El papel del arte monástico en la vida y la obra de Víctor Manuel Ballesteros

Resumen

En este ensayo se analiza parte de la biografía de Víctor Manuel Ballesteros, destacando la importancia que tuvo en su producción académica el arte monástico. El trabajo se basa en las entrevistas realizadas a la familia Ballesteros y en el análisis de sus principales obras relacionadas con el arte monástico.


Palabras clave: Víctor Ballesteros, arte monástico, historia novohispana

Abstract

In this essay, a part of Víctor Manuel Ballesteros’ life is analyzed, highlighting the importance of the monastic art in his academic production. This work is based on the interviews made to the Ballesteros family and the analysis of his main works related to monastic art.


Keywords: Víctor Ballesteros. Monastic art, novohispanic history


Víctor Manuel Ballesteros García nació en Pachuca, pero su familia es de Atotonilco el Grande donde descubrió Víctor su vocación. Convivió con el convento de Atotonilco y allí, en muros de piedra, encontró las huellas, los vestigios de un pasado grandioso, recuerdo de un momento crucial en la historia de México, la época de la conquista espiritual que puso los fundamentos de la actual forma de entender el mundo. Víctor comenzó a enamorarse de ese monumento del período colonial y se preguntó ¿cuándo?, ¿quiénes?, ¿cómo?, ¿por qué? Y buscando las respuestas se convirtió en historiador.

El objetivo de este trabajo es acercarnos a la obra que realizó Víctor Ballesteros en torno al arte monástico. Hemos decidido un acercamiento biográfico en tanto que el interés de Ballesteros por los agustinos y su arte surgió con claridad de la influencia de su entorno. Este trabajo es resultado del análisis de las obras de Víctor Ballesteros en torno al arte monástico y a la consulta del archivo de la familia Ballesteros Sotelo, Ballesteros García y a las entrevistas realizadas con la señora Estela García Núñez y Laura Elena Sotelo Santos.

Atotonilco en la vida de Víctor Ballesteros

Víctor Ballesteros fue hijo de Francisco Ballesteros y de Estela García Núñez. Francisco Ballesteros, conocido en Atotonilco como don Pancho, traía lo charro en la sangre. Gustaba de todas las fiestas de la charrería, de los caballos, de los trajes típicos, de las botas, de los sombreros, de todo lo relacionado con ello.

La familia de los Ballesteros era muy importante en Atotonilco el Grande. La que fue su casa se encuentra en la explanada de la plaza principal y los lugareños la conocen como la Casa Amarilla de los Portales. Está exactamente en el centro de los demás edificios, de manera que no podía haber secretos para quien, desde tan buen sitio, todo podía observarlo. Compartía el patio de su casa con todos, pues éste era la plaza donde las  mujeres se veían en la tarde para platicar, el punto de reunión de la gente del pueblo, donde se hacían los espectáculos y donde, por ende, hay muchos árboles, flores, bancas, puestos de comida, etcétera.

Prácticamente su casa era un lugar público, por lo que todo el día las puertas de la sala permanecían abiertas a cualquiera que deseara entrar. Doña Estelita siempre tenía algún entremés que ofrecer a los visitantes. En su casa se llevaban a cabo varias actividades públicas; por ejemplo, el grito del día de la Independencia. Además, ellos fueron los primeros y por largo tiempo los únicos que tuvieron una farmacia en todo el pueblo y éste fue el negocio que sustentó a la familia.

Como don Pancho tenía un hermano gemelo llamado Víctor Manuel Ballesteros, cuando se casa con doña Estelita y nace su primer varón en la Clínica Minera de la ciudad de Pachuca, el 23 de febrero de 1952, deciden ponerle Víctor Manuel, como su tío. Desde entonces se le conocería en Atotonilco como “El Güero de Pancho”.

Don Pancho Ballesteros fue uno de los motivos por los cuales Víctor comenzó a apreciar el patrimonio histórico de Atotonilco, pues él, su padre, “con la cooperación de sus amigos, repuso los copones neoclásicos que adornaron los contrafuertes de «la media naranja» o bóveda del presbiterio” (Ballesteros, 2003:11), el cual un general revolucionario había destrozado con sus botas.

La ubicación del hogar de los Ballesteros es de suma importancia para comprender gran parte de la admiración de Víctor hacia la arquitectura religiosa conventual, ya que enfrente se encuentra la iglesia. También justo atrás de la iglesia está la escuela primaria Antonio Peñafiel, donde cursó toda su educación elemental y pasaba mucho tiempo. En medio, pues, de la escuela y de su casa, como una referencia visual inevitable, estaban la iglesia y el convento de Atotonilco el Grande, obras portentosas del siglo xvi.

“El Güero” siempre fue una persona interesada por la historia. Desde muy pequeño, en sus viajes a Tinacal, dejaba ver su entusiasmo al recolectar “caritas” de los montículos y al tratar de descifrar, siempre investigando, de qué material eran, de qué año y de qué cultura provenían.

Destacaba por su capacidad intelectual, y un ejemplo de ello es que en 1963 fue uno de los dos niños representantes del estado de Hidalgo que visitaron al entonces presidente de la república, Adolfo López Mateos, lo cual mereció por su alto promedio. De hecho, desde muy niño se aficionó a la lectura actividad que disfrutó durante toda su vida. Se aficionó entonces por El Quijote, pero sobre todo por Sor Juana, de quien obtuvo el gusto por la poesía; incluso cargaba siempre una imagen de ella en la cartera.

Su gusto por la lectura era acompañado por el de pintar. Resulta muy significativo que la temática principal de sus pinturas solía ser algún templo colonial del estado de Hidalgo. Dejó obras muy bellas, algunas por desgracia inconclusas; soñaba siempre con “tener tiempo” para acabarlas. Tal es el caso de su pintura al óleo dedicada a la iglesia de Yolotepec, en el Valle del Mezquital, que ilustra la portada del libro conmemorativo preparado por la uaeh tras su muerte (Rivas y Luvián, 2005).

 

Víctor Manuel Ballesteros García. 31 de julio de 2002. Inicio de cursos de la Licenciatura en Historia de México. Fotografía del archivo del AAHA

 

Formación profesional

La vocación por la Historia también se despertó en Víctor gracias a un tío político suyo, don Roberto Quesada, hombre sumamente culto, quien le regaló un libro de arte colonial y luego le hizo comentarlo. Cuando conversaban, don Roberto le ofrecía un panorama cultural que mucho satisfacía a Víctor y desde entonces decidió estudiar Historia.

Más adelante se rodeó de personas que, como él, gustaban del arte y la historia: Raúl Guerrero Guerrero, Héctor Samperio Gutiérrez, Juan Manuel Menes Llaguno, José Vergara Vergara, Luis Corrales Vivar y Luis Rublúo Islas, entre otros. Un mayor mayor acercamiento con ellos pudo tener al ingresar al Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas y a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, a esta última logró entrar con una investigación realizada sobre el convento de Atotonilco el Grande.

El primer trabajo histórico de Víctor Manuel Ballesteros lo escribió en 1973 para la revista Teotlalpan; se llamaba “El convento agustino de Atotonilco el Grande” (Ballesteros, 1973). Para entonces se había integrado al Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas. Al año siguiente ingresó a la carrera de Pedagogía en la Universidad Panamericana, titulándose, al finalizar la década de los 70, con la tesis La influencia de los medios masivos de comunicación en la escuela mexicana elemental y media (Ballesteros, 1979). Estudiar esta carrera le hizo valorar la importancia de la educación para la difusión del patrimonio y el conocimiento histórico. Sin embargo, su verdadera vocación se encontraba en la historia, por lo cual decidió inscribirse en la Universidad Nacional Autónoma de México para cursar la maestría en Historia de México. Ello lo obligó a cursar  dos años completos de prerrequisitos, dado que su licenciatura no era considerada antecedente directo para tal maestría.

En 1987 se graduó como maestro en Historia de México con la tesis La orden de san Agustín en Nueva España (siglo XVI), pensamiento y expresión (Ballesteros, 1987a). Prosiguió después los estudios de doctorado en Historia de México en la misma institución, y en 1996 obtuvo el grado correspondiente con la tesis La crónica de Manuel González de la Paz, de la orden de san Agustín (Ballesteros, 1996). Es evidente que Víctor llegó a ser uno de los historiadores que mejor conocían el proceso de evangelización, especialmente el realizado por la orden del obispo de Hipona.

La formación profesional de Ballesteros como historiador es alentada por dos profesoras que sentían una gran pasión por la arquitectura religiosa colonial; ambas le ayudaron a comprender las técnicas y métodos de la historia del arte, ellas fueron Elisa Vargas Lugo y Elena Estrada de Gerlero. De la primera, él mismo afirmaba que había aprendido a hacer una rigurosa investigación documental; a la segunda le atribuía sus sólidos conocimientos sobre la iconografía religiosa.

El interés inicial de Víctor por estudiar Atotonilco, se había extendido a la necesidad de comprender el proceso de evangelización así como el arte que éste produjo, especialmente en Hidalgo (Véase cuadro 1).

El Área Académica de Historia y Antropología

Entró a trabajar a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo como profesor auxiliar en 1974, y desde ese momento la sintió como su segundo hogar: era el sitio idóneo para realizar sus planes académicos, ya que podría practicar la docencia e investigar. Claro que eso le llevaría todavía mucho tiempo, pues no fue sino hasta once años después, es decir en 1985, que fue nombrado investigador de tiempo completo en el recién formado Centro de Investigaciones sobre el Estado de Hidalgo. El licenciado Alberto Flores Álvarez fue el primer rector que promovió decididamente la investigación en la uaeh, y el encargado de esta tarea, Raúl Arroyo, consciente de la calidad académica de Víctor, lo nombró director de dicho Centro. Éste tenía como principal objetivo que en la Universidad existiera un área de las ciencias sociales encaminada al estudio de aspectos hasta entonces olvidados del estado.

En cualquier época y ámbito de su vida se caracterizó por ser muy disciplinado, sobre todo en el trabajo, pues sentía por él una gran pasión y nunca dejaba de hacerlo. Siempre estaba trabajando de un lado a otro. Incluso en su último cumpleaños estuvo más de doce horas en la Universidad, en juntas con directivos, en reunión con los demás investigadores y en sus clases de Historia del Arte de la licenciatura.

Sería imposible hablar de todos los colaboradores con quienes Víctor tuvo algo que ver en el aspecto académico y que a través de los años se convirtieron en amistades suyas, sobre todo si se trata de personajes de la uaeh a la que perteneció y sirvió la mayor parte de su vida. Casi todos sus grandes amigos que lo acompañaron siempre y que actualmente no lo olvidan, son de de ahí, de la Universidad; son administrativos, investigadores, profesores, alumnos...

Todo el tiempo se le veía lleno de ideas nuevas. Una de sus aportaciones es la creación de la licenciatura en Historia de México y con ella la consolidación del área de Historia y Antropología. Promovió la contratación de profesores de tiempo completo que fueron constituyendo un equipo de más de una docena de investigadores especialistas en diferentes áreas: Historia, Antropología, Historia del Arte, Historia Económica, Historia de la Ciencia y la Tecnología, etcétera.

Entre sus características más admirables estaba la paciencia, virtud que todas estas personas recuerdan de él. Siempre esperaba pacientemente a que un grupo de funcionarios se reuniera para aprobar o financiar alguna investigación, y deliberaran, y volvieran a reunirse para volver a deliberar; y aunque no llegaran pronto a un acuerdo, él nunca se desesperaba: sabía que tarde o temprano lo aceptarían, pues las innovaciones de sus proyectos eran evidentes.

Obediente al plan de la Universidad de abrir nuevos posgrados y de expandir las opciones de los egresados, siguiendo las instrucciones del rector y con la colaboración de la Universidad de Salamanca, España, Víctor promovió la creación de la maestría en Historia, donde los investigadores del Área Académica de Historia y Antropología serían los profesores.

Su obra

Vastas son las aportaciones de Víctor para la historia, pero sobre todo para el estado de Hidalgo, al que dedicó casi toda su obra, y además no únicamente en un rubro de investigación, sino que aprovechando sus diferentes intereses, dedica varias investigaciones a diversos aspectos de la historia, unidas por la historia regional, y a su vez dentro de esta área toca varios temas como por ejemplo, la religión y el arte. Los estudios que realizó se caracterizan por tener un método que va de lo general a lo particular, de esta manera lo contextualiza todo y lo hace sumamente accesible y entendible a un público amplio.

Gracias a su profesionalismo, se encuentra en sus textos investigaciones críticas, además de propositivas; no se queda en la mera descripción histórica, sino que hace una interpretación muy analítica y profunda. Podemos estar seguros que para escribir sobre determinado aspecto, buscó en todas las bibliotecas, en todos los libros, en las fuentes posibles, sean códices, o mapas, o cartas, o relaciones geográficas, etc. para que no se le escapara nada, incluso no importaba si eso implicaba viajar al extranjero para consultar personalmente esa fuente. Era minucioso, consideraba que por pequeño que fuera el dato, era importante para entender algún pasaje de la historia. De igual forma ayuda mucho su manera coloquial de escribir, su don de difusor y divulgador del conocimiento.

Víctor se dedicó a hacer historia regional, pues decía que el buen juez por su casa empieza. Uno de sus libros de cabecera fue el Catálogo de construcciones religiosas del estado de Hidalgo (Azcué et al., 1942). Conoció el estado mejor que la mayoría de los demás hidalguenses. Escribió acerca de todas las épocas históricas: de la época prehispánica, realizó un libro de la zona arqueológica de Tula y otro sobre los Códices del Estado de Hidalgo; de la época colonial, realizó varios sobre conventos, y sobre minería, tanto de Pachuca como de Real del Monte, además de La relación de Zempoala de 1580; de la independencia, escribió Síntesis de la Guerra de Independencia en el Estado de Hidalgo; del siglo XIX escribió Síntesis de la creación del Estado de Hidalgo así como, Juan C. Doria y el Instituto Literario. De igual forma, escribió textos monográficos sobre muchos de los municipios del Estado, entre ellos: Tulancingo, Metztitlán, Zempoala, Mineral del Chico, Pachuca, Real del Monte, Tula e Ixmiquilpan. De gran minuciosidad y obra obligada de consulta para los historiadores de la región es su Bibliografía general del estado de Hidalgo (Ballesteros, 1994). Sus aportaciones no se reducen únicamente a la historia regional sino que además entra en un ámbito en el que ningún historiador hidalguense se había aventurado: el del arte.

 

Portada del libro San Andrés de Epazoyucan. Arte agustino del siglo XVI . Fotografía y esquema de Víctor Manuel Ballesteros García

 

Aportaciones de sus obras de arte colonial.

Como se ha mencionado, la primera publicación de Víctor fue sobre el convento agustino de Atotonilco el Grande en 1973, para la revista  Teotlalpan que era el instrumento de difusión del Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas AC. Más adelante escribió acerca del arte virreinal de Atotonilco (Ballesteros, 1974) y, para la segunda edición de la Enciclopedia de México,el artículo “Hidalgo, estado de monumentos coloniales” (Ballesteros, 1987b). Destacamos a continuación algunos de sus principales libros en torno al arte monástico:

Atotonilco el Grande

“Aquí se enseñan los arcanos celestes” es una leyenda inscrita en las paredes de Atotonilco y es el título de una de sus obras más queridas (Ballesteros, 2003). Aunque con modestia indica en la introducción que no se trata de un estudio exhaustivo, lo cierto es que se trata de un estudio fundamentado en una amplia documentación que le permite reconstruir la historia del edificio desde su construcción hasta los problemas contemporáneos que ha implicado su conservación. El capítulo más extenso del libro es el dedicado a la historia del pueblo y del edificio puesto que no puede separarse el acontecer de la sociedad de Atotonilco de las vicisitudes del monumento religioso que desde el periodo novohispano se constituyó en el corazón de los atotonilquenses. El capítulo dedicado a la iglesia y el convento ofrece un cuidadoso trabajo iconográfico que muestra el objetivo que los agustinos dieron al conjunto. El arte y la arquitectura eran un medio a través del cual los frailes adoctrinaban a la población otomí.

Actopan y su pintura mural

Junto con el estudio de Atotonilco, el de Actopan es sin duda el más acucioso y quizá el que nos ofrece el análisis iconográfico más profundo de toda la obra de Víctor Ballesteros. El edificio, construido bajo la dirección de fray Andrés de Mata y con la mano de obra de pintores y escultores otomíes, es en una de las joyas del arte novohispano hidalguense. A ella dedicó el libro titulado La pintura mural del convento de Actopan (Ballesteros, 1999). Con sencillez y claridad introduce al lector en el tema y le permite conocer las pinturas de todo el conjunto arquitectónico: la capilla abierta, la iglesia, el portal de acceso, la portería, el claustro bajo, el cubo de la escalera y el claustro alto. La detallada descripción de cada una de las pinturas, el análisis cuidadoso que permite comprender el significado de cada una de ellas y la interpretación que realiza Ballesteros constituyen, sin duda, el mejor trabajo iconográfico que se ha hecho sobre pintura mural hidalguense. Baste destacar su interpretación de la capilla abierta a partir de los artículos del Credo lo cual permite comprender que la capilla abierta de Actopan es uno de los vestigios más ricos para ilustrar el contenido de la catequización. El mensaje central de los murales era revelar la relación entre conducta moral y destino ultraterreno. Se buscó manifestar, en forma didáctica, cuál es el sentido y el fin de la historia y, por supuesto, la responsabilidad que implica el ejercicio de la libertad humana, a la luz del pensamiento cristiano renacentista.

La capilla abierta de Actopan sirve de invaluable testimonio para acercarnos a las ideas agustinas sobre el cristianismo y la evangelización. Esta capilla es un imponente y majestuoso escenario arquitectónico para un no menos imponente y grandioso programa pictórico, pues en él se representó nada menos que la historia y la escatología en su concepción cristiana. En sus coloridos muros se despliega, desde alfa hasta omega, el origen y el destino de la humanidad a través de sus momentos cardinales.

Ahora bien, Actopan no solo manifiesta el sentido de la evangelización desde la óptica agustina, sino también revela como se concibe la orden a sí misma. Si la capilla abierta es una exhortación ética dirigida a los fieles, el cubo de la escalera es un llamado moral dirigido a los frailes. Allí se representan a los agustinos ejemplares, principiando por el mismo Agustín, los cuales sirven de recordatorio a los religiosos acerca del valor de la virtud en el contexto de la vida cristiana. Es por ello que en la portería se ilustró una versión mítica del nacimiento y el desarrollo de la orden y muy probablemente de las vicisitudes de los agustinos en la Nueva España, concretamente en la Sierra Alta.

Los conventos del Estado de Hidalgo

Dentro de la colección patrimonio hidalguense, publicada por la UAEH, es importante destacar su trabajo de síntesis: Los conventos del Estado de Hidalgo. Expresiones religiosas del arte y la cultura del siglo XVI (Ballesteros, 2000). Con su gran capacidad didáctica Víctor Ballesteros logra introducir al tema de los conventos ejemplificándolos con los que se construyeron en Hidalgo. Leyendo el libro parece que fuéramos guiados por el experto atravesando los muros del atrio para recorrer paso a paso todo el arte monástico: el atrio, las capillas posas, la capilla abierta, la iglesia, el portal, la portería, el claustro bajo, el refectorio, el claustro alto, las celdas, los jardines, el huerto… En todo el recorrido Ballesteros va explicando detalle a detalle la riqueza escultórica, la monumentalidad arquitectónica, la gracia pictórica y, finalmente, logra que el lector entienda y admire el valor artístico e histórico de estos edificios que fueron realizados por manos indígenas bajo la dirección de frailes hispanos.

Víctor Manuel Ballesteros logra a través de sus libros que se conozca, admire y valore la magnífica herencia que significa el arte conventual para los mexicanos en general y especialmente para los hidalguenses. Víctor Manuel Ballesteros amaba Hidalgo, respetaba el pasado, sabía que los hidalguenses podrían enriquecerse al conocer su pasado y apreciar su patrimonio. Su vida la dedicó justamente a buscar que los hidalguenses se conocieran mejor comprendiendo su historia.

Sus investigaciones fueron encaminadas permanentemente a rescatar el patrimonio cultural y artístico en cada una de sus obras y hacerlo accesible, entendible para todos para que lo valoremos…«pues la única forma eficaz de lograr su preservación es extendiendo el conocimiento del valor que posee» (Ballesteros, 2003:12).

Referencias bibliográficas

Azcué y Mancera, Luis, Justino Fernández et al. (1940-1942) Catálogo de construcciones religiosas en el Estado de Hidalgo. Formado por la comisión de inventarios en la primera zona. 1929-1932. México: Secretaría de Haciendo y Crédito Público. Dirección General de Bienes Nacionales.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1973) “El convento agustino de Atotonilco el Grande, Hgo.” en Teotlalpan, Núms. 2-3, pp. 157-177.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1974) “Vida y arte del Atotonilco virreinal” en Historiografía hidalguense, Núms. 7, 8 y 9, pp. 147-164.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1979) La influencia de los medios masivos de comunicación en la escuela mexicana elemental y media. Tesis para optar por título de Licenciado en Pedagogía. México: Universidad Panamericana.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1987a) La orden de san Agustín en Nueva España (siglo XVI), pensamiento y expresión. Tesis para optar por el grado de Maestro en Historia. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1987b) "Hidalgo, Estado de Monumentos Coloniales" en la Enciclopedia de México, t. 7. p. 3916-3923. México: Enciclopedia de México.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1994) Bibliografía general del estado de Hidalgo, con una selección de hemerografía. México: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1996) La crónica de Manuel González de la Paz, de la orden de san Agustín. Tesis para optar por el grado de Doctor en Historia: Universidad Nacional Autónoma de México.

Ballesteros García, Víctor Manuel (1999) La pintura mural del convento de Actopan. Pachuca: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Ballesteros García, Víctor Manuel (2000) Los conventos del estado de Hidalgo. Expresiones religiosas del arte y la cultura del siglo XVI. Pachuca: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Ballesteros García, Víctor Manuel (2003) Aquí se enseñan los arcanos celestes. La iglesia y el convento de Atotonilco el Grande, Hidalgo. Pachuca: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, H. Ayuntamiento de Atotonilco el Grande.

Rivas Paniagua, Enrique y Evaristo Luvián Torres, coords. (2005) Arcanos hidalguenses. Homenaje a Víctor Manuel Ballesteros García. México: Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.


Tabla 1. BIBLIOGRAFÍA DE VÍCTOR BALLESTEROS TEMAS NOVOHISPANOS

1973 “El convento agustino de Atotonilco el Grande, Hgo.” en Teotlalpan, Núms. 2-3, pp. 157-177.
1974 “Vida y arte del Atotonilco virreinal” en Historiografía hidalguense, Núms. 7, 8 y 9, pp. 147-164.
1985 "Los murales de la iglesia de Zempoala, Hgo., importante descubrimiento", en Órgano Informativo UAH, Pachuca, año 2, núm. 8, p. 9-12.
1986 "Los conventos del siglo XVI y la configuración de nuestra cultura", en Rumbo Universitario, Núm. 4, Pachuca. p. 12-15.
1987 La orden de san Agustín en Nueva España (siglo XVI), pensamiento y expresión. Tesis para optar por el grado de Maestro en Historia. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
1987 "El simbolismo en los conventos agustinos del Estado de Hidalgo", en Tiempo Nuestro, revista de investigación Científica y Tecnológica, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Año I, Núm. 1. p. 29-40.
1987 Reseña de libros: "Codex de Zempoala", en Tiempo Nuestro, revista de investigación Científica y Tecnológica, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Año I, Núm. 1. p. 161-162.
1987 "Hidalgo, Estado de Monumentos Coloniales", en la Enciclopedia de México, 2a. ed., México, Ed. Enciclopedia de México, t. 7. p. 3916-3923.
1990 "Historia y leyenda del Cristo de Tezoquipan", en Tiempo nuestro. [Revista de] Investigación Científica y Tecnológica]. Pachuca, Universidad Autónoma de Hidalgo. p. 19-50.
1990 "Síntesis histórica", en Monografía del municipio de Zempoala, Pachuca, Universidad Autónoma de Hidalgo, (Serie Monografías del Estado de Hidalgo, 1). p. 13-48.
1991 "La verdadera historia de la feria de San Francisco. Su origen se remonta al siglo XVI", en Ciudad de Pachuca. Guía oro de la ciudad, Pachuca, [Anselmo Estrada Ed.]. p. 46-54.
1993 Monografía del municipio de Atotonilco el Grande, Hgo. Pachuca, Gobierno del Estado de Hidalgo; Instituto Hidalguense de la Cultura, 128 p. (Lo Nuestro).
1993 "Arquitectura y arte en las haciendas hidalguenses", y "Breve recorrido por algunas haciendas de Hidalgo", en Historia y arte de las haciendas de Hidalgo. Pachuca, Gobierno del Estado de Hidalgo. p. 117-207 y 209-270.  En colaboración con Antonio Lorenzo Monterrubio y José Vergara Vergara.
1994 "Arquitectura de Metztitlán, un patrimonio en peligro", en Umbral XXI. Publicación de los programas de investigación y posgrado de la Universidad Iberoamericana, México, núm. 15. p. 8-11. En colaboración con el Lic. Miguel Fernando Rodríguez Castañeda.
1995 "Arquitectura de Metztitlán, un patrimonio en peligro", en Cuadernos de Arquitectura Virreinal, México, Facultad de Arquitectura, UNAM, p. 12-16. En colaboración con el Lic. Miguel Fernando Rodríguez Castañeda.
1996 La crónica de Manuel González de la Paz, de la orden de san Agustín. Tesis para optar por el grado de Doctor en Historia: Universidad Nacional Autónoma de México.
1997 "Otomíes y nahuas en las doctrinas agustinas de la Sierra Alta durante el siglo XVI", en Revista del Centro de Investigación. Universidad La Salle, México, Vol. Núm. 9. p. 15-23.
1998 "La provincia agustina de México según un cronista salmantino", en Actas del Segundo Congreso Internacional de Hispanistas, Málaga, Editorial Algazara- Universidad Internacional de Andalucía (Sede Baeza, Jaén). p. 223-236.
1998 San Andrés de Epazoyucan, arte agustino del siglo XVI. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 106 p. (Patrimonio Cultural Hidalguense).
1998 "La crónica de fray Manuel González de la Paz, de la provincia agustina de México", en X Congreso Internacional de Historia de la Orden de San Agustín. Actas del Congreso. Roma, Institutum Historicum Augustinianum. p. 163-196.
1999 La pintura mural del convento de Actopan, Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. 144 p. Edición bilingüe.
2000 La iglesia y el convento de San Miguel Arcángel de Ixmiquilpan, Hidalgo. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 93 p. (Patrimonio Cultural Hidalguense).
2000 "Haciendas in the state of Hidalgo, history and art", en Voices of Mexico, Publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México a través del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, México, July-August, Number 52, p. 90-96, (revista de circulación en México, Estados Unidos y Canadá).
2000 "Sixteenth-Century Monastery Architecture in the State of Hidalgo", en Voices of Mexico, Publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México  a través del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, México, July-August, Number 52, p. 80-89, (revista de circulación en México, Estados Unidos y Canadá).
2000 Los conventos del estado de Hidalgo. Expresiones religiosas del arte y la cultura del siglo XVI. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 168 p. [Edición bilingüe español e inglés].
2001 "Las pinturas de Zempoala, Epazoyucan y Teliztaca", en Los códices del estado de Hidalgo. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, p. 101-108. [Edición bilingüe español e inglés].
2002 Aquí se enseñan los arcanos celestes. La iglesia y el convento de Atotonilco el Grande, Hidalgo. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, H. Ayuntamiento de Atotonilco el Grande, 91 p. (Patrimonio Cultural Hidalguense).
2003 La iglesia y el convento de Todos los Santos de Zempoala y su comarca. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 104 p. (Patrimonio Cultural Hidalguense).
2003 El estado de Hidalgo. [Guía turística e histórica], México, Gobierno del Estado de Hidalgo; Secretaría de Turismo, 160 p.
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2003 Canto de Sol. Hidalgo. Tierra, historia y gente, 1ª Edición Pachuca, Sistema de Educación Pública de Hidalgo. 207 p. Coordinación y autoría de este libro de texto para el tercer grado de educación secundaria en el estado de Hidalgo el tiraje fue de cincuenta mil ejemplares en pasta flexible y mil quinientos en pasta dura.
2004 “Resumen. Summary” en Mapethé. Santuario de prodigios. Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
2004 Antología de textos para la asignatura de Historia del Arte IV (Arte novohispano) para los cursos correspondientes de  Licenciatura en Historia de México, modalidad abierta y a distancia, impartida en Pachuca, Hgo., en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. [disco compacto].
2005 La pintura de la Relación de Zempoala de 1580, Pachuca, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
  González de la Paz, Manuel, Domicilio primera y solariega casa del santísimo dulcísimo nombre de Jesús. Historia de la imperial, augusta, religiosa casa de la orden de los ermitaños agustinos de la ciudad de México. Manuscrito inédito, 1755. 3 v. Versión paleográfica, edición y estudio introductorio. Inédita

[a] Licenciada en Historia de México por la UAEH y Maestra en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Profesora por asignatura en la Licenciatura en Historia de México, ICSHu, UAEH