La importancia del lenguaje y la redacción en el trabajo académico - científico

Resumen

En la actualidad, la comunicación escrita es fundamental, no sólo en la expresión de las ideas e información que han implicado las transformaciones sociales, también, es la base de la sociedad del conocimiento. La globalización, el uso de las TIC, la interconexión casi total, obliga a que el uso de la lengua escrita sea claro, sencillo y preciso.

En el ámbito académico se discute actualmente de manera intensa la necesidad de que los académicos utilicen de forma pertinente y precisa el lenguaje escrito. En este trabajo se hace un análisis crítico sobre la importancia del lenguaje escrito, sus principales características, la centralidad en su uso en la realización y redacción de textos académicos – científicos.


Palabras clave: Lenguaje, centralidad, redacción, ciencia, académicos.

Abstract

At present, written communication is essential not only in the expression of ideas and information that have involved social transformations, too, is the basis of the knowledge society. The globalization, use of ICT, the almost total interconnection, forces the use of the written language is clear, simple and precise.

In academia it is currently intensively discussed the need for academic use so relevant and accurate written language. This paper presents a critical analysis of the importance of written language, its main characteristics, the centrality of their use in performing and writing of academic - research texts is made.


Keywords:Language, centrality , writing , science , academics .

La importancia del lenguaje escrito.

Es indudable la importancia de la escritura en la expresión de las ideas y del nuevo conocimiento, en el ámbito académico y científico es el medio formal y común para que dicho conocimiento sea comunicado, valorado, discutido y en cierta forma, validado. En otros sectores también está más que probada su importancia, ya sea a través de los medios de comunicación, la literatura u otras áreas, se pueden coincidir en que el buen uso de la palabra escrita es determinante en la sociedad actual. La percepción que hace el hombre de su entorno esta mediada por la cultura cuya síntesis es el lenguaje. (Morales Morales, 2004).

Es a través de la investigación, análisis y discusión de ideas que se generan nuevos conocimientos, proceso que refleja el avance del hombre en su espacio inmediato. Según Tohaira (2010), “la investigación es el camino casi infinito y lleno de ramificaciones que nos va llevando hacia conocimiento nuevos que se van acumulando a los que ya poseíamos. […] el resultado de esa creciente acumulación de conocimientos se llama cultura”. Mediante el lenguaje escrito, precisamente, se trasmite de manera formal esta síntesis y expresión cultural de la sociedad. Desde sus orígenes, la escritura tuvo gran poder, ya fuera por el uso y concentración del conocimiento o por ser un mecanismo para llegar tanto a las masas como a las comunidades científicas. Coincidimos con la idea, entonces, de que “el gran poder del hombre es el poder de la palabra” (Silva Camarena, 2004).

En la actual sociedad del conocimiento, sin duda, la palabra escrita ha sido la herramienta fundamental para plasmar el avance mismo de la civilización, pero además también puede haber significado, la inspiración y fuente de la creación del nuevo conocimiento. Según Pérez Tornero, la sociedad actual exige una lectura y escritura basada en nuevos medios, con la cual no solo se pueda conversar, si no también, analizar. (Pérez, 1997). De dicho análisis se crea conocimiento, no sólo en cuanto al ejercicio propio de quién realizando abstracción plasma ideas nuevas a partir de lo analizado, sino también, en el proceso en el que socializan dichas ideas, ya que en ese intercambio es donde se genera el conocimiento mismo. Es indivisible el uso de la palabra escrita de la generación de nuevos conocimientos. El poder de la palabra es, a la vez, el poder de la razón. (Silva Camarena, 2004)

El lenguaje escrito, no sólo ha representado el medio más importante de comunicación formal, sino una manera de llegar a muchas más personas, en cierto sentido, ha servido para democratizar el conocimiento y la ciencia, que en buena parte de la historia de la humanidad fue privilegio de elites pensantes muy específicas. Como bien expresa Daniel Cassany, “Buena parte de lo que somos es gracias a las tecnologías que hemos desarrollado. La primera fue el habla, que nos permitió organizarnos; después llego la escritura que nos permitió desarrollarnos democráticamente, científicamente.” (Montaño Garfias, 2003). En ese sentido, en el ámbito académico y científico, es necesario discutir, que tan pertinente es el uso del lenguaje escrito; o bien, si debe seguir siendo usada sólo por una elite pensante o debe difundirse lo más democráticamente posible. El mismo autor, en ese sentido, tanto de la forma cómo del fondo, concluye al respecto, y coincidimos en ello, qué: “A mayor sencillez al momento de escribir, mayor democracia”. (Montaño Garfias, 2003)

Principales características del lenguaje escrito.

Lo primero que se considera al pretender utilizar de manera correcta el lenguaje escrito es su pertinencia, su claridad y su precisión. En ese sentido, es indivisible el uso del lenguaje en la generación de conocimiento, de hecho; “el lenguaje está ligado necesariamente al conocimiento”. (Morales Morales, 2004). Ya sea a través del lenguaje hablado o escrito, la expresión y comunicación de lo que se piensa y siente es trascendente, se convierte necesariamente en conocimiento. La escritura vincula el pensar con el escribir, deriva la necesaria y estrecha relación entre contenido y forma, que todo redactor debe valorar como prioritaria y como eje de cualquier ejercicio de comunicación que se pretenda realizar. (Salazar Duque, 1999).

Como hace mención Silva Camarena:
“…hablar, actuar y pensar son una y la misma cosa: las palabras de alguien que actúa y piensa; el pensamiento que en la acción misma se formula con palabras; la acción que toma cuerpo en actos, pensamientos y palabras. Las palabras, las acciones y el pensamiento no son partes aisladas y distintas de lo que somos.” (Silva Camarena, 2004)

No se puede escribir sin articular las ideas, antes de hablar se tiene que pensar claramente que se quiere decir; y de este modo, buscar la mejor manera para redactarlo, para que todas la ideas sean claras, tengan estructura y tengan logica. Uno no nace sabiendo escribir, es a traves de los años que el individuo se forma para adquirir los conocimientos necesarios para llevar acabo este proceso. De este modo, cada uno adquiere lenguajes que permitan el mejor desarrollo de esto, según Henao y Castañeda, “el dominio del lenguaje es esencial por esto la lectura y la escritura cumplen un papel relevante en los procesos academicos y en el desarrollo de la capacidad intelctual…” (Henao & Castañeda, 2001)

El lenguaje escrito aglutina la posibilidad de expresar lo que se piensa, lo que se crea, a través de un proceso lógico. Dicho proceso, “conjuga conocimientos, recoleccion de infomacion pertinente, seguridad personal, humildad y dedicacion para planear, escribir, revisar y corregir” (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010).

El lenguaje escrito evoluciona tanto como el propio conocimiento, ya no es de uso exclusivo de especialistas, sino de uso cada vez más común. Hoy en día, “…escribir no se percibe hoy como una carga tediosa. Quizá, las generaciones del siglo pasado así lo consideraron, pero con la llegada del correo electrónico y el “chateo” se ha roto el mito.” (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010)

El reto de las nuevas tecnologías en el lenguaje escrito implica conciliar la complejidad de la ciencia con la expresión de las ideas en formas cada vez más simples. “La cuestión ahora consiste en dar el salto de los niveles de comunicación escrita de estilo familiar –que transcribe el habla oral- a rangos propios de los textos serios y complejos como los académicos y los científicos, en los que la importancia de los asuntos exige utilizar palabras y conceptos nuevos, además de mejorar la redacción sin perder la soltura y la claridad indispensables ni el placer de expresarse con naturalidad”. (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010) Es necesario para lograr dicho cometido respetar la claridad y la precisión como ejes rectores en la comunicación escrita, son características que en el último de los casos reflejan pensamientos ordenados y lógicos de manera puntual.

Características de los textos académicos y científicos.

Aunque existe un gran debate sobre la necesidad o no, de que los textos académicos y científicos utilicen un lenguaje más cercano a la gente, en este documento, partimos de la idea democratizadora del conocimiento y la necesidad de que el conocimiento llegue a más personas; compartimos los conceptos al respecto del maestro Sánchez Upegui, quién menciona qué; en textos académicos y científicos el “…uso de metáfora para crear un placer estético y seducir al lector, está orientada, a hacer que el pensamiento, las sensaciones, las atmosferas y los conceptos sean comunicables, comprensibles y cercanos al público.” (Sánchez Upegui, 2009). En este sentido, para que los textos sean comprendidos y cercanos, es necesario conocer las reglas y características de una buena redacción, se pueden mencionar como características generales o esenciales en todo texto escrito las siguientes; claridad, concisión, sencillez. (Salazar Duque, 1999)

De manera general, Bloomfield plantea algunos rasgos generales del lenguaje científico; la brevedad, la precisión, eficacia comunicativa y su expresión por escrito. (Bloomfield, 1973) A través de la precisión se puede eliminar la ambigüedad, la brevedad es necesaria en cuanto que el uso de lenguaje técnico permite abreviar el habla y puede generar mayor precisión lo cual permite una mejor comunicación entre el autor y sus lectores.

Algunos autores, señalan otras características específicas del texto académico o científico; entre otras; objetividad, estructura argumentativa, intertextualidad. (Fernández Fastuca & Bressia, 2009). Por supuesto que la claridad, sencillez, concisión, objetividad, estructura e intertextualidad no se podrían lograr sin el debido cuidado en la lógica misma del pensamiento; cómo menciona Silva Camarena, esto se logra; “bajo una rigurosa vigilancia lógica y gramatical”. (Silva Camarena, 2004) Lo anterior sirve para aclarar el hecho de que la democratización del conocimiento no implica falta de rigor o relajamiento en su composición. Más bien, es necesario precisar que los textos científicos y académicos, centran su importancia precisamente en la posibilidad de trasmitir a través del mismo, lo pensado, lo creado.

Desde la visión positivista de la ciencia, algunos autores como Bloomfield señalan seis elementos que constituyen un trabajo o discurso científico; “observación, informe de las observaciones, hipótesis, cálculo, predicción y comprobación” (Bloomfield, 1973). Se puede señalar que dichos elementos caracterizan y distinguen a dichos trabajos de otro tipo de textos.

Existen pues, diferencias entre el uso del lenguaje escrito como fines de comunicación y divulgación con el utilizado para fines científicos. Señala atinadamente Silva Camarena; “El texto, si lo hay, es sólo un medio de comunicación; en la ciencia, en cambio, es lo fundamental. Lo que pasa es lo más importante para el saber práctico. Después, como tarea complementaria, se puede poner por escrito. Lo que pasa, en la ciencia, pasa textualmente. En ella sólo es importante lo pensado en lo escrito. El texto es todo.” (Silva Camarena, 2004) De ahí, la importancia de que al utilizar el lenguaje escrito, se cuiden no sólo sus características generales y específicas, sino también el contenido y el camino a través del cual se generó dicho conocimiento.

El lenguaje y la redacción en el trabajo académico

Existe consenso entre especialistas en respetar las características mínimas formales y metodológicas que deben contener los textos académicos – científicos. Sin embargo, se ha privilegiado la forma por encima del fondo, a menudo se descuidan aspectos importantes como una buena redacción, el uso adecuado de la retórica y sobre todo el respeto a ciertos elementos lingüísticos importantes. En la actualidad existe una marcada tendencia a producir de forma rápida y consistente textos para que los académicos cumplan con criterios de evaluación y participación en foros de expertos y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Parece que se privilegia la cantidad por la calidad, a menudo es frecuente encontrar textos académicos y científicos, que si bien cumplen con los requisitos establecidos en revistas, foros y convocatorias, también es notorio el descuido, desdén y también carencia de respeto por el lenguaje, y en si, por el respeto a la buena redacción.

Lo anterior, es el reflejo de la baja productividad en artículos producidos y citas en textos científicos, según Rivas Tovar, “ha sido pobre tanto en número como en impacto”, y “no existe correlación entre los campos más estudiados de posgrado y la inversión”. (Rivas, 2004) Por supuesto, lo anterior es tema de otra discusión, y da para desarrollar toda una investigación al respecto, pero es visible que en el afán de mejorar dichos números, a menudo se descuida no sólo el rigor en la generación de conocimiento, sino también en la redacción misma de los textos.

Sin embargo, como menciona Silva Camarena “Un texto bien escrito permite ver bien lo real. La gracia de un texto bien hecho cosiste en mostrar las cosas tal como son.” (Silva Camarena, 2004), con esto se puede demostrar que es imprescindible tener en cuenta que una buena lectura y escritura harán del escritor mismo un ser con multiples habilidades y convecciones lingusiticas. Es parte de la formación tanto del académico como del investigador, desarrollar textos acordes al conocimiento generado, si se piensa correctamente, se escribe correctamente.

Para que se genere un buen texto es importante pulir la investigación, Silva Camarena lo ejemplifica de la siguiente manera:
“En el taller del pensamiento se trabajan los textos, sus palabras y sus razonamientos, en un proceso semejante y sus razonamientos, en un proceso semejante al que convierte el carbono cristalizado de un diamante en un espléndido brillante, tallando sus facetas por el haz y el envés. Lo escrito se deja pulimentar, como se pulen rústicos caracteres.” (Silva Camarena, 2004).

Es necesario respetar el lenguaje escrito, ya que no sólo será el reflejo del trabajo académico y científico bien hecho, adémas permite mejorar la comunicación entre pares y con la sociedad en general.

Por supuesto un texto académico refleja un discurso, una tesis, una postura; en ella van implicitas al menos tres dimensiones; el uso del lenguaje, la comunicación de creencias y la interacción en situaciones de indole social. (Van Dijk, 2003) En este sentido, el lenguaje juega el papel de vehiculo para la interacción entre el autor y el lector, es también un objeto que permite registrar de manera consistente las ideas a través del lenguaje hablado y escrito. A través de su texto, el autor no sólo expone sus ideas y sus creencias, sino que pone a dispocision de la comunidad científica su creación para que la valoren y en cierta medida la validan, de ahí la necesidad de claridad y precisión en el uso del lenguaje, queda para la posteridad. Por eso, el autor en cada texto deja un precedente de su trabajo, “en el mundo académico y científico, el intelectual siempre arriesga su prestigio ante la comunidad científica, lo que debe gastarle como justificación para buscar, de forma lúdica y permanente, el mejoramiento de sus habilidades comunicativas, en especial de la comunicación escrita, porque “lo escrito, escrito esta”. (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010)

El lector podrá tener una mejor comprensión de los textos, permitiendo con esto el desarrollo de habilidades cognitivas, que le permitiran adquirir conocimiento.

La comprension del texto es vital, esto llevará al lector a hacerse preguntas, buscando respuestas. Silva Camareana, lo cita de la siguiente manera:
“Para saber hay que preguntar. Preguntar consiste en articular las interrogaciones de la razón mediante palabras. Hacer ciencia es plantear preguntas y formular respuestas utilizando palabras.” (Silva Camarena, 2004).

Es necesario que el texto tenga una metodología que plantee dichas preguntas y sus debidas respuestas, en ese sentido, los formatos más utilizados y conocidos para documentar avances de tipo científico, son; el informe de investigación y el artículo científico. De manera particular, un informe de investigación para, Moreno, Marthe y Rebolledo “es el resultado final de la misma investigación, que consta de una introducción, resumen, cuerpo del trabajo, conclusiones, anexos y referencias”. (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010). Otra forma de presentar los resultados obtenidos de forma escrita es el artículo científico. Según los mismos autores es, “un informe escrito y publicado que presenta los resultados de una investigación, lleva una estructura que lo conforman: título, autores, resumen, introducción, materiales y métodos, resultados, discusión, conclusiones, agradecimientos y referencias bibliográficas.” (Moreno, Marthe, & Rebolledo, 2010)

Lo anterior plantea condiciones mínimas que deben considerarse en la redacción de textos académicos – científicos; con respecto al buen uso de la lingüística se consideran otros. En primera instancia se considera el papel del investigador, aquí es importante que el texto sea claro no sólo en el tema, sino también plasme de manera precisa las convicciones propias de autor, su mensaje, análisis, su opinión particular. Para lograr lo anterior, el texto mismo debe realizarse con el rigor necesario que garantice que ante la exposición con los pares, ante sus lectores, su comunidad científica, alcance la validez necesaria. Un texto bien construido en forma y fondo, debe resultar creíble, consistente entre sus evaluadores lectores. Como recomienda Cisneros, un artículo de investigación propone tres retos importantes; Primero, la construcción de la imagen propia del investigador, el texto enmarca su posición frente a sus lectores, después, la construcción de la imagen de su lector, es decir a quién va dirigido, con qué características, y por último la imagen que busca proyectar sobre su propio trabajo en el texto. (Cisneros Estupiñán, 2012). Dichas condiciones en general, permiten caracterizar de manera mínima las condiciones adecuadas de un texto académico científico. Si bien, no es una receta, ni un manual, ni mucho menos; el planteamiento consiste sencillamente en hacer una reflexión sobre la necesidad de mejorar el uso del lenguaje escrito.

Conclusiones

A manera de conclusiones, se reafirma la importancia del lenguaje escrito en la sociedad del conocimiento. En la necesidad de dicha sociedad para que los textos académicos y científicos contribuyan en la medida de lo posible a democratizar la ciencia y el conocimiento. Lo cual, sólo será posible, en la medida en que en el gremio académico – científico, se respeten adecuada y correctamente las características esenciales del texto escrito; la claridad, concisión y sencillez; en un marco de pertinencia y precisión, con una debida vigilancia lógica y gramatical.

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