Editorial

Es curioso y sorprendente que después de 32 años se repita lo acontecido en el año 1985, sismo el cual fue de 8.1 grados en la escala de Richter el cual afecto al Distrito Federal de una manera devastadora, actualmente los del 7 y 19 de septiembre del año en curso que afectaron los estados de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos y la ciudad de México, con estos sucesos el pueblo mexicano deberá crear estrategias sobre siniestros naturales que nos permitan evitar lo más posible daños en la infraestructura y principalmente que no se presenten pérdidas humanas, jamás será suficiente que nuestra población que vive en zonas sísmicas mantenga alguna alerta para enfrentarse a las consecuencias de los sismos o temblores los cuales afecten las capas tectónicas, es preocupante que no se establezcan los equipos adecuados en las zonas sísmicas y nos avisen con anticipación con lo único que se cuenta es con las alarmas sísmicas que se activan cuando el sismo ya está sucediendo.

Es preocupante que los científicos especialistas nos comenten que hay estudios sobre los sismos pero no como avisar con antelación el epicentro y la magnitud del mismo.

Es muy evidente que después del sismo se presentan réplicas de menor intensidad que pueden afectar los daños ocasionados por el sismo y afectar notablemente la estructura de los edificios.

Es importante considerar que las dependencias gubernamentales encargadas de la autorización del desarrollo urbano, tengan mucho cuidado en la revisión de los proyectos de construcción los cuales cuenten con toda la información técnica para evitar de alguna manera que en la presencia de un sismo se afecte la edificación.

Es de suma importancia  intensificar las acciones de prevención de sismos así como la reacción si este, ocurriera. Debemos tener debidamente organizadas la acciones de socorro a través de organizaciones civiles así como las gubernamentales que funcionen eficazmente y que se actué con prontitud,  crear un sistema de rescate que cuente con equipos de alta tecnología para salvar vidas. Lo más importante después de salvar la vida es reducir o más bien evitar daños materiales casi insuperables en las áreas urbanas, semi urbanas habitadas y rurales.

Hasta ahora, y casi siempre es así, todo lo que sigue a una catástrofe evidencia que hay insuficiencia, demora y falta de apoyo logístico para rehabilitar lo que se malogre. Por eso también es muy importante que nuestra Fuerza Armada, haya asumido la tarea de colaborar con el restablecimiento del orden y el desarrollo y con una acción militarizada y por lo mismo eficaz, para paliar los daños.

Es de reconocer la participación de los estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, cuya voluntad y actitud es de valorarse, es gente fuerte, combativa eso los lleva a colaborar desde el primer minuto a participar y ayudarse mutuamente e iniciar la recolección de víveres, agua, medicamentos y ropa, y como doce el movimiento del Garnatón “Nadie es mejor que todos juntos” universitarios de hidalgo sigamos adelante.

 

Atentamente

Ing. Rafael Germán Cortés Borbolla.

Presidente del consejo editorial.