El último adiós
Resumen
A lo largo de la vida establecemos lazos de afecto con la gente que nos rodea, la muerte no puede destruirlos por completo, es por eso que los seres humanos señalan y adornan los lugares donde reposan sus seres queridos. Es un póstumo homenaje que se expresa de distintas maneras en capillas, esculturas y lápidas que podemos ver en cualquier panteón o iglesia. En todas ellas se manifiesta la tristeza por la irremediable pérdida; los epitafios escritos en las tumbas son testimonio de un último adiós para aquellos que nos han precedido en ese viaje final. Las palabras expresan no solo el dolor por la muerte de un ser querido, sino que con frecuencia son muestras de agradecimiento y de la esperanza de un encuentro más allá de la muerte. Este trabajo presenta algunos de los mensajes grabados en lápidas del panteón de San Fernando de la ciudad de México; catalogado desde hace varias décadas como un museo, este cementerio se distingue por la belleza de muchos de sus monumentos funerarios y por la importancia de los personajes allí enterrados. También se presentan algunos de los mensajes labrados en lápidas del panteón de San Miguel ubicado en la ciudad de Tulancingo, Hidalgo. Varios de los monumentos funerarios de este campo santo han sido catalogados como históricos y son una muestra de la calidad y belleza que solían tener este tipo de construcciones aún en las pequeñas ciudades de provincia. Algunos de ellos tienen más de cien años, y a pesar de que la mayoría están muy deteriorados al haber estado expuestos a la intemperie por tanto tiempo y no recibir el cuidado adecuado, aún conservan dignidad y belleza. Todos ellos son testimonio de los lazos que la muerte no pudo romper, fueron dedicados a padres e hijos principalmente; una parte de ellos datan del siglo XIX y el resto pertenecen al siglo XX. Es una pequeña muestra de este arte funerario que se extingue día con día al imponerse nuevas formas para el descanso de los difuntos.