La felicidad en la BIARE. Un análisis desde la perspectiva de la modernidad tardía[a]

Resumen

En este texto se formula un análisis en torno a los alcances teóricos que tienen algunas nociones de la modernidad tardía de Anthony Giddens para comprender fenómenos sociales en sociedades cómo la de México. Para ello se analizan tres aspectos que resaltan en la obra de Giddens: a) la reflexividad principalmente cómo una forma de auto pensarse de las mujeres contemporáneas, b) el surgimiento de riesgos globales que generan gran incertidumbre en las personas y c) el surgimiento de un sí mismo exacerbado que conlleva a un aumento de individualidad. Estos puntos se contrarrestan con datos cuantitativos sobre felicidad que se extraen del módulo de “Bienestar Autorreportado” (BIARE); ello permite conjugar elementos abstractos con argumentos empíricos.

Palabras clave Felicidad; modernidad; reflexividad; incertidumbre.

Abstract

In this paper, an analysis is performed around the theoretical scopes that some late-modern notions of Anthony Giddens have in order to understand social phenomena in societies such as in Mexico. It analyzes three aspects that are emphasized in Giddens’ work: a) the reflexivity, primarily as a form of self-thought of contemporary women, b) the emergence of global risks that generate great uncertainty in people and c) the emergence of an exacerbated self which leads to an increase of individuality. These points are compared with quantitative data of happiness which are extracted from the “Bienestar Autorreportado” module (BIARE). This analysis enables to combine abstract elements with empirical arguments.

Key words: Happiness; Modernity; reflexivity; uncertainty.

Introducción

Hablar de felicidad en un contexto como el que enfrentan las sociedades actuales resulta difícil, más aun cuando es una noción que tiene diferentes aristas; así por ejemplo, la filosofía, la psicología y la sociología hablan de felicidad desde diferentes ángulos y enfoques. Ante este panorama convertirla en una medida cuantitativa nos puede demostrar el panorama de un elemento tan poco explorado en México, es decir, la percepción de cada individuo sobre lo que considera que puede llegar a ser la felicidad.

El módulo de Bienestar Autorreportado (BIARE [1]) que integra la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares (ENIGH) del 2012, se encarga de extraer esta información sobre el tema de felicidad, como bien se sabe la felicidad no es algo que represente de manera objetiva una situación dada sino que responde más a características subjetivas individuales: la manera en que crecieron los individuos, la influencia de sus vínculos sociales y como miran la vida.

Se trata de mediciones del bienestar subjetivo, es decir, de reportes de cómo las personas experimentan su propia calidad de vida, en contraste con los métodos tradicionales que se concentran en el acceso o disponibilidad de satisfactores asociados con el mantenimiento de una cierta calidad de vida. (INEGI, 2012:s/p)

Las medidas macroeconómicas como lo son el producto interno bruto (PIB) no pueden mostrar el grado de satisfacción de una persona, puesto que la economía mundial está en un periodo de desequilibrio mismo que llevaría a países económicamente estables a ser más felices y la manera como se ha esforzado de medir la felicidad demuestra lo contrario.

La BIARE [2] se centra principalmente en recaudar información de los siguientes elementos: El grado material con el que viven los individuos solo es un factor que puede afectar la felicidad, por ejemplo al comprar diversos bienes; otro factor es el rubro ecológico, donde la manera en que las actividades humanas impactan al medio ambiente, ello afecta claramente a la sensación de felicidad puesto que se presentan nuevos riesgos en la vida a causa de esta sobre explotación (la enfermedades a causa de la contaminación y los productos transgénicos). Por último se habla de la calidad de vida, en primera instancia se alude a la pobreza como un factor que impide desarrollar las capacidades de los sujetos y en segundo lugar la parte subjetiva concerniente a una noción de felicidad meramente individual con rasgos sociales (INEGI, 2012).

Sin duda este nuevo módulo nos puede brindar ayuda para el análisis de elementos abstractos que la sociología, como ciencia social, ha tratado de estudiar y más aún en una población especifica como lo es México. Además, tenemos los datos del Happy Planex Index (2012) que muestran que Latinoamérica se considera más feliz que otras regiones del mundo incluido Europa, y específicamente México se ubica en la posición 21 de 151 países[3].

Considerando los datos de la BIARE que aluden a reformular la noción de felicidad desde otros ámbitos, conviene recordar cómo la sociología comprende esta etapa de las sociedades puesto que también la misma ciencia está tratando de cambiar para poder estudiar sus objetos.

Los fenómenos sociales de finales del siglo XX y principios del XXI suelen considerarse para la sociología como fenómenos que en ninguna parte de la historia habían sucedido. A diferencia de su nacimiento donde la pregunta central era el orden social ahora su pregunta se dirige a contestar algo que George Simmel se había preguntado ¿Cómo es posible la sociedad? Justamente es esta época a la cual se le ha tratado de explicar con diferentes nombres: posmodernidad, hipermodernidad, modernidad liquida, modernidad tardía, entre otros. Las características básicas de esta etapa para esas teorías; se pueden resumir en un distanciamiento del individuo respecto a la sociedad, la búsqueda de placeres efímeros y un alto grado de incertidumbre.

Lo cual podría incluso traducirse en que la percepción de felicidad es meramente individual y, por ende, cada quien crea su felicidad, a diferencia de etapas anteriores donde la felicidad podía seguir un estereotipo occidental como lo era el poder conformar una familia al estilo norteamericano: una mujer que se quedaba al cuidado de la casa, el hombre trabajador que compraba un coche y pagaba la hipoteca de su casa. Ahora nos encontramos con actores reflexivos del medio donde viven que interactúan con personas al otro lado del mundo, lo cual hace que se generen valorizaciones nuevas de su entorno (Giddens, 2000).

Ante ello surge la posibilidad de poder comparar algunos elementos de esta modernidad tardía con los datos arrojados en la BIARE, de tal manera que lo abstracto pueda ser algo objetivo en un contexto dado. La base de datos nos permite extraer elementos específicos cuantitativos con los cuales deducir o no, si lo que contestaron los sujetos se debe a esta etapa de la modernidad tardía atendiendo a algunos planteamientos de Anthony Giddens. Además de poder inferir en qué momento conviene estudiar los fenómenos sociales desde este punto teórico-analítico puesto que el contexto donde se concibió es totalmente diferente al que vivimos.

Para ello conviene explicar a qué nos referimos con este concepto; por modernidad tardía entendemos aquel desencanto de la modernidad (donde lo que se prometía como el progreso de las sociedades se vuelve contra si misma) y el devenir de las consecuencias no deseadas de la misma; otros se refieren a esta modernidad como lo planteado por Weber en la jaula de hierro donde hay una racionalización extrema y un aumento de la burocracia que van en contra de la libertad de los actores. Para Giddens, elementos como la individualización, el desapego de las normas impuestas por la modernidad y un sin fin de riesgos aparecen (como consecuencia de la misma modernidad). Sobre todo desencadena una aparición de reflexividad (Giddens en teoría de la sociedad del riesgo lo define como pensarse sobre sí mismo), haciendo cuestionamientos al proyecto de la modernidad y al resquebrajamiento de éste. Asimismo, resultan nuevas opciones de acción a partir de esa reflexividad puesto que el proyecto de la modernidad se olvidó de las consecuencias no deseadas convertidas en riesgos en esta alta modernidad.

Durante las siguientes líneas se comparan tres elementos de la modernidad tardía: la reflexividad principalmente como una forma de auto pensarse de las mujeres contemporáneas, el surgimiento de riesgos que genera incertidumbre para el actor y el surgimiento de un sí mismo exacerbado. Estos elementos se explicaran desde las bases de la modernidad tardía para posteriormente compararla con elementos específicos de la BIARE en cada caso.

La reflexividad en las mujeres

La reflexividad podemos encontrarla en la nueva ola de movimientos feministas, en la mirada de la mujer de sí misma la cual se ha modificado. Ya no se dedican a las labores domésticas y ya no piensan que casarse sea su único destino. Aunque los medios de comunicación siguen presentando el amor romántico como el ideal (la búsqueda de la media naranja), el cual después de mucho tiempo de buscarlo y luchar por éste, se conseguirá; con lo que se refuerza más ese desencanto de las personas hacía ese proyecto de amor romántico. Ahora los matrimonios parecieran tener licencia de caducidad. Las mujeres que se divorcian ya no son tan estigmatizadas en el colectivo social, como sucedía hasta hace poco tiempo (Giddens, 2000). Esto lo demuestra la columna sobre divorcio (Ver Cuadro 1) donde el porcentaje de mujeres divorciadas es mucho mayor a la de los hombres. Pese a ello, los datos demuestran uno de los elementos que Anthony Giddens (1998) expresa sobre la modernidad tardía y es que la estigmatización sobre las mujeres divorciadas desciende y, con esto, la obligación del estado a establecer políticas que refuercen esta sensación de autonomía por parte de la mujer. Ahora los procedimientos necesarios para realizar un divorcio son más fáciles y generalmente conllevan un acuerdo intrínseco por ambas partes, lo que genera en cierta medida un espacio de igualdad entre mujeres y hombres que poco a poco se traslada en otros aspectos.

El derecho de las mujeres a iniciar el divorcio, por poner un ejemplo que parece sólo un hecho negativo, tiene actualmente un efecto equilibrador importante. Sus consecuencias niveladoras hacen algo más que posibilitar la huida de una relación opresiva, por importante que esta sea. Éstas limitan la capacidad del esposo para imponer su férula y de ahí, contribuyen a la transmutación del poder coercitivo en una comunicación igualitaria (Giddens, 1998: 115).

Esto podría responder a la poca esperanza que representa el matrimonio para ellas, sabiéndose además que pueden ingresar a estudiar y así hacer una vida independiente.
Al analizar la variable viudo en ambos sexos; el número de mujeres viudas es del 5% de las mujeres, frente al 1.3% de hombres que enviudaron. Esto se puede explicar gracias a que la figura del hombre es quien provee todo lo necesario al hogar, por lo cual tiene acceso a un trabajo donde hay más fuerza física y por ende más riesgos (Bourdieu, 2000). A comparación de la mujer donde lo socialmente valido es que haga trabajos de corte más delicado; así hombres y mujeres construyen un estereotipo del matrimonio.

 

Cuadro1. Estado Conyugal por sexos. Fuente: Elaboración propia con base al módulo denominado Bienestar Autorreportado (BIARE) (2012) INEGI.

 

Esta reflexividad por parte de las mujeres, que se demuestre de forma contundente en la BIARE y que afecte a la sensación de felicidad es nula (Ver Gráfico 1), de hecho el único elemento que sobresale es el estado de las divorciadas donde son más sujetas a reportar “algo felices” (1.06%) en comparación de las “completamente felices” (0.37%). Un grupo a destacar es el de las mujeres que viven en unión libre donde la tendencia de ser muy feliz y completamente feliz coinciden con las que viven en matrimonio. Esto nos indica que la noción de que solo en el matrimonio o en compañía de una pareja se es feliz sigue existiendo. Por lo tanto en este sentido un factor de la felicidad para este colectivo es el matrimonio o vivir con una pareja donde el estereotipo de la media naranja pareciese seguir existiendo.

Gráfico 1. Estado Conyugal y Nivel de Felicidad (Mujeres). Fuente: Elaboración propia con base al módulo denominado Bienestar Autorreportado (BIARE) (2012) INEGI.

Por ende lo que tenemos son atisbos de reflexividad, en una cultura tradicional con características andróginas que construyen la personalidad de los sujetos. Es necesario comprender que las características de este colectivo en específico son diferentes a las que considera Giddens en la Modernidad tardía respecto a la reflexividad.

La aparición de riesgos y la incertidumbre

Otro elemento que resalta en las propuestas de modernidad tardía es la aparición de riesgos. En un principio la modernidad se había planteado nociones de progreso, lo que aunado al capitalismo generó un tipo de sobreexplotación. De tal manera que todo lo que podía contener y dominar es rebasado por todos los fenómenos naturales y sociales. Aquella modernidad que había planteado como modelo ideal el motor de combustión, cada vez perjudica más al medio ambiente y en su contra se crean motores electrónicos que contienen baterías altamente contaminantes; lo que genera riesgo sobre riesgo.

Parecería que nuevas opciones de vida y de consumo generan nuevos riesgos, más aun en estas sociedades donde la globalización es algo concreto, el aumento de una vida de placeres genera enfermedades que en otros tiempos no se tenían contemplados: el estrés y la obesidad. Para Giddens (1998b:521) la misma “idea de riesgo está ligada a la aspiración de controlar… el futuro”. Pero ¿qué pasa cuando el futuro es más incierto y lo que puede ser hoy puede que no exista mañana?; lo que puede dar más estabilidad, desaparece saliendo del control de los sujetos: “El dinero que una persona posee nunca supondría demasiado si está sujeto a los caprichos de la economía global que incluso la más poderosa de las naciones se ve incapaz de controlar” (Giddens 1996:70).

Es posible que la BIARE nos pueda dar información al respecto y al mismo tiempo saber en qué grado afecta la felicidad de los individuos, para ello recuperaré la pregunta que se le hizo al encuestado en donde se le plantea ¿Cómo se imagina que estará dentro de 10 años?; ante ello los sujetos tienen diferentes opciones mejor, igual o peor que su actual situación. Para ello utilizaremos una frecuencia, donde previamente se simplificaron las respuestas a solo cuatro opciones, esto permite la claridad de los datos y el análisis de ellos. Cada una de las respuestas permite comprender de forma diferente el fenómeno aquí estudiado siendo la de nuestro interés en primera instancia la opción donde no logra imaginar su futuro.

De acuerdo al gráfico 2, casi todos los encuestados consideran que en un futuro estarán mejor que ahora y gran parte de esa población respecto al índice de felicidad es feliz (84.6% de los que pretenden estar dentro de 10 años mejor que ahora son felices). Son las personas más felices de los cuatro grupos, lo cual nos permite inferir que su condición actual de vida es muy buena y que se sienten satisfechos con ellas. Aquí la incertidumbre puede ser poca puesto que piensan que si continúan esforzándose como en el presente, en el futuro serán recompensados; justamente este grupo no considera ni el mínimo riesgo que pueda ocurrir en el transcurso del tiempo, solo viven el presente.

 

Gráfico 2 ¿Cómo imagina dentro de 10 años su estado de Bienestar? Fuente: Elaboración propia con base al módulo denominado Bienestar Autorreportado (BIARE) (2012) INEGI.

Curiosamente los que no logran imaginar su situación (23.7%) son el segundo grupo más grande de la población y de la misma forma son muy felices (73.6% son felices). Lo cual permite visualizar algunos aspectos, son personas que tienen un proyecto de vida y que consideran su situación actual como buena, puesto que son felices a pesar de no lograr imaginar su futuro; esto puede recaer en lo que hemos analizado respecto a la modernidad tardía donde los individuos no tienen los elementos suficientes para establecer su futuro y se encuentran en la incertidumbre. Si bien ese grupo se siente feliz, no saben si conseguirán prolongar esa felicidad.

La diferencia con el grupo que contestó “Igual que ahora” es significativa, puesto que es un grupo reducido, nos muestra que existe certeza sobre su futuro, (el 74.6% de este grupo es feliz). Si bien no valorizan su presente como bueno o malo, si logran establecer que con todo lo que cuentan son felices. Y con ello siguiendo estos datos dentro de 10 años serán personas felices.

Algo parecido lo demuestran las personas que consideran que dentro de 10 años estarán peor que ahora (9.8%), generalmente cuando se hacen valoraciones negativas o positivas significa que han tenido cierto tipo de experiencias o las condiciones en las que viven en el presente son totalmente malas. Lo anterior se demuestra en el índice de felicidad donde este grupo es el más bajo con tan solo el 65.4% que se dice ser feliz (diferencia significativa respecto a los otros grupos). Lo cual nos indica que este grupo pequeño tiene la certeza de que las condiciones con las que viven no mejorarán, por el contrario empeoraran.

Por ello podemos decir que en México las condiciones de incertidumbre no son semejantes a lo que ocurre en Europa, o más bien no hay un grado de reflexividad que les permita a los individuos situarse en contextos tan turbulentos como los actuales. Esto lo podemos notar en el gráfico 3 donde se les pregunta a las personas que tanto dependerá de ellas mismas el futuro inmediato.

Como se puede observar tan solo de “Algo” a “Mucho” y “Totalmente” es más del 90% de la población lo que equivale a decir que 9 de cada 10 personas consideran que su futuro depende de ellas y que no importa las condiciones locales y globales, y solo el 5% (aquellos que contestaron las opciones de “Nada”, “Casi Nada” y “Muy Poco”), considera que no depende nada de ellos. La tendencia no cambia cuando se quiere conocer la manera en que los individuos se consideran ante una adversidad: solo el 18% de todos los encuestados considera que no tiene los elementos suficientes para enfrentarse a una adversidad, mientras que el 82% considera que tiene todas las herramientas para hacerlo y poder sobrepasar esa adversidad de manera exitosa.

 

Grafico 3: ¿Qué tanto depende de usted mismo que le vaya bien el próximo año? Fuente: Elaboración propia con base al Módulo de la ENIGH denominado Bienestar Autorreportado (BIARE) (2012) INEGI.

Entonces podemos deducir, en esta parte, que una incertidumbre como tal no se refleja de forma exacerbada en la BIARE por el contrario debemos de entender que solo son aspectos sumamente subjetivos que se tienen que buscar como en el caso de las personas que no imaginan su fututo.

Y recordar que para Giddens (1993) la gran diferencia que existe entre un lego y el investigador social es que el primero desconoce los motivos de su acción (puesto que para él todo es natural); mientras que para el segundo sabe cuáles son los motivos de su acción, por ende puede comprehender porque los legos piensan de esa forma y no de otra.

Amate a ti mismo

Sin embargo, estos datos de la BIARE sobre la felicidad nos pueden mostrar si las personas que son más individualistas tienden a ser más felices. Recordemos que la aparición de un sí-mismo exacerbado es una característica de la modernidad tardía.

El sí-mismo no es una entidad pasiva, determinada por influencias externas; en la constitución de sus autoidentidades, independientemente de sus contextos específicos de acción, los individuos aportan y promueven influencias sociales que son globales en sus consecuencias e implicaciones (Giddens, 1996:34).

Eso se traduce en un cuidado del cuerpo que en otras épocas no se daba, la dieta se convierte no solo en un aspecto físico sino psicológico y cada vez más recomendado a medida que surgen nuevos riesgos. Frente a los productos químicos y esta comercialización de la comida rápida la opción de cuidarse, de hacer ejercicio, ocupa un lugar de mayor prestigio. Además esta idea de individualismo va acompañada de nociones como la de ámate a ti mismo que comercializan el cuidado del cuerpo.

Cada vez es más común la presencia de gimnasios que cobran muchísimo por simplemente hacer bicicleta o correr; incluso estos lugares se encuentran abiertos las 24 hrs del día para personas que trabajan todo el día o no tienen una hora exacta de salir del trabajo. Desde esta perspectiva el estado de cómo te sientas con tu aspecto físico si repercute en lo que se entiende por felicidad, de lo contrario no entenderíamos todo el aparato comercial que se está gestando alrededor de esto.

Utilizando la BIARE trataremos de ver si este elemento de la modernidad tardía se presenta en este contexto social. Para ello se analiza el reactivo que alude a qué tan satisfecho se encuentran los sujetos con respecto a su apariencia. Este análisis se centra principalmente en la población soltera y casada puesto que son a los que va dirigida las campañas publicitarias.

De acuerdo al Cuadro 2 la proporción que se encuentra “nada satisfecha” con su apariencia es igual en ambos grupos, podría decirse lo mismo en “casi nada” puesto que el porcentaje varía muy poco. El cambio a considerar aparece desde “Poco satisfecho” hasta “Mucho” donde ligeramente los casados nos indican que no se sienten tan a gusto con su cuerpo en comparación con los solteros pues, como el cuadro lo indica, no están totalmente satisfechos. ¿Cómo entender esto? El estilo de vida en el que viven las personas casadas es muy diferente al de los solteros, más aún, si estos tienen hijos. El tiempo que los solteros utilizan para preocuparse de su alimentación, ejercicio y descanso es mayor al de los casados, quienes lo utilizan para encargarse de labores domésticas, estar al pendiente de los cuidados de los hijos y de conservar su trabajo.

 

Cuadro 2 ¿Qué tan satisfecho se encuentra con su aspecto físico? Fuente: Elaboración propia con base al módulo denominado Bienestar Autorreportado (BIARE) (2012) INEGI.

En la columna referente a “Totalmente” satisfecha con su apariencia, se puede apreciar que los solteros se sienten mejor que los casados. Y es que recordando esta noción de sentirse mejor, conlleva cierto grado de reflexividad. Es común escuchar “para qué establezco una relación si estoy bien conmigo mismo y no necesito a nadie que viva conmigo y que no me deje ser libre”. Ante ello, la perfección y deseo de conservar una buena apariencia se convierte en una opción que cada vez más las personas están entendiendo, como el único camino para vivir bien. “En estas circunstancias, lo que uno come es una opción por un modo de vida, influida y decidida con ayuda de gran número de libros de cocina, folletos de medicina popularizada, guías nutricionales” (Giddens, 1998: 23).

Pese a ello las personas que se someten a una exacerbación del deseo por el cuerpo no siempre se pueden considerar las más felices ya que pueden llegar a grados extremos de adoración del cuerpo: anorexia, bulimia, exceso de masa muscular, entre otros. Ante esta situación es necesario saber que tan felices se consideran las personas, para ello utilizaremos de nuevo nuestro índice de felicidad.

La forma de ser del soltero es más individual, prestando mayor tiempo a sí mismo y teniendo una vida de consumo que satisface esas necesidades; por lo cual tener menos compromisos personales tiene un sentido de una adoración de uno mismo. Mientras que para la población casada cuesta un poco de más trabajo lograr estar satisfecha con la apariencia de uno mismo, hay que añadir que la vida de consumo está encaminada a otros fines; pero para los casados estar satisfecho con uno mismo implica un elemento casi seguro de felicidad, ya que alcanzar ese grado de satisfacción con su apariencia es mayor valorado entre las personas que lo rodean (llámense familia o compañeros de trabajo). Lo más probable es que los sujetos que sigan el nuevo modo de vida saludable tengan que seguir todos los estándares de consumo que se anuncian, aunado a ello tendrá que aceptar las consecuencias que este modo de vida conlleva con tal de ser felices.

Como en los otros dos elementos analizados encontramos que si bien el factor de individualidad incide directamente en la felicidad por medio del amor exacerbado a uno mismo no es un elemento que marque un verdadero efecto en toda la población. Puesto que la vida de solteros y casados es muy diferente y a pesar de ello ambos grupos son felices con su apariencia, sin embargo, cabría considerar la idea que el simple hecho de hacer todo lo posible por sentirse satisfecho con la apariencia del cuerpo conlleva un cierto grado de individualidad. Esto quizás podría contestarse examinando a fondo la vida de los casados y cómo es posible que ellos se sientes satisfechos con su apariencia; algo que la BIARE no nos puede proporcionar.

Conclusión

De acuerdo al índice de felicidad (Happy Planet Index 2012) México se ubica en la posición 21; hay un elemento donde le preguntan a la gente que ubiquen la mejor vida posible y la peor, esto enumerado del 1 al 10. Al final cada individuo dice en qué posición se encuentra dentro de esa escala, México resulto estar en ese tabla con 6.8 como promedio, para darse una idea, Costa Rica que ocupa el primer lugar tiene un promedio de 7.3.

Esto nos indica que las creencias y valorizaciones de las personas se sustentan bajo elementos de corte tradicional, los alemanes por ejemplo se consideran en esa escala en 6.7%, lo cual nos habla de una reflexividad una noción por analizar sus condiciones de vida; contextos sociales donde la modernidad tardía afecta más a las personas desarrollando una reflexividad.

La felicidad conlleva la carga tradicional propia de cada sociedad puesto que las personas tipifican su entorno de acuerdo a elementos culturales propios, así la concepción de felicidad es diferente en cada tipo de sociedad. Sin embargo, es probable que estos significados poco a poco estén sometiéndose a juicios globales, en este sentido lo que significa ser feliz en la sociedades occidentales u occidentalizadas se ha conferido a terrenos que se han construido como estereotipos de la felicidad; de esta manera el amor romantico, la compra de bienes o la obtención de prestigio ante los otros denotan este carácter. De esta forma, la felicidad pasa poco a poco, de ser una sensación muy subjetiva a ser algo que se puede obtener dentro de estas sociedades de consumo.

Uno de los principales argumentos de este trabajo era saber si existían elementos de la modernidad tardía que pudieran ser detectables de forma cuantitativa en la BIARE y si estos influían en la felicidad, se analizaron tres elementos y se encontró que son muy pocas características que coinciden. En primer lugar se analizó la reflexividad en las mujeres, los resultados de la BIARE muestran que es poca y que se sigue manteniendo el modelo donde la única forma de ser feliz es acompañado de otra persona y la búsqueda de la media naranja. Una de las características de las sociedades occidentales u occidentalizadas es que se apoyan en modelos de vida andróginos tal y como lo describe Bourdieu en La dominación masculina (2000). Pese a ello se encontraron elementos de reflexividad, uno de ellos fue el divorcio donde, tal y como dice Giddens, el estado flexibiliza estos procesos y poco a poco disminuye la estigmatización.

El segundo elemento que se analizó fue el aumento de riesgos que provoca un tipo de incertidumbre, la BIARE de nueva cuenta mostró que los sujetos manifiestan confianza en todas las herramientas que poseen ante la adversidad y consideran que su futuro puede ser mejor que su presente. Sin embargo, se detecto que existe un grupo que considera que su futuro no cambiará. Los primeros mostraron un alto grado de felicidad a diferencia de los segundos, ello lleva a decir que los sujetos de este colectivo no consideran que exista incertidumbre a pesar de que viven en un país con demasiada desigualdad y que atraviesa por momentos de crisis. De hecho la BIARE se efectuó en un periodo turbulento, en los meses anteriores a las elecciones presidenciales y aun así las personas no consideran los riesgos o menos aun que estos puedan afectar sobre su felicidad.

En último lugar se estudió la existencia de un si-mismo exacerbado, en la BIARE esto podía analizarse con la manera en que las personas están contentas con su aspecto físico, este elemento sí correspondió a una individualización puesto que las personas solteras son más felices que las personas que están casadas.

Como pudimos analizar en este breve texto, la mayoría de las nociones de Anthony Giddens sobre modernidad tardía no logran explicar del todo lo que sucede en este contexto social de acuerdo a la BIARE y más aún no existe una reflexividad fuerte que haga que los sujetos sean críticos. La mayoría está conforme con lo que tiene y la forma de vivir en estas sociedades. Por el otro lado encontramos un tipo de individualización en las personas solteras con su imagen, si bien ello podría presentar una actitud crítica sobre su aspecto físico, esto se debe más que nada a todas las campañas publicitarias que giran alrededor de ello.

Sin embargo, debemos entender que como cualquier teoría es sólo un tipo ideal y que los fenómenos sociales raramente se encuentran de forma pura en la realidad, por ello es tarea de cada científico social avaluarla al máximo y tratar de justificar sus herramientas conceptuales. Pese a ello, considero que existen ciertos elementos que se pudieron apreciar en el texto que muestran pequeños destellos de este tipo de modernidad descrita por Anthony Giddens y que quizás con el paso del tiempo se hagan más evidentes, la reflexividad o la individualidad, los riesgos son sólo algunos. Después de todo como alude Castells (2006) vivimos en una era global, con flujos de información que no se pueden controlar y que tienden a modificar las organizaciones desde sus elementos culturales específicos.

Así, la felicidad en estas sociedades se modificará de acuerdo a elementos de consumo (el cine norteamericano proyecta estereotipos de felicidad que hacen que las personas tipifiquen la felicidad de cierta forma; por ejemplo, la búsqueda de la media naranja y de que sólo en pareja se es feliz). Además tenemos las nuevas valoraciones sobre felicidad que se puedan generar a través de estos nuevos flujos de información (plataformas sociales) ya que como menciona Giddens en su teoría de la estructuración es posible que los agentes puedan desarrollar nuevos símbolos significantes cuando están en contacto con otras culturas, el nuevo símbolo conlleva una mezcla de muchos elementos de diferentes sociedades y tiene el rasgo de ser más individual.

Bibliografía

Bourdieu, Pierre (2000) La dominación masculina. Barcelona: Anagrama.

Castells, Manuel (2006) La era de la Información. México: Siglo XXI.

Giddens, Anthony (2000) Un mundo desbocado. Madrid: Taurus.

Giddens, Bauman, Luhman, Beck, (1996), “Modernidad y Autoidentidad”, en Josetxo Berian (compilador) Las consecuencias perversas de la Modernidad, pp. 33-74. Madrid: Anthropos.

Giddens, Anthony. (1993) Las nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de las sociologías. Argentina: Amorroutu Editores.

Giddens, Anthony (1998a) La transformación de la intimidad, sexo amor y erotismo en las sociedades modernas. España: Teorema.

Giddens, Anthony (1998b), "Sociedad de riesgo: el contexto de la política británica" en Estudios Demográficos y Urbanos, Vol.13, Núm. 3 pp. 517-528.

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INEGI (2012) “Presenta el INEGI cifras sobre el bienestar subjetivo de los mexicanos” Boletín de prensa núm. 431/12.  Aguascalientes, Ags. Recuperado el día 7 de febrero del 2013, de http://consulta.mx/web/images/Otros%20estudios /2013/20121121_INEGI_EncuestaBienestar.pdf

HPI (2013) Happy Planet Index, Recuperado el 6 de Febrero de 2013, de http://www.happyplanetindex.org/data/

[a] El presente trabajo fue presentado como ensayo final para la evaluación del examen EGEL. El autor agradece la supervisión y el apoyo del Dr. José Aurelio Granados Alcantar, profesor investigador del Área Académica de Sociología y Demografía, para la terminación de esta obra

[b]Estudiante de la Licenciatura de Sociología, Área Académica de Sociología y Demografía, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.


[1] La BIARE es muy novedosa, puesto que es el primer esfuerzo por medir temas sobre bienestar subjetivo en México, “cuando hablamos de bienestar subjetivo hablamos en primera instancia de valuaciones globales de qué tan satisfechas están las personas con sus vidas en su conjunto y con diferentes dominios o aspectos de sus vidas, así como de qué tan felices son... El uso de este tipo de indicadores está respaldado por investigaciones desarrolladas en los últimos años por expertos provenientes del campo de la psicología, la economía, la sociología y las neurociencias, entre otras disciplinas.” (INEGI, 2012:s/p) Con ello se consideran a los sujetos como entes reflexivos de su entorno en vez de considerarlos como meros objetos de medición tal y como lo hacen las encuestas tradicionales.

[2] Los datos de este módulo se recopilaron en el primer trimestre del 2012 en todo el país sin importar que sean zonas rurales o urbanas, la BIARE acompañaba a la ENGASTO y la forma de seleccionar al habitante de cada hogar consistió en buscar a la persona de entre 18 y 70 años que su cumpleaños fuera el más próximo al momento de hacer la encuesta. Al final se efectuaron 10 654 registros (5 967 corresponden a mujeres y 4 687, a hombres), se ponderó la base datos y así se tiene una mayor representatividad de la población. Cabe aclarar que este módulo es de carácter exploratorio y que se espera que INEGI consiga corregir las fallas y ampliarlo en un futuro, puesto que la tendencia global es realizar encuestas de este tipo.

[3] Estados Unidos se ubica en el lugar 105, lo cual nos habla de que la felicidad es más un sentido de bienestar subjetivo que una situación económica o material. Todos los datos sobre el índice de la Felicidad se pueden consultar en http://www.happyplanetindex.org/ y cabe mencionar que este índice es más especializado que la BIARE, de hecho el HPI lo han ido mejorando desde el 2006 mientras que la BIARE es la primera vez que se aplica. Sin embargo, dado que la BIARE arroja más información sobre un contexto específico (México) se utilizará como base de datos para los análisis estadísticos y el HPI nos ayudará a comparar ciertos resultados.