Diagnóstico de consumo de energía en la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji

Resumen

Como motor de cambio social las Instituciones de Educación Superior juegan un papel preponderante en la reconstrucción de las sociedades actuales, consideradas como un escenario clave para asentar las bases de una educación para la sustentabilidad frente al cambio climático. Es así que a partir de la adopción del protocolo de Kioto, se ha tenido por objetivo disminuir el aumento constante en el consumo de energía; así, la mejora de la eficiencia energética de los edificios públicos es importante para la promoción de una cultura sobre el tema entre la población local y más aún la eficiencia energética en los edificios escolares, porque son los lugares donde los jóvenes y profesionistas de hoy y del mañana son educados y tienen la oportunidad de aprender cómo llegar a ser ciudadanos con una conciencia ambiental.
Por ello, la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji en su compromiso para la adopción al cambio climático ha realizado un diagnóstico del consumo total en KWh, consumo por persona, consumo en KWh/m2, así como un estudio para validar el ahorro energético para sustituir la tecnología en iluminación de los pasillos por energía renovable.
Estructurando un módulo de Energía dentro del Programa de Educación Ambiental no Formal, con un enfoque cognoscitivo constructivista, centrado en el sujeto, con el cuál pueda contribuir a modificar cultura ambiental de sus estudiantes y personal administrativo específicamente en materia energética en primera instancia y posteriormente influenciar a la población aledaña y de la región, para con ello incursionar en la sociedad para promover el uso de las energías renovables y poder brindar herramientas para el transito hacia la adaptación al cambio climático.


Palabras clave: Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, Energía renovable, Consumo energético, Sustentabilidad, Educación Ambiental, Cambio climático

Abstract

As an engine of social change, the Higher Education Institutions play a leading role in the reconstruction of societies, considered as an important stage to the construction of foundations of an education for sustainability against to the climate change. As from the adoption of the Kyoto Protocol, it has been aimed at decreasing the steady increase in the consumption of energy; thus, the improvement of energy efficiency in public buildings is important for the promotion of a culture on the subject between the local population and even more efficiency in school buildings, because they are the places where young people and professionals of today and tomorrow are educated and have the opportunity to learn how to become citizens with environmental awareness. Therefore, The Technological University of Tula-Tepeji in its commitment to the adoption of the climate change has made a diagnosis of total consumption in energy (KWh), the consumption per person in KWh/m2, as well as a study to validate the energy savings to replace the technology in lighting of the corridors by renewable energy. Structuring a module within the Program of Non-Formal Environmental Education, with a cognitive constructivist approach, focused on the subject, which can contribute to changing environmental culture of their students and administrative staff specifically in the field of energy in the first instance and subsequently influence the local population, to promote the use of renewable energies and provide tools for the transit toward adaptation to climate change.


Keywords: Technological University of Tula-Tepeji, removable energy, energy consumption, sustainability, environmental education, climate change

Introducción

Desde principios del siglo XX y hasta la fecha, ha prevalecido un estilo de desarrollo caracterizado por la búsqueda de la máxima rentabilidad económica a corto plazo, la sobreexplotación de los recursos naturales y la carencia de políticas ambientales lo que ha originado una crisis ambiental que se presenta en todo el mundo (Semarnat-Coede, 2009), planteando problemas urgentes y transversales que se manifiestan de forma local y global, lo que socava el sustento de la humanidad y amenaza con desestabilizar los ecosistemas y colapsar la civilización global (Complexus, 2006).

Ante estos escenarios, la educación ambiental representa una alternativa importante para tratar de -frenar- el deterioro ambiental. Para la educación superior se hace necesario replantear el papel de la universidad en la sociedad y la economía, ya que la visión del desarrollo sustentable en las Instituciones de Educación Superior se basa en la premisa de que ninguna de las áreas del conocimiento se encuentra al margen de la problemática ambiental y de esta nueva visión. Así la universidad y el universitario tienen un lugar central en la reconstrucción de la sociedad; uno de los compromisos principales de las universidades es asumir su papel de promotoras de la sustentabilidad formando profesionales con esta visión.

Por su carácter de instituciones de enseñanza superior y por el potencial que poseen como motor de cambio social las Instituciones de Educación Superior juegan un papel preponderante en la construcción de las sociedades actuales, consideradas como un escenario clave para asentar las bases de una educación para la sustentabilidad tanto por su función formadora de cuerpos técnicos, como de tomadores de decisiones tecnológicas, sociales y económicas, que refleja un impacto tanto positivo como negativo en el ambiente.

Aunque la visión para la sustentabilidad pone en entredicho los enfoques epistémicos tradicionales y da relieve a la educación transformadora, centrada en el alumno, en el aprendizaje significativo, en la formación de la ciudadanía, el pensamiento complejo y creativo, en la necesidad de aprender a aprender y aprender a enseñar, así como en el aprender-enseñando (Agüero, 2009). Especialmente porque en las sociedades actuales se requiere, diseñar las rutas que permitan contar con una ciudadanía consciente y actuante, con la convicción de que no hay futuro si no existe una estrategia de sustentabilidad, y que para ubicarse correctamente en los procesos globalizados se deben de crear espacios que defiendan el interés y beneficio de las sociedades y pueblos (Cordera y Sheinbaum, 2008).

El reto está entonces en re-construir en ese intercambio de saberes disciplinares y comunitarios, los conocimientos que permitan hacer frente a una problemática tan compleja e impulsar en materia educativa distintos procesos de formación ambiental que dejen a la humanidad transitar a una relación hombre-naturaleza basada en el respeto y responsabilidad del ser humano para consigo mismo, los demás y su entorno. Lo que no puede resolverse solamente con la inclusión de una asignatura nueva en los ya sobrecargados currículos ni siquiera con el abordaje de una serie de temas relativos al ambiente repartidos en las asignaturas preexistentes, donde se tomen en cuenta exclusivamente los aspectos biológicos, ecológicos o de deterioro ambiental, sino que es necesario apreciar la contribución de las ciencias sociales en la compresión y mejora del medio humano, esto necesariamente impacta en el diseño curricular y en el hacer docente, donde el propósito sea reflexionar sobre y hacia la construcción de una sociedad en armonía con la naturaleza, capaces de andar en pro de la sustentabilidad.

Sin embargo, México enfrenta grandes problemas respecto a la sustentabilidad. Primeramente está el problema del progresivo deterioro y agotamiento de la base de sus recursos naturales, altos niveles de contaminación ambiental y graves procesos de degradación ecológica (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, 2006) debido principalmente a la expansión de las actividades productivas agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras, las cuales se han desarrollado buscando obtener el mayor retorno económico posible sin considerar los daños ocasionados al ambiente, los impactos sociales y económicos así como la permanencia de la producción en el tiempo (Sosa, et. al., 2010). En segundo lugar (sólo mención, no de importancia) está el tema del desarrollo económico y social en México se ha asociado a crecientes condiciones de pobreza, marginación y exclusión social (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, 2006). En este sentido, la sustentabilidad de México es posiblemente el mayor desafío que enfrenta hoy en día, se requiere por lo tanto lograr una sociedad que tenga las competencias para enfrentar este reto y encontrar soluciones (Sosa, et. al., 2010). Por lo que transitar hacia modelos de desarrollo más sustentables se ha convertido en una necesidad impostergable para el país (Plan Nacional de Desarrollo, 2007).

Importante es señalar entonces que la educación fortalece la independencia y autonomía de las personas y permite la toma de decisiones informadas y responsables, es fundamental para el proceso del desarrollo humano sustentable, al contribuir a la formación de ciudadanos conscientes de su contribución a los procesos de degradación del medio ambiente y comprometidos con la protección, la conservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y es importante en la construcción de una cultura ambiental; es así que algunas perspectivas de la Educación ambiental vinculan la cultura con los sistemas de creencias, con los valores, con las relaciones sociales y con las instituciones que se generan en los grupos sociales, para conectar de esta manera la crisis global con una crisis cultural (Hernández y Tilbury, 2006), más aún en estos tiempos de evidencia crítica de las afectaciones que surgirán por el cambio climático, haciendo mucho más evidente la necesidad de formación no sólo de alumnado y profesorado conciente de las consecuencias de las acciones derivadas del estilo de vida de la sociedad, sino de la formación de una cultura ambiental en pro de la mitigación al cambio climático.

Es así que a partir de la adopción del protocolo de Kioto en 1997 se ha tenido por objetivo disminuir el aumento constante en el consumo de energía en todo el mundo y, como consecuencia, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así se tiene que en México según datos del Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la emisión total en 2010 fue cercana a 748 millones de toneladas de CO2 equivalente, 33.4% mayor que la de 1990. Esta cifra, equivalente al 1.4% de la emisión total global, colocó al país entre los primeros quince países por su volumen de emisión. Del total de GEI emitidos en ese año, el sector energético contribuyó con poco más del 67%, siendo el consumo de combustibles fósiles la principal fuente. Las emisiones derivadas de los desechos contribuyeron con 5.9%, mientras que la agricultura, los procesos industriales y el cambio de uso del suelo y silvicultura fueron responsables del 12.3, 8.2 y 6.3% del total nacional, respectivamente(Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2013).

Así, la mejora de la eficiencia energética de los edificios públicos es importante para la promoción de una cultura sobre el tema entre la población local y es aún más importante la eficiencia energética en los edificios escolares, ya que estas edificaciones se diferencian de otros tipos de construcciones, porque son los lugares donde los jóvenes y profesionistas de hoy y del mañana son educados y tienen la oportunidad de aprender cómo llegar a ser ciudadanos con una conciencia ambiental. El consumo energético de los edificios escolares, pueden contribuir de manera considerable a la cantidad global del consumo de energía en los edificios públicos de nuestro país, lo cual se traduce en el aumento de los gastos pagados por el presupuesto estatal y nacional. Por lo tanto, la investigación de soluciones para la reducción de consumos de la energía en los edificios escolares debe ser prioritario.

Metodología

Para llevar a cabo el diagnóstico del consumo de energía eléctrica en las instalaciones de la Universidad Tecnológica de Tula Tepeji,  se identificaó el consumo total en KWh y se comparó el consumo para cada mes en el año y de igual forma se calculó el consumo por persona, considerando la matrícula en cada uno de los tres cuatrimestres y el personal tanto administrativo como docentes.

Además se calculó el consumo de energía a través del índice de utilización de energía en KWh/m2, de acuerdo a la metodología establecida por Alajmi (2012), que menciona que éste índice se obtiene dividiendo el consumo anual de energía por la superficie bruta construida, cabe mencionar que se seleccionó este índice ya que es utilizado para comparar el consumo de energía de edificios de la misma naturaleza.

Resultados

Resultando que el consumo de energía eléctrica medido en pago económico varia mensualmente desde los $110,00.00 hasta los $138,000.00; realizándose anualmente un pago aproximado a $1, 488, 000.00. El consumo total de Kilowatts/hora por mes durante el año 2013 se muestra en la tabla 1, donde se puede observar que el mes con menor consumo fue diciembre y el de mayor consumo fue septiembre con 51 018 y 64 038 KW/h respectivamente.

De igual forma en la tabla 1, se presenta el consumo per cápita en la universidad por cada mes, considerando la matrícula de cada cuatrimestre más los administrativos y docentes.

Tabla 1. Kilowatts por hora consumidos en la UTTT.

Mes

Individuos por  cuatrimestre

Demanda máxima KW

Consumo total  KWh

Consumo por persona

Enero

2867

154

55 131

0.62

Febrero

162

62 724

0.78107143

Marzo

159

59 814

0.69533333

Abril

158

52 551

0.69580645

Mayo

2436

134

59 895

0.79290323

Junio

136

61 575

0.84233333

Julio

137

58 626

0.77612903

Agosto

143

63 006

0.83419355

Septiembre

3955

164

68 034

0.57333333

Octubre

166

64 500

0.52580645

Noviembre

184

63 558

0.53566667

Diciembre

183

51 018

0.41580645

Fuente: Hernández-González, 2014.

Los resultados anteriores se pueden observar en forma de gráfica en la figura 1, tanto de consumo mensual como de consumo por persona en cada mes.

imagen 1

Figura 1. Consumo per cápita de energía eléctrica en el año 2013 en la UTTT. Fuente: Hernández-González, 2014.

El consumo total de energía eléctrica en la Universidad Tecnológica de Tula Tepeji en el año 2013, fue de 720,432 KW/h (0.720432 GWh), donde el mes de mayor consumo fue el mes de Septiembre con 68 034 KW/h y el de menor consumo fue Diciembre con 51 018 KW/h (Figura 1); si se observa detenidamente la tabla 1., se puede identificar que los meses de mayor consumo están en el último cuatrimestre del año, esto puede ser explicado en relación a que este es cada año el cuatrimestre que mayor población estudiantil (3476 en 2013) y el mes de diciembre es el de menor consumo a pesar de estar dentro de este cuatrimestre, lo cual puede ser debido a que hay un periodo vacacional de 15 días; dato que se relaciona con lo encontrado por Hussain (2013) donde los consumos eléctricos para los meses donde hubo periodos vacacionales cercanos a los 12 días fueron menores al resto del año.

Cabe mencionar que como el esquema de trabajo de la Universidad es intenso, donde el mayor periodo vacacional es en el mes de diciembre (2 semanas), Semana Santa una semana y en julio una semana de igual forma, teniendo 44 semanas efectivas de clases; laborando normalmente sin alumnos en los periodos intercuatrimestrales.

La demanda máxima es en diciembre es la segunda más grande durante el año a pesar de que este mes es el que presenta una suspensión de actividades durante dos semanas, esto puede ser debido a adornos navideños que esta prendido todas las 18 horas aproximadamente y la demanda mínima fue en los meses de mayo, junio y julio, esto puede ser debido a que la incidencia solar se incrementa en estos meses y la cantidad de luz que penetra en los edificios es mayor, lo que hace que las luces se enciendan mucho más tarde que en los meses invernales, aunado a que en estas fechas no se colocan adornos que consuman energía y son meses que poseen una menor matrícula.

A través de estos datos de demanda máxima y consumo total en KW/h (tabla 1), podemos inferir que la carga principal corresponde al sistema de alumbrado público o exterior y a que los edificios pueden quedar con aparatos eléctricos conectados principalmente computadoras en las áreas administrativas y equipos pesados en los laboratorios; como lo reportaron para otras escuelas como Ciudad Universitaria de la UNAM (Escobedo, et.al., 2014); en el caso de Kuwait donde el consumo de energía durante y después de las horas laborales mostró que muchos de los accesorios de iluminación se quedaron prendidos después de las horas de trabajo (Alajmi, 2012) y de Arabia Saudita donde se encontró que el mayor consumo se da fuera de las horas de trabajo donde la central de aire acondicionado sigue funcionando y las luces se dejan encendidas (Hussain, 2013).

Es interesante ver que estudios como el de Hussain, 2013, infiere que el factor humano es importante ya que durante el periodo laboral están al pendiente de dejar apagados o desconectados los aparatos electrónicos o las luces, sin embargo, al finalizar las horas de trabajo y dejar encendidos los equipos pasan más de 18 horas consumiendo energía contra las seis horas laborales en la universidad donde se realizó el estudio.

Para el caso de la UTTT, hay que considerar además del alumbrado y los equipos de las zonas administrativas, en cada edificio de los programas educativos se cuenta con una aula de cómputo, a excepción de Negocios y Gestión Empresarial y Tecnologías de la Información y Comunicación, que cuentan con dos aulas y el nuevo edificio llamado Laboratorio de multimedios que posee 4 aulas de cómputo y de las cuales los equipos y los servidores no son desconectados, eso explicaría un mayor consumo en estas áreas, como sucedió en los Institutos de Investigaciones Antropológicas y el Instituto de Química de la UNAM (Escobedo, 2009).

Al realizar la búsqueda de información sobre consumo de energía para realizar el comparativo de la UT con otras IES, se encontraron datos reportados por (Escobedo, et.al., 2014), para el consumo de Ciudad Universitaria de la UNAM, sin embargo, este comparativo no se pudo llevar a cabo ya que sólo se indicaban datos sobre el consumo anual, lo que es incomparable en magnitud con la UTTT.

Posteriormente se identificó el indicador como consumo en KW/h per cápita que durante el diagnóstico (2013) en promedio fue de 0.674; se observa que en el año el consumo no sufre grandes variaciones (tabla 3.7.), esto puede ser traducido a que a pesar de la que la población estudiantil de un cuatrimestre a otro puede variar de 400 hasta 1400 estudiantes, el consumo individual representa un mínimo consumo a comparación del consumo que representa la iluminación de las instalaciones ya que independientemente de que haya o no alumnos, todos los edificios son iluminados durante un periodo mínimo de 8 horas por 5 días a la semana durante 44 semanas al año mínimo.

Utilizando este indicador, la UTTT tuvo un consumo en el 2013 de 0.674 promedio; comparado con el consumo per cápita de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería (Universidad Equinoccial), Quito Ecuador (0.4342) (Viteri, 2013), esta Facultad tuvo un consumo menor, sin embargo, tanto esta IES como la UTTT tiene una matrícula mucho menor con 2652 y 3955 individuos en los años del diagnóstico. Comparado con la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) con un consumo per cápita de 499 KW/h (Ramírez, 2003) y de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UNAL) con 589.4 KW/h en el 2013 (http://sds.uanl.mx/energia/), la UT tuvo un menor consumo, sin embargo, ambas IES rebasan la matrícula de la universidad ya que mientras que la UAM contaba con un total de 38 765 individuos, la UNAL tuvo 153 mil estudiantes.

Cabe mencionar que pocas universidades nacionales e internacionales cuentan con datos publicados sobe el indicador de KW/h per cápita, a pesar de que muchas IES cuentan con información de la huella ecológica, huella de carbono y elaborados Planes Ambientales Institucionales, no se cuenta con cifras sobre el consumo, únicamente se dan sugerencias o recomendaciones de reducción y ahorro de energía.

A pesar de que se pudo realizar el comparativo de consumo con el índice de consumo per cápita, se encontró que el indicador más utilizado para comparar el consumo de energía es el índice de utilización de energía en kWh/m2 por año, ya que con este índice se puede comparar el consumo entre edificios de la misma naturaleza, motivo por el cual se calculó este indicador. Necesario es mencionar que hay estudios que refieren que en América Latina los estudios en edificaciones están dirigidos a él diseño arquitectónico y si impacto en el consumo de energía eléctrica, no se encontraron datos de universidades latinoamericanas para el rubro.

Según el índice de consumo de energía la UTTT en el 2013 tuvo un consumo de 53.72 KWh/m2/año. Si se observa la tabla 2, se verá que el consumo de la Universidad Tecnológica mayor al del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM (37), de la Universidad de Ucrania (33.7) y los edificios universitarios de Guangdong (30.61), sin embargo, tiene un menor consumo que el Instituto de Química de la UNAM (96.6), el Edificio de la Facultad de Ingeniería de Arabia (266).  El mayor consumo de la UT en este caso puede ser debido con relación al Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM a la cantidad de superficie construida y al mayor tiempo de utilización de las áreas de la UT, en comparación con las IES de Ucrania y China hay que considerar que estos consumos son arrojados posterior a la implementación de programas de ahorros de energía. En el caso Instituto de Química de la UNAM hay que resaltar que además de los requerimientos académicos, en este Instituto se realiza gran cantidad de trabajos de investigación que requieren de equipos especializados y servidores o procesadores de información que no pueden ser desconectados y que su vez incrementan el consumo de energía y para el caso de las escuelas europeas y de Arabia, la mayor parte del consumo energético es derivado del uso de aire acondicionado, representando en algunos casos hasta el 91% del consumo total de energía.

El consumo de la UT es menor que en comparación con escuelas secundarias de Chipre (62.75) y que en escuelas secundarias de Italia y Alemania (93 respectivamente), escuelas de Eslovenia (192) y primarias de Irlanda (96); donde el consumo energético es mayor por el uso del aire acondicionado y la UTTT tiene un mayor consumo que en lo reportado para escuelas de Grecia (14.31) y escuelas primarias de Luxemburgo (26), donde habrá que analizar el tiempo de utilización de las instalaciones.

Tabla 2. Índice de utilización de energía en diversas Instituciones de Educación

Tipo de la edificación

Ubicación

Consumo en KWh/m2/año

Instituto de Investigaciones Antropológicas

(Escobedo, 2009)

Ciudad Universitaria, México, D.F.

37

Instituto de Química

(Escobedo, 2009)

Ciudad Universitaria, México, D.F.

96.6

Universidad

(Deshko y Shevchenko, 2013)

Ucrania

33.7

Edificio de la Facultad de Ingeniería

(Hussain, 2013)

Rabigh, Arabia Saudita

266

Edificios de Universidades

(Xuan, et. al.,2013)

Guangdong, China

30.61

Escuelas secundarias

(Katafgiotou, 2014)

Chipre

62.75 promedio

Escuelas secundarias

(Dall´O y Sarto, 2013)

Italia

93

Escuelas

(Dimoudi y Kostarela, 2009)

Grecia

14.31

Escuelas

(Beusker, et.al., 2012)

Alemania

93 promedio

Escuelas viejas

(Butala y Novak, 1999)

Eslovenia

192

Escuelas primarias

(Hernández, et. al., 2008)

Irlanda

96 promedio

Escuelas primarias

(Thewes, et. al., 2014)

Luxemburgo

26

Fuente: Hernández-González, 2014.

Cabe destacar que los edificios escolares se caracterizan por su uso peculiar, es decir, las horas diarias y semanales de ocupación, los usos diferentes durante el día, y los diferentes volúmenes de uso (aulas, oficinas, laboratorios, gimnasios, cafeterías, sanitarios y almacenes de aseos,) como menciona Umberto (2002), aunado a que el problema de un uso racional de la energía en los edificios escolares está además relacionado a una gestión y mantenimiento continuo y calificado.

Para las escuelas europeas el consumo de energía eléctrica ha disminuido en gran medida, esto porque a nivel europeo se han desarrollado estrategias especialmente para este sector mediante una legislación específica y se ha dirigido a proyectos con apoyo económico (Butala y Novak (1999), DallÓ y Sarto (2013) y Katafgiotou, (2014)),  por lo que se han realizado, como se observó anteriormente, mediciones al respecto en escuelas de diversos niveles, lo que obliga y a su vez conduce a las escuelas a sentar nuevas bases al interior y exterior de las mismas para el consumo de estos recursos y contribuir a un cambio cultural.

Si este tipo de cambio de tecnologías se hiciera también en los edificios, los ahorros por consumo de energía eléctrica serían bastante considerables en cualquier institución.  Por lo que este tipo de estudios y de indicadores sientan las bases para establecer normatividad en materia de ahorro y uso eficiente de energía en la UT, lo que puede a su vez conducir en la disminución en gastos operativos, pero además de ello es de suma importancia para el establecimiento de medidas educativas para lograr el apagado de las luminarias y equipos electrónicos por el personal al abandonar su área de trabajo y sus aulas en el caso de los alumnos. Siendo esta una gran área de oportunidad ya que a nivel mundial las tendencias actualmente están en la disminución del consumo energético para la calefacción o el aire acondicionado como lo mencionan (Kazanasmaz, et.al., 2014;  Paudel, et.al., 2014; Kim, et.al., 2014), en el caso de la UTTT se pueden implementar programas de reducción de energía y además programas de adopción de energías renovables solar y fotovoltaica, esto porque la UT cuenta con el recurso intelectual a través de los profesores y alumnado de la Ingeniería en Energías Renovables.

Especialmente para poder reducir los impactos ambientales generados por el consumo de energía eléctrica que proviene de la quema de combustibles fósiles y además de ello los impactos ambientales que se generan por el uso de las lámparas fluorescentes que contienen vapor de mercurio y a las cuales se les deberán de dar una adecuada disposición final ya que se han observado en la parte más posterior de la universidad que se mantienen a la intemperie, por lo que se sugiere que se puedan  almacenar en un área más adecuada en la que se eviten reacciones con otros elementos como el agua, además de lo anterior, es sumamente importante mencionar que se debe evitar a toda costa utilizar lámparas que tengan contenido de bifenilos policlorados por los altos impactos ambientales y a la salud humana que pueden provocarse; por lo que además se sugiere que puedan realizar inventarios para identificar las áreas donde se deben separa los interruptores para las lámparas para así evitar el encendido de lámparas de forma innecesaria, así como convenios con empresas específicas de la región o del país para la sustitución de las lámparas más eficientes y con menor consumo eléctrico y ambiental del mercado.

Por lo anterior, como se mencionó anteriormente para la educación superior se hace necesario replantear el papel de la universidad en la sociedad y la economía, ya que la visión del desarrollo sustentable en las Instituciones de Educación Superior se basa en la premisa de que ninguna de las áreas del conocimiento se encuentra al margen de la problemática ambiental y de esta nueva visión. Por lo que los estudiantes de hoy tendrán una gran influencia en el estado futuro del ambiente, lo que hace que la incorporación y la institucionalización de los temas de sustentabilidad en la educación sea de gran relevancia; por lo que el reto para las universidades es alto: ya que la integración de perspectivas y el concepto de sustentabilidad hace que el pensamiento holístico y sistémico sean necesarios dentro de ellas y de sus esquemas (Zsóka, Szerényi, Száchy and Kocsis, 2013).

Haciendo énfasis que en el campo de la educación ambiental, los resultados deseados y los impactos de los programas en contextos formales y no formales son a menudo algún tipo de conocimiento, actitud, valor, habilidades y comportamientos relacionados con el ambiente (Ardoin, DiGiano, Brundy, Chang, Holthuis and O´Connor, 2014), de ahí la importancia de entender las actitudes y el comportamiento de los estudiantes hacia el ambiente y el encontrar formas efectivas de influenciar este comportamiento a través de la educación (Zsóka, Szerényi, Száchy and Kocsis, 2013).

Es así que la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji en su compromiso con la sustentabilidad como punto focal de la Carta de la Tierra en el estado de Hidalgo y como uno de los mayores centros educativos en la Región se ha propuesto el estructurar un Programa de educación ambiental no Formal con el cuál pueda contribuir a modificar los valores, comportamientos, conocimientos y actitudes ambientales, es decir, la cultura ambiental de sus estudiantes y personal administrativo en primera instancia y posteriormente influenciar a la población aledaña y de la región. Incursionando con ello en los compromisos nacionales en el marco del Decenio de la Educación para el Desarrollo Sustentable 2005-2014, donde el CECADESU impulsó la Estrategia Nacional de la Educación ambiental, dentro de la cual pretende integrar enfoques de sustentabilidad en los sistemas educativos a todos los niveles y modalidades.

Por tal motivo, se realizó el Programa de Educación Ambiental de ámbito No Formal, enfocado bajo el modelo de enseñanza basado en competencias, a partir del cual los sujetos que participen en el programa puedan tener un aprendizaje a partir de la reflexión, acción y la construcción de aprendizajes significativos, diseñado con un enfoque cognoscitivo constructivista, centrado en el sujeto.

El objetivo es brindar las herramientas necesarias para llevar el desarrollo de actividades enfocadas a temas ambientales prioritarios, entre ellos uno de los más importantes el consumo responsable de la energía y la utilización de energías alternativas para la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, que contribuyan a la formación de una cultura ambiental y energética dentro de la comunidad universitaria. Por tal motivo el programa está dirigido en primera instancia a los estudiantes, administrativos y profesores (de tiempo completo y de asignatura) de la institución; sin embargo, es importante resaltar que cada una de las lecciones y actividades que se han construido en el programa pueden ser acopladas para otras Instituciones de Educación Superior o para cualquier otra situación, actividad específica y más aún que pueda ser trasladada a la sociedad circundante de la universidad y a la sociedad en general para propiciar una cultura ambiental y energética en la misma, contribuyendo así a la adaptación al cambio climático.

Conclusión

El Programa de Educación Ambiental es de ámbito No Formal de la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, está enfocado bajo el modelo de enseñanza basado en competencias, a partir del cual los sujetos que participen en el programa puedan tener un aprendizaje a partir de la reflexión, acción y la construcción de aprendizajes significativos, promoviendo la reflexión sobre los conocimientos, ayudándole al sujeto a generar y resolver los conflictos cognitivos que se le presenten (Novo, 2012). Sin dejar de lado que la motivación y los intereses de los sujetos van de la mano para lograr los aprendizajes y difícilmente se logrará apropiar de un aprendizaje, por lo que a través del programa se han diseñado situaciones en las que el sujeto pueda vincularlas en su vida familiar, laboral o social. Trabajando en torno a problemas reales, con secuencias de actividades relativas (Pérez, 2000), llevando acabo el análisis de estas problemáticas, para encontrar en ello la posición del sujeto dentro del problema y llevar a la reflexión. De tal forma de que cada uno de los sujetos que haya participado en este programa pueda tener una visión contextualizada a la realidad a la situación de la Región Tula-Tepeji  en la cual se ubica la universidad, de la situación nacional  y global, teniendo que al final él mismo pueda extrapolarlo a cualquier situación que se le presente; para que al final el sujeto sea formado como un ser humano flexible, adaptable, reflexivo y trascendente, promotor de cambios en su interior primeramente, en el entorno de la Universidad y en cualquier ámbito donde se encuentre (social, familiar o laboral), a través del desarrollo de habilidades, valores y actitudes pro-ambientales.

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[a] Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, Hidalgo, Programa de Nanotecnología, victoralfredo.nolasco@uttt.edu.mx

[b] Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, Hidalgo, Programa de Ingeniería Ambiental, sergio.tejeda@uttt.edu.mx

[c] Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji, Hidalgo, Programa de Ingeniería Ambiental, ORCID 0000-0002-8967-9608, sonia.hernandez@uttt.edu.mx