¿Cómo puedo favorecer al proceso de cambio en la EMS?

Resumen

Favorecer al proceso de cambio dentro de la Educación Media Superior, es un reto que nos propone la RIEMS, pues toma como base las deficiencias que existen en materia de educación en nuestro país, lo que implica responder a las exigencias actuales tomando en cuenta las características del adolescente y el desempeño del rol docente.


Palabras clave: Deficiencias en la educación, proceso de cambio, educar en competencias, estrategias de aprendizaje.

Abstract

To favor to the process of change inside the Highschool, it is a challenge that the RIEMS proposes us, so capture the deficiencies that exist as for education in our country as a base, which implies answering to the current requirements bearing in mind the characteristics of the teenager and the performance of the educational role.

Keywords: Deficiencies in the education, process of change, educate in competitions, learning strategies.



Introducción

Este cambio requiere de aplicar nuevas estrategias de aprendizaje y didácticas; generar en los alumnos el interés por formular sus propios conocimientos, volviendo entonces, al alumno activo y no pasivo, para que ejecute las competencias acorde a sus asignaturas; que seamos sensibles para entender al alumno, por tanto los programas se deben reestructurar, para que éstos le sean interesantes; programas de calidad que tengan objetivos claros por unidad y definir qué es lo que se pretende lograr en ellos.

Nosotros somos los formadores, los retos son para nosotros los docentes, es enfrentar: la resistencia al cambio, tener disponibilidad y apertura para recibir capacidad constante o exigirla, no conformarnos, fomentar capacidades y habilidades en el alumno, dejar a un lado la intolerancia e inflexibilidad. En definitiva, que nuestro desempeño realmente nos apasione, y los resultados de ésta noble labor se verán reflejados en la motivación e interés de los alumnos hacia su proceso educativo.

 

Desarrollo

Esta pregunta es verdaderamente interesante, ¿cómo puedo favorecer al proceso de cambio dentro de la Educación Media Superior? Al reflexionar en la profundidad de dicha enunciación me puedo dar cuenta del compromiso que esto requiere, lo que implica básicamente qué voy y qué puedo hacer en el proceso de cambio, de reformación en la educación media en beneficio por supuesto de los jóvenes estudiantes.

Un cambio significa crisis, por que este requiere de adaptación, una crisis siempre implica cambio, porque nada será igual después de que este suceda. Estoy convencida que más allá de que exista una crisis en materia de educación va a ser un reto, principalmente para nosotros como docentes, pues requiere de una reforma en nuestros constructos sociales, cambio de perspectiva; del modelo educativo al que fuimos sujetos y en base también al que a veces enseñamos, capacitación constante, implementación de estrategias didácticas, pero sobre todo de herramientas y nuevas tecnologías, como es el manejo de computadoras, medios virtuales y aprendizaje de la lengua inglesa por principio.

Para educar en competencias, debo instruirme en ellas y no dar por hecho que las conozco y las aplico, que esto también es un parteaguas, se requiere de flexibilidad, pero sobre todo de apertura y humildad para poder aprender. Y en base a los resultados de los alumnos podremos evaluar nuestro propio desempeño.

El alumno de hoy, ahora se vuelve nuestro ejemplo, él es portador de aquello que se ha hecho mal o bien desde un principio, debemos permitirle expresarse, dar sus puntos de vista, ellos ven el mismo problema desde otro enfoque y eso nos retroalimenta; requiere ceder y dejar de lado el poder, para poder retribuirnos mutuamente; el querer controlar al alumno sólo denota nuestras deficiencias y carencias porque también somos seres humanos y nos equivocamos.

Por supuesto que el alumno se da cuenta de lo que sucede, y si no pensáramos así, estaríamos ciegos… pues en ocasiones es más fácil no querer ver, que ver y tener que actuar. Cuántas veces no hemos escuchado por los pasillos o por propios comentarios de alumnos del desempeño de sus catedráticos y es doloroso, pero real, escuchar que “ese maestro no da clases”, “sólo deja investigar y no explica”, “que proyectan sus clases en base a documentos de Internet”, “que es grosero e inflexible, o radical”, “que no esta abierto a la crítica”, “que acosan estudiantes o los intimidan” “que no les gusta lo que hacen” “que están amargados” o “ejercen su poder reprobando alumnos por su actitud o comportamiento dentro del aula”… y nadie hace nada, escuchamos y callamos, ha sido la manera más fácil de estar dentro del sistema.

Y en ocasiones tachamos de subjetivas las valoraciones de nuestros alumnos, por escudarnos en si le caes bien te evaluarán benevolentemente, si no, sucederá todo lo contrario, es una justificación a nuestras carencias y a la verdadera subjetividad con la que nosotros mismos nos evaluamos. Habrá entonces que hacer un análisis profundo de mi rol como docente, ya que no habrá ninguna modificación en tanto no sea consciente de mis limitaciones, que en definitiva puedo volver capacidades potenciales.

Definitivamente “las palabras convencen pero el ejemplo arrastra”, y en eso nos convertimos al momento de enseñar -en ejemplo-. Entonces nuestra labor debe ser más ardua y pensada en función del alumno. Me atrevo a ejemplificar: “como si ellos fueran nuestros hijos”, y reflexionar en cómo quisiera que ellos se formaran, el impactó que tendrían entonces mis enseñanzas, mis actos y actitudes, lo que les proyecto como maestro, lo que espero recibir de ellos; como si cada uno se convirtiera en mi obra maestra, y el cuidado que pondría en forjarlos como seres humanos críticos, reflexivos y pensantes, fuera mi único objetivo.

La resistencia que opongamos al cambio, será el primer paso para continuar siendo retrógradas y retener el proceso educativo en nuestras manos. No es fácil porque nos involucra de manera individual y requiere nuestro tiempo pero también muchas ganas de actuar de manera comprometida y responsable.

¿Qué debemos hacer? Sencillo, porque decirlo es fácil, pero hacerlo… eso es lo complicado. Debe haber apertura para capacitarse y actualizarse de forma constante, y si la institución no lo brinda, habrá que justificar la importancia de su existencia; estructurar continuamente nuestros conocimientos y dominarlos en función del aprendizaje significativo que puede adquirir el alumno; realizar planes de trabajo basado en competencias, utilizar materiales que faciliten el desarrollo de las mismas en los alumnos; ser innovadores y creativos en el proceso de enseñanza (implica preparación continua), solidarios y colaborativos con nuestro entorno; contribuir, participar, involucrarse en todo momento en el desarrollo del proceso de enseñar-aprender.

Del compromiso del que hablo es del propio, valorar lo que hemos hecho bien y ser honestos en principio, para actuar posteriormente en el cambio personal y en mi desempeño como docente. Un cambio de actitud, ya que hasta el momento no hemos sido congruentes entre lo que decimos y hacemos, exigimos al alumno más cosas de las que a veces somos incapaces de dar, y este considero, es el momento que la reforma nos brinda para refrendar nuestra labor docente.

Conclusión

Yo me pongo de parte del alumno, no estoy de acuerdo en muchas cosas, pero el expresarlo implica quedarse fuera, porque para la reforma en educación, se tendría que abolir un sistema autoritario y de política pura, en donde verdaderamente se den acciones por parte de los altos funcionarios en educación.

Así funciona nuestro país, México no requiere de un cambio, porque sólo se han pasado la estafeta, implica tomar acciones en tanto una reforma lo plantea. Tenemos herencia de gobernadores que simplemente se quedan en promesas, nosotros aprendimos a prometer de la misma manera, nuestros alumnos ya no creen, como nosotros tampoco, pero ellos con energía y dinamismo exponen sus ideas e inconformidades, hasta que éstas se ven amenazadas y tienen que ser reprimidas.

Creo que por ello no hay cambio, hay muchas promesas que se rompieron en el transcurso de este, aprendimos a fallar una y otra vez, y nunca sellamos promesas con nuestra palabra, porque de tantos quiebres, ésta ya carece de validez. Tenemos que actuar y responderles a los jóvenes, ellos son la esperanza de cambio, el motor que verdaderamente lo impulse, pero ellos necesitan de quien los guíe, del desempeño y compromiso de nosotros como docentes para hacer una diferencia en nuestro país y tenga un impacto en el mundo.

 

 


[a] Profesor Escuela Preparatoria No. 3