado la velocidad de avance y revolucionado nuestras actividades diarias. No obstante, todo tiene una causa y en este caso es debido, en gran medida, a la competencia voraz a nivel internacional de acumulación de capital y mercado, objetivo que un día fuese fomentado en base a los intereses entorno a la práctica de la guerra y el intento por controlar la violencia organizada.

Como será analizado a continuación, será la guerra y el control del uso de la fuerza la razón de los primeros intentos organizados orientados a la acumulación de capital. Es por eso que se pretende en este ensayo conceder a la práctica de la guerra y al uso de la fuerza tanto legítima como ilegítima el papel principal a desarrollar.

Asimismo, el diálogo será estructurado analizando la importancia de la guerra y el monopolio de la fuerza en la evolución y los procesos de construcción del sistema internacional del estado moderno, seguido por el crimen organizado y su analogía con el estado, para más tarde exponer las tesis sobre la posible privatización del crimen organizado en países latinoamericanos con democracias jóvenes. Al finalizar, serán expuestas las conclusiones.

 

Debate

“La guerra crea estados, por lo que existe una interdependencia entre la guerra y la construcción del Estado”

Charles Tilly

 

El fragmento anterior, expuesto por Tilly, lo llevó a reconocer el papel central que tiene el uso de la fuerza en la comprensión del desarrollo y la transformación de las formas de gobierno (2006:5). Argumenta que tanto la violencia como el control de la fuerza son condiciones determinantes para la formación, surgimiento y estabilidad de un estado-nación. Añade, que no se puede entender la construcción del estado-nación moderno sin las guerras europeas y su posterior influencia en el resto del mundo. Se discute, fueron los continuos enfrentamientos, la evolución económica y tecnológica, derivada de la acumulación de capital, y el desarrollo del poder infraestructural, que el estado cobró fuerza y terminó las muy diversas formas de gobierno y autoridad existentes hasta entonces (Ramos, 1995).

Efectivamente, se considera a la guerra como principal  impulsor de la acumulación de capital, la monetarización de economías, la construcción de infraestructuras burocráticas que permitieran al estado controlar, eficientemente, sus techos fiscales, así como el desarrollo de tecnologías e innovación. Ya que la consolidación de estos puntos fortalecieron directamente la posición del estado, volviéndolo más competitivo tanto dentro como fuera de sus fronteras (1995).

Evolución del estado


Es importante definir el contexto con el que estaremos trabajando y lo que se entiende en este documento por estado-nación. El estado puede ser definido en conceptos que se complementan; aquella organización que se extiende descontroladamente reclamando soberanía territorial en una geografía con fronteras bien delimitadas, una forma dominante de la organización del poder político, aquel que controla el monopolio de la violencia ejercido sobre una población que habita entre sus fronteras, o la legitimación y legalización de la autoridad (Tilly, 2006).

Igualmente es importante, para los objetivos de este ensayo, enfatizar que toda organización del Estado fue antes una organización militar, es decir, una organización para la guerra y conquista al exterior de sus fronteras y para la obtención de seguridad y procesos de pacificación dentro de estas (Hintze, 1975).

De acuerdo con Charles Tilly (2006) en su artículo “War Making and State Making as Organizad Crime” los agentes del estado incluyen generalmente cuatro actividades diferentes:

la guerra: eliminando o neutralizando a los rivales fuera del territorio en el cual tienen preferencia permanente y notoria en el uso de la fuerza; la construcción del estado: eliminando o neutralizando a sus rivales dentro de ese territorio, la protección: eliminando o neutralizando a los enemigos de sus clientes, y la extracción: adquiriendo los medios para llevar a cabo las actividades anteriores – la guerra, la construcción del estado y la protección (Tilly, 2006:17).

Por lo tanto, el autor concluye que

el tamaño concreto del gobierno era directamente proporcional al esfuerzo dedicado a la extracción, la construcción del estado, la protección y, especialmente, la guerra, pero inversamente proporcional a la comercialización de la economía y a la cantidad de recursos disponibles (Tilly, 2006:20).

De esta manera, como es mencionado anteriormente, la violencia organizada en sus diferentes representaciones: guerra, delincuencia o rivalidad, fungen como eje central en la creación-construcción de estados-nación (2006:2).

No obstante, la guerra es costosa pero como se indica anteriormente necesaria y fundamental. Y así lo fue para la creación del orden internacional de estados que rige hoy en día, el cual popularmente se identifica con el tratado de Westfalia en 1648. Hasta aquí se subrayan dos argumentos: la violencia organizada luce como un eje transversal en la construcción de un estado, sin embargo, ésta es costosa y desgastante para cualquier gobierno o autoridad que pretenda ejercerla (1995).

Ahora, el argumento anterior cobra fuerza en su parte económica. De aquí, que la acumulación de capital florezca como un reforzamiento básico en el proceso de construcción del estado. Las autoridades y gobernantes concibieron la importancia del sector económico. Es decir, se dieron cuenta de que cuanto mayor sea el poder infraestructural de un estado -entendido como la organización disponible para recaudar por sí mismo eficaz y económicamente la riqueza de su territorio-, mayor será su capacidad de enfrentamiento y fortaleza frente a sus potenciales enemigos o aliados (Ramos, 1995).

De aquí que el estado comenzará a interesarse por la acumulación de capital de su población y la monetarización de su economía, como es mencionado anteriormente. Se comprendió que si los techos fiscales del estado (económico, administrativo y político) son eficientes, la fuerza de esté se multiplica. Lo que a largo plazo permitió sostener ejércitos permanentes, destruir a los “mandos medios”, como los “magnates” que servían como intermediarios con la población y proveían reservas de hombres para las batallas cuando el gobernante lo requiriera, y la conquista de territorio cada vez más extenso y seguro. Así es como se logró, por medio de las fuerzas armadas permanentes, formas de violencia ‘legítima’ que aunque lentamente, se convirtieron en algo relativamente cohesionado y aceptado por el total de la población (Tilly, 2006:7). La permanencia de estas fuerzas castrenses consolidó una fuerza para la pacificación local como lo es la creación de una policía urbana o gendarmería, como es el caso francés, y terminó por fortalecer el monopolio del uso de la fuerza y el nacimiento de un orden interior (Tilly, 2006:7).

Es decir, el estado o autoridad ejerce y practica un proceso de guerra y uso de la fuerza tanto en el interior de sus fronteras como en el exterior. Interiormente ejerce el uso de la fuerza para pacificar y unificar su reino, condado, tribu, organización o estado; mientras que por el exterior ejerce violencia y fuerza; sin embargo, esta vez  con objetivos de reposicionarse a nivel regional y con esto lograr competitividad que le permita conquista territorial y seguridad, objetivos primordiales en la agenda de cualquier gobernante de este período (2006:7).

Por otra parte, de acuerdo con Otto Hintze (1975) en “Military Organization and the Organization of the State”, se argumenta que es el avance de las condiciones económicas en el que se establece una separación entre lo militar y lo comercial, una separación entre la clase social que lucha y la que produce y alimenta (Hintze, 1975:2). La evolución del estado militar, a un estado fiscal (siglos XVII y XVIII), consecuencia de demandas populares como el conocido “no taxation without representantion”. Por lo que hay que destacar que el contexto y los términos anteriores son aquellos existentes en la época representada por la inestable Europa imperial de los siglos XVII y sus revoluciones militares, así como la revolución francesa y las revoluciones liberales ante la ausencia de derechos.

Crimen organizado


Por su parte, el crimen organizado ha hecho del uso de la fuerza y la violencia su herramienta de uso común en la consecución de fines e ideales que al igual que el estado son, entre otros, la conquista y la obtención de seguridad. Es decir, la similitud que se obtiene entre el proceso de construcción del estado y el proceso de construcción de un “cartel de la droga”, protagonista de la familia del crimen organizado, es como destaca Charles Tilly: notable. De la misma manera que el estado amplia su poder infraestructural, lo hace el crimen organizado diversificando sus actividades ilícitas. Las cuales, si se ejemplifica con el de un cártel de narcotráfico, han pasado de ser de simple producción, trasiego y venta de drogas o sustancias ilícitas, delitos contra la salud,  a todo tipo de actividades como extorsiones, secuestros, cuota de piso a comercios, protección ante otros cárteles, etc.

Es posible ver entonces que la extensión del poder infraestructural por parte del crimen organizado es importante. De igual forma, éste se ha visto beneficiado por los procesos de globalización, permitiéndole tener mayor alcance, velocidad, eficacia e interconectividad en su estructura a nivel regional, nacional e internacional. Una vez más, su rápido crecimiento  y aumento del espectro de actividades va de la mano con el rápido desarrollo sufrido por las capacidades del estado en el último siglo: su economía y aparatos financieros, extensión de la presencia burocrática o administrativa en buena parte de su territorio, uso de nuevas tecnologías e incluso el impacto sufrido por los procesos de crisis económica.

De estos argumentos se podría promover una tesis: la búsqueda del crimen organizado por eliminar o sobrepasar las facultades del estado-nación, ya sea eliminándolo o sublevándolo. No obstante, esta idea pierde peso y credibilidad si se analizan los antecedentes de la evolución del crimen organizado, especialmente en aquellos países con una fuerte presencia criminal, como puede ser el caso de países latinoamericanos, Colombia, El Salvador, Guatemala o México. En todos estos casos, el crimen organizado se ha visto beneficiado por la aparición de nuevos gobiernos democráticos o gobiernos “jóvenes” los cuales no cuentan con la fortaleza institucional para hacer frente a estas organizaciones delictivas. Estos estados se presentan débiles ante las élites corruptas interesadas en cubrir las actividades ilegales del narcotráfico.

Por lo que los intereses del crimen organizado serán los de mantener al estado, siempre y cuando se mantenga débil y con presencia criminal o corrupción a lo largo y ancho de sus instituciones, como el caso de los diferentes estados latinoamericanos apenas mencionados.

Privatización del crimen organizado


Ahora bien, en este proceso de evolución de muchos estados latinoamericanos a recientes planos democráticos, es posible observar una “privatización del crimen organizado”. Lo anterior puede sonar exageradamente liberal, pues se le observa a estas instituciones como meras empresas comercializadoras de una cartera de productos, en este caso ilícitos, no obstante como lo plantea “The Conflict Prevention and Peace Forum”celebrado en Nueva York por la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), los países que recientemente dieron pasos hacia la democratización y desmilitarización, han sido atravesados por el crimen organizado. Lo que propone la fundación de origen español, es un proceso en el cual el estado autoritario, a través del proceso democratizador el cual es joven y débil, ha visto fragmentado su monopolio de la fuerza, aunque conservado a sus élites corruptas (Fride, 2007).

En el pasado reciente, en diferentes estados latinoamericanos se ungían como estados autoritarios con fuerte presencia militar en su forma de gobernar o de impartir sus políticas públicas, lo que les garantizaba el amplio uso del monopolio de la violencia. Por lo que se concluye en una paradoja en la que a mayor desmilitarización y procesos de democratización estados latinoamericanos han sufrido un importante debilitamiento en sus instituciones encargadas tanto del orden público como de otras instancias.  En resumen, concluye FRIDE, existe un proceso lineal entre un proceso de democratización con una fragmentación del monopolio de la fuerza (Fride, 2007).

Si se observa el caso mexicano, esta tesis embona a la perfección. A lo largo de la llamada “dictadura perfecta” implementada por los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el crimen organizado se mantuvo bajo el cobijo de las élites gobernantes o los caciques regionales, a los cuales se les rendían cuentas. Una vez comenzado el período de transición política experimentado en el país, la presencia del crimen organizado en México se hace notar  y las actividades de este se “privatizan” si seguimos en lo definido por FRIDE. Consecuencia de este proceso de privatización del crimen organizado pueden llegar a ser interpretadas variables como el aumento en los índices de violencia, la pérdida del monopolio del trasiego de sustancias ilícitas o pérdida de importantes “plazas” de los principales cárteles y la subsecuente insurrección de múltiples cárteles de muy variadas dimensiones y extensiones ganando territorio (Fride, 2007).

Conclusiones

Los temas relacionados a la teoría del estado, sus procesos de construcción y evolución han sido ampliamente estudiados en la literatura científica. No obstante, el objetivo principal de este ensayo ha sido el de analizar la relación que tiene con las organizaciones delictivas pues la analogía entre ambas es notable, lo que facilita la comprensión del crimen organizado como organización o incluso como empresa. Conocer al estado-nación es sencillo, contrario a lo que por naturaleza significa estudiar al crimen organizado; pero podemos lograr entender y comparar ambas organizaciones como algo similar, aunque a grandes rasgos, es posible identificar con claridad los fines y ambiciones de los delincuentes.

Es importante destacar que el estado como unidad del sistema internacional ha sido siempre el actor principal, y aquí no se argumenta lo contrario. Inclusive con los procesos de globalización que ocurren día a día y las ventajas que pueden obtener organizaciones no estatales como es el caso del crimen organizado o una empresa transnacional, el estado permanece como actor principal, y a pesar de estas organizaciones pudiesen influir o impactar en el estado este seguirá siendo central en el estudio científico.

Cualquier intento por desplazar al estado como actor principal, a pesar de que algunos gobiernos no han sido capaces, debido ya sea a un joven gobierno democrático o a sus corruptas élites, de garantizar la aplicación efectiva de la ley o la seguridad ciudadana, los enfoques dentro de las relaciones internacionales seguirán girando en torno al estado.

De igual forma es imprescindible dejar claro la relación intrínseca compuesta por la guerra y el uso de la fuerza con la formación del estado y de las mismas organizaciones criminales. No obstante, la clave residirá siempre, en la diferenciación de lo legítimo e ilegitimo. La aceptación del monopolio del uso de la fuerza por parte del estado es un proceso que aunque ha sido lento ha ganado legitimidad y ofrece a la población una característica primordial, el orden interior, pacificación y unión. Mientras que por el lado contrario el uso de la fuerza y la violencia no justificada aplicada por diferentes organizaciones criminales nunca podrá ser legitima ya que carecen en su totalidad del poder generar orden en beneficio de la población y la sociedad, además de que parten en contra de la ‘voluntad general’.  

Correspondiente a las democracias jóvenes y en especial a las latinoamericanas, se observa un desafío difícil pero posible, la pócima secreta reside como la mayoría de los problemas, en la educación, en este caso, será generar investigación primeramente en la prevención del delito, el cual está muy alejado de las mayorías de las políticas de seguridad y orden público implementadas hasta ahora y ejecutadas bajo el eje de operaciones policiacas y la entrada de las fuerzas castrenses, como los operativos de alto impacto implementado en el sexenio de Felipe Calderón.

Así, concluimos este documento con la necesidad de mirar la relación ejercida en el proceso de construcción por parte del estado --la guerra, el uso de la fuerza-- y su analogía con el crimen organizado, analogía que sirve para ilustrar e impartir una mejor comprensión de las oscuras dimensiones que encierran las organizaciones delictivas, y su impacto e influencia sobre las instituciones de democracias en proceso de consolidación, como lo es la de nuestro país, México.

Bibliografía

Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, FRIDE, (2007). The Conflict Prevention and Peace Forum.  Conferencia celebrada en mayo 2007, Nueva York.

Hintze, O. (1975). “Military Organization and the Organization of the State” en Felix Gilbert (editor) The Historical Essays of Otto Hintze, pp. 180-215. Nueva York: Oxford Univerity Press.

Krasner, S. D. (2001). Soberanía, hipocresía organizada. Barcelona: Paidós.

Ramos Torre, R. (1995). “La Formación histórica del estado nacional’ en Benedicto y Morán (editores) Sociedad y política. Temas de Sociología política. Madrid: Alianza.

Tilly, C. (2006).  “War Making and State Making as Organizad Crime” en Revista académica de Relaciones Internacionales, Núm. 5, Noviembre, Madrid.



[a] Maestro en Liderazgo Democrático y Comunicación Política por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor investigador adscrito a la Dirección de Investigación, jefe del Departamento de Convocatorias y Proyectos Externos, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.