Prácticas y comportamientos sexuales en residentes del municipio de Pachuca Hidalgo

Resumen

Estudio realizado para conocer sobre la sexualidad de los habitantes en el municipio de Pachuca Hgo., siendo una ventana de estudios cuantitativos sobre un caudal de estudios subjetivos en ésta temática que permite encontrar algunos hallazgos y vetas de análisis en estudios subsecuentes.


Palabras clave: Sexualidad, Pachuca.

Abstract

This study was done to learn about the sexuality of the people in the town of Pachuca Hidalgo, and for being a window on a quantitative study of subjective flow studies in this issue to find some seams findings and analysis in subsequent studies


Keywords: Sexuality, Pachuca.

La encuesta intitulada Sex sourvey 2012, in Pachuca Hgo., 2012, buscó conocer y elucidar la concepción que tienen los habitantes de éste municipio, en torno a percepciones de género, sentir de identificación sexual, así como preferencias y prácticas sexuales.

1. Diseño estadístico de la encuesta Sex sourvey 2012, Pachuca Hgo.

La población objeto del estudio está compuesta por los residentes del municipio de Pachuca Hgo., mayores de 18 años y además que vivieran o fueran residentes de la localidad o colonia donde fue muestreada el área Geográfica Básica (AGEB), así como la manzana que fue elegida de forma aleatoria.

El trabajo de levantamiento de información formal, se realizó los días del 9 al 18 de julio del presente año, en total se recabaron 1130 cuestionarios útiles. Se utilizó un diseño de muestreo probabilístico multietápico, en un primer momento por estratos, los cuales correspondieron a las Áreas Geográficas Básicas (AGEB´s) que integran el municipio, analizando las diferentes variables sociodemográficas resultó conveniente estratificar la muestra según las variables de interés. Para ello fue necesario conocer la composición estratificada de la población objetivo a muestrear, una vez calculado el tamaño muestral, este se ingreso a los estratos definidos en la población, que fueron las AGEBs, mediante las probabilidades de ingreso a la muestra, según grupo de edad, sexo, escolaridad y derechohabiencia.

La encuesta tiene un grado de confianza del 95 por ciento, con un error de estimación de ±5 por ciento, y es representativa para el total del municipio de Pachuca Hgo., lo que obligó a corregir la muestra en un 25% por la posible no respuesta (Johnson, 1997, Mendenhall, 1997, 2002, Weimer, 2003; Bundick, 2004).

2. Algunos antecedentes teóricos

Hablar de la construcción de la sexualidad en el caso mexicano, remite a un proceso heterogéneo y continuo, acicateado por distintos lenguajes, por la propia cultura, además de las formas de entender y aprender el entorno social. Esta diversidad de discursos es parte de un proceso amplio de transformación, los mexicanos han y están experimentando, junto con la amalgama globalizante, la discusión religiosa, las propuestas moralistas tradicionales, las formas de entender la vida después de la vida, conjugadas con la liberación sexual la transformación de la intimidad propuesta por Guiddens entre otros elementos. Inherentemente los acompaña el avance de infecciones contagiadas por vía sexual, y sobre todo la nueva oleada laica que trata de frenar la propagación de contagio de VIH en jóvenes.

Esta relación de posmodernidad, impacta en la construcción de la sexualidad contemporánea, ya que tiene como antecedente un proceso histórico que ha contribuido en la forma de entenderla, vivirla, creando y recreando una doble moralidad histórica, una para los hombres y otra para las mujeres, y que en gran medida sigue vigente. A su vez confluyen otras aristas de cómo entender la sexualidad, que junto a la globalización, ha trastocado las estructuras tradicionales, a los jóvenes y a los no tan jóvenes, permeando las prácticas sexuales, así como el desvanecimiento de los discursos sociales tanto laicos como religiosos.

Además, también tiene importantes reverberaciones en la forma de cómo se entiende la sexualidad, las relaciones de pareja, y cómo se amalgaman en el contexto de esta diversidad de discursos que sirven como marcos para la construcción de su significado, y para negociar el valor de cada una de éstas. Ante el discurso laico, incluyendo el de placer sexual, del disfrute de la sexualidad, de los derechos universales, se contrapone el posicionamiento ontológico y deontológico, el ser y el deber ser, la moralidad, lo que hace de difícil análisis las diferentes formas de cómo entender a la sexualidad a sus prácticas. Por ello éste trabajo es de tipo exploratorio, pretende analizar cuál es la concepción de la sexualidad, así como identificar algunas prácticas sexuales en los habitantes del municipio de Pachuca Hgo.


2.1 Algunos aspectos de la construcción de la sexualidad


A continuación se describirá de forma breve la forma de construcción de la sexualidad en México, no olvidando que es un proceso heterogéneo, diacrónico y complejo, envuelto en diversos discursos. Destacando que no sólo hay un discurso laico y otro religioso, hay otros, como el institucional, el familiar, el académico, el de la arista médica, el moralista, todos impactados por la llamada modernidad o posmodernidad, la industrialización y la llamada urbanización.

Es importante destacar que este proceso histórico se vuelve difícil de analizar por los elementos incardinados que condensa, la cultura lato sensu, las sociedades heterogéneas, pero sobre todo por la diversidad de aspectos culturales inherentes e intrincados stricto sensu. Por ejemplo, cuando se pretende analizar la historia de la sexualidad en el México antiguo, se tiene un brete importante, entender la sexualidad de un grupo de población heterogénea, a partir de la visión occidental, con historias y una visión de los conquistadores, es decir una percepción eminentemente occidentalizada. Además, ahora estos procesos heterogéneos se han amalgamado, y han impactado en la no observancia generalizada de éstos discursos en todo tiempo, sin importar las sanciones sociales, religiosas o laicas que se planteen. Además, hay discursos que parecen olvidar los procesos hormonales de los jóvenes y de los no tan jóvenes, que van a propiciar otro enfoque de subjetividad a la propia sexualidad.


a) Época prehispánica

Siempre ha existido el interés en conocer más sobre los principales grupos étnicos que tuvieron una mayor presencia en ese tiempo, y que heredamos a través de sus obras, el conocimiento de cómo era su vida cotidiana, cuáles eran sus creencias, costumbres e idiosincrasia. En particular interesa conocer cómo era la estructura de la familia y el contexto de la sexualidad, o lo que actualmente se intenta definir con el concepto de sexualidad.

Sin embargo es en el siglo XVI cuando se inició una nueva cultura cuyo trabajo fue dar testimonio de los hechos del tiempo prehispánico con lenguaje castellano, aquí se incluyen las Cartas de Relación de Hernán Cortes, y que dieron origen al texto Historia de la Conquista de México (1684). También se tienen los escritos de Bernal Díaz del Castillo y los relatos de los misioneros, como Motolinía, Fray Bernardino de Sahagún y Fray Bartolomé de las Casas. Aunque existe un trabajo importante sobre los antiguos mexicanos y su forma de ordenación social, en realidad cuando se pretende conocer sobre la época prehispánica en México, se llega a una estratagema interesante, primero porque la propuesta inicial de los conquistadores fue destruir todo, posteriormente y en especial a partir de la llegada de frailes, la propuesta fue condensar parte de la riqueza cultural, con la limitante que se analizó desde la arista occidental, permeada por la idea de evangelizar, y la dicotomía bueno y malo. La finalidad factual, radicaba en desacralizar las tradiciones y cultura de los antiguos mexicanos, para estructurar asísmicamente al cristianismo. Los testimonios literarios que se conocen han sido a través de distintas fuentes, como son monumentos y objetos con inscripciones, códices con caracteres pictográficos, tradiciones orales y textos escritos con alfabeto latino adaptado a la lengua nativa correspondiente. Se han condensado documentos homogéneos, de un mundo que no formaba un conjunto cultural uniforme, sino que se trataba en realidad de grupos de muy diversos orígenes, costumbres, percepciones y nivel de avance tanto científico como social.

Además, la mayor parte de la información tocante a las prácticas y a los significados sexuales que emularíamos a la sexualidad de los pueblos prehispánicos proviene de registros y descripciones realizadas por misioneros españoles, así como también los códices han sido interpretados por arqueólogos, con una visión eminentemente occidental (Legros 1982). Para algunos estudiosos de la sexualidad, las fuentes de la historia indígena, se refieren al erotismo, a la conducta sexual, al género y a la reproducción; concebidos en una estructura familiar y social. Además no hay que olvidar el supuesto demográfico de las bajas esperanzas de vida, lo que supone que existía una linealidad entre el sexo y la reproducción, tal y como se advierte de forma obligada, en los pueblos antiguos en donde el crecimiento demográfico era sinónimo de poder.

En las antiguas lenguas náhuatl y maya los vocablos que pudieran considerarse como semejantes al concepto de sexualidad sería tonacayo, que se refiere a masa de carne corporal (López Austin 1989). Sin embargo se tiene el gran inconveniente que el mismo vocablo se utilizaba para designar al maíz, que se consideraba como el origen divino del hombre y de la mujer. El maíz era su principal fuente de alimentación, pero también era considerado como parte de sus cuerpos. De esta manera se postulaba un tipo de equivalencia entre el maíz y el hombre, y la sexualidad tenía una connotación ambivalente entre el cuerpo y los alimentos (López Austin 19899, Ruz 1996).

Para los antiguos mexicanos la actividad sexual, el erotismo y la reproducción eran considerados regalos que los dioses otorgaban a fin de compensar a los mortales y hacer más llevadero su sufrimiento y dolor en este mundo. Bernal Díaz del Castillo menciona que los antiguos mexicanos les decían a sus hijos, que a este mundo se viene a sufrir no ha gozar, hay que trabajar, soportar calamidades, hambres, limitaciones; por ello los dioses habían sido benevolentes, y le habían entregado al hombre el erotismo. Incluso se creía que los dioses gozaban cuando el hombre aprovechaba al máximo aquellos bienes que le hacían olvidar por momentos su tristeza, dolor y aflicciones terrenales. Estos bienes eran limitados, dado que si bien es cierto su gozo era permitido, su abuso causaba la ira de los dioses, por ello aunque estaba permitida la poligamia, se requería que el esposo tuviera un lote de cultivo para cada una de sus esposas, esto como forma de garantizar la subsistencia y estabilidad de la familia (López Austin 1989).


b) Periodo Colonial

El matrimonio, la sexualidad y la vida en pareja presentaron grandes modificaciones; especialmente empezó a permear la idea occidental del matrimonio por afecto marital, en ese sentido, la sexualidad en el incipiente México colonial, empezó a ser un gran dilema para la Iglesia, esto específicamente en el siglo XVI (Lavrin, 1996). Por esta razón, la iglesia católica pidió a los hombres que tenían varias esposas, que la primera dejaba de ser la más importante, tal y como se consideraba, y que sólo podrían vivir con la mujer que ellos creyeran que se habían casado porque así lo habían decidido, a través del sentimiento del amor. Incluso, tanto el Papa Pío V como el Papa Gregorio XIII, en 1585 ratificaron que si el matrimonio entre indígenas había sido contra su voluntad, se decretaban nulos, y podían casarse con quien ellos quisieran. Además que el Concilio de Trento de 1563, fijaba los puntos eclesiásticos del matrimonio católico (Lavrin, 1996).

Esta nueva ley, vino a relajar la conducta de los mexicanos, ya que trastocó la estructura social de siglos anteriores, además, en ese momento los matrimonios por alianza, los matrimonios pactados entre infantes, la poliginia y el divorcio se hicieron de uso común en la vida social indígena (Gonzalbo, 1998). Si bien es cierto relajó la moral de los indígenas, también hay ausencia de información de sus comportamientos y preferencias sexuales, dado que la moral estaba sesgada a la mirada occidental.

En cuanto a los nuevos matrimonios católicos celebrados por los indígenas, los sacerdotes unían canónicamente en matrimonio a cuanto adulto llegase a bautizarse, y de esa forma ejercían una presión a los nuevos conversos. Pero en algunos casos, uno de los cónyuges podía seguir en sus ritos anteriores, y ello imposibilitaba el poder unirlos canónicamente. Aquí es donde vuelve a surgir el divorcio, la ruptura familiar, pero con el supuesto de concederlo si uno de los cónyuges no acepta la nueva fe y seguía adorando a sus dioses, y en donde era muy probable que hiciera cambiar al cónyuge converso (Frederick, 1991; Lavrin, 1996; Gonzalbo, 1998).

Otra de las prohibiciones a los indígenas fue la práctica de la poliginia, sin embargo, los españoles contradecían a la ley y a la religión, ya que la practicaban abiertamente. Algunos cronistas dicen que los indígenas preguntaban, el por qué a los españoles sí se les permitía tener varias esposas, y a ellos no. La respuesta era muy fácil, se afirmaba que los españoles sólo las ocupaban para su servicio; y los indígenas respondían que ellos también las querían para su servicio (Torquemada, 1978; Sahagún, 1992; Gonzalbo, 1998).

La evangelización católica ensalzaba la virginidad y las relaciones sexuales monogámicas, además de empezar a manejar el concepto de amor en el matrimonio. Sin embargo los españoles encontraron un placer de la vida permitido en estas nuevas tierras, por ello Legros concluye que no sólo los indígenas transformaron su vida, también los conquistadores transformaron su conceptualización del mundo al tiempo que convivieron con las civilizaciones prehispánicas. Culturalmente se intento acrisolar concepciones disímiles, por ello aunque algunos misioneros lograron hablar lenguas autóctonas, no tomaron en cuenta que los conceptos y constructos culturales tenían referencias no equidistantes, los indios no podían ser entendidos, al contrario eran malentendidos. Estas dificultades se daban al intentar traducir los conceptos católicos a las lenguas locales, en donde el uso de términos se hizo de la manera que más convenía, es decir de tipo polisémico.

La evangelización empezó a tornarse cada vez más dura, y para principios del siglo XVII, se solicitó que todos los niños entre los 7 y 14 años tenían que estar internados para su catequesis. Muchos padres se opusieron a tal orden; Fray Juan de Zumárraga al ver la negativa, solicitó se decretara una orden por parte del Virrey a efecto de que se cristianizara a los niños y niñas indígenas. En este momento se concentro el ejercicio del poder en los conventos, y todas las arbitrariedades eran parte de la cotidianidad, subrayando que el matrimonio quedó marcado como indisoluble, y el divorcio prácticamente era nulo ante la letra eclesiástica, aunque en la práctica podía darse fácilmente. Estas características perduraron hasta las primeras décadas del siglo XVIII (Calvo, 1996; Gonzalbo, 1998). Aunque las prácticas sexuales eran de diversos tipos, seguían bajo el cariz de una sociedad cristiana, aunque con permisividades sexuales vastas.

El gran desorden que se generó en las relaciones familiares, producto de las contrariedades entre la Iglesia y el Estado, provocaron una mayor inestabilidad familiar. Incluso con las diferentes Cédulas que se dictaron en la Nueva España, en muchas ocasiones se contradecía hasta con lo dispuesto por el Concilio de Trento, el cual se estimaba era la base eclesiástica inamovible (Calvo, 1996; Lavrin, 1996; Gonzalbo, 1998). Gonzalbo considera, que los españoles se mantuvieron en gran parte apegados a la tradición medieval, y sólo recurrían al matrimonio cuándo su situación social se los imponía, o cuando les reportaba una alianza benéfica. Además, que su situación de privilegio en una incipiente sociedad, les permitió una serie de excesos y abusos de todo tipo, y que de haber estado en Europa, habrían sido seriamente condenados (Malvido, 1981; Gonzalbo, 1998). La variedad de prácticas sexuales era sabida, pero poco plasmada, por ser hechos contra la moral y las buenas costumbres.

El período colonial fue una época de mezcla racial y cultural en que la imposición de la moralidad sexual, las practicas matrimoniales y sexuales, así como los conceptos católicos, permearon a la sociedad en todos sus ámbitos. Cada grupo tomó lo que le convenía a sus intereses, aplicó a la sociedad los elementos morales y religiosos que se podían transformar en un ejercicio del poder.


2.2 Marco teórico


Al hablar de sexualidad, se habla de un análisis lleno de subjetividades, en donde la discusión con los aspectos individuales, de identidad, preferencias, discursos, atisbos, florecen y dan lugar a un sinnúmero de conductas de difícil aprehensión. Foucault ha discutido las formas en que la sexualidad ha llegado a ser uno de los principales elementos que intervienen en la construcción de la subjetividad y de la propia identidad en las sociedades modernas.

A través de la sexualidad se puede definir quién es la persona, que hace, a quien desea y qué tipo de prácticas sexuales realiza. Esta construcción en donde se imbrica la sexualidad representa una de las pocas cosas tan personales del individuo moderno, y que la abraza como si fuera el último rastro de su identidad esencial e inmutable, a pesar del discurso que adopte y la negociación de significados de la sexualidad, puede indicar otras concepciones. La sexualidad es un emblema de la subjetividad moderna y así, puede poner en tela de duda el determinismo biológico de la identidad sexual y del deseo (Weeks 1992, 1993).

Históricamente el estudio de la construcción del cuerpo sexual en la anatomía y la medicina, ha sido muy diferente al cómo se observa en el mundo contemporáneo, el sexo es el punto de donde se desarrollaron los pueblos y la vida. El sexo era un medio de acceso a ambos: la vida del cuerpo y la vida de la especie; es decir una manera de regular tanto los cuerpos individuales como el comportamiento de la población (Weeks 1992). Por ello Foucault articula la relación con el concepto de subjetividad y discute cómo el sujeto moderno ha analizado, construido y reconstruido el papel de la sexualidad. Foucault intenta comprender la forma en que el individuo moderno ha hecho una experiencia de sí mismo como sujeto de sexualidad, y ha llegado a considerarse así mismo como un sujeto del deseo (Foucault 1988).

Para Foucault la sexualidad llegó a ser una herramienta de control, así como ofreció nuevas formas para el ejercicio del poder, por ejemplo en Roma las relaciones sexuales estaban en dos direcciones: para la procreación, o como una forma de satisfacción y placer. No hay que olvidar que la moralidad romana fue más relajada, basta recordar por ejemplo la vida de los 12 Césares, sus excesos y lujurias. Los romanos hicieron suyas otras formas de placer sexual heredadas de los griegos, de Oriente Medio y otros pueblos sometidos. Es muy importante subrayar que el sexo entre los hombres para los romanos, era la fuente del amor verdadero, incluso, Afrodita Urania, diosa del amor homosexual, fue deidificada por Platón en su obra El Banquete, en donde se diferencía de Afrodita Pandemos, que era la diosa del amor vulgar, del amor heterosexual. Este amor entre hombres, y que ampara Afrodita Urania se considera heredado de los asirios y fenicios, lo que sugiere el inicio y continuidad de una sexualidad masculina, más no femenina.

Incluso, para los romanos un contacto sexual con una prostituta de un Dios o Diosa, permitía un enlace espiritual, o las relaciones con algunos animales podían percibirse como una vivencia extrasensorial, por ello en un periodo fue común que algunas mujeres cohabitaran con cabras.

Por otra parte, durante la edad media y en especial alrededor del siglo XVIII, existieron mujeres que trataron de romper los patrones establecidos, buscaron echar por tierra las estructuras patriarcales y religiosas. Se empeñaron en separar las relaciones sexuales del matrimonio y la procreación, ejemplo de estas mujeres fueron Madame Bovary, la Reina Cristina, Juana de Arco, quienes también buscaron una igualdad de derechos ante el hombre. Por otra parte es de enfatizar que no obstante la transición que estaba sufriendo el matrimonio, aún persistían las prácticas homosexuales, lésbicas y de lujuria, incluso entre personas del mismo clero, el indicio de la sexualidad negada pero ejercida.

En este marco, se gestaron historias de mujeres que empezaron a cuestionar y poner en entredicho a toda una estructura social, por ejemplo la historia de la Reina Cristina de Suecia durante el siglo XVII. Esta mujer, ha sido creada y recreada desde diversos ángulos, como son el histórico, el lésbico y el homosexual. El tipo de educación que recibió Cristina impactó de sobremanera en su persona, montaba a caballo, iba de cacería, estudiaba con otros hombres, se vestía como hombre, incluso sostuvo un romance con su dama de compañía, Ebba Sparre. En su tiempo, se le consideró como un símbolo de atracción para otras mujeres, tal y como advirtió Rose Ballaster. Por otra parte, Lillian Faderman consideró que Cristina utilizó su posición social, explotó sus privilegios, esto para desafiar las reglas de su género; sus actos hubieran sido severamente castigados si ella hubiese pertenecido a un estrato pobre (Waters, 1998). Es decir, los ricos o personas de estratos altos podían practicar “conductas prohibidas”, tal como la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad, podían intentar el disfrute de la sexualidad. Por el contrario si una persona pobre o de estrato social bajo tenía cualquier práctica de estas, se le consideraba un desadaptado e inmoral. Por ello el ejercicio de la sexualidad como medio de control era un vehículo importante.

Pero en el caso de la reina Cristina, es de percatarse de otro elemento perturbador, como es la educación, por ejemplo Henry Maudsley en 1874, consideró que la educación superior transformaría la maternidad y crianza de los hijos por parte de la mujer, esto lo hizo más incisivo al momento en que la Universidad de Cambridge admitió a 15 mujeres como alumnas. Se consideraba que la lectura o el estudio les afectaba a las mujeres de forma directa en su capacidad de concebir, las trastornaba, las trasmutaba. Sin embargo la educación le facilitó a la mujer los argumentos y elementos de valor, que le fueron de utilidad para cuestionar la estructura paternalista de ese tiempo (Waters, 1998).

La sexualidad y el adulterio también era un tema candente durante el siglo burgués, no hay que olvidar que el adultero era el hombre, aunque siempre se le otorgaba una excusa o causa aceptable y su proceder se consideraba era innocuo socialmente.

La educación o escolaridad empezó a jugar un papel trascendente, aunque esta capacidad fue cuestionada en diversas ocasiones, ya que le permitía a la mujer tener otra forma de concebir las cosas, podía cuestionar las reglas divinas, la estructura patriarcal y apelar a otras relaciones sexuales distintas a la heterosexualidad. Si una mujer aprendía a leer y escribir, muy probablemente transformaba ese rol asignado de mujer sumisa, y se llegó a considerar que la mujer era incapaz de darle un buen uso a la educación que recibía. En este sentido, la novela de Madame Bovary es muy explícita, Emma Bovary es una mujer rebelde, insatisfecha, soñadora, cursi, inconforme con su destino. Rompe con su tiempo, Bovary es adultera, miente, roba y se suicida, pero es culta, ha tenido acceso a los libros de diversas materias. El autor de esta novela, no censuró la actitud de su actor principal ante sus contemporáneos, y esto lo llevó a que fuera condenado en juicio por consentir una actitud licenciosa (Loyden, 1998).

Bovary era una mujer bella, sensual, inteligente, ambiciosa, consideraba que la vida tenía que ser fuera de casa, no pensaba en la maternidad, le agradaba leer en gran cantidad, quería conocer pasiones, ansiaba la concupiscencia, aunque fuese imaginaria al tener relaciones con su esposo. Por otra parte, su esposo Charles era un médico, conformista, mediocre, pensaba que la mujer siempre tenía que estar en casa, era ingenuo, aburrido, sin pasión y apegado a la madre. En este momento, empezó a cuestionarse si el hombre era culpable del adulterio de su esposa, esto por ser flexible en el dominio del hogar, y ya se afirmaba que la educación en la mujer, le causaba envilecimiento (Loyden, 1998). Las prácticas sexuales distintas a la heterosexualidad en el matrimonio, se seguían llevando a cabo en una cultura del silencio, pero la educación le permitía a la mujer validar sus preferencias sexuales a través de cuestionar la estructura paternalista, y solicitar la igualdad en la doble moralidad masculina.

Balzac consideró que las mujeres querían emociones fuertes, y cuestionaba, ¿qué tan válido es que las mujeres aprendan a leer? ¿Para qué les sirve si tienen que estar en casa? Porque las que leen aplican mal lo que leen, además tienen poco cerebro (Loyden, 1998).

Desde el siglo XVIII en adelante, la ciencia médica tomó la delantera como el más importante discurso social que definía a la sexualidad, considerándolo como cosa natural, sin embargo, no significa que los discursos dominantes fueran descartados, ya lo dice Foucault, en el sentido de que el sujeto moderno es una construcción histórica del siglo XIX.

En el mundo occidental este tipo de sexualidad –la heterosexualidad- ha sido construida como la sexualidad normal, como sinónimo de identidad, los individuos que tienen inclinaciones sexuales hacia personas del sexo opuesto, han sido calificadas de anormales, independientemente de sus intenciones de reproducción. Por ello, es importante analizar la situación de vida de los atenienses, y se encontrará que no tenían en mente la procreación y hasta la evitaban intencionalmente, por ello la búsqueda del placer permitió el reconocimiento de un espacio ambiguo en que la perversión existiría hasta para los individuos que solo orientaran sus prácticas sexuales hacia el sexo opuesto. Esa producción de conocimiento es parte del proceso de la construcción de la sexualidad en que las clasificaciones y categorías han ayudado, en efecto, a constituir las identidades basadas en la práctica y en el deseo sexual.

Para Weeks la construcción de las identidades sexuales, es la identidad del individuo a una cierta manera de ser, de conducirse, de desear y de tener relaciones sociales, ante la normalidad sexual, la heterosexualidad. Por ello, han sido las feministas quienes han considerado a la heterosexualidad como un producto de la historia, pero hay otras identidades sexuales, en términos de homosexuales, lesbianas, bisexuales o heterosexuales, que si bien no puede considerarse como una inquietud generalizada para todas las culturas, lo cierto es que siempre han estado presentes.

Los discursos sociales sobre la sexualidad, no están distribuidos o divulgados de manera homogénea entre todos los grupos existentes en una cultura nacional, por el contrario son apropiados y resistidos por las comunidades que, en el proceso de construcción de su propia cultura, transforman a esas narrativas dominantes en versiones locales. Además la escolaridad, la globalización, los medios de comunicación, las nuevas pandemias como el sida, entre otros elementos, permean sobre la presencia o hegemonía de algún discurso o visión de la sexualidad. Una aproximación a la sexualidad, intenta examinar la relación entre la conducta sexual y las estructuras sociales, la cultura y los significados.

3. Análisis de la información de la encuesta

La encuesta de sexualidad realizada en la ciudad de Pachuca, Hgo., en 2012, fue aplicada a la población de ambos sexos mayor de 18 años, y que fueran residentes de éste municipio; las variables de edad, escolaridad, sexo y estado civil, se advierten en las primeras gráficas del apartado de anexos.

Con respecto de cómo se identifican en torno a concepciones de género los pachuqueños de acuerdo a su sexo, el 90% de los hombres manifestaron que se sienten hombres, el 7% de hombres se sienten mujeres y el 3% se sienten hombres pero en el cuerpo de una mujer. Para el caso de las mujeres, el 95% de ellas contestaron que se sienten mujeres, el 3% de mujeres se sienten hombres y el 2% se sienten mujeres pero en el cuerpo de un hombre. Esto muestra de forma interesante las diversas concepciones y formas de sentir en torno al género y los diferentes roles sociales.

Por lo que hace a la edad promedio de su primer contacto sexual, los hombres lo tuvieron a los 16.8 años y en el caso de las mujeres su primer contacto sexual fue a la edad de 17.0 años, siendo la diferencia mínima entre ambos sexos.

Por otra parte el 97.0% de los hombres entrevistados, manifestaron que sí tienen relaciones sexuales en el momento de ser entrevistados, y en el caso de las mujeres un 91.0% dijeron tener una vida sexual activa, aunque no se detallo su intensidad. Un dato importante para resaltar es que una de cada 10 mujeres expuso que no tiene relaciones sexuales, ítem que en el caso de los hombres es solo del 3.0%.

Indagando sobre el promedio de contactos sexuales que tienen los residentes de Pachuca mayores de 18 años en un mes, se observa en el caso de los hombres que es de 6.9 contactos, y para las mujeres es de 7.3 contactos por mes, lo que sugiere ligeramente una mayor actividad sexual por parte de las mujeres, aunque no significativa.

Un dato importante es que ocho de cada diez hombres (81.4%) respondieron que han tenido relaciones sexuales sin protección alguna, y en el caso de las mujeres éste ítem alcanzó a tres de cada cuatro (76.0%).

Lo que sugiere en cierta medida, una exposición alta a enfermedades, embarazo no planeado u otras eventualidades sexuales, destacando que al revisar las escolaridades y realizar una correlación entre escolaridad, sexo y relaciones sexuales sin protección, se advierte que no existe ninguna relación significativa entre éstas variables.

Por otra parte al cuestionar cuál es la enfermedad de transmisión sexual que más temor infunde, el 67.6% de las mujeres entrevistadas, manifestaron que el VIH - SIDA les causa terror, mientras que un 62.4% de los hombres dieron la misma respuesta. Algunas otras enfermedades referidas fueron la gonorrea, el papiloma humano, los chancros, la sífilis entre las principales. Sin embargo destaca que tres de cada cuatro mujeres y cuatro de cada cinco hombres, han tenido relaciones sexuales sin protección alguna.

Estos datos se correlacionan directamente, cuando se les preguntó si han sufrido alguna enfermedad de transmisión sexual, dos de cada cinco (43.8%) hombres contestaron de manera afirmativa y en el caso de las mujeres una de cada tres (35.8%) ha padecido alguna de estas enfermedades, la cual es un riesgo para su salud, pero además sugiere la idea que muy posiblemente el dato pudiera ser más alto.

De manera conjunta se les pregunto sobre cuál es el principal método anticonceptivo que utilizan, siendo el más frecuente el preservativo masculino para los hombres (68.8%), las mujeres refirieron al mismo método en un 29.6 por ciento. Destaca que un 18% de hombres y un 25% de mujeres refieren no utilizar ningún tipo de método anticonceptivo, haciendo hincapié que han sido excluidos los hombres que se han realizado la vasectomía y las mujeres que tienen la salpingoclasia, lo que sugiere una cantidad importante de pachuqueños que no usan ningún método anticonceptivo.

Con respecto a la infidelidad que existe hacia la pareja, los hombres afirmaron que el 64.8% de ellos si han sido infieles a su pareja por lo menos una vez, por su parte las mujeres contestaron que una de cada tres de ellas ha sido infieles a su pareja (34.6%) también por lo menos una vez. Estos datos indican que la infidelidad sucede en ambos sexos en la ciudad de Pachuca, y sugiere que son acordes a la aparente doble moralidad masculina, aunque la infidelidad femenina podría estar subregistrada en éste ejercicio de encuesta.

Tomando solo a los entrevistados que refirieron estar casados o unidos, uno de cada dos hombres (49.2%) expresó que ha tenido relaciones extramaritales por lo menos una vez, y en el caso de las mujeres fue una de cada tres, (32.8%), nuevamente se advierte una mayor infidelidad por parte de los hombres que la que refirieron las mujeres.

Con respecto al grado de satisfacción con su vida sexual de la población residente en la ciudad de Pachuca, nueve de cada diez hombres (88.8%) y ocho de cada diez mujeres (78.2%) respondieron que si se sienten satisfechos con su vida sexual, aunque es claro que éste instrumento de recolección de información, es muy limitado para captar éste ítem.

Por lo que hace al tipo de sexo que ha practicado la población que fue entrevistada en esta ciudad, la encuesta reporta los siguientes resultados: nueve de cada diez hombres (93.4%) han tenido sexo vaginal, tres de cada cuatro ha practicado sexo oral (74.2%), más de cuatro de cada diez (44.2%) hombres a practicado el sexo anal, mientras que uno de cada catorce (7.3%) ha tenido relaciones sexuales con un animal. Estos datos reflejan si bien es cierto una mayor tendencia a relaciones vía normal o vaginal, lo cierto es que aparecen otras preferencias sexuales, incluso con animales, aunque en éste caso no se preguntó si la iniciación sexual fue con un animal o con un ser humano.

Por lo que hace al tipo de sexo que han practicado las mujeres, destaca que más de nueve de cada diez (97.2%) han tenido sexo vaginal, una de cada dos ha practicado sexo oral (52.0%), tres de cada diez (27.9%) mujeres a practicado el sexo anal, mientras que una de cada catorce (7.3%) ha tenido relaciones sexuales con un animal. De igual forma no es posible conocer si las relaciones sexuales con animales fueron en un inicio iniciación sexual, o se refiere a una preferencia sexual.

Por lo que hace al tipo de sexo que prefieren practicar las mujeres, una de cada dos (54.2%) dijo que prefiere el sexo vía vaginal, una de cada cuatro (25.7%) comentó que le agrada vía vaginal y oral, una de cada diez refirió que prefiere el sexo vaginal, oral y anal, para una de cada dieciocho (5.6%) dijo que le agrada de forma vaginal y anal, por otra parte una de cada veintidós (4.5%) prefiere el sexo oral, mientras que una de cada doscientas (0.5%) comentó que se decanta sólo por el sexo anal.

También se indagó si se ha tenido relaciones sexuales por lo menos una vez con una persona de su mismo sexo, 17.6% de los hombres y 10.8% de las mujeres, respondieron afirmativamente.

Se cuestionó si por lo menos se ha tenido una ocasión un contacto sexual con una persona que se dedique a la prostitución sin importar el sexo, cuatro de cada diez hombres (43.6%) y una de cada veinte mujeres (5.0%) respondieron afirmativamente. Haciendo mención que dentro de la encuesta no se captó si fue por iniciación sexual o por otro tipo de preferencia sexual.

Se preguntó en qué lugares ha tenido relaciones sexuales diferentes a una cama, para las mujeres la sala presentó el mayor porcentaje (49.7%), además una de cada dos mujeres (48.6%) a sostenido relaciones sexuales en un automotor, una de cada tres (33%) refirió que las ha tenido en el baño, una de cada cinco (23.5%) la cocina, una de cada cinco (20.7%) en la vía pública, una de cada cinco (18.4%) en el lugar de trabajo, una de cada ocho (13%) dijo que dentro de un elevador, una de cada cinco (4.3%) en un parque de diversiones, una de cada cincuenta (2.1%) en una milpa, una de cada cien (1.1%) en una tina de hidromasaje, una de cada cien (0.9%) en una alberca y una de cada cien (0.9%) en un salón de clase.

Por lo que hace a los hombres, el lugar diferente a una cama que más menciones presentó fue el automóvil con 68.6%, es decir siete de cada diez hombres pachuqueños han tenido algún contacto sexual en un automotor, le siguen la sala en donde seis de cada diez hombres (58%) han tenido un contacto sexual en un lugar así, cuatro de cada diez hombres han tenido relaciones sexuales en el baño (40%), uno de cada tres hombres (34.5%) ha tenido relaciones sexuales en la vía pública, tres de cada diez las han tenido en la cocina (27.6%), tres de cada diez en el lugar de trabajo (27.0%), uno de cada setenta y uno en una azotea (1.4%), uno de cada ochenta y tres en una caseta de policía (1.2%), uno de cada ochenta y tres en un parque de diversiones (1.2%), y uno de cada ciento sesenta y siete (0.6%) ha tenido una relación sexual en un autobús, en el cine, en el bosque, en una alberca, en una fiesta, en una milpa o en un elevador.

Por otra parte se cuestionó sobre el número de parejas sexuales que han tenido en su vida, el promedio para los hombres fue de 5.1%, mientras que para las mujeres alcanzó un 2.8%. Al ver éste resultado inmediatamente se cuestiona si los hombres no estarán aumentando el promedio de parejas sexuales que han tenido, y por el contrario las mujeres lo estén disminuyendo.

Se preguntó sobre su orientación sexual de los pachuqueños, cerca de nueve de cada diez hombres (88.8%) dijeron ser heterosexuales, uno de cada diez (10%) dijo ser bisexual y uno de cada ochenta y tres (1.2%) refirió ser homosexual. Por su parte las mujeres tienen respuestas muy similares, nueve de cada diez (93.2%) dijeron ser heterosexuales, una de cada dieciocho (5.6%) dijo se bisexual y una de cada ochenta y tres (1.2%) refirió ser lesbiana u homosexual.

Preguntando si los pachuqueños prefieren trabajar o hacer el amor, 67.4% de los hombres y 72.6% de las mujeres refirieron que prefieren trabajar en lugar de sostener relaciones sexuales, aunque se advierte que la correlación que a menor edad, hay una mayor propensión a elegir tener relaciones sexuales (0.596 de correlación), destacando que esta postura no tiene ninguna diferencia entre hombres y mujeres.

Por otra parte se cuestionó si se había tenido un romance de una sola noche que terminara en una relación sexual, uno de cada dos hombres (47%) y uno de cada cinco mujeres (18.4%) respondieron afirmativamente.

También se preguntó si los pachuqueños han tenido algún amor platónico, uno de cada dos hombres (53.4%) y también una de cada dos mujeres (54.7%) respondieron de forma afirmativa.

Un dato importante, es que cerca de siete de cada diez hombres (68.6%) y una de cada dos mujeres (51.9%), mencionaron que para tener una relación sexual con una persona, se fijan principalmente en aspectos o atributos físicos, tal y como se advierte en los cuadros 1 y 2 del apartado de anexos. Un dato interesante es que se advierte la correlación que a menor edad los aspectos físicos son de mayor elección para una relación sexual, y conforme aumenta la edad los aspectos no físicos juegan una mayor presencia. Aunque esta última tendencia es mayor en mujeres que para los hombres.

4. Algunas conclusiones

La cultura mexicana tiene una hibridación en el tema de la sexualidad, el cómo entender la sexualidad acicateado de los diferentes discursos, el político, el de salud, el religioso, el escolar, la dimensión moral de la sexualidad el mal, lo sagrado y los rituales de la propia iniciación sexual, ofrecen un cariz imbricado. En ésta investigación se ha buscado elucidar algunas preferencias y prácticas de la actividad. Los discursos sociales dominantes que compiten en la actualidad para definir el concepto, se entrelazan, se hibrida la discursividad social, y se construye dialógicamente una identidad, la sexualidad remite a discursos locales y sociales en términos de sumisión o resistencia, mediante la presencia de saberes alternativos o subyugados, y que van del placer al castigo divino.

Sin embargo dentro de la encuesta analizada, aunque a decir verdad tal vez no es el mejor instrumento para acercarnos a ésta temática, nos permite conocer y situar en un primer momento cuáles son las prácticas y algunas conductas sexuales de los pachuqueños, pero sobre todo que sean significativas para toda la población, refiriéndonos estadísticamente.

De igual forma es un estudio que nos permite conocer y en cierta medida intentar comparar elecciones y preferencias sexuales, que han sido recogidas mediante instrumentos similares, como lo es la encuesta DUREX mundial, la de Pfizer o de otros laboratorios importantes en el contexto mundial. Este primer acercamiento, a la sexualidad en el municipio de Pachuca Hgo., es una ventana de estudios cuantitativos sobre un caudal de estudios subjetivos en ésta temática, y permite encontrar algunos hallazgos y vetas de análisis en estudios subsecuentes.

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[a]Profesor Escuela Preparatoria No. 3