Emprendimiento social femenino: una estrategia para el desarrollo

Resumen

La segregación de género en el ámbito laboral, aunado a la falta de oportunidades para acceder al empleo, son factores que contribuyen al desarrollo de actividades emprendedoras por parte de las mujeres mexicanas como una estrategia para mejorar su economía y en muchos de los casos, sus emprendimientos aportan a la generación de empleos y logro de objetivos sociales o medioambientales de comunidades generalmente excluidas.

Sin embargo, los emprendimientos femeninos no tienen la credibilidad de aquellos dirigidos por hombres, ni las mismas posibilidades de supervivencia y desarrollo en el mercado, toda vez que la creación de sus proyectos empresariales se fundamenta en las habilidades innatas femeninas y en su capacidad para conciliar trabajo y vida familiar, atendiendo más a una expectativa de mejora inmediata en los ingresos y en la calidad de vida, que a una contribución real a la economía. Adicionalmente, la falta de formación empresarial les impide ampliar su visión de negocios y limita sus posibilidades de contribuir al desarrollo de la economía.

De ahí que en este documento se expone la necesidad de desarrollar una propuesta formativa que además de fomentar la cultura emprendedora en mujeres hidalguenses apoye sus actividades de emprendimiento social, con el propósito de contribuir a solucionar problemas asociados a pobreza, inequidad y dificultad de acceso a empleo, entre otros y contribuir al desarrollo de su comunidad, mediante la puesta en marcha de negocios más productivos y de mayor rentabilidad, con participación en un mayor número de sectores de la economía y posibilidades de expansión.


Palabras clave: Cultura emprendedora, Desarrollo económico, Emprendimiento femenino,Emprendimiento social

Abstract

Gender segregation in the workplace, coupled with the lack of opportunities to access employment, are factors that contribute to the development of entrepreneurial activities by Mexican women as a strategy to improve their economy and in many cases, their enterprises contribute to the generation of jobs and achievement of social or environmental objectives of communities generally excluded.

However, female entrepreneurship does not have the credibility of those led by men, nor the same possibilities of survival and development in the market, since the creation of their entrepreneurial projects is based on the innate feminine abilities and on their ability to reconcile work and family life, more accord with an expectation of immediate improvement in income and quality of life than a real contribution to the economy. In addition, the lack of business training limits them from expanding their business vision and their chances of contributing to the development of the economy.

Hence, this document sets out the need to develop a formative proposal that, in addition to promoting the entrepreneurial culture in Hidalgo women, supports their social entrepreneurship activities, with the purpose of contributing to solve problems associated with poverty, inequity and difficulty of access to employment, among others and contribute to the development of their community, through the implementation of more productive and more profitable businesses, with participation in a greater number of sectors of the economy and possibilities for expansion.


Keywords: Entrepreneurial culture, Economic development, female entrepreneurship, social entrepreneurship.

1. Introducción

A partir de la década de los ochentas el tema del emprendimiento ha ido cobrando cada vez más fuerza. Aunque su estudio se inició bajo un enfoque meramente ligado al desarrollo económico, con la proliferación de las escuelas de negocios se le empezó a relacionar con la creación de empresas; en la actualidad es estudiado también desde una perspectiva social(Gusmán & Trujillo, 2008)en función de las prácticas y estrategias de los emprendedores, que al desarrollar sus empresas generan empleos y hacen aportaciones de mejora en sus comunidades.

Estudios recientes en ese campo(GEM, 2015)revelan que existe una relación directa entre desarrollo económico y emprendimiento y señalan la creciente contribución de los proyectos emprendedores al crecimiento económico de los países.

En el caso de México, aunque la mayor parte de los emprendimientos (56%) están basados en necesidades de supervivencia, expectativas de mejora en los niveles de ingreso y calidad de vida(Hernández, González, & Herrera, 2016), involucran un cambio y generan nuevas oportunidades para la creación y el desarrollo de negocios que además de ser rentables, contribuyen a resolver problemas de índole social.

Al respecto,(Castiblanco, 2013) señala que los emprendedores que integran actores y sectores de su comunidad a sus proyectos, impactan de manera positiva en su entorno e interactúan como agentes de cambio, con capacidad de influir en el desarrollo económico local y regional.

Este tipo de personas, para quienes crear una empresa resulta una opción de solucionar sus propios problemas y atender a las expectativas de su comunidad no forman parte de un grupo específico o predeterminado dentro de la sociedad, simplemente poseen características y competencias que les permiten incursionar y desempeñarse en el ámbito de los negocios a pesar de su escasa formación empresarial; sus actitudes, motivaciones e intenciones los llevan a desarrollar una actividad emprendedora, aun cuando en la mayoría de los casos ésta se  fundamente más en la necesidad que en una base profesional.

Aun cuando no existe un prototipo de emprendedor, se denota la presencia de rasgos comunes en ellos, predominando la iniciativa y la disposición para asumir riesgos, la perseverancia, integridad, confianza, creatividad e innovación, y la búsqueda de solución de problemas. Así mismo se destacan como aspectos fundamentales: a) capacidad para emprender, b) capacidad de compromiso y c) capacidad para actuar.

En el ámbito femenino, (Gusmán & Trujillo, 2008)destacan también como características emprendedoras el reconocimiento de oportunidades, el aprendizaje y las actividades de emprendimiento social, por lo que para efectos de conformar el perfil del emprendedor que se desea formar con este proyecto, se precisa identificar otro tipo de características, habilidades, destrezas y actitudes enmarcadas dentro de las dimensiones psicológica, social y familiar femeninas, y efectuar una revisión del rol histórico y cultural de la mujer y de las políticas que han permitido su plena incursión en el ámbito laboral y el ejercicio de sus derechos, con apego a la equidad de género.

El rol histórico y cultural de la mujer

En México, al igual que en otros países en vías de desarrollo, aún prevalecen los estereotipos y roles de género que sitúan a la población femenina en condiciones de desventaja frente a la población masculina y evidencian las desigualdades (SEPLADERyM, 2017).

Factores como la edad, la situación familiar o el nivel socioeconómico continúan determinando sus posibilidades de desarrollo en los ámbitos personal, profesional y económico.

Adicionalmente, producto de las tradiciones y arraigos, el trabajo realizado por las mujeres generalmente no es reconocido y prevalece aún la idea de que no deben desempeñar trabajos que no estén relacionados a las actividades domésticas y al cuidado de la familia(Santamaría & Tapia, 2017), es así entonces que la mujer asume un rol de responsable de las labores del hogar y la administración del mismo.

Al respecto algunos autores (Hossain, Naser, Zaman, & Nuseibeh, 2009)señalan que en los países en vías de desarrollo, el ambiente socio-cultural en que son educadas las mujeres es adverso, sus actividades se desempeñan dentro de un contexto familiar donde asume roles directamente relacionados con la educación recibida, lo cual crea barreras culturales y sociales que les dificultan acceder al mercado laboral en las mismas condiciones que los hombres.

De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) las reconoce como “el recurso más subestimado de México”(OCDE, 2017), con menores probabilidades de ser empleadas en comparación con otros países, resultado de la discriminación y los estereotipos de género que las supeditan a la realización de labores domésticas sin pago y limitan sus posibilidades de insertarse al ámbito laboral formal.

No fue sino hasta la década de los ochentas cuando se inició la demanda de una reestructuración de roles en respuesta al desarrollo de competencias y habilidades femeninas reflejadas en capacidades empresariales. A partir de entonces su participación se empezó a expandir a los ámbitos social y empresarial dejando en claro que estos campos no son antagonistas con la vida familiar y que las habilidades aprendidas de manera natural posibilitan su incursión en los negocios y confieren a sus empresas mayor control de las actividades y modelos de toma de decisiones más participativos(Ortiz, Duque, & Camargo, 2008).

Inserción de la mujer al ámbito laboral

En la última década, México ha registrado un incremento sustancial en la participación de las mujeres en la vida económica.  Los datos censales revelan una participación femenina del 41.5% en el año 2008(INEGI, 2009) y 42.8% en el año 2013(INEGI, 2014), cifras por encima del promedio nacional, en tanto que al cierre del año 2016 alcanzó un 48%(STPS, Abril 2017).

Entre los múltiples motivos que obligan a las mujeres a incursionar en los negocios se encuentra la necesidad de mejorar sus niveles de ingreso, principalmente por la incapacidad del jefe de familia de proveer las necesidades básicas ya sea por condición de desempleo, disminución de sus remuneraciones, enfermedad, incapacidad temporal o definitiva u otro tipo de infortunios o bien cuando la figura masculina se encuentra ausente por muerte o separación. 

Ante dichas circunstancias, la mujer se ve precisada a asumir el rol de proveedor del sustento familiar y generar alternativas para mejorar su nivel de vida no por elección propia, sino para dar solución a una necesidad inmediata (INEGI, 2014), lo cual implica una transformación de las relaciones de poder y la ruptura de las estructuras patriarcales predominantes en la sociedad (Santamaría & Tapia, 2017)que conduce también a una redefinición de las políticas públicas y los perfiles empresariales.

Emprender ¿para sobrevivir o para crecer?

Es evidente que el emprendimiento femenino ha estado presente a lo largo de la historia en México y es parte de la evolución natural de la mujer, que desde siempre ha buscado convertir sus habilidades domésticas en herramientas de generación de valor para incrementar los ingresos familiares (Rodríguez, 2013) o alcanzar la independencia económica, generando al mismo tiempo oportunidades de empleo y mejoras en la calidad de vida en sus comunidades, auxiliándose de sus propias redes de contactos.

Sin embargo, el mercado laboral continúa siendo dominado por hombres, la desigualdad de género persiste y son pocas las empresas que contratan mujeres para ocupar puestos de toma de decisiones (Briseño, Briseño, & López-Lira, 2016). La población femenina sufre discriminación, es desvalorizada social y laboralmente aun cuando su productividad alcance los mismos niveles que la de los hombres (Cimac, 2001), sus actividades domésticas y el servicio a la comunidad no son remunerados y su participación en niveles gerenciales no muestra un incremento equitativo en comparación con la participación masculina (Urquidi, Valencia, Zarate, & Huerta, 2012)

No obstante, (Nel, Maritz, & Thongprovati, 2010)refieren la importante contribución de los emprendimientos femeninos al crecimiento de la economía local en diferentes sociedades y señalan que éstos crean mayoresoportunidades de empleo, incremento en los ingresos y generan bienestar, en función de las habilidades, conocimiento y capacidades de las mujeres, principalmente madres de familia involucradas en actividades empresariales, a quienes denominan “Mumpreneurs”.

Las prácticas referidas dejan en claro el potencial del emprendimiento femenino para el desarrollo económico y el papel de las mujeres como agentes de cambio, toda vez que se constituyen como impulsoras del desarrollo y el bienestar de sus familias y de su comunidad, sin embargo, a pesar de que en México ya existen leyes que promueven la equidad de género y los emprendimientos femeninos cuentan cada vez con mayor apoyo tanto de la sociedad como de los gobiernos local y nacional a través de programas específicos que entre otros aspectos brindan apoyo para la obtención de financiamiento y profesionalización de los proyectos (Rodríguez, 2013), el principal obstáculo continua siendo el rol de la mujer en la sociedad y los aspectos de género(Castiblanco, 2013).

Bajo esta perspectiva, el reto actual es romper los paradigmas existentes y eliminar las desigualdades a través de oportunidades reales de desarrollo; centrar los esfuerzos en actividades de fomento a la cultura emprendedora y programas formativos que contribuyan al desarrollo de capacidades y habilidades necesarias para la creación de proyectos empresariales rentables y de alto impacto social que conduzcan a mejoras en la competitividad y el crecimiento económico(Acosta, Pedraza, & Pérez, 2017)y promuevan la igualdad de oportunidades para el género femenino.

2. Aproximaciones teórico-conceptuales

Hacer referencia al emprendimiento social necesariamente implica abordar los conceptos y definiciones sobre emprendimiento, actividad que históricamente se encuentra ligada al desarrollo de las sociedades, cuyas problemáticas han sido resueltas por personas que asumen riesgos y toman la iniciativa en búsqueda del bienestar y la mejora en la calidad de vida de sus integrantes.

Dado que toda investigación precisa de un análisis teórico que la sustente, en este apartado se abordan aspectos relacionados al tema referido, partiendo del concepto de emprendedor. El término evoluciona del vocablo francés entrepreneur, acuñado por Ricardo Cantillon(Brown & Thornton, 2014)y es definido como aquel individuo que “acomete o inicia una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro” (RAE, 2014) o como aquella persona que tiene habilidad para transformar ideas en hechos concretos (Guerra & Pizarro, 2011).

En concordancia con estas dos definiciones se encuentra la de Jean BaptisteSay (1803) citada por Castiblanco (2013)que refiere al emprendedor como un líder, previsor y tomador de riesgos, capaz de movilizar los recursos hacia una zona de alto rendimiento, afirmando que el éxito de los emprendimientos no únicamente tiene impacto en el nivel individual sino también para la sociedad.

Por otra parte, (Formichella, 2004)también refiere la capacidad para asumir riesgos y enfrentar problemas como una característica de las personas emprendedoras, señalando que éstas tienen capacidad para crear algo nuevo o dar un uso distinto a algo que ya existe, impactando tanto en su vida como en su comunidad. Destacan entre las características mencionadas la capacidad para asumir riesgos, factor incluido en todos los emprendimientos, dado que quien decide iniciar un negocio necesariamente enfrentará obstáculos ligados a la credibilidad y la obtención de financiamiento, entre muchos otros, así como también el temor al fracaso.

Las definiciones anteriores conducen -aunque todavía con cierta imprecisión- al establecimiento de características distintivas de los emprendedores entre las que se encuentra la capacidad de innovación, la creatividad, flexibilidad y la asunción de riesgos, dando pauta a su caracterización y conformación de un perfil, así como al inicio del análisis del emprendimiento social.

Aunque el concepto de emprendimiento social tiene diferentes acepciones no ha sido completamente definido. Dees(2016)lo describe como “la persecución de recursos y oportunidades innovadoras para el intento estratégico de alcanzar una mejora en las condiciones sociales”. A diferencia de los emprendimientos tradicionales cuyo objetivo es la obtención de beneficios económicos, el emprendimiento social busca atender y solucionar problemas sociales y mejorar la calidad de vida de las personas, generalmente en zonas de alta marginación, pobreza extrema o comunidades excluidas.

Es importante resaltar que el emprendimiento social, si bien busca atender necesidades sociales, no debe ser confundido con actos de caridad o humanitarios en tanto que la actuación del emprendedor social como agente de cambio se encuentra en función de innovar con el deseo de crear un valor social sostenible.

Para lograr una mayor comprensión del tema del emprendimiento social y fundamentar una definición se precisa profundizar en el análisis de aspectos teóricos relacionados con él, pues la literatura revisada en esta investigación es todavía imprecisa en cuando a la acepción que deba ser considerada, limitándose a reconocer el objetivo social de este tipo de emprendimientos.

Respecto al emprendimiento social femenino, como ya se comentó en apartados anteriores, los motivos que conducen a una mujer a emprender un negocio están fundamentados en necesidades de supervivencia y expectativas de mejora en los niveles de ingreso y calidad de vida (Hernández, González, & Herrera, 2016), y al empezar a materializarse, generan nuevas oportunidades de empleo y desarrollo de proyectos empresariales que contribuyen a la resolución de problemas sociales, sin embargo, el propósito de los emprendimientos femeninos es de beneficio económico, no social, aun cuando cumplan con esa función.

Lo anterior obliga a una investigación más profunda sobre el fenómeno del emprendimiento social femenino en diferentes contextos y estudios de género, así como la revisión de literatura referente a la formulación de políticas para creación de empresas dirigidas por mujeres. Lo anterior con la finalidad de fundamentar el programa de desarrollo de emprendedoras sociales en el estado de Hidalgo, en tanto que el emprendimiento social, de acuerdo con lo que señala la OCDE(2017)está directamente relacionado con el desarrollo económico de los países.

3. Metodología

La presente investigación se realiza bajo un enfoque cualitativo. Mediante un estudio de naturaleza descriptiva se pretende analizar las características del emprendimiento femenino en el estado de Hidalgo, con la finalidad de determinar el perfil de la mujer emprendedora y obtener información específica relacionada con su orientación a la resolución de problemáticas sociales.

Dado que en este documento se expone la necesidad de desarrollar una propuesta formativa que contribuya a fomentar la cultura emprendedora en mujeres hidalguenses y apoye sus actividades de emprendimiento social como una estrategia para lograr la competitividad y el desarrollo económico y social de su región, se realizó en primera instancia una revisión documental de experiencias de emprendimiento en el contexto nacional, a través de la cual se identificaron los rasgos y características comunes de la mujer emprendedora, así como las principales motivaciones para el emprendimiento, destacándose las expectativas de mejora en el nivel de ingresos y la calidad de vida, así como la atención a necesidades tanto familiares como de bienestar de su comunidad.

Para efectos de identificación de los datos requeridos, en la revisión de la literatura se abordaron cuatro dimensiones: personal, familiar, laboral y de enfoque social, cuyas variables permitieron la caracterización del perfil de la mujer emprendedora social en el contexto mexicano.

Para una mayor comprensión del fenómeno estudiado y facilitar la obtención de información necesaria para establecer los criterios bajo los cuales se sustentará el programa formativo, en una etapa posterior se hará uso de la metodología de estudio de casos, tomando como unidad de análisis los proyectos empresariales incubados en los programas de emprendimiento estatales y en la incubadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) dirigidos por mujeres, a quienes se aplicará una entrevista semi-estructurada.

La contrastación de los datos obtenidos en las entrevistas y el perfil de la mujer emprendedora social permitirá determinar las necesidades de formación y establecer las competencias y habilidades a desarrollar en el programa propuesto, con la finalidad de orientar a la población femenina para la creación de empresas rentables y de impacto social, que incidan en el desarrollo económico de la región.

4. Resultados preliminares

Los resultados obtenidos en esta primera etapa de investigación corresponden a la conformación del perfil de la emprendedora social en México, a partir de la identificación de los rasgos y características comunes rescatados de la revisión documental sobre emprendimiento social femenino en los contextos nacional y de Latinoamérica. Para su caracterización se establecieron cuatro dimensiones: personal, familiar, laboral y de enfoque social.

La primera de estas dimensiones atiende a variables relacionadas con habilidades de dirección de negocios y aspectos personales, dentro de los cuales se contemplan el autocontrol, la disciplina, la asunción de riesgos y la orientación al cambio. Así mismo se consideran habilidades emprendedoras técnicas tales como gestión administrativa, liderazgo, creación de redes y colaboración, entre otras.

En la dimensión familiar se contempla básicamente la conciliación de la vida familiar y el trabajo y las características familiares y del entorno que propician el emprendimiento.

Respecto a la dimensión laboral se incluyen variables relacionadas con las experiencias previas en el ámbito empresarial, sector de desempeño, posición jerárquica ocupada y otras características que conducen a determinar la realidad de la mujer en el campo laboral y realizar un sondeo respecto a sus antecedentes en actividades emprendedora.

Por último, la dimensión del enfoque social considera dos variables fundamentales para el emprendimiento social femenino: las motivaciones para emprender y la vocación de servicio o liderazgo de servicio, considerando que una de las principales características de los emprendimientos sociales es la realización de acciones sociales orientadas al cumplimiento de objetivos que implican beneficios y bienestar para una parte de la sociedad.

Se destaca de igual manera, a partir del análisis de los datos estadísticos relacionados con el incremento de la participación femenina en actividades económicas y la aportación que sus emprendimientos tienen a la economía, la falta de reconocimiento a que se enfrentan las mujeres, las dificultades para obtención de financiamiento y las escasas probabilidades de supervivencia y expansión que tienen sus negocios, derivado de la falta de planeación, la inexperiencia y los escasos conocimientos en materia de desarrollo empresarial.

Se identifica asimismo una alta vocación de servicio en las mujeres emprendedoras y habilidades empresariales similares y en algunos casos superiores a las de los hombres, lo que contribuye a fundamentar la propuesta de un programa para formación de emprendedoras sociales, cuyos proyectos, además de cumplir con sus expectativas personales de autonomía e independencia económica contribuyan al desarrollo económico de su comunidad o región, es decir, que se generen empresas rentables y de impacto social.

Conclusiones

El emprendimiento femenino es una de las actividades que más fuerza ha cobrado en las últimas dos décadas, en respuesta a las problemáticas asociadas a niveles de pobreza y marginación, falta de oportunidades para insertarse de manera formal en el campo laboral y situaciones de inequidad y desigualdad en función del género.

Las experiencias de emprendimiento de negocios dirigidos por mujeres en los contextos mexicanos y de América Latina revelan las escasas habilidades directivas con que estos proyectos empresariales son puestos en marcha, atendiendo a las habilidades innatas femeninas para llevar a cabo la gestión empresarial.  La carencia de planes de crecimiento, los obstáculos que enfrentan para acceder al financiamiento y las barreras culturales y sociales que supeditan el rol de la mujer a actividades domésticas, limitan sus posibilidades de progreso y frenan su desarrollo personal y profesional.

No obstante las limitaciones y debilidades encontradas al analizar el emprendimiento femenino, se subraya su capacidad para conciliar vida familiar y trabajo y alcanzar niveles de productividad similares o superiores a los de los hombres, así como su vocación de servicio, propios de su naturaleza femenina y como producto del rol que histórica y socialmente le ha sido asignado como administradora del hogar y responsable del cuidado y bienestar de su familia.

Las características anteriores han dado lugar a que los proyectos empresariales dirigidos por mujeres tengan una connotación social en tanto que promueven la generación de empleos y la resolución de problemáticas de índole social, generalmente desatendidas por el gobierno, sin embargo, no tienen un impacto significativo en la economía, pues su propósito no es desarrollar empresas rentables y de impacto social, sino únicamente cubrir sus expectativas y necesidades inmediatas.

Es claro el elevado potencial femenino y su capacidad de contribución al desarrollo económico de su sociedad, aunque también se manifiesta la urgente necesidad de que desde las instituciones educativas se fomente la formación de agentes de cambio que incidan en la resolución de problemáticas sociales, generen oportunidades de empleo y sean rentables y perdurables en el tiempo.

El emprendimiento social femenino representa una oportunidad para el desarrollo económico de México pues constituye uno de los impulsores principales del crecimiento de la economía, por lo que se precisa otorgar apoyo a las emprendedoras mediante programas formativos que contribuyan a su profesionalización y desarrollo de las habilidades empresariales requeridas para dar inicio a su proyecto y sostenerlo en el tiempo.

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[a] Escuela Superior de Tizayuca, UAEH, Tizayuca, Hgo., 43800, México. Correo: silvia_acosta2066@uaeh.edu.mx

[b] Escuela Superior de Tizayuca, UAEH, Tizayuca, Hgo., 43800, México. Correo: elbam@uaeh.edu.mx

[c] Licenciatura en Gestión Tecnológica, Escuela Superior de Tizayuca, UAEH. Correo: sa317108@uaeh.edu.mx