El Feminismo descolonial

Resumen

El Feminismo descolonial o también llamado feminismo periférico es una corriente de pensamiento surgida en américa latina, es una crítica al feminismo clásico que surge en los años setentas en países desarrollados, donde mujeres blancas de clase media alta y alta buscan combatir el androcentrismo, evidenciando que las diferencias de género fueron producto de lo social es y no de orden natural pero el feminismo clásico deja de lado cuestiones de raza, sexualidad o estatus social.


Palabras clave: Feminismo, Androcentrismo, Genero, mujeres, descolonial.

Abstract

Decolonial Feminism also called peripheral feminism is a school of thought that emerged in Latin America, is a critique of classical feminism that emerged in the seventies in developed countries, where white women and upper middle class seeking to combat androcentrism, showing that gender differences were the result of the social is not natural order and classical feminism but leaves aside issues of race, sex or social status.


Keywords: Feminism, Androcentrism, Gender, women, decolonial. social.

Desarrollo del tema

En su mirada “las mujeres” siguen constituyendo la unidad de sentido, más allá de la multiplicidad de la opresión que las diferencian. Retomo del artículo “La diversidad cultural y la justicia social” del Dr. León Olivé lo que él considera, debería ser el contenido del término Justicia Social: “Una condición necesaria para que una sociedad sea justa es que establezca los mecanismos que garanticen las condiciones y la distribución de bienes, de modo que satisfagan las necesidades básicas de todos sus miembros.” Así, un pensamiento que busca establecer la finalidad de un algo, en este caso de la justicia social, en primer lugar debe preocuparse que la raíz de la cual surge, efectivamente busque la satisfacción de las necesidades básicas de TODOS sus miembros.

Puesto que un movimiento que nace de unos pocos, termina por satisfacer a unos cuantos nada más. De ésta parte surge la idea de abordar un poco el tema del feminismo descolonial. Y para su desarrollo tomaré como base a las Dras. Yurdekys Espinosa Miñoso y Ochy Curiel. El feminismo colonial presenta una crítica al feminismo clásico, querer, de mujeres blancoburguesas, se ha enfocado solamente en determinadas categorías (género, sexualidad y raza), se enfocaron en combatir el androcentrismo. En su lucha, el feminismo clásico evidenció que la diferencia sexual se justificaba como fundamento de género. Ochy Curiel nos remite a Nicole Claude Mathieu quien señala: Los hombres y las mujeres se definen por una relación social que es de clase, concretamente, son clases de sexo, relación que está ligada al sistema de producción, la división social del trabajo la apropiación individual y colectiva.

Tenemos que la diferencia entre hombres y mujeres, la sexualidad y el género, no son de orden natural, sino que han sido un constructo social para legitimar las jerarquías entre los sexos en estructuras sociales más amplias. De ahí que el gran aporte del feminismo clásico haya sido señalar las diferencias que existen entre hombres y mujeres, entre sexo y género; sin embargo al crear la diferencia dejaron fuera temas como son raza, clase, género, heterosexualidad. “Mientras (el feminismo clásico) criticaba el universalista androcéntrico, produjo la categoría de género y la aplicó universalmente a toda la sociedad y a toda cultura, sin siquiera poder dar cuenta de la manera en que el sistema de género es un constructo que surge para explicar la opresión de las mujeres en las sociedades modernas occidentales y por tanto le sería sustantivo” Estos “otros movimientos” han sido minimizados por el feminismo clásico, cuya consecuencia ha sido reproducir sistemas de represión para las mujeres que, además de encontrarse en la desventajosa situación de ser mujeres dentro de una sociedad androcéntrica, también deben luchar con el hecho de ser pobres, indígenas o de color.

Esta minimización se ve reflejada en el ánimo de tratar como un asunto de menor conflictividad y relevancia y de seguir pensando como un asunto ajeno las opresiones de género, raza y clase, como si la raza y la clase fueran de orden distinto y actuaran paralelamente afectando sólo de forma específica y sumativa a pequeños grupos de mujeres.

Este pensamiento que encuentra una doble dificultad como es el androcentrismo y el feminismo que al señalar las diferencias de una categoría, dejó fuera a otros grupos. En palabras de Kur Gödell, cuando un sistema es completo, es incoherente y si es coherente, entonces es incompleto. Sin embargo, en México ha encontrado eco el movimiento feminista descolonial superando las diferencias.

La Ley Revolucionaria para las Mujeres en su artículo primero señala: Primera.- Las mujeres, sin importar su raza, credo o filiación política tienen derecho a participar en la lucha revolucionaria en el lugar y grado que su voluntad y capacidad determinen. En efecto, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, por sus siglas (EZLN), presenta una novedosa inclusión en los movimientos no hegemónicos. Las mujeres tienen derecho a participar en la lucha revolucionaria, conforme ellas lo decidan. Cobra especial significado la anécdota de Susana, quien es tzotzil e integrante del EZLN, a quien se le atribuye el primer alzamiento en marzo de 1993. Cuando se discutía cuáles serían las leyes revolucionarias a Susana le tocó leer las propuestas que había juntado del pensamiento de miles de mujeres indígenas: “Queremos que no nos obliguen a casarnos con el que no queremos. Queremos tener los hijos que queramos y podamos cuidar. Queremos derecho a tener cargo en la comunidad. Queremos derecho a decir nuestra palabra y que se respete. Queremos derecho a estudiar y hasta de ser choferes” Las leyes de mujeres fueron aprobadas por unanimidad.

Así, cuando leyeron una nota periodística que señalaba como prueba de que el EZLN no era auténticamente indígena, que no podía ser que los indígenas se hubieran puesto de acuerdo en iniciar su alzamiento el primero de enero. A lo que alguno de los integrantes dijo que el primer alzamiento había sido en marzo de 1993 y lo encabezaron las mujeres zapatistas. No hubieron bajas y ganaron. Un movimiento que aspire a la justicia social, deberá establecer y garantizar las condiciones y la distribución de bienes de modo que se satisfagan las necesidades básicas de TODOS sus miembros, sin distingo alguno.

Referencias Bibliográficas

Olivé, León, Interculturalismo y Justicia Social, UNAM, México 2006, p.126



[a] Profesor de la Preparatoria No.2